Este artículo es de Arina Ruble y se publicó originalmente en ruso en Novaya Vkladka el 7 de agosto del 2024. Una versión editada, traducida por Anastasia Pestova, se publicó en Global Voices con autorización.
¿Cómo ha cambiado la vida de las personas queer en las distintas regiones de Rusia tras la prohibición del «movimiento» LGBTQ+? ¿Qué es lo que temen y sueñan?
Todos los nombres fueron cambiados por razones de seguridad.
Música en la ciudad de Tomsk
Anya y Nastya son músicos que interpretan en bares y clubes de Tomsk. Se conocieron hace cinco años. En ese entonces, Anya sentía curiosidad por la comunidad LGBTQ+: “Siempre intentaba entender qué estaba mal con ellos, qué no funcionaba». Anya se enamoró de Nastya alrededor de un año después de que comenzó la invasión a gran escala a Ucrania de Rusia, pero reveló su sentir recién hacia mediados de 2023: “Logramos tener un noviazgo e incluso salir juntos antes de que la ley [que dice que la comunidad LGBTQ+ es una organización extremista] fuera aprobada”. La madre de Anya aceptó su relación, pero los padres de Nastya no saben nada sobre Anya.
Anya y Nastya no sienten seguridad en las calles de la ciudad y solo se abrazan en casa, cuando el hijo de Anya no los mira.
“Ya nos acostumbramos a mantener nuestros sentimientos en secreto», Nastya dice de manera franca, «Tengo mucho miedo de la persecución y de ir a prisión. Quiero libertad más que nada. Y también desearía que el hijo de Anya supiera de lo nuestro». Anya piensa contarle a su hijo cuando cumpla 10 años, ya que cree que a esa edad tendrá la madurez suficiente.
Así como Nastya, Anya no se quiere ir. En Tomsk, sus parientes la ayudan con su hijo, pero aún más importante, disfruta su trabajo: “Al fin hago lo que siempre quise en la industria de la música. No estoy lista para dejarlo».
‘Y puedes hacerle cualquier cosa a alguien invisible’
Ayan, de 34 años, es médico como sus padres. Viven en un distrito central y, según él, ofrecen apoyo y son liberales, en especial su madre. A los 14 años, Ayan descubrió que le gustaban los chicos. Sin embrago, en Buriatia, Ayan “no tenía ninguna opción” de conocer a alguien como él. Solo podía encontrar a alguien en línea.
Ayan vive y trabaja en Moscú. Sus vecinos y colegas no saben que es gay. Cree que es uno de los beneficios de vivir en una ciudad grande: “Se aburren el uno del otro y no les importa».
Ayan cree que la prohibición de las personas LGBTQ+ tiene como intención “sacar a la gente del campo de información, para hacerlos invisibles por completo». Y puedes hacerle cualquier cosa a alguien invisible.
Según Ayan, después de noviembre de 2023, el arte libre desapareció de su mundo. Le encantan las películas y las series, pero ya no se puede encontrar ninguna sobre la vida de los queer. Todo, incluso indirectamente relacionado a temas LGBTQ+, se ha esfumado de la agenda cultural.
Además, Ayan reparó en que ya no tiene futuro. Siempre quiso tener un hijo. Cree que “aunque Putin muera mañana” y la guerra termine, la actitud hacia la comunidad LGBTQ+ no cambiará.
‘Se vuelve aterrador aquí’
Mark tiene 21 años de edad y es un hombre trans. Vive en la región de Novosibirsk con sus abuelos, esposo y perro. Trabaja en una tienda local de tabaco, donde vende cigarros electrónicos: “Me prohibieron a mí, pronto, también prohibirán mi trabajo. En una coincidencia increíble».
Mark dice que siempre se identificó como hombre, pero su madre decidió ignorar la situación.
Un mes antes de que la comunidad LGBTQ+ fuera clasificada como organización extremista, Mark recibió un pasaporte nuevo con su nuevo nombre. Como lo describe, “Logré subir al último tren».
Antes de esto, él y su futuro esposo, de 19 años y también llamado Mark, recibieron asistencia médica que, hasta el 30 de noviembre de 2023, les permitía anotarse para una cirugía de reasignación sexual y una terapia hormonal. Ahora, esas asistencias no sirven “por la ley, no puedes recibir terapia hormonal ni tener cirugías». En consideración a todo, Mark, de 19 años, decidió no cambiar su pasaporte y permanecer como mujer de manera oficial para poder registrar su relación.
Bajo las normas de la ciudad, Mark no se ve extravagante; se parece a Daniel Radcliffe cuando interpreta a Harry Potter más que a un personaje llamativo. Cuando un reportero pregunta si los lugareños se han vuelto más agresivos luego de la aprobación de la ley, Mark responde que la gente del lugar siempre se ha inclinado en contra de las personas queer.
El Mark de menos edad habla con precaución y tristeza sobre cómo la hostilidad de la gente lo afecta profundamente. Trabaja con el Grupo Vyhod, que ofrece apoyo legal y psicológico a la gente de la comunidad LGBTQ+.
«Temo que seremos aplastados por las ruedas de la historia»
Heinrich y Tel son hombres trans. Han estado juntos cinco años y esperan casarse en algún momento. Ambos aún tienen sus nombres femeninos en su pasaporte.
Heinrich y Tel han experimentado violencia sexual de parte de familiares y han sufrido golpes y ataques. Heinrich trabaja como especialista en logística y Tel es doctor. Sus colegas no saben que son hombres trans y ninguno tiene contacto con sus padres.
Hace diez años, Heinrich creía que, con el tiempo, el casamiento de personas del mismo sexo sería posible en Rusia. Existían grandes comunidades LGBTQ+ y establecimientos que aceptaban a las personas queer en Moscú, y todo parecía estar más o menos bien.
Tel se siente diferente, desde que lo descubrió y se aceptó a si mismo, “no ha vivido ni un solo día en paz».
A pesar de su miedo, cansancio y desconfianza, ambos trabajan como voluntarios y ayudan a la gente queer con sus problemas del día a día y de salud, les dan refugio e inscripción, y absuelven consultas legales. “Sentarse a esperar que el clima mejore no es para nosotros. No puedo quedarme haciendo nada. Si no haces nada, nada cambiará», dice Heinrich.
“Temo que seremos aplastados por las ruedas de la historia, yo, mi esposo, y nuestros amigos”, dice Tel.
«Somos muchos y somos fuertes»
Violetta es una mujer transgénero. Comenzó su transición poco después del 30 de noviembre de 2023. Sin certificado médico, cirugía ni cambio de pasaporte, Violetta se mudó de la casa de sus padres, que no saben de su transición.
Por el momento, Violetta trabaja con sus colegas en un proyecto de medios para ayudar a las personas LGBTQ+ a proteger la seguridad de su información.
Luego de que Violetta reveló su identidad, muchos amigos dejaron de hablarle “en una semana”. La comunidad de gente como ella dio el apoyo necesario. “Somos muchos y somos fuertes”, dice Violetta, “a pesar de los intentos por detenernos».
Antes del 30 de noviembre de 2023, Violetta no estaba interesada en el activismo. La nueva ley la llevó a apoyar a su comunidad y asistir a quienes permanecían en Rusia. Ahora dirige auditorías de seguridad para organizaciones asociadas a minorías vulnerables.
Violetta añade, “El Gobierno puede dictar lo que quiera. Tal vez mañana prohíban las sandalias y digan que son una señal de la Organización Extremista de Usuarios de Sandalias, por ejemplo. ¿Y quién se opondrá? Nadie».
La lucha por el reconocimiento y el entendimiento agrava la tensión en sociedades donde el odio y el prejuicio dominan por sobre la tolerancia. Por no mencionar situaciones en las que el principal enemigo es el Estado. Casi todas las personas que aparecen en este artículo piensan dejar el país. Como Tel lo expresa, “Porque tengo miedo de vivir toda mi vida sin ser libre».