
Casa inundada tras las precipitaciones. Imagen de Bobbybopy en Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0 Deed)
Por Grace Kobare
Kenia ha tenido lluvias excesivas e inundaciones repentinas, en particular desde mediados de marzo hasta mayo de 2024. Las lluvias de marzo-abril-mayo (MAM) tuvieron como resultado precipitaciones intensas a lo largo de múltiples regiones del país de África Oriental, incluida la cuenca del lago Victoria, el Gran Valle del Rift, las zonas montañosas al este y al oeste del valle (la zona de Nairobi), las tierras bajas del sudoeste, la costa y el sector noroeste. Las lluvias provocaron daños graves en 42 de los 47 condados de Kenia, la capital Nairobi, Homa Bay, Kajiado, Mandera y Nakuru fueron los más gravemente afectados por las inundaciones.
En 2020, más de la mitad de los kenianos trabajaban en agricultura. Para el 10 de mayo de 2024, más de 16 000 hectáreas habían quedado sumergidas, y muchos agricultores quedaron sin sustento. Para el 29 de abril, las inundaciones habían interrumpido el comercio a través de diversos condados. La destrucción de los caminos y los puentes, junto con el cierre preventivo de las carreteras, impactó en las actividades diarias entre los condados.
El 14 de abril, el Gobierno anunció que los equipos rápidos de respuesta se pusieron en alerta para realizar reparaciones y mantenimiento, y asegurar la continuidad de los servicios esenciales, ya que se esperaban daños significativos en las carreteras, los puentes, en instituciones educativas, centros médicos y edificios residenciales. El 26 de abril, luego de desplegar más de 150 personas y mil voluntarios para ayudar en las inundaciones, la Cruz Roja de Kenia reportó que se sintió desbordada y solicitó asistencia de otras organizaciones.
Tal como informó Africanews, una gran dificultad que tuvieron los agricultores por la inundación, que comenzó a mediados de marzo, fue la rápida crecida de los niveles del agua. Esto dejó granjas inaccesibles y actividades agrícolas gravemente afectadas. Martha Waema, agricultora de Machakos, Kenia, espera que se le devuelvan 20 000 chelines kenianos (1500 dólares) de su inversión de 80 000 (613 dólares) en maíz, arvejas, repollos, tomates y col rizada. Sin embargo, sus esperanzas se han destrozado. Dijo que en sus 38 años en la agricultura, nunca tuvo pérdidas de esa magnitud. La destrucción afectó significativamente su seguridad económica, estabilidad y optimismo.
En marzo, la Autoridad Nacional de Gestión de la Sequía (NDMA) informó que cerca de 1,9 millones de kenianos necesitaban ayuda alimentaria debido a la lluvia torrencial que atravesaban. La NDMA solicitó donaciones alimentarias y transferencias monetarias desinteresadas, en particular para grupos vulnerables en zonas propensas a inundaciones.
Los efectos perjudiciales de las inundaciones en la seguridad alimentaria se hicieron cada vez más evidentes, el anegamiento generalizado causó estragos en la producción del cultivo. Las zonas agrícolas ubicadas a lo largo de muchos ríos se inundaron y esto produjo pérdidas significativas. Además, se perdieron más de 9000 cabezas de ganado y al menos 16 000 hectáreas quedaron sumergidas.
Las fuertes precipitaciones tuvieron consecuencias significativas en el sistema alimenticio de Kenia, lo que incitó a los expertos advirtieran sobre los inminentes cambios y la necesidad de tomar medidas proactivas.
Los expertos indican que para aliviar el impacto negativo de la erosión del suelo que causa la inundación, es crucial poner en práctica la gestión sostenible de la tierra.
John Mutunga, parlamentario de Tigania Occidental, que preside el Comité de Agricultura de la Asamblea Nacional, declaró que la saturación excesiva de agua puede impedir que las raíces respiren y entorpecer el crecimiento del cultivo, lo cual puede provocar pérdidas en la cosecha de este año. Agregó que la temporada prolongada de lluvias de este año «representa un desafío importante para nuestra producción agrícola». La erosión del suelo, que no solo agota su capa superior, también altera su estructura, comprometerá la producción a largo plazo.
Para ocuparse de esta situación, Mutungta recomienda que los agricultores adopten prácticas de conservación, como el bancal o andenería, y ubicar de manera estratégica franjas de césped para reducir la erosión y gestionar la escorrentía efectivamente. Para contrarrestar los efectos del anegamiento, que trae como consecuencia pérdida de minerales esenciales, lo que hace que los fertilizantes sean ineficaces y requiere una inversión adicional, Mutunga aconsejó a los agricultores que consideraran técnicas alternativas, como métodos orgánicos para restaurar los nutrientes del suelo y mantener la productividad.
De acuerdo con Africanews, como John Mutunga, Jane Kirui, funcionaria de agricultura del Gobierno del condado de Narok, enfatizó en la importancia del bancal y otras medidas, como cubrir la cosecha con plantas que crecen para proteger y mejorar la salud del suelo y evitar la erosión, como trébol, arvejas y centeno para mejorar la absorción del agua.
La Política de Gestión del Suelo Agrícola 2023 es clave para abordar ese tema. El jefe de la Secretaría de Agricultura, Paul Ronoh, señaló «la política proveerá una infraestructura para evaluar los suelos a través de las diferentes zonas ecológicas y determinar su contenido de nutrientes. También servirá como hoja de ruta para tratar el suelo y como guía de implementación de las intervenciones para mejorar la salud de la tierra». Esta política incluye funciones, como prácticas sustentables sobre la gestión del suelo, intervenciones específicas, como cubrir las cosechas, y el bancal para mejorar la absorción del agua y lineamientos para tratar la tierra con el fin de recuperar la fertilidad. Además, destaca la capacitación, la investigación y las prácticas sustentables para proteger los recursos de la tierra a largo plazo.
Mientras que la inundación de marzo-abril-mayo (MAM) expuso la poca preparación que tiene Kenia para el desastre, también destaca la necesidad urgente de una gestión sostenible del terreno y una mejora en los pronósticos; todavía está por verse si las estrategias de mitigación y sostenibilidad que proponen los expertos se implementarán para manejar mejor futuros escenarios de precipitaciones intensas.