Esta historia de Sonia Awale se publicó originalmente en Nepali Times. Publicamos una versión editada y abreviada en virtud de un acuerdo de para compartir contenido con Global Voices.
A las 09:00 horas exactas del 16 de agosto, un terremoto de magnitud 4,5 sacudió Xizang, en la planicie tibetana. Cuatro horas después, a 65 km en Nepal, estalló un lago glacial que liberó una cascada destructora a su paso.
No es seguro que el temblor cercano causara el estallido del lago: este incidente podría haber sido provocado por una avalancha en la cresta sur del monte Tengi Ragi Tau que cayó en el lago, o por las fuertes lluvias monzónicas que hubieran causado el derrumbe de una morrena.
En cualquier caso, el agua de deshielo se vació en otro lago más abajo, y desencadenó un flujo de escombros que devastó el valle hasta el pueblo de Thame. Por suerte, ese viernes, los niños habían vuelto de la escuela temprano y los habitantes tuvieron tiempo de ponerse a salvo cuando oyeron el estruendo que se acercaba. No hubo víctimas mortales.
Thame no tuvo tanta suerte el 4 de agosto de 1985, cuando un lago aún mayor del valle adyacente de Dig Tso se desbordó después de que le cayó una avalancha. La riada arrastró a 12 personas, destruyó una planta de energía hidráulica recién construida y arrasó una parte de la vía al Everest.
El glaciólogo Tenzing Chogyal Sherpa recuerda cuando su madre le dijo que su casa en Namche Bazaar se había salvado por estar construida en una zona alta.
«Pero también nos dijo que con los caminos destruidos, la comida y los suministros no podían llegarles. En cierto momento, la familia tuvo que sobrevivir a base de patatas podridas», recuerda Sherpa, que trabaja en el Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de las Montañas (ICIMOD), que vive en Katmandú y usa teledetección para rastrear incidentes causados por el clima en el Himalaya.
Sherpa dijo que la inundación de Thame de fines de agosto había sido un recordatorio del peligro inherente a vivir en las montañas, un riesgo significativamente magnificado por el actual cambio climático.
«Al sur tenemos Lumding Tso, un lago glaciar potencialmente peligroso que también vierte en el río Dudh Kosi, y al oeste, en Rolwaling, está Tso Rolpa, un lago que ahora mide 3 km. Y al norte, Dig Tsho, que reventó en 1985″, cuenta Sherpa
«Enfrentamos uno de los peores desastres desde la inundación de Dig Tso. Es una llamada de atención, no solo para quienes vivimos en la región de Khumbu, sino para que todo el Himalaya reflexione sobre sus costumbres, encuentre alternativas que reduzcan los riesgos y explore medidas para protegernos», añade.
La inundación de Thame fue un pequeño desastre comparada a la que destruyó la estructura de captación de agua del embalse de Melamchi en 2021, la gran inundación de Sikkim de 2023 o el flujo de escombros que asoló el poblado de Kagbeni en el distrito de Mustang, en el Himalaya. Todos fueron causados por desbordes de lagos glaciares o derrumbes de morrenas causados por lluvias extremas.
Anil Pokhre, de la Autoridad para la Reducción y Gestión de Riesgos de Desastres Nacionales (NDRRMA), voló a Thame la mañana del 17 de agosto para inspeccionar los glaciares situados sobre la localidad. Pokhre confirmó que dos de los cinco pequeños lagos glaciares debajo de Tashi Lapcha habían causado la inundación. Los datos recogidos por satélite muestran que hasta hace dos años, solo había cuatro lagos.
A lo largo de la cordillera del Himalaya hay hoy cientos de nuevos lagos glaciares que ni siquiera tienen nombre. En Nepal, los 20 más peligrosos están situados en el centro y el este del país, pero en China hay decenas de lagos crecidos que desaguan en afluentes de ríos que fluyen hacia Nepal, como el Bhote Kosi, el Arun y el Tama Kosi.
Algunos de estos lagos son tristemente célebres por su volumen, la velocidad a la que se expanden y el peligro potencial que suponen para las poblaciones ubicadas aguas abajo, como Tso Rolpa, Imja Tso y Thulagi.
Pero la riada de Thame y otras, como el desborde del lago Nare al pie de la cordillera de Ama Dablam en 1977, muestran que incluso los lagos más pequeños pueden causar enormes daños.
Hasta una inundación relativamente modesta puede ser muy dañina río abajo. El flujo de escombros bajó velozmente por el cauce, y destruyó un puente valorado en 80 millones de rupias (unos 596 000 dólares) sobre el río Dudh Kosi en Okhaldhunga. La mayoría de pueblos de las orillas habían sido evacuados, por lo que no hubo víctimas. Si el flujo hubiera sido mayor, habría puesto en peligro grandes proyectos de energía hidráulica en el mencionado río.
Thame se ubica en una elevación de 3840 m, pero Anil Pokhre, de NDRRMA, dice que le sorprendió el calor que hacía allí esa semana. «Parecía Katmandú», afirmó. «Y las imágenes por satélite muestran un deshielo acelerado río arriba en el último mes, lo que podría haber llevado a la rotura en cascada de los dos lagos».
En su informe preliminar sobre Thame, Polhrel señala que la estación de control de precipitaciones de Forsey, cercana al punto de desbordamiento glaciar, registró un total de 65 mm de lluvia diarios:
On August 16th, the temperature rose to a maximum of 15.9°C. On the same day, at the Rakhuwabazar Precipitation Monitoring Station in Khotang district near the Dudh Kosi River, the water level rose from 4.29 meters at 5:10PM to 5.53 meters at 5:40PM.
El 16 de agosto, la temperatura subió a un máximo de 15,9º C. El mismo día, en la estación de control de precipitaciones de Rakhuwabazar, en el distrito de Khotang, cerca del río Dudh Kosi, el nivel del agua subió de 4,29 m a las 17.10 horas a 5,53 a las 17.40 horas.
Los desbordes de lagos glaciares y los flujos de escombros van a ser cada vez más destructivos y frecuentes en Nepal en los próximos años, y se convertirá en un hecho vital. El riesgo sísmico propio del Himalaya se añade a los peligros causados por el cambio climático.
Las comunidades y los Gobiernos locales no tienen otra opción que adaptarse, instalan sistemas de detección temprana, planean esquemas descentralizados de energía hidráulica más pequeños, trasladan asentamientos e infraestructura a mayor altura y ratrean detalladamente los riesgos.
«Thame nos ha demostrado que no podemos depender solo del rastreo por satélite, y que la observación en el lugar es esencial en un país con una topografía y un clima tan diversos como el nuestro», dice Sherpa. «Hay más de 50 000 glaciares en la región del Himalaya, y no hemos estudiado ni el 1%».
A pesar de la falta de datos tomados sobre el terreno, ha habido considerables avances en tecnologías de detección remota que han ayudado a llenar este vacío de datos, y a entender la cambiante criósfera. El informe de ICIMOD muestra que la pérdida de masa glaciar se ha incrementado un 65% en las últimas décadas, y advierte que el riesgo de inundaciones podría incrementarse mucho más en el próximo siglo.
Como muchos ríos de Nepal son transfronterizos, también es urgente un mecanismo de detección temprana bilateral con China. A causa de la escala del peligro, Nepal necesita recursos de la comunidad internacional para adaptarse, además de reparaciones de pérdidas y daños para enfrentarse a riesgos futuros.
Tenzing Chogyal Sherpa es cofundador de una campaña global de concienciación llamada #SaveOurSnow («Salvemos nuestra nieve») que da a las comunidades locales representación para luchar contra los riesgos vinculados al clima.
Gracias a la campaña #SaveOurSnow, Sherpa espera que las comunidades del Himalaya puedan atraer la atención internacional sobre los monzones extremos, manantiales que se secan, sequías invernales y olas de calor para que puedan adaptarse y sobrevivir. Sherpa dice:
As glaciers melt and lakes expand, disasters like Thame will be more frequent, we have to adapt. We need to tell our stories to the world, even as they continue to debate on the topic, we are already facing the brunt of it without having caused it ourselves. At local levels, we have to get back on our feet and prepare for what's coming.
Conforme los glaciares se fundan y los lagos se expandan, desastres como el de Thame serán más frecuentes, y tenemos que adaptarnos. Debemos contar nuestras historias al mundo, aunque se sigue debatiendo el tema, ya estamos enfrentando su embate sin haberlo causado nosotros. En el ámbito local, tenemos que recuperarnos y prepararnos para lo que viene.