Probé terapia en línea en Uganda, ¿esta alternativa para la salud mental es accesible para todos?

Ilustración de Minority Africa, usada con autorización.

Esta historia es de Hellen Kabahukya, y se publicó originalmente en Minority Africa el 6 de septiembre de 2024. Publicamos una versión abreviada como parte de un acuerdo de colaboración compartida.

Es un jueves por la mañana, y decidí ser vulnerable a través del teléfono. Por primera vez, opté por la terapia en línea. A diferencia de la manera tradicional de terapia que usaba antes, en la que me reunía con un terapeuta en persona, escogí hacerlo anónimamente.

Mental Health Uganda (MHU) fue la opción recomendada. El pánico me invadía a medida que marcaba el número gratuito. Mientras entraba la llamada, escuché una melodía que me relajó del miedo que sentía. El teléfono sonó al menos 30 segundos antes de que un caballero contestara. La pregunta que tenía en mente era, ¿cómo funciona esto?

Tras contestar la llamada, el hombre se identificó como David y pidió que me presentara. Me aseguró que la llamada era confidencial y que mi información no se divulgaría fuera de nuestra llamada. Continuó contándome que la sesión suele ser de 45 minutos, o una hora como máximo.

Por primera vez en mucho tiempo, le conté a alguien lo que guardaba en mi interior. Hablamos sobre mi duelo, mis relaciones y las actividades diarias. Yo hablé la mayor parte del tiempo y David escuchaba en silencio.

“¿Te gustaría hablar sobre los asuntos acerca de la muerte de tu padre y cómo eso te hizo sentir?”, preguntó David.

Algo en su voz me hizo sentir que podía abrirme, y luego comencé a hablar sobre temas que habían estado enterrados en mi mente por mucho tiempo.

Yo leo los rostros, por lo que siempre estoy consciente de las reacciones de la gente cuando hablo. Con el consejero al teléfono, no me preocupaba que me juzgaran, y a menudo me preguntaba cuando necesitaba aclaraciones, lo que me aseguraba que estaba escuchándome.

Al terminar, me dio recomendaciones y algunas ideas para reflexionar como preparación para nuestra siguiente conversación de la siguiente semana.

La teleterapia y Mental Health Uganda

La teleterapia es un nuevo tratamiento en Uganda que recién ganó impulso durante el periodo de COVID-19.

Son varias las organizaciones, incluida Mental Health Uganda, que ofrecen este servicio. Esta organización ha ofrecido servicios de salud mental por cerca de 27 años.

“Elaboramos la idea 2018, pero la implementamos totalmente en 2021 durante el confinamiento de COVID-19, al enterarnos que muchas personas necesitaban ayuda, pero no podían reunirse físicamente», explica Geraldine Kauma, funcionaria de comunicaciones de Mental Health Uganda.

Nanteza Teopista tiene 26 años y vive con VIH/sida. Cuando fue  la diagnosticaron con la enfermedad, en lo primero en que se registró fue orientación, pero aún luchaba con ideas suicidas.

Durante dos años, ha tenido y dejado la terapia. Teopista se reúne con su terapeuta una vez al mes, y a veces, cuando se siente abrumada, programa una reunión en línea.

“En realidad, prefiero usar la terapia en línea cuando se trata de una nueva persona. Siento que es más seguro y anónimo, pero con la terapeuta que he tenido los últimos dos años, prefiero reunirme en persona; creo que me analiza mejor cuando me están viendo», explica Teopista.

El estado de los problemas de salud mental en Uganda

La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas enfrentar el estrés de la vida, ejecutar sus habilidades, aprender bien y trabajar correctamente, y contribuir a su comunidad.

Los trastornos mentales varían y se presentan en distintas formas. Estos incluyen depresión y ansiedad,  bipolaridad, trastornos de la personalidad, esquizofrenia y otros trastornos neurológicos y de desarrollo, como el autismo.

“A no ser que cuenten con diagnóstico, muchas personas viven su vida con problemas salud mental, y el estigma que rodea los problemas mentales les impide buscar la ayuda que tanto necesitan”, explica la doctora Hafsa Lukwata, comisario interino de salud mental y control de abuso de sustancias del Ministerio de Salud.

En Uganda, los problemas de salud mental van más allá de las estadísticas, e impacta a personas, familias y comunidades profundamente. El alcance de las condiciones de salud mental supera el promedio global, existe una parte significativa de la población que experimenta estas complicaciones entre los 11 y 24 de edad.

El 87% de la población de Uganda vive en zonas rurales, y existen 28 centros psiquiátricos con internamiento en el país, y solo un hospital psiquiátrico de referencia. Más del 60% de los centros están cerca de la capital, Kampala. Por lo tanto, quienes viven en zonas rurales tienen poco acceso a atención de salud mental.

Según los informes de profesionales de salud mental de Uganda, el 35% de los ugandeses tiene una enfermedad mental, y el 15% requiere tratamiento.

“El trastorno mental más común que hay en Uganda es la depresión y la ansiedad. Estos son tratables, pero lo complicado es que la mayoría de los ugandeses no cree en buscar ayuda», explica Moses Mpanga, psicólogo clínico y fundador de MIND Nest Uganda (MNU).

Por desgracia, el estigma que existe alrededor de la salud mental empeora la situación, y deja a los afectados aislados, avergonzados, y reacios a buscar la ayuda que necesitan.

“Aparte de los graves síntomas que puede presentar un paciente, lo que representa un peligro para ellos o quienes los rodean, y en este caso, nos fijamos en ideas o pensamientos suicidas, esquizofrenia. En muchas ocasiones, los pacientes requieren terapia o métodos de tratamientos externos”, relata la doctora Lukwata.

No es una bala de plata

La práctica de teleterapia aún está creciendo en Uganda. Le permite a las personas recibir servicios de terapia y consejería de profesionales licenciados a través de videoconferencias, llamadas telefónicas o mensajes en línea.

“La teleterapia da una alternativa conveniente y accesible a la terapia tradicional presencial, en especial para quienes puedan tener dificultades para acceder a este tipo de terapia, como la distancia geográfica, las limitaciones físicas o conflictos con los horarios», explica Lorna Nakabuye, fundadora de Kampala Counselling Services.

Según Afsan Mirza, consejera privada de salud mental, las personas a quienes ha atendido por teléfono prefiere este método antes que las reuniones físicas porque no tienen el miedo de que alguien se entere y los estigmatice.

Muchos consejeros también se percataron de que las mujeres están más interesadas en la terapia presencial y prefieren tener una relación cercana con su terapeuta, mientras que los hombres prefieren permanecer anónimos y, por lo tanto, prefieren la teleconsejería.

A pesar de que la teleconsejería tiene una gran oportunidad de ser otra meta que permita acceder a tratamientos para la salud mental, el costo aún es una complicación para muchos ugandeses que necesitan el servicio.

“El costo para acceder a terapia está entre los 50 000 chelines (13.44 dólares) a los 300 000 chelines (80.65 dólares), y la sesión es de máximo una hora, dependiendo de dónde se preste el servicio. Eso es bastante costoso para quien deba ver a un profesional dos veces por semana o más», explica Teopista.

Esto también excluye a quienes no pueden pagar terapia en general. Las organizaciones que ofrecen el servicio gratuito de todas maneras tienen que cobrar los gastos a los proveedores, lo que genera que sea un servicio costoso de brindar. Una organización, que pidió no dar su nombre, reparó en que el costo de atender a un cliente por teléfono era el mismo que atender a cuatro personas presenciales.

Además, solo el 63.8% de los ugandeses tiene acceso al teléfono, pues la mayoría del país vive en zonas urbanas. Esto significa que muchos ugandeses no tienen acceso a este tipo de tecnologías y por eso, puede que se les dificulte acceder a estos servicios.

La teleterapia siempre me pareció inservible; después de todo, ¿por qué pagar para llamar a un terapeuta si puedes simplemente llamar a tu mejor amigo? Además, como soy emotiva, siempre preferí la terapia presencial. La única diferencia es que, así como me sucede con mi amigo, evitaría sar información que hiciera que me juzgaran.

Aún así, con la teleterapia, ese era el menor de mis temores; incluso mi nombre era falso, era como escribir una historia anónima en Reddit. Y a fin de cuentas, recibía la misma atención y cuidado que en una terapia presencial.

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