Este texto de Wérica Lima, se publicó originalmente en el sitio web de Amazônia Real el 6 de septiembre de 2024. Global Voices los reproduce con ediciones en virtud de un acuerdo para compartir contenido.
Hace 14 años que el Amazonas no tenía tantos focos de calor como los 38 000 registrados en agosto de 2024. El número representa un aumento de 120% en relación con el total de 2023, que había estado marcado por fuego y humaredas intensos por todo el estado.
El municipio de Apuí, en el sur de Amazonas, fue el que tuvo más quemas en la Amazonía Legal en el período, concentró 9,2% de esos registros en el bioma, es decir, 3769 focos. En el escenario nacional, la Amazonía detiene el 50% de los focos de calor, seguido de Cerrado (31%) y de Mata Atlántica (9%), que atrae la mancha de humareda presente en todo el territorio nacional. Los datos fueron retirados de la plataforma BDQueimadas.
El 9 de septiembre, más de la mitad de las ciudades brasileñas tuvieron alertas por la calidad del aire. La baja humedad de esa época se sumó a la humareda de las quemas que llegó hasta el estado brasileño más austral, Rio Grande do Sul, a más de 4500 kilómetros de Amazonas.
Según datos de BD Queimadas, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), solo el municipio de Apuí registró 2267 focos en agosto, lo que corresponde al 58% del acumulado en el año. Apuí solo pierde en la clasificación nacional ante el municipio de Corumbá, en Mato Grosso do Sul, que registró 626 focos o más.
Las perspectivas para los próximos meses son preocupantes, según Heitor Pinheiro, analista de geoprocesamiento que trabaja en el Observatorio de BR-319, red de organizaciones de la sociedad civil que actúan en una de las regiones más afectadas.
“La tendencia es de aumento de los focos en septiembre, principalmente en la región metropolitana de Manaos. Otras regiones también pueden verse afectadas, ya que muchas familias usan el fuego para preparar zonas rurales [quema da tierra para plantar]”, dijo Pinheiro.
Hasta inicios de septiembre, Amazonía Legal registró un aumento de 109% de focos de calor en relación con el mismo período de 2023. Las cinco ciudades que lideraron la clasificación de quemas de 2024, según el INPE, están Amazonas y Pará: São Félix do Xingu (9,9%), Apuí (8,8%), Novo Progresso (8,2%), Altamira (8%) y Lábrea (7,3%).
Históricamente, septiembre suele ser el mes con más quemas en la mayor parte de la Amazonía brasileña. Pero el inicio temprano de la temporada seca trajo preocupaciones. “Si la estación seca comenzó tan pronto ese año, ¿es que la temporada de quemas también será más larga?”, pregunta Erika Berenguer, especialista en impacto del fuego en la Amazonía e investigadora de las universidades de Oxford y Lancaster, en el Reino Unido.
Para Heitor Pinheiro, el escenario puede prolongarse, pues las quemas afectan también a países vecinos, principalmente Bolivia y Paraguay.
Paisaje inflamable
Desde inicios de 2024, el número de focos de calor ha batido récords en meses atípicos. “Cuanto más tiempo dure la estación seca, más reseca está la selva, y con eso hay más opciones de que el fuego logre [propagarse]”, explica la investigadora Berenguer.
Una zona más preocupante es la llamada frontera do deforestación, entre los estados de Amazonas, Acre y Rondônia (Amacro), donde la selva es extremamente inflamable.
Berenguer explica que es esencial diferenciar los focos de calor, ya que no siempre indican incendios forestales. La mayor parte ocurre en zonas de pasturas, donde hay actividad agropecuaria. La deforestación, anterior a los pastizales, ocurre en zonas vírgenes. Las imágenes satelitales muestran que esa actividad sigue el “arco de la deforestación”, según se observa Amazônia Real.
“El fuego es una herramienta de deforestación, igual que el tractor. Después de derrumbar la selva, se usa el fuego para limpiar la zona e plantar césped para el ganado”, complementa la investigadora.
Por la plataforma SERVIR Amazonia, de la NASA, se puede observar que la cantidad de focos de calor, en su mayor parte, viene de quemas de pastizales, representadas en azul. Las zonas rurales aparecen en amarillo, y la deforestación está en rojo.
El Niño con más impacto
Se señala a El Niño como el principal causante de la sequía en la Amazonía en 2023 y de las quemas en 2024, pero simultáneamente con el calentamiento por encima de lo normal del océano Atlántico. Por su parte, Berenguer destaca que en 2015, durante El Niño Godzilla, un hecho que fue más intenso, el impacto fue menor. Según dice, el cambio climático es el principal responsable por los extremos registrados en los últimos dos años.
“Ya hubo un aumento de la temperatura de cerca de 1.5 grados, entonces si se añade El Niño, todo se verá exacerbado”, afirma Berenguer.
Actualmente, la región amazónica vive un período neutro, sin influencia de manifestaciones, pero aún así, la selva siente los efectos de la sequía de 2023.
Para quien vive en la región afectada, por todos lados hay humaredas y fuego. El padre Éder Carvalho Assunção, coordinador de Pastoral en la ciudad de Lábrea, constata la destrucción por donde va. Y no es de ahora.
La situación se intensificó desde el inicio del gobierno de Jair Bolsonaro, en 2019. La navegación se vio perjudicada por el bajo nivel de las aguas, y no hubo acciones suficientes de combate a los incendios ni a la deforestación, según el religioso, porque falta una valorización de los servidores ambientales.
“La política del fuego es la política del agro”, dice el padre, y recuerda que los Gobiernos estatales de la región Amacro son de tendencia de derecha y alineados con el pensamiento rural.
Lábrea, el segundo municipio con más quemas de Amazonas en 2024, tiene una humareda densa que impide ver quién pasa por los ríos de Amazonas. Aún así, a fines de agosto, la ciudad hizo la “Fiesta del Sol”, con una multitud aglomerada bajo la “neblina” blanca del humo de las quemas.
El alcalde Gean Campos de Barros (MDB), candidato a la reelección, llamó a la población a la fiesta en un vídeo publicado en Instagram, sin mencionar el humo ni medidas de prevención.
Amazônia Real envió preguntas al alcalde, como medidas de protección a la salud de la población contra la contaminación de las quemas, acciones para combatir los incendios forestales y si había planes de cancelar el espectáculo. No hubo respuesta.
Heitor Pinheiro, que además de especialista en geoprocesamiento es brigadista forestal, cuenta que aún con el desmantelamiento de los órganos ambientales, hubo un avance en la formación de las nuevas brigadas, principalmente con el apoyo de instituciones privadas y del tercer sector. Citó el trabajo que se desarrolla en Amazonas, donde se crearon y estructuraron brigadas voluntarias y comunitarias. Sin embargo, el problema es aún mayor que la solución.
“Hay más focos de incendio que hombres en el campo”, dice.
Qué dicen las autoridades
El Gobierno de Amazonas informó que desde el 5 de julio está vigente el decreto de Emergencia Ambiental en 22 ciudades en el sur del estado y de la región metropolitana de Manaos. Por esa norma, cualquier práctica de fuego está prohibida.
El gobernador Wilson Lima solicitó recursos al Ministerio de Ambiente y Cambio Climático para alquilar aeronaves, comprar vehículos equipados para combate el incendio, bombas de agua, alquilar camiones bombas y enviar brigadistas del programa Prevfogo (Centro Nacional de Prevención y Combate de Incendios Forestales).
“Actualmente, casi el 75% de los focos de calor registrados en Amazonas y destruidos por los equipos estatales están en zonas de responsabilidad federal. Otro 17% están en vacíos cartográficos”, dice el texto de la Secretaría de Comunicación del Gobierno de Amazonas.
El texto presentado a Amazônia Real dice que la Operación Acero 2024, iniciada en junio, combatió más de 11 500 focos de incendio.
Hasta la publicación, el Gobierno de Amazonas no respondió otras preguntas específicas que se le envió para el reportaje.