China expande su industria de vehículos eléctricos: Revolución ecológica y demandas ambientales en Asia Central

Vehículos eléctricos BYD Han y Xpeng P7. El fabricante chino de automóviles Xpeng planea aumentar su inversión en vehículos ecológicos en Asia Central. Imagen de Wikipedia (licencia CC BY-SA 4.0).

La floreciente industria de vehículos eléctricos (VE) de China avanza significativamente en Asia Central, región que depende históricamente en la tecnología automotriz y los combustibles fósiles. En julio, durante la visita del líder chino, Xi Jinping, a Tayikistán, enfatizó en la necesidad de colaboración en la industria de autos eléctricos. Dos de las empresas de VE más grandes de china, Xpeng y Li Auto, anunciaron recientemente sus planes para apuntar a los mercados emergentes de Asia Central y el Medio Oriente. Los medios estatales de china aclaman las exportaciones de estos vehículos como una señal de amistad y colaboración entre China y Asia Central.

Sin embargo, los expertos advierten que la expansión China en materia de VE puede tener un impacto ambiental a corto plazo, en especial en Asia Central. Esta región es rica en minerales esenciales para la producción de VE pero su gran consumo de energía aún depende de los combustibles fósiles.

Panorama energético de Asia Central: Dependencia en combustibles fósiles

China lidera la transición global hacia vehículos eléctricos, principalmente porque desde hace décadas invierte y construye las bases de su producción, la capacidad y la infraestructura en el sector de tecnologías verdes. Su planteamiento integral incluye una capacidad de producción firme, inversiones importantes en tecnologías de baterías, educación y entrenamiento intensos y un apoyo constante del Gobierno.

Estas inversiones crearon un problema de sobrecapacidad, como informan numerosos investigadores y economistas internacionales que dicen que la tecnología verde de China superó su capacidad de producción y la oferta excede a la demanda global. Fuentes autorizadas y medios chinos niegan estas afirmaciones, las califican de “calumnias”. Aún así, el país apunta a mercados extranjeros al buscar potenciales clientes. Este acercamiento tuvo sus frutos ya que, a pesar de las tarifas altas que Estados Unidos y Europa impusieron para tratar de frenar la expansión de los VE, China se acredita cerca del 60% de las ventas de VE a nivel mundial.

Mientras que los VE se vuelven una opción de transporte cada vez más atractiva para el mercado global, el impacto ambiental de esta industria en Asia Central no es el mismo. El consumo de energía en esta región depende principalmente en los combustibles fósiles, en especial en Kazajistán y Uzbekistán. En 2021, el 67% de la energía producida en Kazajistán provino del carbón. En Uzbekistán, la producción de carbón aumentó en los últimos dos años hasta un 40%.

“(Los VE chinos) son rentables. Reducen la demanda de productos derivados del petróleo, una parte se importa de Rusia y son la tendencia futura», comenta Laurent Ruseckas, analista de S&P Global Commodity Insights, a Global Voices. “Pero en el corto plazo, no son la gran ayuda para reducir la huella de carbono como se pensaría. La energía eléctrica en Asia Central está lejos de reducir su huella de carbono». Kazajistán tiene el carbón más barato del mundo y, a pesar de que el Gobierno estableció sus metas de transición a las energías verdes siguiendo el ejemplo de otros países de la región, incorporar esas energías implica inversiones significativas.

Colaboración regional con los VE

Kazajistán y Uzbekistán se han convertido en el eje de los vehículos eléctricos para China. Kazajistán es su principal socio comercial y ha solicitado mayor colaboración con los VE y los minerales esenciales. En Uzbekistán, la empresa líder BYD comenzó a producir nuevos vehículos en una fábrica uzbeka, en su primera fábrica en Asia Central. BYD tiene planes ambiciosos para aumentar la producción de VE en Uzbekistán a medio millón unidades al año.

El BYD Song Plus EV. Uno de los vehículos eléctricos más populares de la región. Imagen de Wikipedia (licencia CC BY-SA 4.0).

A pesar de la popularidad en auge de los VE, estos vehículos, en comparación con los vehículos a gas y combustibles, representan apenas el 0.11% en Kazajistán. Hasta ahora, el líder de la región es Uzbekistán con un 5.7% de vehículos eléctricos.

Algunas preocupaciones recaen en la demanda eléctrica que requerirá usar VE, lo que puede aumentar las emisiones porque la mayoría de la energía generada en la región proviene del carbón. Numerosos estudios e informes han desmitificado este temor.

Estudios de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido y Nijmegen en Países Bajos demuestran que los vehículos eléctricos todavía son más ecológicos que los vehículos de combustibles hasta en un 95% del mundo, incluso en aquellos vehículos cuya energía proviene principalmente del carbón. Sin embargo, los beneficios de la transición a los VE podrían no ser aprovechados si la red eléctrica que utilizan se basa en carbón y si al mismo tiempo, no se amplía la capacidad de energía de un país.

Para fomentar esta transición, Uzbekistán se ha comprometido a producir un 30% de su energía de fuentes solares y planea construir estaciones de energía eólica y energía solar con capacidad de ocho gigawatts para 2030, gracias a inversiones extranjeras. Pero este camino verde ya enfrenta algunas dificultades, puesto que los inversionistas occidentales no están seguros de invertir en Uzbekistán por la falta de regulaciones y protecciones a las inversiones, según fuentes cercanas a las inversiones extranjeras uzbekas, que brindaron información a Global Voices en calidad de anónimos.

Mayor demanda de minerales por la expansión de VE

Además de la venta de VE a Asia Central, China también entra en las fuentes altas en recursos minerales de la región en búsqueda de níquel, cobalto y litio, que son minerales esenciales para la fabricación de las baterías de estos vehículos. En Kazajistán, por ejemplo, las inversiones chinas fueron importantes en la infraestructura minera para poder abastecer las necesidades de producción de los VE y sus baterías.

Durante su visita a Kazajistán, el líder chino Xi Jinping prometió fomentar el crecimiento y la cooperación respecto a las energías renovables y los minerales esenciales. En 2o23, Kazajistán accedió a colaborar con China y su principal productor de metal, Zijin Mining Group, para poder desarrollar su tecnología minera.

Además de litio, Kazajistán tiene grandes reservas de cobre, también esencial para fabricar baterías. El país está entre los primeros 15 países mundialmente conocidos por sus grandes reservas de cobre. En 2023, China y Kazajistán firmaron un memorándum para colaborar en la producción de energías limpias en Zhezkazgan, la mina de cobre más importante de Kazajistán.

Esta actividad minera complica aún más la transición energética del país porque este tipo de minería tiene un impacto ambiental alto y, además, afecta negativamente la salud y la calidad de vida de los trabajadores y las poblaciones cercanas.

Durante décadas, Zhezkazgan ha sufrido degradación ambiental y mala salud de los pobladores por al impacto de la minería del cobre. En general, los números de mortalidad por cáncer y enfermedades respiratorias son mucho más altos que las estadísticas promedio de Kazajistán. Las nuevas inversiones chinas en la industria del cobre de la región no parecen tener en cuenta las preocupaciones de los lugareños sobre la calidad del aire y el agua, o las condiciones laborales, según Yipeng Zhou, que estudia la historia de la minería en Eurasia Central.

La reducción de la huella de carbono en la región y su transición a las energías limpias requiere aumentar el desarrollo de los vehículos eléctricos, un mercado dominado por China. Sin embargo, la expansión de la industria china de VE representa un amenaza para los recursos naturales de Asia Central, donde las prácticas mineras han puesto en riesgo la salud de los lugareños y el ambiente de la región.

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