Contar la historia de Ucrania de forma que mantenga interesado al público no ucraniano tras dos años y medio de invasión a gran escala y de “fatiga ucraniana” generalizada entre los medios de y los donantes extranjeros no es poca cosa. Sin embargo, los acontecimientos fuera y dentro del país, como la última ocupación de Kiev de partes de la región rusa de Kursk o la intervención militar ucraniana en Mali, indican que la guerra sigue teniendo repercusiones en todo el mundo.
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Para comprender la importancia mundial de Ucrania, Global Voices conversó con Peter Zalmayev, periodista y youtubero ucraniano-estadounidense que vive en Kiev que trabaja como reportero ucraniano y como experto para medios no ucranianos. Zalmayev obtuvo un máster de la Universidad de Columbia y es director de la ONG Eurasia Democracy Initiative con sede en New York y Kiev, y además es presentador de televisión ucraniana. Ha sido comentarista habitual de los principales medios impresos y audiovisuales internacionales como, CNN, BBC, Al Jazeera, France 24, ABC News, MSNBC.
La entrevista fue por correo electrónico tras reuniones presenciales en Kiev. Las citas se han editado por razones de estilo y brevedad.
Filip Noubel (FN): Háblenos de su recorrido de la Ucrania soviética a Estados Unidos y de ahí a la Ucrania independiente
Peter Zalmayev (PZ): I grew up in the predominantly Russian-speaking, coal-mining city of Donetsk, in Eastern Ukraine. All the way through eighth grade, I went to school wearing Soviet paraphernalia, such as a lapel pin of Vladimir Lenin and a red bandana-type tie around my neck, denoting membership in the “pioneer” community of young communists. Though still too young to feel an outright aversion to the Soviet indoctrination, from age five I was possessed of a desire to break through the “Iron Curtain” and travel far and wide.
That opportunity arrived in 1994, when a group of Christian missionaries from the American “Bible Belt” invited me to come to the US to study at a Bible college, become a minister and return to Ukraine to lead the flock. Preach I did, in the US, but I returned to Ukraine only in 2016, after a 17-year stint in New York City, and a master's from Columbia University. This was two years into a war with Russia, boiling and simmering in my native Donbass and the neighboring Luhansk oblasts. By then I had become a frequent commentator on all things Ukraine to international media, and a commentator on US politics to Ukrainian media.
Ever since, I have been shuttling between Kyiv and New York. People in Ukraine are often surprised to hear that someone would come back from the US to live in Ukraine, as if quitting a “land of milk and honey” in favor of a place of unremitting drudgery and privation. The truth is, even after Russia's full-scale invasion in 2022, Kyiv feels far more safe, clean and cohesive socially than New York. Kyiv subway, in contrast to New York's, runs on time, is clean and rat-free.
Peter Zalmayev (PZ): Crecí en la ciudad minera de Donetsk, en el este de Ucrania, de habla predominantemente rusa. Hasta octavo grado, fui a la escuela con parafernalia soviética, con un broche de Vladimir Lenin en la solapa y una corbata roja tipo bandana alrededor del cuello, que denotaba mi pertenencia a la comunidad pionera de jóvenes comunistas. Aunque todavía era muy chico para sentir una aversión absoluta al adoctrinamiento soviético, desde los cinco años sentí el deseo de atravesar el “telón de acero” y viajar por todas partes.
Esa oportunidad llegó en 1994, cuando un grupo de misioneros cristianos del cinturón bíblico estadounidense me invitó a ir a Estados Unidos para estudiar en un instituto bíblico, convertirme en ministro y regresar a Ucrania para dirigir el rebaño. Prediqué en Estados Unidos, pero no regresé a Ucrania hasta 2016, tras 17 años en Nueva York, y un máster en la Universidad de Columbia. Esto fue dos años después de la guerra con Rusia, que se gestaba a fuego lento en mi Donbás natal y en las provincias vecinas de Luhansk. Para entonces me había convertido en comentarista habitual de todo lo relacionado con Ucrania para medios internacionales, y en comentarista de política estadounidense para los medios ucranianos.
Desde entonces, he estado viajando entre Kiev y Nueva York. La gente de Ucrania suele sorprenderse al oír que alguien vuelve de Estados Unidos para vivir en Ucrania, como si abandonara una “tierra de leche y miel” y prefiere un lugar de trabajo penoso y privaciones sin tregua. La verdad es que, incluso después de la invasión a gran escala de Rusia en 2022, Kiev se siente mucho más segura, limpia y cohesionada socialmente que Nueva York. El metro de Kiev, a diferencia del de New York, es puntual, limpio y no tiene ratas.
FN: ¿Qué es lo más difícil al informar sobre Ucrania desde dentro para un público ucraniano?
PZ: Russia went to war against Ukraine to put an end to its drifting towards Europe and liberal democracy. Even under the most serious threat to its very survival in its post-Soviet history, and under various restrictions due to the state of war, Ukraine is enjoying much greater freedom of speech than its aggressor. Since the start of the full-scale war, I have been hosting live broadcasts on the Pryamy TV channel, as well as on various YouTube channels. There is hardly a politician, journalist, writer, musician or any other public person whom I haven't interviewed. And I have done that without censorship, even when it comes to matters of war. Rather, one exercises self-imposed restraint when discussing matters that could hamper the war effort through, for example, excessive criticism of the military command and ill-advised discussion of matters at the front.
What has been a challenge for Ukrainian journalists especially in these vicious times, is not to give in to temptation of “click-bate” and hype, in order to give the reader/viewer what they want to see/hear, thus driving views. Hence, a proliferation of fakes feeding unjustified hopes of a near victory, whether through Russia falling apart or Putin dying, whether through a palace coup, a popular uprising or of a fatal decease. If fact, probably millians of Ukrainians have fallen victim to the story, originating with a wily Moscow-based YouTube personality, that Vladimir Putin is, in fact, already dead and securely kept in a cozy freezer.
It's been a difficult balancing act: avoiding hysteria and defeatism, in the face of a larger, better armed and ruthless enemy, while at the same time not feeding false hopes and building unrealistic expectations of easy victory.
PZ: Rusia fue a la guerra contra Ucrania para poner fin a su deriva hacia Europa y la democracia liberal. Incluso para la más grave amenaza a su propia sobrevivencia en su historia postsoviética, y bajo diversas restricciones debidas al estado de guerra, Ucrania disfruta de una libertad de expresión mucho mayor que su agresor. Desde el comienzo de la guerra a gran escala, he estado presentando emisiones en directo en el canal de televisión Pryamy, así como en varios canales de YouTube. Casi no hay político, periodista, escritor, musico o cualquier otra persona pública a quien no haya entrevistado. Y lo he hecho sin censura, incluso cuando se trata de asuntos bélicos. Más bien, uno se autoimpone moderación cuando discute asuntos que podrían obstaculizar el esfuerzo bélico mediante, por ejemplo, críticas excesivas al mando militar y discusiones desacertadas sobre asuntos en el frente.
Lo que ha sido difícil para los periodistas ucranianos, especialmente en estos tiempos despiadados, es no ceder a la tentación del ciberanzuelo y el bombo publicitario, con el fin de dar al lector/espectador lo que quiere ver/oír, lo que impulsa las opiniones. De ahí, la proliferación de noticias falsas que alimentan esperanzas injustificadas de una victoria cercana, ya sea porque Rusia se desmorone o porque Putin muera, ya sea por un golpe palaciego, un levantamiento popular o una muerte. Es más, probablemente millones de ucranianos han sido víctimas de la historia, originada por una astuta personalidad de YouTube que está en Moscú, de que Vladimir Putin está ya muerto y bien guardado en un acogedor congelador.
Ha sido un difícil ejercicio de equilibrismo: evitar la histeria y el derrotismo frente a un enemigo más grande, mejor armado y despiadado, y al mismo tiempo no alimentar falsas esperanzas ni crear expectativas poco realistas de una victoria fácil.
Para más información, lee la cobertura especial de Global Voices: Tres años de la invasión rusa a Ucrania
FN: ¿Cómo se relaciona hoy Ucrania con el sur Global? ¿Han cambiado las cosas desde febrero de 2022?
PZ: Ukrainians never really knew much or cared about the so-called “Global South,” until Russia invaded and started vying with Ukraine and its Western backers not only for diplomatic support of members of the “Global South” (I use quotes advisedly, knowing how elusive, if not downright non-existent this category is!) but the very hearts and minds of its denizens.
Who among us really cared about the millions who perished in Rwanda in 1994? Or in Congo, over the last two decades? Russia's war against Ukraine has showed how interconnected our planet is: A disruption to shipments of Ukraine's grain reverberated far and wide, from Egypt to Bangladesh, threatening the lives of millions. And although it is clear to us Ukrainians who the party to blame for that has been, we've had to face the harsh reality that on the African, Asian, and Latin American “streets,” the picture is decidedly muddled. That is largely due to the history-based resentments the “Global South” feels towards the US and other former colonial powers. Russia has spared no effort to capitalize on those resentments, presenting itself as a torch-bearer in the “holy anti-imperialist struggle” against the “Anglo-Saxon” world order. Thus we cannot take the support of Africans, Asians and Latin Americans for granted; and it is not enough simply to disprove and expose Russia-disseminated disinformation. Ukraine has been working on a comprehensive plan of engagement with the Global South, to identify commonalities and build genuine relationships that would outlive this war.
PZ: En realidad, los ucranianos nunca supieron mucho ni se preocuparon por el llamado «Sur Global» hasta que Rusia invadió y empezó a competir con Ucrania y sus patrocinadores occidentales, no solo por el apoyo diplomático de los miembros del “Sur Global” (utilizo las comillas deliberadamente, sabiendo lo escurridiza, o directamente inexistente, que es esta categoría), sino por los propios corazones y mente de sus habitantes.
¿Quién de nosotros se preocupó realmente por los millones de personas que murieron en Ruanda en 1994? ¿O en Congo, en los últimos 20 años? La guerra de Rusia contra Ucrania ha demostrado lo interconectado que está nuestro planeta: la interrupción de los envíos de grano ucraniano repercutió a lo largo y ancho, desde Egipto hasta Bangladesh, y amenazó la vida de millones de personas. Y aunque los ucranianos tenemos claro quién ha sido el culpable, hemos tenido que enfrentarnos a la dura realidad de que en las “calles”, africanas, asiáticas y latinoamericanas, el panorama es decididamente confuso. Ello se debe en gran medida a los resentimientos históricos que el “Sur Global” siente hacia Estados Unidos y otras potencias coloniales. Rusia no ha escatimado esfuerzos para capitalizar esos resentimientos, y se presentado como portadora de la antorcha en la “santa lucha antiimperialista” contra el orden mundial “anglosajón”. Así pues, no podemos dar por sentado el apoyo de africanos, asiáticos y latinoamericanos; y no basta con desmentir y desenmascarar la información difundida por Rusia. Ucrania ha estado trabajando en un plan integral de compromiso con el «Sur Global», para identificar puntos en común y construir relaciones genuinas que sobrevivan a esta guerra.
FN: ¿Por qué ha decidido embarcarse en un viaje de un año a África? ¿Qué espera aprender y conseguir?
PZ: Ukraine needs a large-scale grass-roots outreach to countries of the “Global South” and this is what a group of my partners and will embark on a multi-country listening and talking tour of Africa. It is good and well to see our Foreign Minister follow in the footsteps of Russia's Sergey Lavrov and pay repeated visits to the African continent. But in order for a mutual appreciation and understanding, say, between Zimbabweans and Ukrainians to take root, a longer-term effort involving civil society, prominent cultural figures, journalists and activists must be initiated.
As someone who has since the beginning of the war been giving regular interviews not only to CNN, BBC, Al Jazeera and France 24, but also to Nigeria's Channels TV, India's Republic TV, Wion, CNN News18/India, Egypt's Al Qahera, China's CGTN and Turkey's TRT World, I feel it's time to cast the net deeper. We are hoping to generate and cultivate links with journalists and civil society in each country we visit, and identify effective ways to advance Ukrainian narratives, while at the same time seeking to neutralize Russian propaganda efforts. This will be achieved through print and broadcast media appearances, cultural events, and personal diplomacy. The itinerary currently includes: South Africa, Eswatini, Lesotho, Namibia, Botswana, Zimbabwe, Madagascar, Malawi, Tanzania, Kenya, Rwanda, Burundi and Uganda.
PZ: Ucrania necesita un gran acercamiento de base a los países del “Sur Global” y en eso me embarcaré con un grupo de socios, en una gira de escucha y dialogo por varios países de África. Está muy bien ver a nuestro ministro de Asuntos Exteriores seguir los pasos al ruso Sergey Lavrov y visitar repetidamente el continente africano. Pero para que arraigue el aprecio y la comprensión mutuos, por ejemplo, entre zimbabuenses y ucranianos, debe iniciarse un esfuerzo a más largo plazo en el que participe la sociedad civil, figuras destacadas de la cultura, periodistas y activistas.
Como alguien que desde el comienzo de la guerra ha concedido entrevistas periódicas no solo a CNN, BBC, Al Jazeera y France 24, sino también a Channels TV de Nigeria, Republic TV de la India, Wion, CNN News18/India, Al Qahera de Egipto, CGTN de China y TRT World de Turquía, creo que ha llegado el momento de ampliar la red. Esperamos generar y cultivar vínculos con los periodistas y la sociedad civil de cada país que visitemos, e identificar formas eficaces de hacer avanzar las narrativas ucranianas, tratando al mismo tiempo de neutralizar los esfuerzos propagandísticos rusos. Esto se logrará a través de apariciones en medios impresos y audiovisuales, actos culturales y diplomacia personal. El itinerario incluye actualmente: Sudáfrica, Eswatini, Lesoto, Namibia, Botsuana, Zimbabue, Madagascar, Malawi, Tanzania, Kenia, Ruanda, Burundi y Uganda.