Buscando independizarse de las exportaciones chinas, Brasil entra en la carrera de las tierras raras

Polvo de tierras raras. Imagen de Wikimedia Commons. Licencia: dominio público.

Durante las últimas décadas, China ha ejercido un indudable dominio sobre el mercado de la tierras raras. El país tiene la mayor reserva mundial de estos minerales, considerados componentes esenciales de muchas industrias tecnológicas que están en la primera línea en la transición a la energía verde. China domina la exploración y la cadena de suministro, lo que le ha convertido en proveedor crucial de los mercados globales. Pero eso podría estar a punto de cambiar, pues otros países, como Brasil por ejemplo, han saltado al ruedo, con la esperanza de acabar con su dependencia de las exportaciones chinas.

Actualmente, China suministra entre el 85 y el 90 % de las tierras raras del mundo, según un informe de China Water Risk. Este (casi) monopolio da al país una considerable ventaja al controlar el flujo de tierras raras en el mundo. Las tierras raras son un grupo de elementos químicos que están en la naturaleza en forma de minerales. Se les denomina «raras» por lo difícil que es extraer estos elementos, que tienen características especiales, como intenso magnetismo y gran capacidad de absorber la luz, lo que las convierte en excelentes materias primas para el sector tecnológico.

Presidente chino Xi Jinping visita una planta de procesamiento de tierras raras en la provincia de Jiangxi (China). Captura de pantalla de YouTube.

El país no se avergüenza de ejercer su poder. En noviembre de 2023, Pekín anunció un endurecimiento de los controles de exportación, que ahora exigen que los exportadores informen del tipo de metal que exportan y de su destino final. En diciembre de ese mismo año, China prohibió la exportación de tecnologías de procesamiento de tierras raras, una medida que dificulta las posibilidades de que otros países desarrollen sus propias industrias y reduzcan su dependencia de los suministros chinos.

Extracto de la historieta mencionada en el texto. Imagen de Wechat.

China también ha mostrado algo de preocupación por el interés extranjero en sus propias reservas de tierras raras. En enero de 2024, el Ministerio de Seguridad Estatal chino publicó una historieta en su canal de WeChat en la que habla de una mina ficticia donde los guardias de seguridad arrestan espías extranjeros que se hacían pasar por constructores, insinuando así que hay extranjeros que intentan robar sus minerales y su tecnología.

La historieta no menciona países ni empresas, pero en un entrega posterior, Global Times, diario estatal vinculada con el Partido Comunista Chino, publicó la cita de un experto, según el cual, países como Estados Unidos, Japón y en la Unión Europea «codician» las tierras raras de China, y «recurren a la infiltración, el soborno y el espionaje para alcanzar sus objetivos», aunque no se ha presentado ninguna prueba de estas afirmaciones.

Temiendo que China decida restringir sus exportaciones de tierras raras, lo que potencialmente podría perturbar el funcionamiento de numerosas industrias claves en el ámbito mundial, algunos países occidentales buscan diversificar sus suministros, para lo que han desarrollado la extracción de tierras raras en otras zonas. Una de esas zonas es Brasil, que tiene las terceras reservas mundiales de tierras raras. El Gobierno brasileño estima que el país podría convertirse en uno de los cinco mayores productores mundiales en los próximos años. El primer proyecto minero, Serra Verde, en el estado de Goiás, comenzó a producir en enero, y está previsto que extraiga 5000 toneladas anuales cuando alcance su capacidad total.

Más que un movimiento económico, la entrada de Brasil en este campo es una necesidad que llega en un momento crucial. Con el fin de alcanzar cero emisiones en 2050, de acuerdo con el acuerdo de París de 2016, se espera que el mercado de minerales críticos —entre ellos los metales de los grupos de tierras raras— se multiplique por siete en los próximos 50 años, según la Agencia Internacional de la Energía.

Planta de procesamiento de tierras raras en Serra Verde (Brasil). Captura de pantalla de YouTube

Un desarrollo industrial más sostenible necesita este conjunto de 15 elementos de la tabla periódica, ya que son componentes esenciales en muchas industrias tecnológicas en la primera línea de la transición energética, como la de los vehículos eléctricos y la energía eólica. Estos materiales son imprescindibles en los sectores que buscan reducir sus emisiones y su consumo de energía.

Pero aunque las tierras raras son componentes esenciales para hacer más sostenibles las industrias, su extracción puede ser muy dañina para el ambiente, lo que provoca lo que los expertos denominan «paradoja de las tierras raras«.

Xianbin Yao, catedrático de Estudios Internacionales en la Universidad LaSalle de Manila y antiguo asesor del Departamento del Pacífico del Banco Asiático de Desarrollo (BSD), dijo en una entrevista con Global Voices:

On the one hand, many rare earth elements are used in products that are essential components of our clean, smart, low-carbon and climate-resilient future. On the other hand, rare earth elements come with a pollution tag.

Por una parte, muchas tierras raras se usan en productos que son componentes esenciales de un futuro limpio, sensato, con bajas emisiones de carbono y sensible al cambio climático. Por otra parte, los elementos llevan etiqueta de contaminación.

Consecuencias de la extracción y producción de tierras raras

Un ejemplo de la huella que deja la minería de tierras raras puede verse en la mina de Bayan Obo, al oeste de Mongolia Interior, región autónoma de China que en 2019 produjo el 45% de tierras raras. Un informe de Science News publicado en 2023 la describió como «uno de los lugares más contaminados del mundo». Los desechos mineros que contienen metales pesados se arrojan a ríos cercanos, el aire está colmado de humos y polvo tóxico, se ha eliminado la vegetación para facilitar el minado y la población local informa de síntomas de intoxicación por metales pesados.

Polución en Mongolia Interior, «uno de los lugares más contaminados de la Tierra» por los excesos de su industria, incluidos la extracción y procesamiento de tierras raras. Captura de pantalla de YouTube.

Tras el minado, la transformación de la mena en algo útil a la industria —paso conocido como procesamiento— también deja su propia huella. Este proceso consume gran volumen de agua y produce enormes cantidades de desechos.

En 2022, Sky News visitó una balsa de desechos en Baotou (donde está Bayan Obo) que acumula los subproductos tóxicos de la actividad minera de la región. Entrevistaron a dos agricultores locales que acababan de regar sus campos con agua que, según ellos, no «cumplía los estándares para el consumo humano o animal». Los hombres dijeron al periodista que en el pueblo cercano, al menos el 35% de los habitantes había sido diagnosticado con cáncer. El Gobierno trasladó a los enfermos y prohibió cultivar esas tierras. El vídeo siguiente relata cómo se arrojan los desechos tóxicos de las tierras raras en Baotou:

El camino futuro de Brasil

Bayan Obo es solo un ejemplo, pero existen muchos otros. Hasta ahora, con la producción limitada a China, el peaje ambiental solo ha recaído sobre las comunidades de ese país. Pero Brasil y cualquier Estado que pretenda entrar en el mercado de las tierras raras tiene la oportunidad de seguir un camino distinto al de China, de evitar cometer los mismos errores y minimizar el costo ambiental de explotar estos minerales.

Es un problema relevante para un país como Brasil, con un historial reciente de dos tragedias mineras a gran escala. En 2015, una balsa de desechos de una mina de hierro se desplomó en Mariana (Minas Gerais), y dejó 19 muertos. En enero de 2019, otra balsa de desechos similar se quebró en Brumadinho, ciudad del mismo estado, que dejó 270 muertos. Muchos atribuyen estas tragedias a las escasas regulaciones y a su laxa aplicación.

Hay otro factor preocupante en Brasil, según alerta José Gomes Landgraf, profesor de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo. «Algo que debemos combatir es la posibilidad de una minería sin control en zonas de Brasil donde tenemos arcilla iónica [uno de los minerales de tierras raras]», dice, mientras explica que China sufrió ese problema entre 1990 y 2010. No sería la primera vez que los minerales ilegales alimentan la cadena de suministro de la tecnología: en 2022, Repórter Brasil reveló que Apple, Google, Microsoft y Amazon utilizaban oro ilegalmente extraído en Brasil.

Poblado arrasado por el derrumbe de la presa de Mariana, en Minas Gerais (Brasil). Imagen de Wikimedia Commons, con licencia (CC BY 3.0 BR).

Según Yao, de la Universidad LaSalle, es difícil eliminar todas las amenazas ambientales. «Lo esencial es, primero, asegurar una legislación ambiental clara, y segundo, un esfuerzo de la sociedad por hacer cumplir la ley con supervisión independiente. Por eso, la transparencia y la participación son clave», explicó a Global Voices por correo electrónico.

Yao señala que, como resultado de extensas investigaciones sobre el terreno en dos grandes yacimientos de tierras raras (uno en el norte y otro en el sur), China ha endurecido su legislación ambiental y la aplicación de estas leyes con una serie de herramientas, como impuestos y sistemas de cuotas. Y añade que, conforme la industria ha ido madurando, el país ha aprendido cómo hacer los procesos más sostenibles.

Plantea que, pese a intentar independizarse de China, los países deberían considerar cooperar con China, lo que les ahorraría el «esfuerzo innecesario de ‘reinventar la rueda’ al desarrollar sus industrias de extracción de tierras raras». Yao también opina que los países deberían atraer inversiones directas de China con transferencia de tecnología. «Ambas partes se beneficiarían de estas oportunidades de cooperar», dijo a Global Voices.

Quizás sea este un movimiento inevitable para todos los que intenten establecerse como productores independientes de China. En Canadá, esta cooperación ya está en marcha, según un informe de CBC News de diciembre de 2023. El proyecto mina de Nechalacho, que durante años se ha promocionado como la forma de que Canadá se hiciera más independiente del suministro de tierras raras de China, cuenta con la empresa china Shenghe Resources entre sus accionistas con un 9,9% del capital.

Hasta ahora, en Brasil no hay noticias de inversiones chinas en operaciones con tierras raras, pero existen oportunidades. En un informe de 2023 sobre minerales de Brasil, el Centro de Investigación Industrial Xinshijie dijo que algunas empresas chinas tienen prometedoras perspectivas en Brasil gracias a la «relativamente anticuada tecnología minera y la falta de atención por parte del Gobierno».

En junio de 2024, un grupo de representantes industriales de Minas Gerais fueron en misión técnica a China con el fin de establecer alianzas estratégicas para producir imanes de tierras raras. El objetivo de la visita, que tiene el apoyo de la embajada brasileña en China, era buscar proveedores potenciales de materias primas para su producción en Brasil.

Pero hasta ahora, en el frente federal no hay signos de cooperación. Ni el Gobierno federal brasileño ni el Ministerio de Asuntos Exteriores chino han publicado noticia ni información alguna sobre acuerdos en materia de tierras raras. Los funcionarios brasileños han optado por no tocar ese tema en sus recientes visitas a China.

Para saber más de la relación entre los proyectos chinos de desarrollo y la justicia climática consultar el Proyecto de Hermandad de Justicia Climática

El programa Justicia Climática Global asocia a periodistas independientes sinófonos y de Asia Central, África francófona y Latinoamérica para evaluar el papel de China en la mitigación de la crisis climática mundial..

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