Este artículo es de Ekaterina Dubasova y se publicó originalmente en Newsmaker el 21 de agosto de 2024. Global Voices reproduce una versión traducida y editada en virtud de un acuerdo de asociación de medios.
Las relaciones entre Chișinău, Tiraspol (Transnistria) y Comrat (Gagauzia) siguen lejos de ser pacíficas. Aunque muchos apuntan a las acciones desestabilizadoras de Rusia, Moscú no es el único culpable de estas tensiones. En su informe publicado el 21 de agosto, el Grupo de Crisis Internacional (ICG) concluyó: “El rígido planteamiento del Gobierno moldavo hacia Transnistia y Gagauzía ha llevado a que aumenten las tensiones internas y parece contraproducente”. Este artículo destaca los hallazgos clave del informe del ICG y explora las dificultades que tiene Moldova para fomentar la unidad en medio de presiones externas e internas.
La estrategia del Kremlin y su transformación
Los expertos del Grupo de Crisis Internacional enfatizan que Rusia ha visto históricamente el territorio de la antigua Unión Soviética como su esfera de influencia. Sin embargo, los lazos económicos de Moldavia con los países occidentales se han fortalecido: las crisis de energía, junto con la guerra de Rusia en Ucrania, han impulsado el giro decisivo de Chișinău hacia Occidente.
La situación no se recibió bien en Rusia, lo que resultó en un cambio de tácticas respecto a Chișinău. Al principio de la guerra, “Moscú parecía creer que ganar control sobre el suroeste de Ucrania hasta Transnistria le permitiría ejercer presión militar para imponer sus demandas sobre Moldavia”. Los autores señalan: “Ahora que las líneas del frente están lejos de la frontera de Moldavia, esta estrategia se ha dejado de lado, y Moscú ha optado por un camino diferente”.
La nueva táctica del Kremlin es la intimidación. Esto implica, principalmente, avivar el temor entre la población de habla rusa sobre una posible discriminación por parte de las autoridades moldavas. El informe destaca el bombardeo del edificio del Ministerio de Seguridad del Estado en Tiraspol y otros incidentes similares en abril de 2022, y afirma: “Parecía destinado a recordar que el poder ruso todavía puede alcanzar a Moldavia”.
Un palo sin zanahoria es una herramienta pobre
(Nota editorial: la frase se refiere a que el método de castigo sin recompensa no es eficaz.) Sin embargo, los autores del informe sostienen que la creciente división entre Chișinău y Gagauzía, y Transnistria, ha sido alimentada por la interferencia de Rusia en la política moldava, y también por las propias políticas de Chișinău: “Tras fortalecer los lazos con Occidente y Ucrania, inspirados funcionarios moldavos han optado por reforzar el control político y económico sobre la Transnistria separatista y la autónoma Gagauzía. Esto ha suscitado preocupación e insatisfacción entre los habitnates de estas regiones”.
El Grupo de Crisis Internacional también señaló que desde el inicio de la guerra en Ucrania, la influencia de Rusia en Tiraspol ha disminuido. Para respaldar esa afirmación, los autores mencionan tres factores. Primero, Tiraspol permitió el tránsito de bienes ucranianos a través de su territorio. Segundo, en 2022, el número de solicitudes de pasaportes moldavos para residentes de la región aumentó drásticamente (los habitantes a veces viajan con pasaportes rumanos, rusos o ucranianos), y para enero de este año, el 97.55% de la población de Transnistria tenía esos pasaportes. Finalmente, en marzo, se registró la menor participación electoral en 18 años para las elecciones presidenciales rusas en Transnistria.
Así, los autores concluyen que los funcionarios moldavos, que se sentían cada vez más seguros en el nuevo panorama geopolítico, buscaron reforzar el control político y económico sobre la región. Ejemplos de eso son la ley moldava sobre el separatismo y la eliminación de privilegios aduaneros y fiscales para Transnistria. Estas acciones llevaron al líder de la PMR, Vadim Krasnoselsky, presidente no reconocido de Transnitria, a convocar un “congreso de diputados de todos los niveles” por primera vez en 18 años, durante el cual apelaron a Moscú en busca de apoyo diplomático. Según los autores del informe, “al elegir el palo sin ofrecer zanahoria o diálogo, las autoridades moldavas corren el riesgo de provocar una reacción negativa y aumentar los problemas entre Tiraspol y Chișinău».
Una situación similar se está desarrollando en Gagauzia, donde Evghenia Gutsul, junto con el oligarca fugado Ilan Shor, fue elegida como la cabeza de la región (bashkan). La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, considera a Gutsul parte de un grupo criminal. “Después del último viaje de Gutsul a Rusia a principios de abril, las autoridades moldavas la acusaron de financiar ilegalmente un partido político. Si la condenan, podría enfrentar prisión quedar impedida de seguir la carrera política. Estados Unidos, que apoya los esfuerzos del gobierno de Sandu para destituir a Gutsul, impuso sanciones en 12 de junio”, señala el informe.
Sin embargo, Gutsul y los aliados políticos de Shor han formado un bloque que hace campaña contra la integración europea en el próximo referéndum (20 de octubre de 2024). El Grupo de Crisis Internacional observa que “muchos votantes en Gagauzía, que representan alrededor del 5% del electorado de Moldavia, probablemente se abstendrán o votarán en contra de integrar la Unión Europea. Esto podría influir en el resultado, pero solo en caso de un conteo de votos muy ajustado”.
Complicaciones
Chișinău tiene por delante una tarea difícil: por un lado, proteger las próximas elecciones de la interferencia rusa, y por otro, mejorar las relaciones con Tiraspol y Comrat.
En cuanto al diálogo con Tiraspol, los autores del informe destacaron que: en primer lugar, un porcentaje muy pequeño de votantes moldavos considera que la cuestión de Transnistria es una prioridad. En segundo lugar, la reintegración de Transnistria aumentaría el número de votantes prorrusos en Moldavia. Sin embargo, los expertos del Grupo de Crisis Internacional creen que “los cambios geopolíticos provocados por el ataque de Rusia a Ucrania han creado una inusual oportunidad para que Moldavia fortalezca lazos con sus regiones de oposición”, y Chișinău debe actuar para iniciar el diálogo con Tiraspol.
En lo que respecta a Gagauzía, los autores del informe consideran que es poco probable que cambie la actitud de Chișinău hacia las autoridades actuales de esta región. Sin embargo, estos territorios necesitan diálogo. “El Gobierno prefiere mantener relaciones con los alcaldes gagauzos, empresarios y estudiantes […] Chișinău debería fortalecer estas conexiones y buscar nuevas”, señala el informe.
La recomendación principal del Grupo de Crisis Internacional sobre cómo proteger las elecciones de la interferencia es combatir la desinformación y la propaganda rusa. Los autores del informe hicieron un llamado a los socios occidentales para que apoyen a los medios independientes que luchan en Moldavia y fomenten la creación de medios confiables en ruso.