
Mercado de pescado en la playa de Dakar (Senegal), atestada de barcos y pescadores. Imagen de Flickr. Licencia Creative Commons (CC BY-NC-ND 2.0).
Moktar Diop y Mohamed Jawo son dos jóvenes amigos senegaleses que, al igual que sus padres, abuelos, bisabuelos y muchos otros en su comunidad costera, trabajan en el sector de la pesca en la costa de Dakar.
Moktar cuenta cómo acabó en esta profesión:
Je me suis convertie à la pêche comme la plupart des membres masculins de ma famille car je n'arrivais pas à trouver du travail après avoir quitté l'université. J'ai joint mes forces avec mon ami Jawo pour faire face à la vie. Cependant, je ne gagne presque rien à cause de la présence de vaisseaux étrangers incontrôlés qui détruisent les nids de poissons.
Me convertí en pescador como la mayoría de los hombres de mi familia porque no conseguía encontrar trabajo después de abandonar la universidad. Uní fuerzas con mi amigo Jawo para enfrentarnos a la vida. Pero no gano casi nada por culpa de los barcos extranjeros incontrolados que destruyen los nidos de peces.
Ahora, ambos luchan por ganarse la vida, y están considerando dejar su comunidad para llegar a fin de mes. Senegal es uno de los muchos países afectados por la devastadora sobrepesca que perpetran los pesqueros chinos ilegales. Según Greenpeace, la organización ambiental que trabaja en más de 50 países del mundo, incluidos África Central y Occidental, la tasa de desempleo de Senegal se mantiene muy alta pues los barcos chinos han introducido técnicas de pesca masiva que han arrasado la industria pesquera, y han arrebatado el medio de vida a muchas personas.

Pescadores en un colorido barco pesquero, de los habituales en la costa occidental de África. Imagen de Wikipedia, con licencia Creative Commons (CC BY-SA 2.0).
La llegada de barcos de pesca desde China y otros países, como Rusia, ha acabado con la economía pesquera local. Los pescadores locales tradicionales, que usan canoas, luchan por competir con los grandes arrastreros extranjeros que faenan en las aguas locales. Esos arrastreros usan redes de hasta una milla de largo que barren todo lo que encuentran en su camino, y en ocasiones dañan las redes que usan los pescadores lugareños.
Este tipo de barcos han generado debates internacionales por el daño ambiental que causan, ya que la pesca de arrastre de fondo puede ser muy perjudicial, e incluso acabar con la flora acuática y las especies de peces que dependen de esta flora para alimentarse y resguardarse. Al perturbar los suelos marinos, la pesca se hace cada vez menos sostenible.

Arrastrero chino. Imagen de Picryl. Dominio público.
Greenpeace estima que más de 400 barcos chinos de pesca operan actualmente en las costas occidentales de África. Estos barcos facturan más de 400 millones de euros anuales por sus actividades pesqueras, según las cifras del Ministerio de Pesca de la República Popular China.
En Senegal, unas 220 000 personas trabajan en el sector pesquero: el 90% son pescadores artesanales, y el 10% restante trabaja en barcos extranjeros, empresas mixtas o arrastreros industriales locales.
Ahora, Moktar y Jawo deben desplazarse a altamar para poder pescar, ya que buena parte de la costa está ocupada por barcos chinos. La competencia entre barcos chinos y locales se ha hecho imposible, dicen, y en un país en el que la tasa de desempleo supera el 23%, muchos jóvenes están perdiendo la esperanza.
Para compensar la disminución de capturas domésticas, China también ha expandido sus operaciones de pesca de altura desde 2000. Pero la expansión de la industria china de pesca de altura ha desencadenado el debate internacional por su falta de sostenibilidad y transparencia. Según la Estadística Anual China de Pesca, en 2022, la producción de pesca pelágica en el país fue de 2.329 millones de toneladas, y el número de barcos pelágicos era 2551.
Según un informe de la Fundación de Justicia Ambiental (EJF), buena parte de la flota china opera en varios países en vías de desarrollo, y un tercio de las operaciones se ubican en África, Asia y Sudamérica. Estas regiones suelen tener una reducida capacidad pesquera, y dependen de la pesca para su alimentación y su desarrollo económico. Las flotas chinas a menudo emplean técnicas de pesca a gran escala que ejercen gran presión sobre los caladeros y los pescadores locales. Algunas actividades son presuntamente ilegales, no declaradas y no reglamentadas (INDNR), y atraen el escrutinio externo.
Desde 1989, China es el país que más pesca del mundo, con unas capturas de 13,14 millones de toneladas de pescado en 2021, casi el doble que el segundo productor, Indonesia, que capturó 7,2 millones de toneladas. En 2022, la producción china de pesca fue un 40% de las capturas globales. Una parte significativa de esta producción procedía de la flota de altura.
Sobrepesca en África Occidental
Según el Colectivo Internacional en Apoyo de los Pescadores, en África Occidental, la pesca ilegal ha provocado la pérdida de más de 300 000 puestos de trabajo en la pesca artesana o tradicional. En consecuencia, muchas personas se ven forzadas a buscar trabajo en otros sectores o incluso en el extranjero. Muchos jóvenes, incapaces de encontrar medios de sustento en su lugar de origen, intentan migrar a Europa a través de Marruecos, y arriesgan su vida en el camino.
Los países de la costa occidental de África, como Guinea-Bisáu y Gambia, enfrentan problemas similares. Aunque algunos han firmado acuerdos de pesca con China, la pesca ilegal continúa afectando a los ecosistemas locales.
Para promover la pesca sostenible, en los últimos años China ha hecho grandes inversiones en acuicultura, lo que ha reducido gradualmente las capturas marinas. Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las capturas marinas de China se redujeron de los 14,4 millones de tonleadas en 2015 a 11,8 millones de toneladas en 2022, una disminución de alrededor del 18%.
No obstante, la pesca de altura china no se ha reducido. Según la Estadística Anual China de Pesca, la producción de pesca de altura de China alcanzó los 2,33 millones de toneladas en 2022, un incremento del 4% respecto al año anterior, lo que supone casi el 18% de la producción pesquera mundial.
En el ámbito nacional, China promueve activamente la acuicultura sostenible desde 2021, dedicada a tecnologías verdes de producción, gestiona las aguas residuales, reduce el uso de medicamentos en los animales acuáticos y sustituye los piensos compuestos para alimentar a los alevines. La proporción de acuicultura se ha incrementado anualmente: China es responsable del 55,4% (3,3 millones de toneladas) del crecimiento total de la acuicultura en Asia en 2022. No obstante, China no ha transferido estas tecnologías sostenibles de acuicultura a los países de África Occidental, y en cambio se centra en adiestrar a los pescadores locales y establecer factorías de procesamiento de pescado, lo que acelera la sobreexplotación de recursos marinos locales.
La trampa de los acuerdos de pesca
Pese a las declaraciones oficiales de China, en las que se enfatiza la protección de los caladeros, hay frecuentes informes de barcos chinos que pescan ilegalmente. Por ejemplo, en mayo de este año, el Ministerio de Pesca y Economía Marítima de Senegal publicó una lista de barcos aprobados, en la que no figuraba ningún barco chino. No obstante, los pescadores locales afirman haber visto barcos pesqueros chinos en aguas territoriales.

El presidente de la RPC, Xi Jinping, saluda al presidente Umaro Mokhtar Sissoco Embaló de Guinea-Bisáu. Captura de un vídeo de YouTube. Uso libre.
No todos los barcos chinos pescan ilegalmente. Por ejemplo, China mantiene acuerdos de pesca con varios países de África Occidental, como Guinea-Bisáu, donde en 1985, la Corporación Nacional Pesquera de China estableció su primera base de producción en el extranjero, que actualmente gestiona 11 arrasteros de fondo.
Pero incluso los acuerdos de pesca sostenible públicamente firmados han demostrado ser perjudiciales para los países de África Occidental. Un estudio que analiza los acuerdos de pesca sostenible de la Unión Europea con esa región muestra que estos tratados suelen producir resultados desiguales: la compensación financiera que reciben los países africanos es mucho menor que el valor de sus recursos marinos. China y Rusia también han firmado acuerdos de este tipo.
Algunos países de África Occidental han reconocido la desigualdad de estos acuerdos de pesca. Por ejemplo, el nuevo gobierno de Senegal ha anunciado planes para renegociar los antiguos contratos económicos con la Unión Europea y realizar reformas en el sector pesquero.
Además, países como Senegal y otros de la región dependen mucho más de la indulgencia financiera de China, que a menudo abre la cartera para financiar obras públicas en el continente a través de su Iniciativa de la franja y la ruta.
Mientras tanto, los que más sufren por esas políticas son los pescadores locales a pequeña escala que, durante generaciones, han dependido de la costa para mantener a sus familias. Mohamed Jawo dice: «Tenemos el conocimiento, pero vemos con impotencia la injusticia que suponen estos contratos que ceden nuestros océanos para que otros se enriquezcan. Esperamos que el nuevo gobierno de Ousmane Sonko renegocie estos injustos contratos».
Para saber más de la relación entre los proyectos chinos de desarrollo y la justicia climática consultar el Proyecto de Hermandad de Justicia Climática
Programa Justicia Climática Global
El programa Justicia Climática Global asocia a periodistas independientes sinófonos y de Asia Central, África francófona y Latinoamérica para evaluar el papel de China en la mitigación de la crisis climática mundial..