Este artículo de Wafaa Farouk se publicó originalmente en Raseef 22* el 19 de agosto del 2024. Global Voices reproduce una versión editada como parte de un acuerdo paras compartir contenido.
El cine no es solo una tendencia pasajera en India, es una parte vital de la cultura del país y de la vida de sus habitantes. India, que produce casi 2000 películas al año, respira esta forma de arte, lo usa para reflejar su cultura única y la diversidad de sus fuentes, incluidos sus conflictos políticos, religiosos y étnicos.
Este ha sido el caso desde el ascenso de Amitabh Bachchan, que debutó en “Joven furioso” por su interpretación de desilusionados personajes de antihéroe, en la década de 1970, y que continuó en el nuevo milenio con películas que rompieron con la fórmula típica de Bollywood, como “Mi nombre es Khan”, de Shah Rukh Khan, que trata con audacia la discriminación que afrontan los musulmanes después del 11 de septiembre, o películas como “Pink”, que trata sobre violencia contra la mujer, y también la película “Bajrangi Bhaijaan”, que muestra conflictos políticos entre países vecinos. Esto es solo con referencia al cine en hindi, la diversidad se multiplica cuando se considera todos los otros idiomas en que se producen las películas.
Recientemente, este discurso cinematográfico hindú nos trajo una nueva película a través de Netflix, sobre un polémico tema: la difícil situación de los trabajadores migrantes en los países del Golfo. La película se basa en la historia de un ciudadano indio que viajó a Arabia Saudita y ha provocado controversia en el reino.
‘La vida de las cabras’
La película, con una duración de tres horas, relata la vida de Najeeb Muhammad, muchacho simple del estado suroccidental de Kerala, que sueña con ir al extranjero para buscar un mejor futuro para su hijo no nacido. A medida que la historia avanza, Najeeb y su hermano menor se esfuerzan para obtener el dinero necesario para obtener una visa para los países del Golfo. Después de muchas dificultades, logran encontrar trabajo en una empresa saudita y sus vidas comienzan a mejorar, hasta que llegan al aeropuerto de Yeda. Allí, sus vidas toman un drástico giro cuando el patrocinador o “kafeel” de Najeeb lo obliga a vivir solo en el desierto, con cabras como única compañía. La película muestra que, con el tiempo, Najeeb se convierte en una de las cabras, y pierde todo sentido de emoción, tiempo e incluso el deseo de hablar o pensar. Este aislamiento pasa factura en su memoria y en el habla. La película sigue su desgarrador viaje hasta su milagroso escape después de tres años de sufrimiento.
La película se estrenó el 29 de marzo y ha recaudado casi mil millones de rupias (cerca de 12 millones de dólares) en toda India, a pesar de no estar en hindi, el principal idioma en Bollywood. En cambio, el protagonista habla malayalam, el idioma de Kerala. Ciertamente, el cine malayalam, conocido como Mollywood, ha ido desarrollándose con varios éxitos de taquilla y muchos premios en los años anteriores, mientras que el ampliamente conocido Bollywood, de habla hindi, ha tenido dificultades.
El actor Prithviraj Sukumaran, que interpreta a Najeeb, impresionó al hombre cuya historia inspiró la película. El hombre opinó sobre la actuación: «Sentí como si estuviera viendo un reflejo de mí mismo en la mayor parte de las escenas de la película».
La interpretación que hace Talib Al Balushi del patrocinador saudita es, tal vez, la primera en su tipo en el cine y ha provocado una gran controversia en torno a la película. El personaje es representado como un hombre sin compasión, que trata a sus camellos y cabras mejor que a su trabajador, les niega derechos humanos básicos, trata de arrebatarle su humanidad, deshumanizarlo y amenazarlo como a un animal. El patrocinador lo golpea o le dispara en la pierna solo por quejarse, su crueldad no tiene límites. Aunque es omaní, Al Balushi es una figura importante en el cine malayalam, se le conoce por sus roles como actor y como escritor. La película también incluye otra presencia árabe, el actor jordano Akef Najem aparece en esta controvertida producción como actor invitado.
¿Quién es Najeeb Muhammad?
El escritor hindú Benyamin publicó la historia original con el título de “Goat Days (Dias de Cabra)” en 2008, y cuenta que los acontecimientos ocurrieron en 1992. En ese tiempo, los países del Golfo importaban muchos trabajadores hindúes, y Najeeb fue uno de esos jóvenes que lograron conseguir un trabajo después de pagar 55 000 rupias (cerca de 650 dólares) por una visa de trabajo en Arabia Saudita. Su vida habría tomado un rumbo completamente diferente si no hubiese sido porque un saudita lo secuestró mientras estaba en el aeropuerto y se aprovechó de la incapacidad de Najeeb para comunicarse por no conocer el idioma y su inexperiencia con viajar y lidiar con el mundo exterior.
Por medio de las palabras de Najeeb, el escritor relata muchas de las situaciones inhumanas que vivió durante esos tres años, como que durmió al lado de 700 cabras, que no tenía más ropa que la que estaba usando, que se le negó el acceso a agua para poder bañarse o para sus necesidades básicas, y que le dieran para comer solo pan y cebollas. También lo torturaban constantemente y destruyeron sus documentos oficiales para evitar que escapara del interminable desierto, tal como lo describió.
Las reacciones de India
A pesar de que Najeeb logró volver a casa después de haber vivido tres años de horror, le costó mucho poder superar esta experiencia, incluso décadas después. Pasó por numerosos tratamientos físicos y psicológicos para recuperar un poco de normalidad.
Muchas organizaciones hindúes tomaron el caso de Najeeb y después del estreno de la película, iniciaron campañas para dar seguimiento al abuso contra los trabajadores indios por el mundo y para establecer leyes que protejan a estos trabajadores mental y financieramente. Najeeb se convirtió en un invitado frecuente en varios programas de televisión, mientras que los periódicos y sitios web publicaban entrevistas detalladas sobre su dura experiencia, para asegurarse de que nunca nadie tuviera que enfrentar un destino similar.
La oposición de Arabia Saudita
Aunque la película ha estado disponible en Netflix desde el 19 de julio, la oposición de Arabia Saudita comenzó cuando se incorporaron subtítulos en árabe, lo que atrajo la atención de la audiencia del Golfo. El gran éxito de la película, y el debate mundial que suscitó, también atrajeron la atención del mundo árabe.
Algunos sauditas criticaron la película incluso sin haberla visto, sentir que se volvió evidente en la plataforma de redes sociales X (antes Twitter), en donde los usuarios sauditas lanzaron feroces ataques hacia la película y sus creadores, hicieron afirmaciones falsas sobre la producción. Por ejemplo, muchas publicaciones y tuits afirmaron falsamente que la película fue grabada en Emiratos Árabes Unidos, lo que llevó a que se criticara a Emiratos Árabes Unidos y Omán, país del coprotagonista de la película.
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الانتاج «شركة إماراتية’
الشخصيات الرئيسية من #سلطنة_عمان و مملكة #البحرين
التصوير في صحراء #الاردن
مساعد المخرج من #المغرب
مدير التصوير و المونتاج من #مصر📌المستهدف #المملكة_العربية_السعودية 🇸🇦
(كلمني عن النبض العربي والعروبه) ؟!!#حياة_الماعز pic.twitter.com/kAUDbUvMfP
— ALعNOUD🥈 (@NoudyFahd) August 22, 2024
Producción: «una empresa emiratí»
Personajes principales: de Omán y del reino de Bahréin
Lugar de rodaje: el desierto de Jordania
Asistente de dirección: de Marruecos
Director de fotografía y edición: de Egipto
El objetivo de las críticas: Arabia Saudita
¡¡¿Me estás hablando del espíritu árabe y el arabismo?!!
En realidad, la película se filmó en los desiertos de Jordania y Argelia, y también en Kerala, India. Además, la participación de actores árabes de varias nacionalidades no representa la postura oficial de sus respectivos países, ni siquiera su punto de vista personal. La historia está basada en hechos reales y datos verificados que, en general, constituyen crímenes contra la humanidad, sin preferencias hacia ninguna nacionalidad en particular. Sin embargo, esta simple lógica no impidió a los usuarios de redes sociales atacar a los países mencionados.
Los críticos sauditas y los defensores de “esta teoría de conspiración contra Arabia Saudita» extendieron sus ataques hacia los creadores de la película, los acusaron de “fabricar acusaciones preconcebidas» y de atacar a la «tierra de las Dos Mezquitas Sagradas», como lo expresaron. Sin embargo, no se ofreció ninguna explicación racional de por qué estos cineastas querrían difamar a un país tan grande como Arabia Saudita, que aún alberga una de las mayores comunidades indias en su territorio.
Cabe destacar que la reacción saudita no abordó la historia de Najeeb o el sufrimiento que tuvo que soportar, sino que se centró únicamente en la supuesta intención de los cineastas de empañar la imagen de Arabia Saudita, denigrar el sistema de patrocinio de la kafala y acusar a algunos países árabes de coludirse con India, al tiempo cuestionaban los motivos de Netflix, que claramente no exculpamos, pero en contextos no relacionados con esta película.
El sistema kafala
Esta no es la primera vez que el personaje del patrocinador ha provocado controversias y acusaciones de violación contra los trabajadores extranjeros en Arabia Saudita. En 2020, numerosas agencias de noticias mundiales registraron horribles testimonios de trabajadores etíopes que fueron detenidos en Arabia Saudita y forzados a trabajar bajo condiciones inhumanas, a pesar de la mortal pandemia del COVID-19. Estos trabajadores describieron su experiencia en Arabia Saudita como horrorosa, por las prácticas inhumanas de sus patrocinadores. Esto llevó al Gobierno saudita a lanzar una iniciativa llamada “Programa Nacional de Transformación” para mejorar las relaciones contractuales para los trabajadores y abolir el controversial sistema kafala en 2021. Sin embargo, posteriores decisiones volvieron a implantar algunos aspectos del sistema kafala para algunas profesiones, lo que continuó con la crisis, ya que estas profesiones son las que más han sufrido bajo el sistema de patrocinadores, similar a una forma de esclavitud legalizada y regulada.
Han surgido numerosas historias trágicas sobre trabajadores de Egipto, Omán, Jordania, Siria, Yemen y otros trabajadores extranjeros, todas causadas por el sistema kafala. Aunque ya se han revelado algunos de estos casos, su exposición ha aumentado significativamente en redes sociales desde el estreno de la película. Otros casos permanecen sin denunciar por temor a perder sus empleos, enfurecer a sus patrocinadores o extender el acoso que a veces afecta también a las familias de los trabajadores.
Quienes más sufren por este sistema son los trabajadores de India, Bangladesh, Pakistán, Etiopia, Filipinas y otros países del este de Asia y África Central. Por las barreras del idioma y la falta de entendimiento de los términos contractuales, suelen venir de estratos sociales sin educación, lo que los hace vulnerables a violaciones y explotaciones inhumanas.
A pesar de la controversia internacional causada por la película, desde el punto de vista artístico y al margen de otras consideraciones, se trata de una obra cinematográfica intensa que cumple con todos los criterios de las grandes obras artísticas. Por lo tanto, se recomienda verla sin importar que el espectador tenga interés en problemas humanitarios o si simplemente le gusta el cine indio.
*Las ideas y opiniones expresadas en este artículo son solo del autor y no necesariamente reflejan la posición o política oficial de Raseef22.