
Elon Musk y el entredicho con la Corte Suprema de Brasil | Arte de Global Voices con imágenes de Daniel Oberhaus (2018) con licencia (CC BY 2.0) y Marcello Casal Jr, Agência Brasil (2020). Usada con autorización.
Desde el 8 de octubre y tras más de un mes de suspensión, los brasileños recuperaron el acceso a X (antes Twitter). El regreso fue gradual, y algunos proveedores de internet recién pudieron restablecer totalmente la plataforma al día siguiente.
El juez supremo Alexandre de Moraes permitió el regreso de X al país después de que la empresa —y su multimillonario dueño Elon Musk— accedió a cumplir con las órdenes legales estatales, como escribió en su resolución de ocho páginas:
O retorno das atividades da X BRASIL INTERNET LTDA. em território nacional foi condicionado, unicamente, ao cumprimento integral da legislação brasileira e da absoluta observância às decisões do Poder Judiciário, em respeito à soberania nacional.
El retorno de actividades de X BRASIL INTERNET LTDA. en territorio nacional fue condicionado, únicamente al cumplimiento integral de la legislación brasileña y de absoluta observancia de las decisiones del Poder Judicial, con respeto a la soberanía nacional.
La Procuraduría General de la República (PGR) también estuvo a favor de retirar la suspensión. El fiscal general, Paulo Gonet, dijo que no veía razones para mantener la suspensión después de que la empresa pagó 5.2 millones de dólares de multa, nombró un representante legal en Brasil, y cumplió con la solicitud de la Corte Suprema de bloquear algunas cuentas.
Después de semanas de que Musk enfrentó Moraes, al que llamó “dictador” y acosó por medios sociales, y hasta creó una cuenta verificada para publicar archivos judiciales confidenciales de Moraes, la cuenta Global Affairs de X publicó una declaración que destacaba su intención de actuar “dentro de los límites de la ley” en Brasil:
X is proud to return to Brazil. Giving tens of millions of Brazilians access to our indispensable platform was paramount throughout this entire process. We will continue to defend freedom of speech, within the boundaries of the law, everywhere we operate.
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O…
— Global Government Affairs (@GlobalAffairs) October 8, 2024
X está orgulloso de volver a Brasil. Darle a millones de brasileños el acceso a nuestra indispensable plataforma fue fundamental a lo largo de todo este proceso. Seguiremos defendiendo la libertad de expresión, dentro de los límites de la ley, en donde operamos.
Para cuando la suspensión fue efectiva en Brasil, a fines de agosto, la historias publicadas en la prensa nacional recordó que, aunque en un entredicho con la Corte Suprema brasileña, Musk ya había cumplido con bloquear cuentas y órdenes judiciales en otros países. Uno de los ejemplos mencionados fue una solicitud del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan en 2023.
Antecedentes
La suspensión de X fue solo el capítulo más reciente de un enfrentamiento de Musk, que ha visto que el valor de mercado de X ha caído 80% desde que compró la red, y el juez de la Corte Suprema brasileña.
Musk tuvo el respaldo de políticas brasileños con ideas similares al expresidente Jair Bolsonaro, y ha apoyado públicamente la campaña presidencial de Donald Trump en Estados Unidos, y parece haber buscado hacer una declaración política a través de resistirse a las órdenes judiciales de Brasil.
Como informa The Guardian:
The immediate trigger for the ban was Musk’s failure to name a local representative and pay millions of dollars worth of fines. But the backdrop was a long-running and politically charged battle between the outspoken tech billionaire and Brazil’s top court, which was trying to combat the dissemination of far-right misinformation and anti-democratic content on the social network.
Lo que desencadenó inmediatamente el bloqueo fue que Musk no designó un representante local y pagó millones de dólares en multas. Pero el telón de fondo era una antigua batalla con visos políticos entre el franco multimillonario tecnológico y la corte de mayor jerarquía de Brasil, que estaba tratando de combatir la difusión de información equivocada de la extrema derecha y contenido antidemocrático en la red social.
En septiembre, el medio brasileño UOL informó que la suspensión de X se fundamentaba en la investigación de una filtración de datos que incluía búsquedas de datos personales de policías federales, el propio Moraes y un empresario.
Según UOL, X sostuvo que ha bloqueado 223 cuentas desde 2020, según órdenes judiciales brasileñas. El medio dice que influenciadores y políticos asociados con Bolsonaro, conocidos como “bolsonaristas”, eran los principales afectados porque estaban publicando “noticias falsas, incitación y amenazas de golpe”. La plataforma no dio a conocer detalles sobre cuándo bloquearon o suspendieron las cuentas, o si algunos de las cuentas fueron restablecidas después. El medio R7 dice que antes de dejar sin efecto la suspensión, X entregó toda la información relevante a la Corte Suprema.
El sitio web de la Corte Suprema explicó que, a fines de septiembre, X había cumplido totalmente todos sus pedidos, como bloquear cuentas perjudiciales y designar un representante legal en Brasil. Sin embargo, la empresa no ha logrado demostrar que ha pagado las multas impuestas por incumplir las decisiones judiciales.
El 4 de octubre 4, G1 informó que X envió los 28 millones de reales (cerca de 5.2 millones de dólares) a una cuenta bancaria equivocada. Por eso, la plataforma tuvo que corregir el error antes de que se recuperara el acceso pleno.
Musk, que ya había criticado abiertamente a Moraes y hasta al presidente Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores, PT), que no tiene voz ni voto en las órdenes judiciales, no publicó nada en su cuenta sobre el regreso de X a Brasil.
El resultado
En entrevista con la televisora Globo News, el antropólogo brasileño David Nemer analizó las acciones de Musk, y señaló que Brasil es el segundo en generar datos en la plataforma en todo el mundo. Se refirió a estos datos como un activo digital que usan las plataformas para ganar dinero con publicidad: “Vio que [Brasil] era un gran mercado para su plataforma”, dijo Nemer.
La suspensión estuvo vigente hasta el 8 de octubre —dos días después de las elecciones municipales que hubo en todo el país—, lo que llevó a algunos a especular que la suspensión puede haber afectado los resultados electorales. Nemer dijo, “Esta no es una plataforma que esté insertada en los cuatro rincones de Brasil. El algoritmo tiende a alimentar burbujas ideológicas, que no promueven conversaciones entre diferentes grupos”.
En un artículo de The Telegraph, el periodista británico Sam Cowie, que ha vivido en Brasil desde 2011 y usaba Twitter (ahora X) como herramienta periodística, comentó:
Ultimately, the lessons of this ban have not been about technology itself but how humans use it. For the 2010s, a decade of decentralised mass protests and frustrated revolutions, including in Brazil, Twitter was perhaps the technology best suited to the moment.
For me, Twitter’s ban in Brazil is not an issue of free speech. As mentioned, Musk has caved to the demands of countries in the past, albeit after some initial resistance. While Justice Moraes can credibly be accused of overreach, in some cases at least, the Twitter ban follows a familiar pattern in Brazil and the wider question of big tech vs national sovereignty. It’s just that Musk has been more theatrical about it.
If this episode has shown me anything, it’s that we journalists — and humans in general — are adaptable creatures, able to break our tech habits and move on quickly. Big tech CEOs would do well to remember that.
Por último, las lecciones de este bloqueo no han sido sobre tecnología en sí mismo, sino en cómo los humanos la usan. En la década de 2010, años de protestas masivas descentralizadas y revoluciones frustradas, hasta en Brasil, Twitter fue tal vez la tecnología más adecuada para el momento.
Para mí, el bloqueo de Twitter en Brasil no es sobre la libre expresión. Como se mencionó, ya antes Musk ha cedido a los pedidos de los países, a pesar de algo de resistencia inicial. Aunque el juez Moraes puede ser acusado creíblemente de abarcar demasiado, en algunos casos al menos, el bloqueo de Twitter sigue un patrón conocido en Brasil y asunto mayor de grandes empresas tecnológicas contra soberanía nacional. Es solo que Musk ha sido más teatral al respecto.
Si este episodio me ha mostrado algo, es que los periodistas —y los humanos en general— somos criaturas adaptables, que podemos cambiar nuestros hábitos tecnológicos y avanzar rápidamente. Los presidentes ejecutivos de las grandes empresas tecnológicas deberían recordar eso.