En el guardarropa: Las prendas de vestir femeninas están cada vez más vigiladas en Tayikistán

Recopilación de imágenes de la página de Facebook. Fotografía de Steve Evans en Flickr. Sin derechos de autor. [/pie de foto]

Este artículo lo escribió Alva Omarova para Vlast.kz y se publicó el 11 de septiembre de 2024. Global Voices publica una versión editada en virtud de un acuerdo de asociación de medios. 

Muchas mujeres de Tayikistán están sometidas a un control absoluto en casi todos los aspectos de su vida cotidiana, por parte de sus maridos, sus familiares y el Estado. Esta tendencia cobró mayor intensidad cuando el presidente Emomali Rahmon el 21 de junio de 2024 firmó una ley que prohíbe terminantemente vestir prendas consideradas “incompatibles” con la cultura nacional tayika.

Regulación estatal de las prendas de vestir femeninas

La campaña en Tayikistán para limitar la ropa que las mujeres pueden vestir en público comenzó en 2007, cuando se prohibió usar el hiyab en las escuelas, y en 2009 en las instituciones públicas. En 2015, se informó que las autoridades tayikas celebraron reuniones con escuelas y vendedores de prendas femeninas para instruirles sobre la importancia de la vestimenta nacional tayika.

En 2017, las autoridades tomaron medidas severas contra las tiendas que vendían muñecas vestidas con hiyabs u otras ropas islámicas. Rahmon, que ha ejercido la presidencia desde 1994, también encomendó a una comisión especial que estableciera un código de vestimenta más «apropiado» para los ciudadanos.

En septiembre de 2017, la gente de Tayikistán recibió mensajes de texto del Gobierno que le recordaba que se vistiera con trajes nacionales en “encuentros tradicionales”, en cumplimiento de una ley de agosto de 2017 que obligaba a los ciudadanos a vestirse con trajes nacionales en actos como bodas y funerales.

En 2018, el Ministerio de Cultura fue más allá y publicó un libro de 367 páginas titulado «Guía de prendas de vestir recomendadas en Tayikistán», dirigido a niñas y mujeres de siete años de edad en adelante. Incluía recomendaciones sobre la longitud de las mangas, el largo de las faldas, los tejidos y recomendaciones para el calzado: los tacones son imprescindibles. Aunque el libro no llegó a convertirse en ley, envió un mensaje contundente a las mujeres de Tayikistán. No es decisión suya qué ropa vestir.

Normas y restricciones patriarcales generalizadas

Tayikistán es una sociedad patriarcal donde el control sobre la vida de las mujeres está profundamente arraigado. Las encuestas revelan que el 29% de las mujeres casadas han sufrido control social por parte de su pareja actual o la más reciente, que incluyen restricciones  sobre las personas con quienes podían hablar y los lugares a los que les estaba permitido ir. Casi el 30% de las mujeres con empleo declararon no tener voz ni voto para decidir cómo gastar su propio dinero. Es más, el 49% de las mujeres no participan en la toma de decisiones sobre su propia asistencia de salud, las principales compras del hogar o los planes de viaje.

Ante estas cifras, no es difícil entender por qué las autoridades de Tayikistán consideran normal restringir, controlar y vigilar la vestimenta de las mujeres.

Esto se ve exacerbado por el temor de las autoridades al extremismo islámico en Tayikistán. En los últimos años, extremistas procedentes de Tayikistán presuntamente han cometido numerosos atentados terroristas de gran magnitud a nivel mundial, como del Ayuntamiento de Crocus, en Moscú. Las autoridades olvidan que en Tayikistán las mujeres no son quienes deciden qué ropa ponerse, sino sus maridos o padres, que a menudo controlan su paradero y sus retribuciones económicas, y no suelen considerar necesario que las mujeres reciban educación o trabajen.

Otros países de Asia Central han tratado también de controlar las prendas de vestir de las mujeres. En Turkmenistán, las mujeres están sujetas a restricciones arbitrarias sobre cómo vestir. En Kazajistán,  las escuelas prohibieron los hiyabs y los pañuelos en 2023, lo que causó que muchas niñas faltaran a clase.

Aplicación de la nueva ley

Actualmente, en Tayikistán, a las mujeres las pueden multar con una cantidad de entre 750 y 6000 dólares por vestir, vender o distribuir prendas de vestir extranjeras que sean consideradas «incompatibles con la cultura y las tradiciones nacionales». Ha habido también informes de mujeres a quienes se ha advertido que se les multará en caso de no vestir correctamente al entrar a centros médicos.

Una carga extra para las familias en Tayikistán es el costo que supone vestir el traje nacional. Por lo general, los trajes tradicionales tayikos se confeccionan a medida, y los tejidos pueden resultar muy caros para los ciudadanos de a pie.

Los líderes religiosos de Tayikistán, con autorización del Estado, no tardaron en seguir el ejemplo del Gobierno: apenas un mes después de que el presidente firmó la reciente ley, el Consejo de Ulemas de Tayikistán, formado por académicos religiosos, emitió una fetua que prohibía a las mujeres vestir ropa negra, ajustada o transparente.

El mensaje se difunde también en las universidades. Este verano, una publicación de la Universidad Médica Estatal Avicena de Tayikistán instaba a las mujeres a prescindir de la ropa negra y ajustada y del hiyab, y afirma que las mujeres no entienden que ese tipo de ropa supone una falta de respeto a la nación tayika. Pero vestirse es un gesto individual de autoexpresión, y no debe interpretarse como una falta de respeto a una cultura o a un Estado.

Esta práctica contradice claramente a la ley internacional de los derechos humanos que establece que, como norma general, el derecho a la libertad de religión o creencia y la libertad de expresión significa que todas las personas deben ser libres de elegir qué, y qué no vestir. Los Gobiernos están obligados a respetar, proteger y garantizar el derecho de toda persona a expresar sus creencias o convicciones personales o su identidad. Deben crear un entorno que permita a todas las personas tomar esa decisión sin coacciones.

Esto significa para Tayikistán que no se pueden alegar argumentos religiosos, culturales o tradicionales para coartar a quienes deseen vestir de otra manera. A la vez, Tayikistán debe tomar medidas adicionales para proteger a las mujeres de ser coaccionadas por miembros de la familia, la comunidad o, grupos o líderes religiosos para que se vistan de determinada manera.

Como dijo una activista tayika anónima a la autora y representante de la Asociación Internacional de los Derechos Humanos: “nadie tiene derecho a imponernos por ley lo que es una vestimenta culturalmente apropiada. El derecho a la autodeterminación, el derecho a elegir lo que somos y cómo nos presentamos, hace que nos sintamos orgullosas mujeres de Tayikistán”.

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