En 2024, el presupuesto de defensa de Irán está dispuesto para alcanzar los 16 700 millones de dólares —un aumento del 20% comparado con el año anterior y supone el 25% del presupuesto nacional, según datos publicados recientemente por el Open Data Center de Irán. Este sustancial aumento en gastos militares aparece en un momento en el que la economía iraní sufre por una creciente inflación y un debilitado poder adquisitivo.
Sin embargo, Irán no es el único que prioriza gastos militares entre dificultades económicas; este patrón se refleja en otras partes del mundo, países de Asia Occidental y otras partes de Asia, Europa y Estados Unidos aumentan sus presupuestos de defensa como respuesta a los crecientes conflictos y el incremento de amenazas a su seguridad.
Dinámicas globales y regionales
El aumento del gasto de defensa iraní no puede analizarse por sí solo. La creciente guerra israelí sobre Gaza y Líbano, así como la rivalidad con países como Arabia Saudita, tienen un papel crucial en la definición de las prioridades de defensa de Teherán. Israel, que recientemente asesinó a Ismail Haniye de Hamás en Teherán, y aumentó sus amenazas para Irán, lo que incrementó su presupuesto militar un 24% en 2023, con lo que alcanzó los 27 500 millones de dólares. En gran parte, esto se debió a su devastadora incursión en Gaza, en la que el país ha arrojado 70 000 toneladas de explosivos sobre la franja en seis meses, el doble de la fuerza explosiva de las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas. Más recientemente, Israel ha desatado una devastadora campaña explosiva sobre Líbano, en la que ha matado a más de 2000 personas, según el ministro de Salud de Líbano.
Mientras tanto, Arabia Saudita sigue siendo el país con el mayor gasto militar en Asia Occidental, que aprovecha su gran riqueza petrolera para asegurar su dominio regional. Sin embargo, para Irán es un poco más difícil mantener los gastos, pues se le impusieron altas sanciones económicas y enfrenta una grave inflación, por lo que las inversiones militares son una carga mayor relativa para su capacidad económica.
La expansión militar en estos países refleja el amplio alcance del conflicto entre Estados Unidos e Irán. Estados Unidos e Israel mantienen una posición agresiva con Irán, por preocupación sobre las ambiciones nucleares de Teherán y su influencia en conflictos cercanos en la región.
Mientras que Israel y Arabia Saudita aumentan su gasto en defensa, a Irán también le preocupa la amenaza que supone la presencia estadounidense en la región. Estados Unidos mantiene una red de bases militares a lo largo de Asia Occidental, desde Catar a Irak, lo que supone un reto estratégico para las ambiciones de Irán. Esta dinámica fomenta una carrera armamentista en la que cada posición justifica el aumento de gasto militar con el argumento de las amenazas que representan los demás, que deriva en un ciclo autorreforzado de militarización.
La creciente importancia de las IRGC
Una gran parte del creciente presupuesto de defensa de Irán está asignado al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI), poderosas entidad que ejerce control económico y militar dentro del país. La influencia del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán va más allá de las operaciones militares convencionales; controla una amplia red de negocios e industrias, que incluyen la construcción, las telecomunicaciones y el petróleo. Esta independencia financiera les permite eludir las designaciones tradicionales del presupuesto nacional, lo que aumenta su control sobre los recursos del país.
Según SIPRI, Irán — la cuarta potencia militar en Asia Occidental en 2023 — aumentó el presupuesto militar asignado al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, de 27% a 37% entre 2019 y 2023.
Más allá del gasto oficial, las actividades económicas del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán generan ingresos adicionales no oficiales, que hacen difícil saber con certeza el alcance del financiamiento militar iraní. Estas redes financieras reflejan el énfasis estratégico de Irán en defensa a pesar de su economía frágil, con una inflación que alcanza el 35% y el aumento descontrolado de los precios de productos de primera necesidad.
Tendencia global a la militarización
La expansión militar de Irán encaja dentro de una tendencia global de aumento del gasto militar, sobre todo en regiones en las que hay una aumento en los conflictos. En Europa, los presupuestos militares se han disparado desde la invasión rusa sobre Ucrania en 2022. Alemania aumentó significativamente el gasto militar, con la asignación de un fondo especial de 100 000 millones de euros en 2022 para modernizar sus fuerzas armadas.
Según un informe de Greenpeace en 2023, «desde hace diez años, Alemania ha aumentado su gasto militar real en un 42%». Este patrón visto en Europa —en el que las dificultades económicas, la inflación alta y las crisis energéticas coexisten con un aumento en el gasto militar— refleja la situación en Irán. Ambas regiones están desviando una significativa cantidad de recursos al Ejército, a costa del gasto social, lo que revela una priorización global de la seguridad militar en un mundo cada vez más volátil.
Asia Oriental también muestra un aumento en el gasto militar provocado por el aumento de las tensiones. China, la segunda potencial militar global con un presupuesto de 296 000 millones de dólares en 2023, ha aumentado 6% desde 2022 según SIPRI. Mientras tanto, los presupuestos de defensa en Japón y Taiwán crecieron 11% en el mismo periodo mientras que las tensiones en el mar del Sur de China están en aumento, sobre todo por la creciente presencia militar de Estados Unidos que busca ser el contrapunto de la ascensión de China.
Inestabilidad en aumento
El aumento del gasto en defensa en Asia Occidental, Europa y Asia Oriental, entre otros, refleja una creciente inestabilidad a nivel global, en parte producto de la incapacidad de instituciones de Naciones Unidas de lograr los objetivos para los que fueron creadas, como mantener la paz, diplomacia y la prevención de conflictos.
Los países se preparan para potenciales conflictos que abarquen múltiples regiones, lo que crea un ambiente en el que la seguridad está determinada cada vez más por el poder militar y ni por la diplomacia. Nan Tian, investigador principal en SIPRI, destacó que «los Estados están priorizando la potencia militar pero se arriesgan a una espiral de acción-reacción en un panorama geopolítico de seguridad cada vez más volátil».
Este giro aparece en un momento de dificultades económicas, en los que el gasto social suele sacrificarse por inversiones militares. La naturaleza interconectada de estos conflictos apunta a un mundo que se está acercando cada vez más al conflicto en lugar de a la cooperación.