Con las inundaciones del 28 de septiembre de 2024 en el Gran Nepal, los habitantes de Katmandú entendieron completamente la gravedad de botar la basura en los sagrados ríos del valle.
Incluso semanas después, bolsas plásticas continúan flameando como banderas en las ramas más altas de los árboles en los suburbios Teku y Sankhamul de la capital nepalí, como claros recordatorios de la altura que alcanzó el agua en aquel catastrófico día. Pedazos de tela, poliestireno, botellas plásticas y otros residuos permanecen esparcidos sobre las aceras destruidas y los embarcaderos en las orillas del río Bagmati.
Esa fue la revancha de los ríos. El Bagmati, el Vishnumati, el Manohara y el Nakkhu contraatacaron a los habitantes de la ciudad por tratar a los alguna vez sagrados ríos como depósitos de basura. Los ríos regresaron la basura justo al mismo lugar de donde salió.
“Si no queremos que el monzón arrastre la basura, debemos darle importancia a la gestión de residuos”, dijo Shilashila Acharya de Avni Ventures, compañía de reciclaje de Katmandú. “Los vertederos con frecuencia se encuentran cerca de las orillas de los ríos. Por lo que, también deberíamos replantearnos las ubicaciones de estos depósitos de basura”.

Imagen de Suman Nepali en Nepali Times. Usada con autorización.

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El plástico de un solo uso es la mayor fuente de desechos en el valle de Katmandú, que tiene un uso diario estimado de cinco millones de bolsas plásticas. Todos los días se arrojan alrededor de 800 toneladas de este material no biodegradable al río o en vertederos.
Los recolectores de basura recogen los plásticos más gruesos, como las botellas y otros artículos del hogar para reciclarlos. Sin embargo, las bolsas plásticas de un espesor menor a 20 micrones, que con frecuencia se utilizan para transportar vegetales u otros alimentos, simplemente se descartan. Se necesitan 500 años para que una sola bolsa plástica se degrade por completo, pero los microplásticos contaminan el agua potable y se introducen en la cadena alimentaria humana.
Los plásticos que se arrojan negligentemente en los ríos pueden obstruir los sistemas de drenaje, alterar el ciclo del agua y envenenar la fauna silvestre y especies acuáticas. Las compañías de recolección de basura se han dado cuenta de que se puede ganar dinero de la basura y están haciendo un gran negocio con reciclaje de botellas y artículos grandes. Sin embargo, como las bolsas plásticas finas no son reciclables, con frecuencia terminan arrastradas por el río Balmati hacia la llanura.

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“Las campañas de limpieza no son suficiente. Cuando limpiamos, recolectamos la basura de un sitio y la arrojamos en otro, probablemente en un vertedero. Esto no resuelve el gran problema de los residuos”, dijo Nabin Maharjan de Blue Waste to Value (BW2V) que recicla residuos y los convierte en productos comercializables como utensilios de cocina.
Añade: “En cambio, lo que podemos hacer es recolectar los residuos de forma aislada, convertirlos en productos y venderlos. Así es como puede desarrollarse una economía circular. El Gobierno y las autoridades locales deberían involucrarse”.
Los gobernantes de Nepal han intentado en muchas ocasiones prohibir las bolsas plásticas de polietileno y de las un solo uso de un espesor menor a 20 micrones, pero estas regulaciones rápidamente se derogaron debido a la presión de los importadores de pélets de plástico con conexiones políticas.
Al menos siete tipos de plásticos cuelgan de las barandas de las orillas del Bagmati y se balancean de los árboles en la confluencia con el Vishnumati, en Teku. El grado más bajo son las bolsas de plástico fino de un solo uso que deben prohibirse totalmente.

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Pero semienterradas en el sedimento de la llanura inundable del Bagmati hay botellas de PET (pereftalato de polietileno), que pueden reciclarse con facilidad. Aunque los recolectores de residuos recogen la mayoría de estos y otros materiales reciclables antes de descartarlos, muchas terminan en el río. Sin responsabilidad ampliada del productor, el Gobierno nepalí no exige que los fabricantes garanticen un reciclaje adecuado.
“El paso primordial para gestionar residuos comienza con la separación de los desechos biodegradables de los que no lo son desde un principio. En segundo lugar, debería haber más vertederos planificados dentro de la comunidad. A pesar de que preferimos que los basureros estén lejos de la ciudad, unos más pequeños planificados ayudan a hacer un mejor manejo de los residuos de una comunidad», añade Acharya.
“Lo tercero es la colaboración que puede existir entre las autoridades gubernamentales como las municipalidades de Katmandú, con organizaciones privadas que ya están trabajando en la gestión de residuos. Esta colaboración puede ayudarlos a gestionar mejor la desechos” dijo.

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El valle de Katmandú produce aproximadamente 1200 toneladas de residuos al día, y gran parte termina mezclada en el vertedero de Banchare Danda de Nuwakot, pues el que se utilizaba antes en Sisdole se llenó en 2022. Cerca del 65% son desechos orgánicos domésticos que pueden convertirse en compost con facilidad y que no deben terminar en un vertedero.
La mayoría del papel, botellas plásticas, metal y vidrio puede reciclarse fácilmente si se separa desde un principio, como prometió el alcalde Balen Shah en su campaña política. Esto podría reducir el volumen de basura que se envía al vertedero en las flotas de camiones recolectores cada día.
Quienes viven cerca de Banchare ya están expuestos a serios riesgos de salud por el agua contaminada por la lixiviación del vertedero.
Nabin Maharjan dice: “Tenemos que empezar a trabajar en minimizar la generación de residuos. Hasta que no se tome en serio la prevención de residuos, el ciclo de personas que arrojan la basura y otras que la limpian no va a terminar nunca”.

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