Centro de rehabilitación en Nigeria adopta iniciativa musical para combatir la drogadicción

Jeremiah ‘Spokesman’ Aluwong, director de LightWK (sentado en el medio), con internos del Light Centre. Foto de LightWK, utilizada con autorización.

La Agencia Nacional de Lucha contra las Drogas de Nigeria (NDLEA) afirma que 14,3 millones de nigerianos padecen de trastornos por abuso de sustancias, y que uno de cada cuatro consumidores de drogas es mujer. Trágicamente, cada año este país de África Occidental registra 2,5 millones de muertes relacionadas con el consumo de drogas. Las proyecciones muestran que para 2030 habrá un aumento del 40% en el uso de drogas psicoactivas en África.

En un esfuerzo por frenar este problema generalizado, el Light Centre, centro residencial gratuito de rehabilitación y capacitación por medio de la fe dirigido por la misión LightWK en Kaduna, Nigeria, ayuda a consumidores de sustancias, traficantes y otras personas con una gama de servicios de atención para recuperación, remedio y rehabilitación.

“Creemos que una verdadera transformación duradera ocurre cuando se cambia el corazón. La adicción es un síntoma de otra cosa, y es por es que muchos centros de rehabilitación fracasan: porque intentan lidiar con la sustancia, pero ese no es el problema. Hay una causa fundamental”, dijo Jeremiah Aluwong, director de LightWK, durante una entrevista presencial con Global Voices.

Mishael Sambo, de 25 años, es un interno del Light Centre. Ha perdido la cuenta de las veces que ha sido arrestado. “Me acostumbré a las esposas cuando era adolescente. La Policía y los agentes antidrogas me han arrestado muchas veces. Aunque mis padres no lo saben. Siempre hay una manera de salirme de esto”, confesó al hablar con Global Voices.

Mishael Sambo. Foto de la misión LightWK, utilizada con autorización.

Sambo, que alguna vez estudió producción de cine y televisión en NTA College en Jos, tuvo dificultades para continuar sus estudios cuando su adicción a las drogas pasó del analgésico tramadol al crack. Recuerda: “Un estudiante de último año de mi internado de secundaria me sugirió tramadol para ayudarme a conciliar el sueño. Luego comencé a abusar del fármaco, pero después una exnovia me introdujo al crack. Fue entonces cuando comencé a vender mis cosas, a cometer delitos y a utilizar mis pertenencias como garantía”.

Después de desperdiciar repetidamente el dinero del transporte que su familia le enviaba para regresar a su ciudad natal de Kaduna, Sambo permaneció en Jos hasta que acumuló una fuerte deuda con un traficante de cocaína que amenazó con matarlo. Fue entonces cuando finalmente huyó y regresó a casa.

“Les dije a mis padres que necesitaba ayuda, que necesitaba rehabilitación, pero nadie me hizo caso y empeoré: robaba, mentía a mis padres hasta que me echaron”.

Añadió: “Volví a la calle. Era el único lugar que conocía. Drogándome en la jungla (una guarida para drogarse) hasta que las cosas se salieron de control. No tenía dinero ni ropa para cambiarme. Entonces decidí volver a casa. Me abrieron la puerta, lo que no esperaba que sucediera tan fácilmente. Me hablaron de este centro de rehabilitación. Solicité entrar, me evaluaron y aceptaron”.

Cuando le preguntaron sobre la correlación entre el abuso de sustancias y la delincuencia, el director general de la Oficina Estatal de Kaduna para el Abuso, la Prevención y el Tratamiento de Sustancias (KADBUSA), Joseph O. Ike, dijo a Global Voices: “Los actores principales suelen ser los jóvenes en sus etapas más productivas de la vida. El abuso de drogas empeora la criminalidad, la inseguridad y otros índices sociales negativos en las comunidades donde prevalece”.

Un método musical a la locura

Cuando Jeremiah “Spokesman” Aluwong, rapero cristiano ahora convertido en pastor comenzó a evangelizar en las “junglas”, no alcanzaba a imaginar que su misión incluiría un centro de rehabilitación residencial. En un intento por crear una forma sistemática de orientar a los jóvenes mientras utiliza su don artístico, nació la misión de LightWK.

Jeremiah ‘Spokesman’ Aluwong. Foto de la misión LightWK, utilizada con autorización.

“Empezamos a ir a las junglas de Kaduna para rapear y predicar el evangelio. Más de mil chicos se reunieron en una noche. Les encantaba vernos allí: pastores con camisetas sin mangas y gorras [gorras de béisbol], sin cuello. Cantábamos y todos estaban felices. Durante el COVID, siempre estaba en las junglas, interactuaba con estos chicos, les llevaba suministros sanitarios [mascarillas y desinfectantes]. El Gobierno no iba. A nadie realmente le importaba. Tenían rastas, madres solteras. Las iglesias no los aceptaban. Los excluyeron. Me convertí en su pastor. Cuando los arrestan, les pago la fianza”.

Una de las guaridas de drogas más notorias de Kaduna, “Calle Negra”, se convirtió en una de las 154 junglas donde LightWK evangelizaba todos los viernes y sábados, pero no se limitaban solamente a rapear y predicar.

“No creo que sea suficiente simplemente ir a predicar. Creo en la difusión del evangelismo. Creo que la gente debería tener una base y tener raíces».

En una actividad en el estado de Gombe, algunos padres se acercaron a Aluwong y le pidieron ayuda para sus hijos que abusaban de sustancias, pero no tenía espacio para alojarlos.

El comienzo del Light Centre

El Light Centre se creó en 2021. “Si íbamos a ayudar a personas de fuera de esta ciudad, necesitábamos un lugar donde alojarlas. Decidimos ejecutarlo de forma gratuita porque la mayoría de quienes viven en las calles no pueden pagar el costo de la rehabilitación”, reveló Aluwong.

El Light Centre adoptó un modelo biopsicosocial-espiritual, y ofrece cursos de capacitación, clases de teología cristiana y talleres de desarrollo personal.

“Aquí toda gira en torno al CART (terapia que tiene a Cristo como en centro de la terapia de rehabilitación). Los adictos son cautivos de un estilo de vida, pero el evangelio los libera, y hemos visto que eso sucede una y otra vez”, explicó Aluwong mientras citaba las Escrituras.

Hay estudios que sugieren que la religión y la fe espiritual pueden ayudar a evitar y recuperarse del abuso de sustancias, en gran parte debido al apoyo social y una comunidad fuerte que puede surgir en espacios que giran en torno a la fe. Si bien se reconoce que los medicamentos y las intervenciones psicológicas son importantes para rescatar y rehabilitar, los estudios concluyeron que no son suficientes.

Pasar una nueva página

El Light Centre ha graduado a 251 hombres y mujeres, desde sus inicios. Como James Pirmah, de 29 años. Le dijo a Global Voices que la parte más difícil de su recuperación del uso de diversas sustancias fue lidiar con los síntomas de abstinencia. Después de completar 14 semanas de rehabilitación interna y una pausa de evaluación de un mes en la que estuvo expuesto a sus factores desencadenantes y tentaciones, se dio cuenta de lo que le faltaba en su vida desde el principio: una comprensión más profunda de Dios. “En realidad, si hubiera conocido a Cristo antes, no creo que hubiera llegado tan lejos”, dijo.

Pirmah, que es graduado en informática, ahora está estudiando un curso en línea sobre análisis de datos y trabaja para regresar a la escuela y obtener un título superior. Como él, muchos otros que cumplieron con los objetivos del Light Centre han pasado una nueva página y ahora pertenecen a una nueva comunidad.

James Primah. Foto de la misión LightWK, utilizada con autorización.

Según Aluwong, el 95% de los exresidentes del Light Centre han progresado positivamente, ya que algunos ahora tienen un empleo remunerado y otros han regresado a la escuela. “No planteamos sobriedad. Es comunidad y responsabilidad. Queremos que asuman su responsabilidad; por eso son libres de hablar sobre su experiencia. Incluso cuando se van, somos una familia para ellos. Veo todo su potencial y lo que pueden llegar a ser. Solo quiero verlos ganar; eso me da alegría. Si tuviera todo el dinero del mundo, lo daría todo para apoyarlos. Todavía ayudamos económicamente a algunos después de su recuperación porque sus familias los han abandonado”.

Cuando Global Voices visitó el centro, no había ninguna chica en ese momento.

El centro funciona de forma gratuita, pero Aluwong reveló que en promedio el costo de recuperación por persona es de 1,6 millones de naira (unos mil dólares). Sólo se admiten 10 personas por sesión:

“El centro se ha autofinanciado sin subsidio alguno. Otra razón por la que ofrecemos recuperación gratuita es porque cuando vienen aquí sin pagar un centavo, no solo se sienten honrados, sino que se dan cuenta de que estamos haciendo esto con amor genuino”.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.