Presencia de Taiwán en Somalilandia: Entrevista con el embajador Allen Lou

Imagen cortesía del autor. Utilizada con autorización.

Taiwan y Somalilandia son dos países que operan en marcos internacionales complicados, ya que la comunidad internacional no los reconoce, o los reconoce parcialmente. Ambos territorios operan de forma independiente, pero siguen sin ser reconocidos por las principales potencias mundiales: Desde 1949, Taiwán es reclamado por la República Popular China en virtud de la política una sola China y Somalilandia, que declaró su independencia de Somalia el 18 de mayo de 1991 se le sigue considerando parte de Somalia en virtud de la política una sola Somalia. Taiwán tiene una población aproximada de 23 millones de habitantes, mientras que en Somalilandia viven unos 5.7 millones de personas.

En 2020, Taiwán y Somalilandia dieron un paso audaz cuando establecieron oficinas de representación mutua: La oficina de Taiwán en Hargesia abrió el 17 de agosto, y la de Somalilandia en Taipéi el 9 de septiembre 9. Estas medidas supusieron un importante avance diplomático y reforzaron su búsqueda mutua de reconocimiento.

Ceremonia de inauguración de la Oficina de Representación de Taiwán en la Republica de Somalilandia. Imagen de Wikipedia, Dominio público.

Para saber más sobre el desarrollo de esta relación, Global Voices entrevistó al embajador Allen Lou (羅震華), representante de Taiwán en Somalilandia, que contó sus ideas sobre cómo esta asociación ofrece una alternativa democrática a la influencia de China en África a través de proyectos de desarrollo que destacan la gobernabiidad y la sostenibilidad. El debate ahondó en cómo su cooperación sirve de contrapeso a la creciente presencia de Pekín y explora las implicaciones globales más amplias de su alianza.

La relación diplomática entre Taiwán y Somalilandia es emblemática de una mayor rivalidad geopolítica entre Taiwán y China, especialmente en África. Según Lou, mientras que China se ha establecido como actor económico dominante a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI por sus siglas en ingles), que se caracteriza por proyectos de infraestructura a gran escala y préstamos en los países en desarrollo, Taiwán se ha centrado en crear asociaciones basadas en el respeto mutuo y valores democráticos. Este contraste se refleja claramente en las estrategias divergentes que cada uno emplea: el planteamiento de Pekín suele implicar inversiones que dejan a los países sumidos en deudas, mientras que Taiwán destaca proyectos sostenibles de desarrollo de capacidades.

La opinión de Lou sobre la influencia China en África es clara:

China’s BRI is not just about infrastructure; it’s about creating dependency, both economic and political. Taiwan’s initiatives in Somaliland serve as a counterweight to China’s growing dominance. Somaliland is a beacon of democracy in East Africa, much like Taiwan is in Asia. Our presence here is not only about development cooperation; it’s about safeguarding democracy in a region where China is trying to expand its autocratic model.

La Franja y la Ruta de China no consiste solo en infraestructuras; se trata de crear dependencia, tanto económica como política. Las iniciativas de Taiwán en Somalilandia sirven de contrapeso al creciente dominio chino. Somalilandia es un faro de democracia en África Oriental, como lo es Taiwán en Asia. Nuestra presencia aquí no se limita a la cooperación al desarrollo; se trata de salvaguardar la democracia en una región en la que China intenta expandir su modelo autocrático.

Una visión para Somalilandia: Más allá de la ayuda

“La cooperación de Taiwán con Somalilandia no se limita a la ayuda: se trata de construir asociaciones a largo plazo fundadas en el respeto mutuo y los valores compartidos. Somalilandia y Taiwán comparten una lucha común por el reconocimiento internacional, y ahí es donde empiezan nuestros lazos. Nuestra perspectiva considera a las personas, la salud, la agricultura, la educación y la tecnología, a diferencia de las iniciativas económicas de mano dura de China, que a menudo conducen a la dependencia financiera”, explicó Lou.

A diferencia de los grandes proyectos de infraestructuras de la Franja y la Ruta, las iniciativas de Taiwán son de menor envergadura, pero están diseñadas para fomentar la autosuficiencia. “No estamos aquí para crear dependencia; estamos aquí para enseñar a la gente a pescar, no solo para darles pescado”, señaló Lou, que repite la filosofía taiwanesa de desarrollo sostenible.

Ceremonia de inauguración de la Oficina de Representación de Taiwán de la Republica de Somalilandia. Imagen de Wikipedia, Dominio publico.

Lou destacó el papel único de la oficina de representación de Taiwán en Somalilandia, que la distingue de otras presencias diplomáticas del mundo. “En otros lugares, se pueden encontrar embajadas de la República de China en países como Eswatini — la única nación africana que reconoce a Taiwán — u oficinas de representación de Taipéi en lugares como Nigeria y Burkina Faso”, aclaró. “Pero aquí en Somalilandia, el uso explicito de ‘Taiwán’ supone un cambio significativo”. Esta distinción subraya la evolución de la identidad de Taiwán y su afirmación de soberanía en la escena mundial, independiente tanto de la República Popular China de Mao Tse-tung como de la República de China de Chiang Kai-shek.

La presencia de Taiwán en Somalilandia no es solo simbólica; está respaldada por iniciativas concretas destinadas a fomentar el desarrollo sostenible y mejorar las capacidades locales. Taiwán ha puesto en marcha proyectos en salud, agricultura, tecnologías de la información y la comunicación y formación profesional, y ofrece becas para que estudiantes somalíes en Taiwán. Además, se invita a personal militar de Somalilandia a recibir formación en Taiwán, lo que refuerza aún más la asociación entre ambas naciones. Desde la perspectiva del embajador, estas iniciativas contrastan fuertemente con las aventuras económicas de China en África, que a menudo conducen a la dependencia financiera. En cambio, el planteamiento de Taiwán refleja su compromiso de potenciar a Somalilandia como socio estable y democrático en la región.

Resolución 2758 de Naciones Unidas: un campo de batalla diplomático

Para Taiwán, un elemento clave de su reconocimiento internacional es su narrativa en torno a la Resolución 2758 de Naciones Unidas. Aprobada en 1971, la resolución reconocía a la República Popular China como “el único representante de China ante Naciones Unidas”, que sustituyó a la República de China, comúnmente reconocida como Taiwán.

Lou ofrece una perspectiva matizada y poco convencional de la resolución. Explica que su resolución original no era expulsar a Taiwán en su conjunto, sino específicamente a los representantes de Chiang Kai-shek, el líder de la República de China, que gobernó ente 1928 y 1975. Tras perder la Guerra Civil China frente al Partido Comunista Chino, el gobierno de Chiang se retiró a Taiwán en 1949 y siguió reclamando la representación de toda China en Naciones Unidas. La Resolución 2758 de Naciones Unidas de 1971 cambió esta representación a la República Popular China, eliminó a los delegados de Chiang pero sin abordar directamente la situación de Taiwán. “La resolución se centraba en la sede de la República Popular China, no en Taiwán”, explicó. “Desde entonces, la República Popular China ha tergiversado la resolución para dar a entender que Taiwán forma parte de China, pero ése nunca fue el significado original”. Lou señaló que, aunque la resolución establece los “legítimos derechos de la República Popular China en Naciones Unidas”, nunca menciona explícitamente a Taiwán ni a su pueblo.

Lou señaló además que la mayoría de las naciones, incluidos Canadá y Estados Unidos, tomaron nota de la Resolución 2758 pero no reconocieron formalmente a Taiwán como parte de la República Popular China. “Hay una diferencia sutil pero importante”, explicó Lou. “Estados Unidos y Canadá reconocieron a la República Popular China como representante de China, pero nunca han reconocido formalmente a Taiwán como parte de China”.

Según Lou, Pekín esgrime su interpretación de la resolución como arma diplomática para aislar a Taiwán y excluirla de organizaciones internacionales, como Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto forma parte de una estrategia más amplia de la República Popular China para ampliar su influencia a nivel mundial, especialmente en regiones como África.

Somalilandia enfrenta una lucha similar por el reconocimiento internacional.

A pesar de haber declarado su independencia de Somalia en 1991, ningún país reconoce formalmente a Somalilandia, aunque mantiene relaciones diplomáticas con varias naciones y entidades, como Taiwán. La estrategia de Somalilandia para obtener reconocimiento se basa en demostrar su estabilidad, su gobernanza democrática y su potencial económico, sobre todo a través de asociaciones estratégicas.

Una de esas asociaciones es el Memorando de entendimiento de enero de 2024 con Etiopia, cuyo objetivo es garantizar el reconocimiento de Somalilandia e impulsar el comercio y la cooperación entre ambos vecinos. Además, Berbera, la ciudad portuaria de Somalilandia, ha despertado interés como posible emplazamiento bases militares, con debates en torno a la posibilidad de bases navales de Estados Unidos y Taiwán como parte de la importancia geopolítica de la región. Estos movimientos, combinados con las iniciativas de Somalilandia por mantener fuertes lazos con socios influyentes, reflejan su determinación de obtener finalmente el reconocimiento internacional y consolidarse como una entidad estable y soberana.

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