Iniciativas de Guyana para alcanzar el objetivo de conservación 30×30

Imagen de las cataratas Kaieteur de Guyana via Canva Pro.

Por Tyrell Gittens

Esta historia se publicó originalmente en Cari-Bois Environmental News Network. Publicamos una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido.

Las conversaciones sobre cambio climático deben acompañadas de tomar acciones. Ese fue el mensaje para los participantes del Vigésimo Sexto Congreso RedLAC que se llevó a cabo en Santa Lucía entre el 7 y el 10 de octubre. Según el Marco Global de biodiversidad Kunming-Montreal, es de especial importancia la acción cuando se trata de proyectos regionales que ayudan a lograr la conservación del 30% de la biodiversidad de la región para 2030.

Pradeepa Bholanath, directora en jefe de Cambio Climático de Guyana, explicó que si bien la Estrategia de Desarrollo Bajo en Carbón se utiliza como una herramienta para el crecimiento económico con actividades bajas en carbón, también es el resultado de una investigación extensiva a la flora, fauna, cuencas hidrográficas y carbono forestal del país.

Guyana, uno de los pioneros en rentabilizar los bosques, estableció hace más de diez años un memorándum de entendimiento con Noruega entre 2010 y 2020, con un valor estimado de 220 millones de dólares para financiar la estrategia de desarrollo bajo en carbón de Guyana, con indicadores de rendimiento frente a objetivos claves de biodiversidad.

“Uno de los indicadores claves fue mantener la cubierta forestal y mantener intactos los bosques, dijo Bholanath. Guyana define los bosques intactos como bloques continuos de 50 000 hectáreas o más que «aseguran la protección de los corredores de biodiversidad, cuencas hidrográficas claves e indígenas que viven dentro de la zona y disfrutan de la naturaleza inmaculada de los bosques”.

Esto produce un efecto dominó. La protección de los bosques ayuda a conservar la biodiversidad y asegura que las comunidades que dependen de estos ecosistemas puedan mantener un nivel de vida decente y también acceder a los recursos de los que son guardianes.

Este tipo de gestión se hace más importante en el contexto de reservas de petróleo recién descubiertas en Guyana, ya que se requiere una visión para desarrollar e implementar «que sea baja en carbón en la naturaleza» y se alinea con la visión hacia 2030.

«Expandir las zonas protegidas, mitigar el cambio climático y adaptar los objetivos que tienen que ver con los mercados de carbón y la financiación del ambiente», añadió Bholanath, «deben tomar forma para ese entonces». Para ello, Guyana ha estado trabajando en aumentar colaboraciones para incluir más organizaciones no gubernamentales (ONG) y grupos del sector privado como World Wildlife Fund y Conservation International Guyana, a las que describe como “una de las fuerzas impulsoras” que promueven la participación a nivel comunitario y el apoyo en la expansión de las zonas protegidas del país.

Muchas comunidades indígenas han participado en el programa de financiamiento climático, pero para que esas acciones a nivel comunitario tengan un impacto deben tener financiamiento, y el Banco de Desarrollo de Alemania se comprometió a financiar las iniciativas por conservar la biodiversidad en Latinoamérica y el Caribe.

Jens Mackensen, director de la División de Biodiversidad y Gestión Sostenible de Recursos para América Latina del Banco de Desarrollo de Alemania, dijo que específicamente apuntaban a ofrecer modelos de financiamiento combinado compatibles con las distintas necesidades de conservación de la región. Añadió que este planteamiento es «una muy buena herramienta para garantizar que el financiamiento público se combine con iniciativas y financiación locales para conseguir más alcance» y tener mayor impacto.

Mackensen cree que lograr implementar el marco global de biodiversidad implicará la cooperación entre las instituciones financieras internacionales y los fondos fiduciarios de conservación local para financiar proyectos. Sin embargo, en lo que respecta su implementación, las comunidades locales tienen que tomar las riendas. No solo ayuda a que las personas se involucren más en el objetivo, también crea espacios activos para el desarrollo de nuevas ideas.

Con ese objetivo, el Fondo para la Biodiversidad del Caribe lanzó su quinta convocatoria de propuestas en el Congreso de RedLAC en el marco de su mecanismo de adaptación basada en los ecosistemas (AdE). El Fondo, que hasta el momento dio lugar a varios proyectos de gran repercusión, apoya proyectos dedicados a la conservación y los servicios ecosistémicos para la subsistencia y la adaptación al clima.

Uno de los proyectos que más llamó la atención de la directora del Fondo, Ulrike Krauss, se hizo en colaboración con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). En conjunto con el sector privado, lograron trabajar con un operador de canteras que estaba generando la escorrentía de sedimentos y contaminando un arrecife. Parte de la solución al problema consistió en plantar hierba vetiver a lo largo de la balsa de sedimentación para filtrar los sedimentos.

Ahora que los ecologistas regionales y los financistas internacionales intentan colaborar activamente, Krauss espera que haya muchos más.

Tyrell Gittens es coordinador y editor para Cari-Bois Environmental News Network.

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