¿Qué significará para Taiwán una segunda presidencia de Trump en Estados Unidos?

Imagen creada por OIwan Lam con Canva.

Este artículo de Brian Hioe se publicó originalmente en New Bloom el 6 de noviembre de 2024. Se reproduce en Global Voices en virtud de un acuerdo de asociación de contenido.

Aunque el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses aún no se ha formalizado, por ahora sugieren que el ganador será el expresidente Donald Trump. Así, Taiwán pronto tendrá que lidiar con la posibilidad de una segunda presidencia de Trump.

Ha habido dos corrientes de pensamiento en Taiwán sobre la perspectiva de una segunda presidencia de Trump. La primera señala la posibilidad de un significativo deterioro de los lazos entre Estados Unidos y Taiwán que se fortalecieron en el gobierno demócrata.

Efectivamente, muchos vieron originalmente a Trump como aliado en Taiwán después de su disposición de romper con décadas de precedentes diplomáticos en 2016 cuando atendió una llamada telefónica como presidente electo de la entonces presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen. Trump ha demostrado una oposición significativa a China, como suele pasar con los presidentes republicanos.

No obstante, las percepciones de Trump sobre Taiwán cambiaron gradualmente, sobre todo porque Trump mostró una visión muy transaccional de las relaciones entre Estados Unidos y Taiwán, y criticó a Taiwán por razones proteccionistas. Aunque la guerra comercial entre Estados Unidos y China empezó cuando Trump era presidente, sus declaraciones a veces han mostrado una visión inusualmente positiva del presidente chino, Xi Jinping. A veces, esas declaraciones han planteado la peligrosa posibilidad de que Trump ofrezca Taiwán a China para garantizar términos favorables en un acuerdo comercial. Otros comentarios de Trump han denigrado el tamaño de Taiwán en comparación con China, o criticado duramente a Taiwán con la acusación de que Taiwán le robó la industria de semiconductores a Estados Unidos. Así, a Trump han llegado a verlo como peligroso para Taiwán.

Por su parte, la segunda escuela de pensamiento sugiere que no hubo perturbación fundamental a la política estadounidense durante el primer gobierno de Trump y que, pese a su provocadora retórica, la política del gobierno de Trump estaba dentro de lo previsto. El argumento es que el segundo gobierno de Trump seguramente será similar, aunque se considera que el gobierno de Biden ha continuado políticas con la intención de tener una línea más durante con China, que empezó en el gobierno de Trump y le dio una mano más firme, que un eventual gobierno de Harris iba a mantener.

Es verdad que los factores estructurales que determinan mayores tensiones entre Estados Unidos y China no han cambiado, ya sea en el primer gobierno de Trump, el gobierno de Biden o un segundo gobierno de Trump. Sin embargo, hay razones para creer que los llamados en un segundo gobierno de Trump no serán los mismos que estuvieron en el primero, de quienes se considera que tuvieron un impacto moderador de las acciones de Trump. En cambio, como Trump sospecha de posibles tránsfugas, pues muchos funcionarios claves de su gobierno buscaron enfrentarlo después, es probable que haga nombramientos para cargos públicos según lealtades personales. Como se vio en los planes filtrados de lo que se llamó Proyecto 2025, Trump puede destripar el Gobierno para fortalecer el control a través de sus adherentes ideológicos. En este punto, es posible que no haya fuerzas condicionantes en un segundo gobierno de Trump.

Es imposible saber cómo resultará el segundo gobierno de Trump. Puede mantener el curso actual sobre China, pero también está el peligro de que Trump sacrifique a Taiwán para hacer un acuerdo con China.

Ya sea con Ucrania o Taiwán, Trump ha sugerido que, a través de intervención personal y su fuerte relación personal con Xi y el presidente ruso, Vladimir Putin, se puede contener todo posible conflicto. Pero esas declaraciones sugieren que sí se harían tratos basados en lazos personales. Y, según el sentir proteccionista de la base de Trump que lo llevó a la victoria, se prevé que Trump seguirá criticando a los aliados tradicionales de Estados Unidos en Asia y el Pacífico. con la acusación de que son unos aprovechados de la defensa, sea Taiwán, Japón, Corea del Sur o Filipinas.

Si los políticos taiwaneses pueden alabar o aplacar a Trump, tal vez como el desaparecido Shinzo Abe pudo manejar la relación de Japón con relación a Estados Unidos y Trump por sus vínculos personales, tal vez Taiwán podría mantener relaciones con Estados Unidos con Trump al mando. Pero como Taiwán se ha labrado políticamente progresista en los últimos años, ese vínculo siempre enfrentaría el peligro de los republicanos de MAGA, que respaldan que Trump se vuelva imprevisiblemente contra Taiwán en función de sus posturas sociales internas.

De otra manera, Trump puede inclinarse hacia políticas que aparentemente lleven empleo y manufactura a sectores críticos, como la industria de los semiconductores, en Estados Unidos. En ese sentido, la fábrica de TSMC en Arizona y proyectos similares pueden tener mayor significado para Taiwán.

Se vienen tiempos impredecibles para Taiwán. La isla lleva mucho tiempo sometida a los vientos, a menudo volátiles, de la política estadounidense, y la segunda llegada de Trump no demuestra ser diferente. Que el resultado electoral de un solo país resulte tan impactante en Taiwán vuelve a mostrar el enorme poder que Estados Unidos ha tenido sobre Taiwán exclusivamente, ya sea como su garante de seguridad en la época contemporánea o su respaldo a autócratas internos como el Kuomintang y el régimen de Chiang en épocas autoritarias. Taiwán vuelve a estar lejos de ser el dueño de su propio destino, sometido ahora a los caprichos imperiales de la segunda presidencia de Trump.

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