Referéndum nuclear desalienta a oposición de Kazajistán

Foto de Olga Loginova. Usada con autorización.

Este artículo de Dmitriy Mazorenko, Nazerke Kurmangazinova, Olga Loginova, Beiimbet Moldagali, Almas Kaisar y Victoria Natachiyeva se publicó origialmente en Vlast.kz y se publicó el 10 de octubre de 2024. Global Voices publica una versión editada en virtud de un acuerdo de asociación de medios.

Según los resultados del referéndum del 6 de octubre en Kazajistán, una abrumadora cantidad de votantes parece estar a favor de construir una planta de energía nuclear. Sin embargo, en medio de generalizadas transgresiones en las urnas y la disminución de la participación política, expertos y observadores están cuestionando la autenticidad de este resultado.

La participación política no sorprende exactamente. Una serie de promesas sin cumplir desde Qandy Qantar («enero sangriento» en kazajo, la violenta represión a los manifestantes en 2022) desconcertó a los kazajos, que mostraron poco interés en el referéndum, que el presidente Kassym-Jomart Tokayev ya había impulsado en 2023.

Desde que asumió el poder en 2019, Tokayev también anunció una serie de reformas, pero los cambios solo reprimieron a la oposición y la participación política. La tendencia continuó durante el referéndum, pues la Policía arrestó y denunció penalmente a docenas de activistas.

Aunque las autoridades dijeron que el referéndum sería el principal ejemplo de democracia directa, el científico político Dosym Satpayev y el sociólogo Serik Beissembayev dijo a Vlast que era un instrumento para aprobar una decisión que ya se había tomado. Ambos expertos sostuvieron que la cada vez más intensa represión contra la oposición era inevitable, dada la creciente insatisfacciín de la sociedad con el Gobierno.

Preparativos para un voto por el ‘sí’

Durante casi un año, los Gobiernos central y regional han peleado para organizar audiencias públicas y debates de expertos, para los que invitaron solo a especialistas leales al Gobierno. En repetidas ocasiones, las agencias gubernamentales dijeron que no tenían nada que hacer con las audiencias, y las atribuyen a la buena voluntad de activistas cívicos. Es más, estas audiencias las organizaron grupos, como Alianza Civil, que está a favor del Gobierno.

El lema principal de estas audiencia fue el problema de la seguridad energética: el aumento del consumo eléctrico pondría en riesgo al país, a menos que se construya una planta de energía nuclear. Ni las autoridades ni los grupos cercanos al Gobierno ofrecieron alternativas para compensar el aumento de la demanda de electricidad. El lado del “sí” del referéndum también han ignorado y marginado a expertos que se mostraron en contra del proyecto nuclear.

Debate público antes del referéndum en Almaty. Foto de Almas Kaisar. Usada con autorización.

Pocos días antes del referéndum, la Policía detuvo a unos 40 activistas en todo el país. Habían expresado sus críticas al proyecto de la planta de energía nuclear. Algunos ahora enfrentan procesos penales, mientras a algunos los sentenciaron a dos meses de detención supuestamente por “organizar disturbios masivos”.

Cuestionables resultados

Más de 5.5 millones de personas (71.12% del total) votaron a favor de construir la planta de energía nuclear, según datos oficiales. Sin embargo, observadores independientes dijeron que la cifras de participación y resultados no son confiables.

Vlast reunió protocolos de voto de observadores independientes y fuentes abiertas que mostraron que el voto por el “no” llegó al 57% en 31 lugares de votación en Almaty, Uralsk, Astaná, Pavlodar, Semey, Shymkent y la región de Turquestán.

En Almaty, mientras las estadísticas oficiales declararon ganador al «sí» por 54:46, la evidencia sugiere que el 55% de los electores estaba en contra del proyecto.

Protocolo del conteo de votos, que muestra significativamente más votos por el «no», de los centros de votación en Almaty.

Los observadores también registraron una cantidad de groseras infracciones al procedimiento. Berik Abenov, de la Fundación Uly Kosh, grabó a una mujer en la aldea de Temirlan en la región de Turquestán que lanzaba un fajo de cédulas de votos en una caja y luego salía corriendo.

Kural Seytkhanuly, también de la Fundación Uly Kosh, vio a una persona en Turquestán que trataba de meter votos en una urna electoral. Lo informó a la presidenta de la comisión, que se negó a tomar acción. La fiscalía tampoco intervino en el caso.

Algunos observadores, incluido Seytkhanuly, fueron retirados de los centros de votación.

Otro casi incluyó a los periodistas Lukpan Akhmedyarov y Raul Uporov, que estaban en la lista de observadores en Astaná para la Fudnación Erkindik Kanaty. Sin embargo, otros observadores pidieron a la comisión que los destituyeran. Un portavoz de Erkindik Kanaty dijo a Vlast:

There were no grounds for Lukpan and Raul to be removed. These decisions were made arbitrarily and illegally. Observers do not even have the right to petition for the removal of their colleagues.

No había motivos para destituir a Lukpan y Raul. Estas decisiones se tomaron arbitraria e ilegalmente. Los observadores ni siquiera tienen derecho a pedir la destitución de sus colegas.

Activistas inactivos

Este referéndum, si acaso, fue la señal de que la participación pública se debilita en todo el país.

Vadim Ni, abogado ambientalista especialista y cofundador de la plataforma AES Kerek Emes («no necesitamos una planta de energía nuclear» en kazajo), dijo que muy pocas personas participaron en sus debates públicos durante su campaña para votar por el “no” en el referéndum.

Cédula de votación con un voto por el «no» en Astaná. Foto de Tamara Vaal. Usada con autorización.

Roman Reimer, cofundador de Erkindik Kanaty, coincidió: “Antes del referéndum, solo hubo intentos aislados de registrar grupos y crear una coalición entre quienes se oponen a la construcción de la planta de energía nuclear”.

Según Ni, simplemente fue muy poco el tiempo para organizar una campaña. El 2 de septiembre, en su discurso a la nación, Tokayev fijó la fecha para el 6 de octubre, apenas cinco semanas después. Eso no fue suficiente para un debate detallado sobre un tema tan complejo, bromeó Ni.

Créeme, estoy escuchando

El científico político Dosym Satpayev dijo a Vlast que el reciente referéndum no tenía nada que hacer con la democracia directa. Sostuvo que los referéndums son herramientas que los regímenes autoritarios suelen usar para crear la ilusión de democracia. En Kazajistán, esta estrategia ya tuvo varios nombres desde que Tokayev llegó al poder, desde “Nuevo Kazajistán” a “Estado que Escucha”.

This referendum was the fourth in the history of Kazakhstan and the second after Qandy Qantar. All of them were a tool for manipulating public opinion in order to legitimize a decision that had already been made. Ahead of the vote, there was always strict control and pressure on opponents.

Este referéndum era el cuarto en la historia de Kazajistán y el segundo después del de Qandy Qantar. Todos fueron una herramienta de manipulación de la opinión pública para legitimar una decisión ya tomada. Antes de la votación, siempre hubo un estricto control y presión sobre los opositores.

El sociólogo Serik Beissembayev dijo que la concurrencia del 63.60% no era realista. La concurrencia ha disminuido constantemente 4een los actos electorales anteriores.

It wasn’t a nail biter. Government officials at all levels echoed the president's mandate, calling for a ‘yes’ vote. The people understood that the country's leadership had already made a decision. Citizens who expressed the opposite point of view were stigmatized.

No era una situación tensa. Los funcionarios gubernamentales a todo nivel repitieron el mandato del presidente, pidieron votar por el ‘sí’. El pueblo entendió que los líderes del país ya habían tomado una decisión. Los ciudadanos que expresaron un punto de vista opuesto fueron estigmatizados.

Las promesas no cumplidas de Tokayev después de Qandy Qantar fueron la razón de la apatía y el desconcierto de la sociedad, que debieron verse reflejados en una concurrencia menor.

Expresidente Nursultan Nazarbayev emite su voto en el referéndum. Foto de Tamara Vaal. Usada con autorización.

Beissembayev y la organización de investigación Demoscope, planearon hacer una encuesta telefónica que podría dar otros datos sobre la concurrencia a votar y el nivel de apoyo a la construcción de la planta de energía nuclear. Sin embargo, la Comisión Central de Elecciones se negó a acreditarlos. Beissembayev dijo a Vlast:

This amounts to censorship. This is the government ordering to hinder the work of an independent research organization. I think that the entire system is set up to control the media space and suppress independent sources of information.

Esto equivale a censura. Es el Gobierno que ordena obstaculizar el trabajo de una organización de investigación independiente. Creo que todo el sistema está hecho para controlar el espacio de medios y eliminar las fuentes de información independiente.

Satpayev sostiene que el Gobierno le tema a la sociedad:

The elites are currently discussing whether Tokayev will extend his term of office by changing the Constitution or find a successor. The construction of the nuclear power plant will overlap with the next transition period, and those who will build it need a stable regime.

Las élites están debatiendo si Tokayev prorrogará su mandato con un cambio en la Constitución o si encontrará un sucesor. La construcción de la central nuclear se sobrepondrá con el próximo periodo de transición, y quienes vayan a construirla necesitan un régimen estable.

En el contexto de la transición, Satpayev prevé más represión. Beissembayev también espera que el autoritarismo actual aumente.

There is a growing distrust towards the entire political system of Kazakhstan. We have returned to the same system that was under Nazarbayev. And this could be the fuel of future protests. When people do not trust the political system, they are more prone to radicalization.

Existe cada vez más desconfianza hacia todo el sistema político de Kazajistán. Hemos vuelto al mismo sistema que había con Nazarbayev. Y esto podría ser el combustible de futuras protestas. Cuando la gente no confía en el sistema político, es más propensa a radicalizarse.

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