Reflexiones sobre los movimientos juveniles contra la represión estatal en Bangladesh e Indonesia

Afifah Fitriyani interviews Shoeb Abdullah and Subinoy Eron of Activate Rights. Image via EngageMedia. Used with permission.

Afifah Fitriyani entrevista a Shoeb Abdullah y Subinoy Eron de Activate Rights. Imagen vía EngageMedia. Usada con autorización.

Este article de Afifah Fitriyani se publicó originalmente en EngageMedia, organización sin fines de lucro de medios, tecnología y cultura, y Global Voices reproduce una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido.

Estudiantes y activistas juveniles estuvieron en las primeras filas de las masivas protestas de 2024 en Bangladesh para exigir la reforma de un controvertido sistema de cuotas para trabajos con el Gobierno que priorizaba a descendientes de luchadores de la libertad, muchos de los cuales están conectados políticamente con el partido gobernante. El posterior aumento de la violencia y represión estatal incluyó un bloqueo de internet de ocho días que restringió severamente la comunicación y la coordinación entre manifestantes.

Esta situación no es privativa de Bangladesh. En 2019, estudiantes indonesios protestaron contra una revisión del Código Penal que amenazaba la libre expresión. El Gobierno respondió con bloqueos de internetviolencia policial contra los manifestantes, que evitaron que los activistas estudiantiles pudieran organizarse e informar sobre la protesta en vivo, y de estar seguros de la represión a la que fueron sometidos. Más de 50 personas murieron en esta protesta, sin que nadie haya asumido responsabilidad hasta la fecha.

Las recientes protestas en Indonesia ha replicado las de Bangladesh, los jóvenes vuelven a liderar la carga. El 22 de agosto de 2024, estudiantes indonesios protestaron contra la propuesta enmienda para reducir el límite de edad requerido para una candidato gubernamental según la ley electoral regional, que permitiría que el segundo hijo del presidente postulara a gobernador de Yakarta. Muchos ven esta medida como el intento del presidente de consolidar más poder entre de sus familiares. El Tribunal Constitucional del país ya había aprobado enmiendas anteriores para disminuir la edad límite para candidatos a vicepresidente, acción que después permitió al hijo mayor del presidente a postular como vicepresidente, y después ganar las elecciones.

Con la posibilidad de otro bloqueo de internet y de represiva violencia estatal, los jóvenes indonesios se preparan para una represión similar a la que hubo en 2019, y buscan que Bangladesh aprenda cómo mantener el movimiento y el impulso en medio de estas dificultades.

Este primer episodio de Pretty Good Podcast Youth presenta una entrevista con los fundadores de Activate Rights:

Cómo sobrevivir con –y sin– internet

¿Qué pueden aprender los estudiantes de Indonesia de sus contrapartes bangladesíes? Según Shoeb Abdullah y Subinoy Eron, cofundadores de la organización digital juvenil Activate Rights, aunque los medios sociales han tenido un rol significativo en ampliar los mensajes de estos movimientos, los bloqueos de internet en Bangladesh dejaron en claro que los manifestantes necesitaban maneras alternas de comunicarse. Shoeb explicó que la gente recurrió a métodos de bases durante el bloqueo: “Usamos conversaciones presenciales y panfletos para expresar nuestros argumentos. El bloqueo nos obligó a ser más creativos, y eso fortaleció el movimiento”.

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El movimiento persistió. Shoeb agrega: “El bloqueo de internet era para sofocarnos, pero tuvo el efecto opuesto. Encontramos maneras de organizarnos fuera de línea, y las protestas continuaron, más decididas que antes”.

En el contexto indonesio, en que los medios sociales han sido también una poderosa herramienta para las protestas estudiantiles, la lección del movimiento de Bangladesh con un bloqueo de internet da aportes valiosos. Aunque Indonesia aún no ha tenido bloqueos de internet a nivel nacional durante las protestas, usar plataformas digitales convencionales puede ser una vulnerabilidad. Deberían explorarse los métodos alternativos de comunicación e información para garantizar que las conexiones se mantengan cuando el Gobierno restringe los canales convencionales.

Acá puedes leer las herramientas de EngageMedia para eludir la censura y el filtrado de contenidos en internet.

Usar estrategias fuera de línea, como organización presencial, panfletos y reuniones comunitarias también podría mejorar la resiliencia en caso de restricciones. Estos planteamientos de base garantizan la continuidad del movimiento, y también podrían fortalecer la solidaridad y la confianza entre manifestantes, lo que fortalecería la conexión de comunidades locales, que es vital para una resistencia sostenida.

Una lección del modelo sin líderes

Los jóvenes activistas bangladesíes también destacaron la importancia de los movimientos «sin líderes», característica clave de la revolución de la generación Z. El movimiento estudiantil 2024 se organizó de forma independiente, solo tenían objetivos y reivindicaciones comunes. Las protestas y acciones estaban descentralizadas, sin líderes formales. Tanto los estudiantes como los civiles se consideran camaradas en pie de igualdad, coordinan las protestas y difunden información y recursos en línea y fuera de línea, mediante el boca a boca y las redes sociales.

Este modelo conduce a una mentalidad menos jerárquica, más colectiva, que permite a más personas participar en el movimiento y sus objetivos. También abre las puertas a que más comunidades no tradicionales se unan y participen en las acciones, en más de un sentido. «La gente escondía a los estudiantes activistas en sus casas para evitar que las autoridades los atraparan», explica Eron. «Las tías del barrio también vertían agua caliente desde sus balcones sobre los policías que estaban maltratando a los manifestantes estudiantiles en las calles. Fue un momento poderoso de verdadera solidaridad».

Las protestas estudiantiles en Indonesia han sido históricamente una poderosa fuerza para el cambio político, sobre todo durante la caída de Suharto en 1998. En los últimos años, los estudiantes se han movilizado en torno a cuestiones claves como la corrupción, los derechos laborales y las preocupaciones ambientales, con protestas notables contra las revisiones de 2019 del Código Penal y la ley ómnibus de 2020. Sin embargo, las protestas a menudo enfrentan complicaciones, como medidas enérgicas del Gobierno, campañas de desinformación y divisiones dentro del propio movimiento. A medida que el panorama político se vuelve más complejo, con crecientes intentos de recortar las libertades democráticas, las protestas estudiantiles se encuentran en un momento crítico. Lo que suceda a continuación dependerá de la capacidad de estos movimientos para adaptarse e innovar en sus métodos. Como se vio en el ejemplo de Bangladesh, adoptar estrategias de comunicación alternativas y fomentar redes fuera de línea más sólidas podría ser crucial. De cara al futuro, los movimientos estudiantiles también deben reforzar sus alianzas con la sociedad civil en general, y construir un frente unificado que pueda resistir las tendencias autoritarias e influir en un cambio significativo de las políticas.

Pese a los esfuerzos del Gobierno de silenciarlos, Shoeb y Eron son optimistas sobre el futuro, hacen campaña sobre la importancia de la solidaridad y la empatía en formar movimientos sólidos. “Nos conecta esta lucha por la justicia”, concluyó Shoeb. “La juventud indonesia y bangladesí tienen las mismas luchas, y es a través de la solidaridad que podemos apoyarnos entre nosotros y hacer que el movimiento siga vivo”.

Leer la cobertura especial de Global Voices: Agitación en Bangladesh

Afifah Fitriyani es estudiante en Sekolah Tinggi Hukum Indonesia Jentera, y se especializa en derechos de la mujer y derechos humanos, y tiene cuatro años de experiencia en el c,ampo.

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