
Imagen: Giovana Fleck/Global Voices, usada con autorización.
El 24 de noviembre de 2024 era la fecha prevista para las elecciones legislativas en Guinea Bisáu. Sin embargo, fueron postergadas para febrero de 2025, sin una fecha exacta para. Los partidos de oposición al Gobierno de Guinea Bisáu estaban organizando una protesta para ese día, pero decidieron cancelarla por la fuerte represión ejercida por las fuerzas de seguridad en manifestaciones anteriores.
El 21 de noviembre, la coalición electoral Plataforma Alianza Inclusiva (PAI-Terra Ranka) y la Alianza Patriótica Inclusiva lideraron una protesta para exigir respeto a la Constitución y que se definieran los datos de las elecciones legislativas y presidenciales. Los manifestantes también pedían el funcionamiento pleno de las instituciones nacionales, como la Asamblea Nacional Popular, el Supremo Tribunal de Justicia y la Comisión Nacional de Elecciones.
En un pronunciamiento del sábado de 23 noviembre, Domingos Simões Pereira, líder del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde, declaró que el aplazamiento fue «un acto de buen sentido».
La Liga de los Derechos Humanos de Guinea Bisáu denunció el uso desproporcionado de fuerza durante la manifestación del 21 de noviembre, que incluyó golpizas, uso de gas lacrimógeno y detenciones arbitrarias de opositores. En una entrevista, la entidad responsabilizó al presidente Umaro Sissoco Embaló «por la vida e integridad física» de los detenidos y clasificó el régimen como «una peligrosa amenaza a la democracia» del país.
Atraso en la elección presidencial
Desde inicios de 2024, la población de Guinea Bisáu ha salido a las calles para defender que se cumpla el calendario electoral. Entre tanto, Sissoco Embaló había anunciado que estaban preparando los registros electorales solo para la elección legislativa, que tampoco se llevará a cabo.
En una entrevista, la Comisión Nacional de Elecciones declaró que, conforme a la Constitución, debe haber un intervalo mínimo de 90 días entre la decisión sobre los datos y la realización de las elecciones presidenciales. La demora en la definición ha intensificado las tensiones políticas, ya que la elección posiblemente ocurrirá después de que termine el mandato de Sissoco Embaló, previsto para el 27 de febrero de 2025.
Sissoco Embaló argumenta que su mandato termina apenas en septiembre de 2025, considerando los datos de la decisión judicial sobre el inconveniente electoral anterior. Para Sissoco Embaló, las elecciones presidenciales deben ser en noviembre de 2025.
Atraso en las elecciones legislativas
El 19 de noviembre, Sissoco Embaló se reunió con representantes de la Comisión Nacional de Elecciones y líderes partidarios para tratar la reprogramación de las elecciones legislativas. Tras el encuentro, Simões Pereira afirmó que la simple definición de datos no resolverá la crisis política y defendió que se restableciera la Asamblea Nacional Popular y se formara un gobierno de transición.
Según Simões Pereira, “seguir hablando de legislativas es postergar los problemas del país”, y es necesario restablecer la Asamblea Nacional Popular con plenos poderes.
Desde el 4 de diciembre de 2023, el Parlamento está prácticamente cerrado. En teoría, se reabrió en septiembre de 2024, pero a los diputados no se les autorizó a entrar. Después de una reunión del Consejo de Estado, el presidente Sissoco Embaló determinó la disolución del Parlamento, y justificó la medida por la grave crisis institucional que se intensificó después de las confrontaciones entre las fuerzas de seguridad. La decisión generó fuertes reacciones políticas; Simões Pereira clasificó la medida como «golpe de Estado constitucional».
Denuncias de represión política
Antes de la postergación de loa elecciones legislativas, el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde relató represiones sistemáticas, como dispersiones violentas de comicios y restricciones de viajes de sus líderes. Sobre eso, los partidos alineados al Gobierno, como el Partido de los Trabajadores Guineanos y el Movimiento para Alternancia Democrática, tuvieron mítines sin restricciones.
Ussumane Camará, del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde, denunció la desigualdad, y afirmó que la acción de las fuerzas de seguridad favorece a los aliados del Gobierno, en detrimento del principio de igualdad democrática. “No nos oponemos a los mítines de los adversarios, pero es injusto impedir que otros partidos ejerzan sus actividades políticas”, declaró.
Mitin militar y celebraciones nacionales
El sábado 16 de noviembre, la capital, Bisáu, recibió a los líderes nacionales e internacionales para celebrar los 60 años de las Fuerzas Armadas de Guinea Bisáu. El mitin también fue por los 51 años de independencia del país (que se conmemora el 15 de septiembre) y el centenario del héroe nacional Amílcar Cabral (que se celebra el 12 de septiembre).
Entre los presentes había representantes de países africanos y China. La programación incluyó desfiles militares y presentaciones culturales. En su discurso, Sissoco Embaló destacó la importancia del “orden, disciplina y progreso” para el desarrollo del país.
Guinea Bisáu: Diversidad cultural en medio de la inestabilidad política
Guinea Bisáu tiene una población de aproximadamente 1,9 millones de habitantes, y se ubica entre Senegal y Guinea (Conakry). Se destaca por su rica diversidad étnica, lingüística y religiosa. A pesar de su pequeño territorio, que incluye el archipiélago de Bijagós con 88 islas, el país enfrenta una historia marcada por fragilidad política desde su independencia de Portugal en 1974. Guinea Bisáu está reconocida como uno de los países más instables del mundo, registró cuatro golpes de Estado, y otros 17 intentos de golpe, planeados o presuntos. El expresidente José Mário Vaz fue el primero en completar un mandato desde la independencia.
Cerca del 65% de la población vive por debajo de la línea de pobreza con altas tasas de mortalidad infantil y materna, además de desnutrición crónica que afecta a más de 28% de los niños. El país es el quinto más vulnerable a los efectos del cambio climático, enfrenta inundaciones costeras que perjudican la producción agrícola. Para agravar el escenario, la guerra en Ucrania ha generado aumento de precios de alimentos importados, como arroz y harina de trigo. Paralelamente, la caída del precio de la castaña de cajú, principal fuente de renta para muchos habitantes, está reduciendo aún más el poder adquisitivo de la población, que agrava la inseguridad alimentaria y económica.