
Daw Sandar Thwin (tercer a de la izquierda) en una «huelga de flores» para conmemorar el cumpleaños de la detenida líder civil Daw Aung San Suu Kyi, 19 de junio de 2024. Foto de la Organización Femenina de Prisioneras Políticas.
Este artículo de Yuzana se publicó originalmente en The Irrawaddy, sitio web de noticias independiente de Myanmar exiliado en Tailandia desde el golpe militar de 2021. Global Voices reproduce una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido.
Daw Sandar Thwin sabía que no sería fácil empezar una nueva vida como exiliada como mujer mayor de 50 años, pero resultó ser más difícil de lo que hubiera imaginado.
Su pacífica vida familiar en Rangún ahora se siente como un sueño lejano.
La vida de Daw Sandar Thwin dio un vuelco con el golpe militar de 2021 y posterior levantamiento nacional. Pero incluso después de enfrentar prisión y numerosas dificultades, sigue comprometida con su revolución en medio de las complicaciones cotidianos del exilio.
En abril de 2021, Daw Sandar Thwin y su esposo, U Thein Htwe Myint, fueron arrestados y sentenciados a tres años de prisión por “incitar actividades contra el régimen”.
Han estado protestando contra el golpe desde el 6 de febrero de 2021, cinco días después de que el Ejército derrocó al gobierno electo de la Liga Nacional por la Democracia y encarceló a sus líderes, incluida la expresidenta, Aung San Suu Kyi. Daw Sandar Thwin y su esposo lideraron las protestas en el barrio de South Okkalapa. Sus dos hijas se ocultaron para evitar el arresto por la misma acusación, lo que dejó solo en la casa a los dos familiares de más edad, el padre y la abuela de Daw Sandar Thwin.
Tras casi tres años de cárcel en la conocida prisión de Insein, la pareja quedó en libertad el 2 de mayo de 2023,apenas tres días antes de que se cumpliera su plazo.
Sin embargo, la odisea estaba lejos de acabar.
Supieron que la Policía y el administrador local designado por la junta los estaban buscando, por lo que se vieron obligados a huir por la frontera a Tailandia a mediados de mayo.
Daw Sandar Thwin, que alguna vez tuvo una tienda en su pueblo natal, empezó a trabajar en la cocina de una casa de té en el pueblo fronterizo de Mae Sot, mientras su esposo trabajaba como camarero para sustentarse ellos y a la revolución.
En Rangún, sus amigos y parientes vendieron la mayor parte de sus pertenencias, incluido el auto de su esposo, para financiar las visitas a prisión.
“Ya no hay nada”, dijo Daw Sandar Thwin.
Apoyar la revolución
La recién exiliada pareja lucha a diario para llegar a fin de mes, pero siguen enviando dinero de sus escasas ganancias a las Fuerzas de Defensa Popular, grupo que combate a las fuerzas de la junta.
Daw Sandar Thwin perdió a su abuela y su padre en la tercera ola de la pandemia de COVID-19 cuando estaba en prisión. También se separó de su hija mayor y su querido nieto. Sin embargo, dice que su sacrificio es nada comparado con el de los combatientes de las Fuerzas de Defensa Popular.
“Están sacrificando su vida por la revolución, así que los apoyo tanto como puedo”.
Como ya es mayor para tomar las armas, ha encontrado otra manera de unirse a la revolución.

Campaña por atención de salud adecuada en las prisiones, diciembre de 2021. Foto de la Red de Prisioneros Políticos (Myanmar). Usada con autorización.
Asistencia a prisioneras políticas
Daw Sandar Thwin y otras detenidas políticas formaron la Organización Femenina de Prisioneras Políticas el 15 de 2024 para ayudar a las mujeres encarceladas por oponerse al régimen militar. Se encarga de las finanzas del grupo, que da comida y medicinas a las activistas presas en todo el país.
“Las prisioneras políticas solicitaron nuestra ayuda antes de que nos liberaran, así que ahorramos y formamos un grupo para ayudarlas tanto como pudiéramos», explicó Daw Sandar Thwin.
Un total de 5649 mujeres activistas antigolpistas fueron detenidas entre febrero de 2021 y el 31 de agosto de 2024, según la Asociación de Asistencia a Presos Políticos.
La Organización Femenina de Prisioneras Políticas informa que a muchas se les han negado las visitas familiares y se ven obligadas a depender de la inadecuada alimentación en prisión.
Daw Sandar Twin tiene la tarea de encontrar auspiciadores y gestionar el suministro mensual de alimentos y medicinas para los presos políticos.
«Mientras yo estaba en prisión, compartíamos la comida. Pero ahora la junta ha trasladado a los presos políticos a cárceles donde no pueden recibir paquetes de sus familias», explicó.
Su organización envió alimentos y medicinas a 77 de estas mujeres en nueve cárceles en septiembre y octubre. Sus miembros también venden pasta de pescado frito –el principal alimento de las presas políticas– para ayudar a financiar las iniciativas de la organización.
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Esperanza para el futuro
Daw Sandar Thwin participó en 2007 en la Revolución Azafrán contra el régimen militar. Aunque no es miembro de la Liga Nacional por la Democracia, expresa una profunda admiración por su presidenta, Daw Aung San Suu Kyi.
Colgó banderas de la Liga Nacional por la Democracia en calles y autos a su costa en las elecciones de 2020, que la Liga Nacional por la Democracia ganó holgadamente antes de que la derrocaran los militares.
Su hija de 19 años, responsable de información de la sección de la Liga Nacional por la Democracia del municipio de Okkalapa Sur e integrante del sindicato de estudiantes de la Universidad de Dagon, la despertó a las 2:00 horas del 1 de febrero de 2021 para comunicarle la noticia del golpe, con lágrimas en los ojos.
«Incluso cuando las dictaduras caían en otras partes del mundo, [los líderes militares de Myanmar] seguían locos por el poder. Nosotros no lo aceptamos. Así que me uní a las protestas para acabar con la dictadura militar», recuerda Daw Sandar Thwin.
Su casa se convirtió en lugar de reunión de los miembros del sindicato estudiantil, y su fotocopiadora servía para imprimir panfletos contra la junta.
Ahora, sigue trabajando para erradicar el régimen militar a pesar de las nuevas dificultades físicas y mentales.
«Si aún fuera joven, tomaría las armas para luchar contra ellos [los soldados de la junta]», dice Daw Sandar Thwin.
Desesperada por el éxito de la revolución, cree firmemente que acabar con la dictadura es el único camino hacia una paz duradera.
Ma Thuzar, expresa política, elogia a Daw Sandar Thwin y a su esposo por sus inquebrantables convicciones y su serenidad en medio de la adversidad.
«Cuando los conocí, trabajaban en una tienda de té. La tía [Daw Sandar Thwin] no tenía buena salud, así que el tío asumió la mayor parte del trabajo, incluida la cocina. La forma en que se apoyan mutuamente y afrontan juntos las dificultades es realmente admirable», afirma Ma Thuzar.
Tras más de un año trabajando en la tienda de té, Daw Sandar Thwin ha tomado un descanso por motivos de salud. Sin embargo, se niega a abandonar sus esfuerzos por los presos políticos y la revolución.
«No importa si nunca tenemos la oportunidad de volver a casa. Seguiremos erradicando la dictadura militar», promete.