
Maryam Eisler, ‘Tango en la arena’ ( 2021) de «Si estas paredes pudieran hablar», imagen tomada en Arles, Francia. Cortesía de la artista.
Maryam Eisler es una fotógrafa y autora de renombre internacional cuyo trabajo combina lo poético con lo profundo. Su fotografía navega por las intersecciones de la identidad personal, la memoria colectiva y lo sublime sensorial, y explora a menudo la fuerza oculta y la belleza de la feminidad.

Foto de Maryam Eisler. Diamond Beach, Islandia, 2018. Cortesía de la artista.
El viaje artístico de Eisler incluye una serie de libros muy aclamados como Voices: East London (Voces: Oeste de Londres) y Art Studio America: Contemporary Artist Spaces (Estudio de Arte América: Espacios Artísticos Contemporáneos), (del que es coeditora. En cada uno captura la estética compleja de las narrativas culturales y espaciales. Sus obras han sido presentadas en exposiciones de renombre, con series como If Only These Walls Could Talk (Sí estas paredes pudieran hablar) y Imagining Tina: A Dialogue With Edvard Weston (Imaginando a Tina: Un diálogo con Edvard Weston) que han recibido elogios de crítica por su capacidad de provocar emociones mientras encarnan una profundidad conceptual.
Eisler nació en Irán y ahora radica en Londres, y su camino educativo la llevó a Wellesley College y a la Universiadad de Columbia para su posgrado, una base que ha influido profundamente en sus aspiraciones intelectuales y artísticas. Sus contribuciones al mundo del arte van más allá de la fotografía, ya que ha ocupado cargos destacados, como el de fideicomisaria en la Whitechapel Gallery y presidenta del Comité de Adquisiciones de Medio Oriente en el Museo Tate durante 10 años.
Además, como principal colaboradora en la revista LUX, los roles editoriales de Eisler en prestigiosas publicaciones de arte como Harper’s Bazaar Art y Vanity Fair la han convertido en una voz líder en el discurso sobre el arte y la cultura contemporáneas.
El trabajo de Eisler se distingue por su profunda celebración de la feminidad, explora la resiliencia, la sensualidad y el empoderamiento. Su lente no captura a las mujeres como sujetos, sino como fuerzas de la naturaleza, teje narrativas que resaltan su fortaleza, belleza y complejidad. A través de sus fotografías, reivindica y redefine el enfoque tradicional , ofrece un comentario convincente sobre el papel de las mujeres en el arte y la sociedad.
En una entrevista con Global Voices, Maryam Eisler profundiza en su filosofía artística, su proceso y las reflexiones culturales que moldean su extraordinaria obra.
A continuación, algunos extractos de la entrevista:

Maryam Eisler, de la serie Age of Innocence, 2023. Cortesía de la artista.
Omid Memarian (OM): En tu declaración sobre Edad dela Inocencia describes la vida como «poesía en movimiento, un lienzo vivo y latente que gira y se mueve, nunca quieto o estático». ¿Cómo influye esta perspectiva en tu perspectiva para capturar el movimiento y la emoción en tu fotografía?
Maryam Eisler (ME): Life as “poetry in motion” deeply informs my photography. I see every moment as fluid and constantly evolving, thus shaping the way I capture movement interlaced with emotion. Rather than focusing solely on stillness, I aim to evoke a sense of transformation within each frame. Whether it's the way light shifts, the movement of fabric, or the expression of a subject, I try to convey the energy that animates the world around us. Emotions are never static — they ebb and flow. By embracing this perspective on life, I strive to create images that resonate with deep emotional content, at times nostalgic, maybe even melancholic and sometimes romantic, inviting the viewer to feel the pulse of life in every shot. My end game is to create a deeply poetic painting using the camera as the medium to achieve my goal.
Maryam Eisler (ME): La vida como «poesía en movimiento» describe profundamente mi fotografía. Veo cada momento como algo fluido y en constante evolución, lo que moldea cómo capturo el movimiento entrelazado con la emoción. Más que enfocarme únicamente en la quietud, busco evocar una sensación de transformación dentro de cada cuadro. Ya sea cómo cambia la luz, el movimiento de la tela o la expresión de una persona, trato de transmitir la energía que anima el mundo que nos rodea. Las emociones nunca son estáticas, siempre fluyen. Al tomar esta perspectiva sobre la vida, me esfuerzo por crear imágenes que resuenen con un contenido emocional profundo, a veces nostálgico, tal vez melancólico y otras veces romántico, que invitan al espectador a sentir el pulso de la vida en cada toma. Mi objetivo final es crear una pintura profundamente poética con la cámara como el medio para lograr mi meta.

Maryam Eisler, ‘La leona’ de‘ If Only These Walls Could Talk’ ( 2021) fotografía tomada en el Hotel Nord Pinus en Arles, Francia. Cortesía de la artista.
OM: Reflexionando sobre tu serie If Only These Walls Could Talk, mencionas la alegría de «deambular por pasillos y espacios recorridos alguna vez por los grandes del arte, la cultura, la música, el entretenimiento y la literatura». ¿Cómo influye el significado histórico de un lugar en las narrativas que creas dentro de tus fotografías?
ME: The historical significance of a location deeply informs the narratives I create in my photography, particularly when capturing spaces rich in cultural and personal histories. The Nord-Pinus Hotel in Arles is one such place where the past seems to echo through every corridor. Known for hosting iconic figures like Picasso, Van Gogh and Hemingway, it also has a strong connection to the world of bullfighting, a major part of Arles’ cultural identity. Suite 10 at the Nord-Pinus, for example, was frequented by the legendary bullfighter Luis Miguel Dominguin, who greeted the crowds from the suite’s balcony, imbuing the space with a raw, masculine energy. This contrasts sharply with the hotel’s connection to the world of fashion and photography, like Helmut Newton’s famous shot of Charlotte Rampling in 1972, where the sitter is presented in a sexy yet highly feminine and empowered manner.
The juxtaposition of these energies — the grace and vulnerability of Rampling’s powerful femininity with the raw, intense masculinity of bullfighters — adds layers of complexity to my visual approach. When I shot at the Nord-Pinus, I wasn’t just capturing a location, but I was also engaging with the tension between these contrasting forces. The hotel’s bullfighting history, combined with its artistic heritage, provides a unique backdrop that informs the mood and narrative of my images. I find that the interplay of light, texture, and space also becomes a way to visually explore these contrasting energies, creating a dialogue between the masculine and the feminine, the timeless and the contemporary, in each frame. Each image tells a story that is both personal and universal, shaped by the history of the location and its past occupants.
ME: El significado histórico de un lugar influye profundamente en las narrativas que creo en mi fotografía, especialmente cuando se trata de capturar espacios ricos en historias culturales y personales. El Hotel Nord-Pinus en Arles es uno de esos lugares donde el pasado parece resonar en cada pasillo. Es conocido por haber alojado a figuras icónicas como Picasso, Van Gogh y Hemingway, y también tiene una fuerte conexión con el mundo de la tauromaquia, una parte fundamental de la identidad cultural de Arles. La suite 10 del Nord-Pinus, por ejemplo, fue frecuentada por el legendario torero Luis Miguel Dominguín, que saludaba a las multitudes desde el balcón de la suite, e impregnaba el espacio con una energía masculina cruda. Esto contrasta fuertemente con la conexión del hotel con el mundo de la moda y la fotografía, como la famosa fotografía de Charlotte Rampling tomada por Helmut Newton en 1972, en que se presenta a la modelo de manera sensual, pero al mismo tiempo altamente femenina y empoderada.
La yuxtaposición de estas energías —la gracia y vulnerabilidad de la poderosa feminidad de Rampling con la masculinidad cruda e intensa de los toreros— añade capas de complejidad a mi perspectiva visual. Cuando fotografié en el Nord-Pinus, no solo estaba capturando un lugar, también me estaba sumergiendo en la tensión entre estas fuerzas contrastantes. La historia taurina del hotel, combinada con su herencia artística, da un telón de fondo único que informa el estado de ánimo y la narrativa de mis imágenes. Encuentro que la interacción de la luz, la textura y el espacio también se convierte en una forma de explorar visualmente estas energías contrastantes, lo que crea un diálogo entre lo masculino y lo femenino, lo eterno y lo contemporáneo, en cada fotograma. Cada imagen cuenta una historia que es tanto personal como universal, moldeada por la historia del lugar y sus antiguos ocupantes.

Maryam Eisler, ‘Stillness in Motion’ (2021) de la serie ‘The Now’, imagen tomada en Antiparos, Grecia. Cortesia de la artista.
OM: En tu serie The Now, intentas capturar «el movimiento en la quietud, anclado en el ‘Ahora’, consciente y presente en la gloria de la naturaleza y la luz» ¿Cómo logras equilibrar la interacción dinámica entre el movimiento y la quietud para transmitir una sensación de presencia en tu trabajo?
ME: In The Now series, I have tried to capture the delicate balance between movement and stillness, allowing both elements to coexist in harmony. A key theme in this particular body of work is the meditative presence of a lone figure, photographed in the stillness of water, where the subject seems at one with nature, space, and place, as if suspended in the eternal flow of nature. By capturing motion within stillness — whether through the gentle ripple of water or shifting light — I have tried to create a visual dialogue between the fleeting and the permanent, inviting the viewer to experience a profound connection to the present, grounded in the glory of nature.
ME: En la serie The Now, he intentado capturar el delicado equilibrio entre el movimiento y la quietud, y permitido que ambos elementos coexistan en armonía. Un tema clave en esta obra es la presencia meditativa de una figura solitaria, fotografiada en la quietud del agua, donde el sujeto parece estar en comunión con la naturaleza, el espacio y el lugar, como si estuviera suspendido en el flujo eterno de la naturaleza. Al capturar el movimiento dentro de la quietud, ya sea a través de la suave ondulación del agua o la luz cambiante, he intentado crear un diálogo visual entre lo efímero y lo permanente, con lo que invito al espectador a experimentar una conexión profunda con el presente, anclada en la gloria de la naturaleza.

Maryam Eisler, ‘The Sublime Feminine’ (2017) fotografía tomada en Baux de Provence, Francia. Cortesia de la artista.
OM: Has expresado una exploración constante sobre la «sensualidad y la mirada femenina.» ¿Cómo han influido tu crianza y tus experiencias personales en tu representación de la feminidad y la sensualidad en tu fotografía?
ME: They have all played significant roles in shaping how I approach the portrayal of femininity and sensuality in my photography. Attending Wellesley College, an all-women’s institution, was particularly transformative in reinforcing my sense of female identity and empowerment. Surrounded by strong, intellectual women, I gained a deeper understanding of the complexities of womanhood and the power of solidarity in shaping one’s voice.
ME: Todas han jugado un papel importante en cómo abordo la representación de la feminidad y la sensualidad en mi trabajo. Asistir al Wellesley College, una institución solo para mujeres, fue especialmente transformador, ya que reforzó mi sentido de identidad femenina y empoderamiento. Rodeada de mujeres fuertes e intelectuales, adquirí una comprensión más profunda de las complejidades de la feminidad y del poder de la solidaridad para formar la voz de una persona.

Maryam Eisler, ‘Elle et le chandelier’ de la serie ‘If Only These Walls Could Talk’ ( 2021), fotografía tomada en el hotel Nord Pinus en Arles, Francia. Cortesía de la artista.
ME: Later, my professional journey in the beauty industry, working with companies like L'Oréal and Estée Lauder, also profoundly influenced my visual narrative. At the time, my focus was placed on women’s external beauty in developing ad campaigns that emphasized aesthetics. This gave me a refined understanding of how beauty can be presented to the world, but as I transitioned into photography, I sought to go deeper — capturing not just the surface but the essence of a woman's inner world, her soul, and her psyche.
Growing up in Paris in the 1980s, I was immersed in an environment where the fashion and advertising industries were heavily focused on female sexuality and sensuality. The ads and movies of that time, often daring and provocative, struck a fine balance between empowerment and objectification. This exposure shaped my approach to sensuality in my own work, where I aim to portray women in a way that is both empowering and authentic, respecting the fine line between self-expression and vulnerability. Through my photography, I seek to capture the essence of femininity as a multi-layered experience, not just as a surface image but as an exploration of strength, sensuality, and identity.
As an Iranian woman, I am especially proud of the brave women in Iran who are fighting against bigotry and oppression. Their courage and resilience inspire me profoundly and shape my commitment to portraying women in all their strength, resilience, and beauty.
ME: Después, mi trayectoria profesional en la industria de la belleza, de trabajar con empresas como L'Oréal y Estée Lauder, también influenció profundamente mi narrativa visual. En ese momento, mi enfoque estaba en la belleza externa de las mujeres, desarrollé campañas publicitarias que enfatizaban la estética. Esto me dio una comprensión refinada de cómo se puede presentar la belleza al mundo, pero al hacer la transición hacia la fotografía, busqué profundizar más, capturé no solo la superficie, sino la esencia del mundo interior de una mujer, su alma y su psique.
Crecí en París en la década de 1980, estuve inmersa en un entorno en el que las industrias de la moda y la publicidad se centraban fuertemente en la sexualidad y sensualidad femeninas. Los anuncios y las películas de esa época, a menudo audaces y provocadores, lograban un equilibrio delicado entre el empoderamiento y la objetificación. Esta exposición moldeó mi enfoque de la sensualidad en mi propio trabajo, en el que trato de retratar a las mujeres de una manera que sea tanto empoderadora como auténtica, y respetando la delgada línea entre la autoexpresión y la vulnerabilidad. A través de mi fotografía, busco capturar la esencia de la feminidad como una experiencia multidimensional, no solo como una imagen superficial, sino como una exploración de la fuerza, la sensualidad y la identidad.
Como mujer iraní, me siento especialmente orgullosa de las valientes mujeres de Irán que luchan contra la intolerancia y la opresión. Su valentía y resiliencia me inspiran profundamente y moldean mi compromiso de retratar a las mujeres en toda su fortaleza, resistencia y belleza.

Maryam Eisler, ‘The One and Only‘ ( 2021), foto tomada en Grecia. Cortesia de la artista.
OM: En tu serie The Now, haces referencia al concepto de Laozi de que «el verdadero poder es la quietud dentro del movimiento». ¿Cómo influyen las ideas filosóficas en tu práctica fotográfica, particularmente al capturar la esencia de un momento?
ME: Philosophical ideas, especially those rooted in my own cultural heritage, as seen, for example, in Persian poetry’s timeless wisdom, have deeply informed my life and, therefore, photographic practice, particularly when it comes to capturing the essence of a moment. Laozi’s notion that “true power is stillness within motion” resonates with me profoundly as I strive to find that perfect balance between the fleeting and the eternal in my work. This idea aligns with the musings of Persian poet Omar Khayyam: “Be happy for this moment. This moment is your life,” emphasizing, in my case, the capture of a single frame that speaks to the fullness of this present moment — its transient beauty, its truth.
ME: Las ideas filosóficas, especialmente las basadas en mi propia herencia cultural, como se ve en la sabiduría atemporal de la poesía persa, han influido profundamente en mi vida y, por ende, en mi práctica fotográfica, particularmente al capturar la esencia de un momento. La noción de Laozi de que «el verdadero poder es la quietud dentro del movimiento» resuena profundamente en mí, ya que busco encontrar ese equilibrio perfecto entre lo efímero y lo eterno en mi trabajo. Esta idea se alinea con los pensamientos del poeta persa Omar Khayyam: “Sé feliz por este momento. Este momento es tu vida”, que en mi caso enfatiza la captura de un solo instante que hable de la plenitud de este presente, su belleza transitoria, su verdad.

Maryam Eisler, ‘Mindscape, Landscape’ (2024). Cortesia de la artista.
ME: Saadi’s wisdom also comes to mind: “Have patience. All things are difficult before they become easy,” – speaking to the art of patiently waiting for the right moment to unfold, just as Henri Cartier-Bresson famously described the “decisive moment’, when all elements of a scene align perfectly, and the essence of the moment is captured in a single click.
For me, this kind of philosophy is about embracing both stillness and motion, waiting for the universe to reveal the perfect moment, and then trusting my instinct to photograph it. The result translates into an instant where motion and stillness come together, intertwined.
ME: La sabiduría de Saadi también me viene a la mente: “Ten paciencia. Todas las cosas son difíciles antes de que se vuelvan fáciles”, al hablar del arte de esperar pacientemente a que llegue el momento adecuado, tal como Henri Cartier-Bresson describió el “momento decisivo”, cuando todos los elementos de una escena se alinean perfectamente y la esencia del momento se captura con un solo clic.
Para mí, este tipo de filosofía consiste en aceptar tanto la quietud como el movimiento, esperar a que el universo revele el momento perfecto y luego confiar en mi instinto para fotografiarlo. El resultado se traduce en un instante donde el movimiento y la quietud se unen, entrelazados.

Maryam Eisler, de la serie ‘Motion in Stillness’. (2021). Cortesia de la artista.
OM: Has sido reconocida como una de las ‘Cien mujeres más poderosas en el arte’ por Artnet y te centras en «lo sublime femenino». ¿Cómo ves la evolución del papel de las mujeres en el campo de la fotografía, especialmente con los avances en tecnología e inteligencia artificial?
ME: As a woman, and especially as a woman photographer, I believe that emotional intelligence and intuition are vital in creating imagery that connects deeply with my viewers. For me, photography is about conveying feeling, not technical precision. I’m more interested in evoking an emotional response than in capturing perfect compositions or sharp focus. My work is an exploration of transposing my own feelings onto the photographic paper, creating a visceral experience for the viewer that resonates on a deeply human level. While AI and technology can offer new tools, I believe they can never replace the human touch — the emotional depth and intuition that women bring to their craft. The physicality of the image, the human hand that captures a precise moment, and the eye that witnesses it all remain irreplaceable. Photography, for me, is about transcending the technical to communicate a deeply personal, emotional truth.
ME: Como mujer, y especialmente como mujer fotógrafa, creo que la inteligencia emocional y la intuición son fundamentales para crear imágenes que conecten profundamente con mis espectadores. Para mí, la fotografía trata de transmitir sentimiento, no precisión técnica. Me interesa más evocar una respuesta emocional que capturar composiciones perfectas o enfoques nítidos. Mi trabajo es una exploración para trasladar mis propios sentimientos al papel fotográfico, y crear una experiencia visceral para el espectador que resuene a un nivel profundamente humano. Aunque la inteligencia artificial y la tecnología pueden ofrecer nuevas herramientas, creo que nunca podrán reemplazar el toque humano: la profundidad emocional y la intuición que las mujeres aportan a su oficio. La fisicalidad de la imagen, la mano humana que captura un momento preciso y el ojo que lo presencia, siguen siendo irreemplazables. La fotografía, para mí, es trascender lo técnico para comunicar una verdad profundamente personal y emocional.

Maryam Eisler, ‘Positano, Portrait of a Lady‘ ( 2021), imagen tomada en Positano, Italia. Cortesia de la artista.
OM: En tu declaración sobre La Edad de la Inocencia, mencionas que la vida está «siempre marchando hacia adelante, en un flujo interminable de tiempo». ¿Cómo abordas el concepto del tiempo y su paso en tus composiciones fotográficas?
ME: In my “Age of Innocence” series, I explore the passage of time as both a force and fleeting beauty. Much like Martin Scorsese’s film, where the past and present coexist in a delicate dance, my work reflects on the tension between innocence and life experience. In my manner of capturing movement, I have aimed to create images that feel both timeless and transient, inviting the viewer to pause and reflect on the profound beauty of time as it slips away, one moment at a time.
ME: En mi serie «La edad de la inocencia», exploro el paso del tiempo como una fuerza y una belleza fugaces. Al igual que en la película de Martin Scorsese, en la que pasado y presente coexisten en una danza delicada, mi trabajo reflexiona sobre la tensión entre la inocencia y la experiencia de la vida. En mi manera de capturar el movimiento, he intentado crear imágenes que se sientan tanto atemporales como transitorias, invitado al espectador a hacer una pausa y reflexionar sobre la profunda belleza del tiempo mientras se desliza, un momento a la vez.

Maryam Eisler, ‘We Will Always Have Paris’ ( 2024). Cortesia de la artista.
ME: Whilst shooting the series back in January 2024 in Paris, on Place Furstenberg, a most charming and romantic corner of Saint Germain des Pres, I was reminded of the timeless quality of Chopin’s “Nocturnes” … particularly in the way that his genius mind blended longing and melancholy with fleeting beauty, like a delicate waltz between past and present. The movement in Chopin’s music often feels like a slow, elegant passage of time, evoking both nostalgia and the ephemeral nature of life. Similarly, in my photography, I aim to capture moments that are infused with that same sense of delicate interplay, where the innocence of youth and the wisdom of experience coexist in harmony.
As I move beyond my own “Age of Innocence,” I realize that time has granted me a new layer of wisdom and experience. This evolution allows me to approach my work with a deeper understanding and a more nuanced perspective. My current age, 56, and the life I've lived, I believe, add depth and richness to my photographic vision — transforming each image into a reflection not just of the moment captured but of the wisdom that comes from seeing life unfold over time. Photography, for me, is not just about what is seen but about infusing each moment with the knowledge and emotional depth that comes from living through many.
ME: Mientras fotografiaba la serie en enero de 2024 en París, en la Place Furstenberg, una esquina encantadora y romántica de Saint Germain des Prés, recordé la cualidad atemporal de los Nocturnos de Chopin… particularmente en cómo su mente genial fusionaba el anhelo y la melancolía con la belleza efímera, como un delicado vals entre el pasado y el presente. El movimiento en la música de Chopin a menudo se siente como un lento y elegante paso del tiempo, que evoca la nostalgia y la naturaleza transitoria de la vida. De manera similar, en mi fotografía, busco capturar momentos que estén impregnados de esa misma sensación de delicada interacción, donde la inocencia de la juventud y la sabiduría de la experiencia coexisten en armonía.
A medida que avanzo más allá de mi propia edad de la inocencia, me doy cuenta de que el tiempo me ha dado un nuevo nivel de sabiduría y experiencia. Esta evolución me permite abordar mi trabajo con una comprensión más profunda y una perspectiva más matizada. Mi edad, 56 años, y la vida que he vivido, creo, añaden profundidad y riqueza a mi visión fotográfica, transforman cada imagen en un reflejo del momento capturado, y también en la sabiduría que proviene de ver la vida desarrollarse a lo largo del tiempo. Para mí, la fotografía no solo trata de lo que se ve, sino de impregnar cada momento con el conocimiento y la profundidad emocional que se obtiene al vivir muchos momentos.

Maryam Eisler en la icónica Suite No.10 del Hotel Nord Pinus Hotel, Arles, Francia, Octubre 2021. Cortesia de la artista.