
Imagen de Arzu Geybullayeva.
La intervención de Turquía en Siria es multifacética. Apoya al Ejército Nacional Sirio (ENS), que ha estado luchando contra las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por kurdos y con respaldo de Estados Unidos. Ankara considera a las FDS como una amenaza directa por sus presuntos vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al que Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea consideran. Desde 2016, Turquía ha lanzado una serie de operaciones militares en el norte de Siria con el objetivo de asegurar la frontera sur contra las fuerzas kurdas y establecer una “zona segura” para los refugiados sirios. Turquía ha acogido a millones de refugiados sirios desde el inicio de la guerra civil en Siria en 2011. Con la caída de Bashar al-Assad el 8 de diciembre, Ankara ha surgido como ganador y negociador clave entre los actores occidentales y el nuevo gobierno en Siria.
Sirios en Turquía
En su informe más reciente, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, estimó que en septiembre de 2024, alrededor de 3.1 millones de refugiados sirios vivían en Turquía. El gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP), aunque al principio estuvo abierto a la llegada de refugiados, cambió su postura al pasar los años, y los usa como una amenaza contra la Unión Europea y una herramienta política interna.
En 2016, la Unión Europea firmó un acuerdo con Turquía para frenar el flujo de migrantes sirios hacia Europa a cambio de concesión de visados y 6000 millones de euros (aproximadamente 6700 millones de dólares) en ayuda para los más de 3.5 millones de sirios que llegaban a Turquía.
En julio de 2020, Turquía amenazó con permitir el paso libre de los migrantes hacia Europa, lo que llevó al Parlamento Europeo a aprobar una financiación adicional de 500 millones de euros (562 millones de dólares) para Turquía.
En 2021, la Unión Europea asignó 3000 millones de euros (aproximadamente 3400 millones de dólares) para refugiados para el período 2021 y 2023. Dos funcionarios de la Unión Europea que hablaron con The Financial Times en ese momento dijeron que se habían presupuestado fondos adicionales para extender la ayuda a Turquía.
En mayo de 2022, el presidente Erdoğan presentó un programa para regresar aproximadamente un millón de refugiados sirios a zonas del norte de Siria bajo su control, un giro opuesto a las promesas anteriores del presidente de no devolver refugiados. A esta decisión se le consideró como un paso táctico del presidente antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias, ya que muchos en el país culpaban a los refugiados de los problemas económicos internos.
Los sirios en Turquía están bajo protección temporal, lo que según algunos expertos, ha simplificado el proceso de su deportación. «Desde 2018, ha habido repetidas oleadas de deportaciones», dijo Anita Starosta, de la organización Médico International, en una entrevista con DW.
Entre enero y diciembre de 2023, más de 57 000 sirios y otras personas fueron deportadas, según Human Rights Watch, que añadió que, en estas deportaciones, las autoridades presionaron “a las autoridades fronterizas para clasificar la mayoría de los cruces fronterizos como ‘retornos’ o ‘voluntarios’”.
El presidente Erdoğan dijo en una reunión de gabinete en julio de 2024, que 670 000 sirios ya habían regresado a zonas “liberadas del terrorismo en el norte de Siria”. El presidente también agregó que esperaba que un millón más regresarían “cuando se completaran los proyectos de vivienda implementados con el apoyo de Catar”.
Antes de las elecciones generales en Turquía, el uso de un lenguaje contra y a favor de los inmigrantes en las campañas electorales dominó los titulares. Más de 200 000 inmigrantes sirios han obtenido la ciudadanía turca. Muchos de ellos, favorecieron al AKP en las elecciones generales, principalmente por preocupaciones sobre su situación en el país y la posible deportación.
En 2022, el líder nacionalista del Partido Zafer (Victoria), Ümit Özdağ, convirtió “la inmigración en el centro de la campaña electoral” de su partido antes de las elecciones generales. Incluso encargó un video titulado Ocupación Silenciosa, que mostraba un futuro distópico en el que los sirios se apoderan de Turquía, donde los turcos no son bienvenidos, se les prohíbe hablar su idioma y se les priva de empleos administrativos, todo vinculado a la inmigración descontrolada de refugiados sirios que comenzó en 2011.
El principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el candidato presidencial de la Alianza de la Nación, Kemal Kılıçdaroğlu, también prometieron devolver a los refugiados sirios en un plazo de dos años después de las elecciones. Estas promesas nunca se materializaron ya que la oposición perdió en las elecciones generales. Sin embargo, esto no detuvo el sentir contra los inmigrantes.
Los vecindarios con refugiados sirios han sido objeto de ataques violentos, como el que ocurrió en julio de 2024. La violencia, documentada hacia mediados de año, fue probablemente “un desencadenante” de la “normalización Ankara-Damasco”, reflexionó la periodista Ingrid Woudwijk en su análisis para TurkeyRecap. La violencia estalló apenas dos semanas después de que los presidentes de Turquía y Siria, Recep Tayyip Erdoğan y Bashar al-Assad respectivamente, expresaran su interés en reanudar las conversaciones. Turquía rompió relaciones en 2011 después de la guerra civil siria.
En respuesta a la violencia en los barrios sirios en Turquía, se informó de imágenes de banderas turcas quemadas y contraprotestas en el noroeste de Siria, incluso en zonas controladas por las fuerzas turcas. El 2 de julio, Turquía cerró varios cruces fronterizos con Siria, incluido Bab al-Hawa, el principal cruce para personas y comercio.
Con la caída de Assad, los sirios en Turquía están considerando regresar, aunque la situación sigue siendo inestable. Este es un punto que mencionan expertos en migración, y advierten que no es el momento de actuar con demasiada rapidez y tomar decisiones apresuradas. En una entrevista con Turkey Recap, Omar Kadkoy, coordinador de políticas exteriores y programas de migración de la Fundación Heinrich Böll en Turquía, advirtió que, aunque el “entusiasmo está impulsando tales expectativas (de retorno inmediato), la historia cuenta un relato diferente. El retorno de los solicitantes de asilo y refugiados no es lineal”. En lugar de una repatriación inmediata, “imponer permisos de visita temporales para ayudar a los sirios a tomar decisiones más informadas sobre su repatriación” sería más adecuada, agregó Kadkoy.
Intervención turca en Siria
Desde el inicio de la guerra civil siria en 2011, Turquía ha llevado a cabo varias incursiones militares en el noroeste de Siria en lo que Ankara describió como medidas preventivas y una cuestión de seguridad nacional. Turquía también ha respaldado a las fuerzas contrarias a Assad en el norte de Siria. El noreste de Siria está controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), aliado de Estados Unidos liderado por las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), la principal fuerza de combate de las FDS. Turquía considera a los combatientes de las YPG como una rama del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), grupo que Estados Unidos y Turquía considera una entidad terrorista.
Según el International Crisis Group, los “dos pilares de la política de seguridad nacional [de Turquía] consisten en evitar un mayor flujo de refugiados y debilitar, si no romper, el control de las FDS (y por extensión del PKK) en el noreste”.
Para el régimen de Assad, respaldado por Rusia e Irán, la reconciliación implicaba que Turquía retirara todas sus tropas (unas 10 000) y su apoyo a las fuerzas rebeldes en el norte de Siria, “una condición que Ankara consideró inaceptable, con el argumento de cuestiones de seguridad sobre los militantes kurdos sirios”, según un informe de la periodista Burcu Karakas para Reuters en ese momento.
En 2022, cuando comenzaron las conversaciones mediadas por Rusia entre funcionarios turcos y sirios, se produjeron protestas similares en el norte de Siria. Las conversaciones llegaron a un punto muerto cuando Turquía se negó a cumplir con la demanda del Gobierno sirio de retirar las tropas turcas del norte de Siria, dijo la periodista Ezgi Akin en un artículo para AlMonitor.
Grupos y actores claves
Hay varios actores y grupos claves involucrados en Siria, cada uno con sus propios intereses. Se destaca Turquía, con su apoyo al ENS, Estados Unidos y las FDS, y otros como Hayat Tahrir al-Sham (HTS), grupo militante islamista. Este último, respaldado por varios otros grupos de combatientes y el ENS, tomó el control de Alepo, Homs, Hama y Damasco, lo que llevó a la posterior caída de Assad, que huyó a Rusia. En total, fue un período de dos semanas, que comenzó el 27 de noviembre con el inicio de la ofensiva principal y finalizó el 8 de diciembre, cuando las fuerzas tomaron el control de Alepo. Algunos expertos dicen que Turquía se comunica con HTS, aunque es no está claro hasta qué punto Turquía puede influir a HTS.
Hay otros actores también: Irán, Hezbolá, Rusia e Israel, que ahora ha expandido su ocupación del Golán Sirio, que abarca partes mucho más grandes del país.
El ENS recientemente tomó el control de las ciudades de Tel Rifaat y Manbij. Según un análisis de la Fundación para la Defensa de las Democracias, “Manbij es clave para las ambiciones de Turquía en Siria”, ya que es “la última zona controlada por las FDS al oeste del Éufrates” y “es clave para el objetivo de Turquía de empujar a las FDS al este del río para permitir que el ENS avance hacia la ciudad de Kobane en la frontera turca”. Sinan Ciddi, investigador no residente de la Fundación para la Defensa de las Democracias, explicó que el movimiento “es una oportunidad para Turquía de eliminar a las FDS” y así “fortalecer su [Erdoğan] posición interna con los votantes”.
La referencia de Ciddi a los votantes se relaciona con los debates que indican que Erdoğan necesitaría buscar cambios constitucionales si quiere postular en las próximas elecciones presidenciales, programadas para 2028. Actualmente, la Constitución limita la presidencia a dos mandatos de cinco años. Ya la legalidad de la candidatura de Erdoğan en las elecciones generales de 2023 fue un tema de debate. Sin embargo, se postuló y ganó en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. En los últimos meses, el AKP, con su aliado ultraderechista, el Partido de Movimiento Nacionalista (MHP), ha estado explorando la oportunidad de obtener apoyo de los partidos kurdos antes de introducir enmiendas constitucionales. Para eso, el líder del MHP, Devlet Bahçeli, hizo una sorprendente declaración en octubre de 2024 sobre la posible liberación del encarcelado líder del PKK, Abdullah Öcalan, y la reapertura de conversaciones con el PKK.
En un discurso dirigido a su partido el 22 de octubre, Bahçeli dijo: «Deje que el líder terrorista declare unilateralmente que el terrorismo ha terminado y que su organización ha sido disuelta. Bahçeli incluso sugirió que Öcalan podría ser invitado a entregar este mensaje en una sesión parlamentaria del Partido de la Igualdad y la Democracia (DEM)».
En octubre, Bahçeli también estrechó la mano del colíder del partido prokurdo DEM, Tuncer Bakırhan. Bahçeli parece haber asegurado también la aprobación de su aliado Erdoğan, que dijo el 12 de octubre: «Consideramos que la actitud del señor Bahçeli es positiva y significativa para nuestra lucha por la democracia. Esperamos que el número de quienes den estos pasos aumente en el futuro”.
La última vez que el Gobierno intentó comprometerse con el PKK fue como parte del proceso de paz iniciado entre 2013 y 2015. A la larga, las conversaciones de paz fracasaron y el grupo llevó a cabo varios ataques terroristas en todo el país, mientras que las fuerzas militares y de seguridad turcas realizaron operaciones contra el grupo en Irak y Siria.
Los kurdos representan aproximadamente el 18% de la población turca.
Cengiz Candar, legislador del partido prokurdo DEM en Turquía y experto en Medio Oriente, dijo en una entrevista con AlMonitor que el objetivo final de Turquía es destruir la autonomía kurda en Siria. En su análisis para el Consejo de Relaciones Exteriores, Henri J. Barkey escribió: “Ankara podría estar esperando que el nuevo gobierno de Donald Trump decida retirar a sus novecientos soldados de Siria y termine su apoyo a las FDS”.
Si Turquía podrá alcanzar sus objetivos en Siria está por verse. Como escribió recientemente Walid El Houri para Global Voices: “La caída de la dictadura y las escenas emotivas e históricas de miles de prisioneros liberados de mazmorras brutales, algunos de los cuales habían estado desaparecidos durante décadas, trajeron una ola de alivio y esperanza. Sin embargo, este sentir va acompañado de un profundo temor. Para muchos sirios, las cicatrices de la guerra y la represión siguen frescas. La confianza en los procesos políticos es frágil, y la ausencia de una hoja de ruta clara para la transición genera preocupaciones sobre posibles vacíos de poder o luchas internas entre facciones”.