Olas de cambio: ¿Pueden las energías renovables marinas resolver el aumento de los costos de electricidad en Jamaica?

Foto de Canva Pro.

Por Edgar Lewis

Tras el feroz huracán Beryl en julio de 2024, muchos jamaicanos expresaron su indignación por el masivo aumento en las facturas de electricidad, se quejaban de que el único proveedor de electricidad del país, Jamaica Public Service Company (JPS), les había cobrado demasiado. El ministro de Energía, Daryl Vaz, tuvo que llevar el asunto a la Oficina Independiente de Regulación de Servicios Públicos (OUR), que recomendó que os clientes que recibieron facturas estimadas en julio pagaran un 40% menos en las facturas de agosto.

Sasha Williams, dueña de un bar en la parroquia de Portland, en el extremo este de la isla, es una de las afectadas por el alto costo eléctrico. «Desde hace años, estoy pagando demasiado por la electricidad;  algo debe hacerse al respecto con urgencia», dijo en una entrevista. «Para colmo, soy cliente comercial también, y como tal pago tarifas más altas. Las facturas de electricidad tan caras afectan mi negocio».

Esta no es la primera vez que hay un clamor similar en Jamaica por el alto costo de la electricidad. Es más, son situaciones bastante comunes, ya que Jamaica importa todo el petróleo que utiliza para electricidad y transporte. Durante años, el Gobierno ha estado buscando alternativas para ayudar a frenar los altos costos energéticos. Gran parte de la atención se ha centrado en las energías limpias, como la solar, pero ha habido una ola de cambios, ya que muchos han estado explorando el uso de energía proveniente del mar Caribe que rodea la isla.

Dos de estas energías renovables son los parques eólicos marinos y la conversión de energía térmica oceánica (OTEC, sus siglas en inglés). Además de reducir los costos de electricidad, estas energías renovables marinas parecen ofrecer una solución local estable para los consumidores, al mismo tiempo que contribuyen a la sostenibilidad ambiental.

Los parques eólicos marinos utilizan turbinas instaladas en el océano o en grandes lagos con vientos fuertes para generar electricidad. La electricidad así generada se transmite a través de cables submarinos hacia ubicaciones en tierra. OTEC, por su parte, para generar electricidad aprovecha la diferencia de temperatura entre las aguas superficiales calientes y las aguas profundas frías del océano. Es ideal para regiones tropicales como el Caribe, cuyas aguas superficiales pueden ser significativamente más calientes que las capas más profundas del océano, lo que crea un gradiente térmico.

Ricardo Case, director de Servicios de Ingeniería de la JPS, dijo que iniciativas como estas son muy costosas y que el Gobierno necesitaría un apoyo financiero significativo de agencias internacionales para llevar a cabo proyectos de semejante envergadura. Por lo tanto, opinó que no son las opciones más viables en este momento, a menos que se disponga de una gran inversión. También argumentó que, por el alto costo inicial, la energía eólica marina y de la energía de las olas reducirían el costo de electricidad en Jamaica a corto plazo. Después de unos 15 años, continuó, los consumidores podrían ver alguna reducción en los costos, pero no hasta que la inversión esté amortizada.

Según Case, el Gobierno jamaicano podría buscar inversiones a través de asociaciones público-privadas, o intentar acceder a fondos verdes, dinero para proyectos resilientes al clima, para ayudar con el financiamiento. Igualmente, las ofertas públicas iniciales y los bonos flotantes a 10 años deberían ayudar con los costos iniciales. «El tratamiento del alto costo de mantenimiento recurrente también necesitaría financiamiento innovador», explicó, «y el proyecto no podrá generar ingresos suficientes para mantenerse sosteniblemente».

Duane Rowe, profesional certificado en riesgos de energía y economista de energía con experiencia en varios proyectos energéticos internacionales, coincidió con la idea de que los altos costos de inversión y la necesidad de un financiamiento sustancial podrían hacer que estas tecnologías fueran prohibitivamente caras a corto plazo. Sin embargo, cree que si estos proyectos reciben el financiamiento adecuado a través de fuentes como subvenciones internacionales, podrían ser rentables en el futuro.

Señala que todas las tecnologías pasan por curvas de aprendizaje y experiencia, como se ha visto con otras fuentes de energía renovable como la solar. Rowe también sugirió que estas nuevas opciones podrían finalmente alcanzar paridad con la red. Las curvas de aprendizaje se basan en la premisa de que, a medida que más se hace algo, se hace mejor. Por lo tanto, a medida que se desarrolle una tecnología en particular, disminuirán los costos futuros de inversión y operación. La paridad con la red se da cuando una fuente de energía renovable puede generar electricidad a un costo igual o inferior al de otras fuentes en la red.

Rowe destaca que “los alemanes hacían grandes proyectos de energía eólica y solar a gran escala cuando eran caros, lo que ayudó a reducir los costos de la tecnología con el tiempo”, y predijo que “las tecnologías de energía marina podrían seguir una trayectoria similar”. En otras palabras, podrían ser valiosas a largo plazo con financiamiento suficiente. En Europa, tradicionalmente, el desarrollo de proyectos renovables se ha facilitado con tarifas de alimentación, mecanismo de políticas que incentiva su producción.

Por su parte, Rowe cree que el objetivo final es la energía solar, que actualmente produce mucho más energía a nivel global, pero no descarta que algún día la energía proveniente de fuentes oceánicas pueda tener un papel preponderante en la red de Jamaica. También señaló que estas energías renovables deben verse como complementarias y no como reemplazos.

Desde la perspectiva del consumidor, Williams apoya la idea de que ha llegado el momento de que Jamaica explore seriamente invertir en energías renovables: “Necesitamos algo diferente; el Gobierno debe encontrar soluciones como obtener electricidad del océano. No producimos petróleo y esa es la razón principal del alto costo de la energía. Si más personas usaran otras formas de energía, el costo disminuiría y las facturas no serían tan altas”.

Otro factor crucial que Jamaica tendría que considerar, dijo, es la protección de esas inversiones contra daños causados por huracanes y marejadas. El diseño de ingeniería para huracanes y fenómenos climáticos extremos tendría que tener en cuenta todas las condiciones y fortalecer la protección. «Algunas cosas se pueden cubrir mediante el diseño, otras requerirán acciones operativas para asegurar la planta. Generalmente, las plantas se desconectan y los activos se protegen para resistir grandes marejadas y vientos; eso también podría aplicarse aquí», explicó.

En cuanto al impacto ambiental, Rowe subrayó que se deberían realizar evaluaciones ambientales muy cuidadosas antes de que comiencen esos proyectos. «No hay aspectos dañinos en la tecnología, según entiendo», dijo. «Es una tecnología mecánica. No es como si tuviéramos un dispositivo térmico bajo el océano, o combustible de petróleo con potencial de contaminación. Es realmente un mecanismo mecánico, así que creo que es muy ecológico, por lo que el impacto ambiental no será significativo. De nuevo, eso es algo que se tendría que evaluar a gran escala».

Aparte de las ramificaciones de los altos costos de combustible, Jamaica ha estado explorando maneras de limitar el uso de combustibles fósiles, que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuyen al calentamiento global. El Caribe, muy vulnerable al cambio climático, necesita urgentemente hacer la transición hacia energías sostenibles, ya que los huracanes frecuentes, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos amenazan los medios de vida y la infraestructura del lugar.

Al cambiar de combustibles fósiles a fuentes de energía renovable como la solar, la eólica y las tecnologías oceánicas, los países del Caribe podrían reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la seguridad energética y fortalecer la resiliencia ante desastres relacionados con el clima. Esta transición podría mitigar el daño ambiental, y también ofrecer beneficios económicos mediante la creación de empleo y el ahorro en costos energéticos, lo que fomentaría un futuro más sostenible y seguro para la región.

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