
Captura de pantalla del artista y músico trinitense Roger Boothman tomada del video de YouTube de TTT Live Online «Roger Boothman – De entonces a ahora». Uso legítimo.
La noche del 9 de enero, el innovador musical trinitense Michael Boothman fue a su página de Facebook para informar a sus seguidores que su hermano el extraordinario artista y compositor Roger, de 66 años, había «muerto pacíficamente mientras dormía».
Roger Boothman era sobrino del internacionalmente famoso actor Geoffrey Holder y del pintor Boscoe Holder, y estuvo expuesto a las artes desde muy chico. Empezó a pintar a mediados de la década de 1960 en la escuela primaria Tranquillity en Puerto España. Para cuando se graduó de secundaria en 1975, ya era miembro de la Sociedad de Arte de Trinidad y Tobago, y había ganado una distinción en arte.
Otro de sus hermanos, David Boothman, recordó, «Era autodidacta en muchas cosas, porque nuestra casa era como una comunidad de arte constante, así que tenía todo eso como influencia. Era apenas uno de esos ambientes en los que había muchas conversaciones de arte, y eligió la sustancia necesaria de ahí».
También tenía inclinaciones musicales. Su hermano David lo recordó como el «más asombroso compositor y pianista libre que podía improvisar de todo por horas, pero creo que sobresale más como compositor y autor de canciones».
Ciertamente, Boothman ganó el primer y segundo puesto en la versión local del Concurso de Canto de la Commonwealth de 1993, y fue el único caribeño en ganar tres festivales de la canción de Unión Caribeña de Radiodifusión (CBU). También era un abierto defensor de los derechos de autor en Trinidad y Tobago, especialmente en lo referente al trabajo de los músicos locales. La Organización de Derechos de Autor de Trinidad y Tobago (COTT) le rindió homenaje como «distinguido y multitalentoso compositor, productor y artista» que trabajó en la Coalición de Artistas de Trinidad y Tobago entre 2009 y 2014, promovía artistas y músicos locales, y era un dedicado mentor de muchos jóvenes artistas.
En 2024, Boothman recibió un premio nacional, la Medalla Colibrí (plata), por su servicio y contribución a las artes y la cultura. Ese mismo año, la Sociedad de Arte ayudó a organizar una recaudación de fondos en la que vendió sus obras de arte para ayudar a tener más liquidez ante dificultades de salud.
En los medios sociales, los usuarios recordaron a Boothman como «excepcionalmente talentoso» cuya «pasión por la música y la composición no tenía comparación«. Por su parte, Randall Mitchell, ministro de Turismo, Cultura y Artes, lo llamó «un artista realmente dotado cuya obra tocó los corazones y mentes de tantos. […] A través de su música y su arte, inspiró a generaciones, nos retó a ver el mundo por un lente diferente. Celebramos el legado de un hombre que trajo belleza, ideas y reflexión a nuestras vidas».
En respuesta a la muerte de Boothman, Nigel A. Campbell publicó en Facebook:
«Para nuestros participantes, íconos y trabajadores culturales, su muerte puede motivar un comunicado de prensa ministerial oficial después de una llamada telefónica ‘para tener información sobre el artista’. Todo este preámbulo es para indicar que este tarde, uno de nuestros más finos compositores murió, y que su muerte continúa la reducción de su legado en las artes que era tan promisorio durante el recorrido de nuestro país hacia la independencia. El modelo de negocio de la música ha cambiado, evolucionado, transformado tanto que las estrellas de antaño se quedan a un lado como reliquias ahora […].
«Nuestro ecosistema musical en el siglo XXI relega melodías atemporales al fondo de la habitación, y solo permite que la música sea relevante una temporada. Encontrar la música de Roger es igualmente difícil, no tanto en las plataformas, si tienes una cinta o disco de vinilo, qué suerte tienes. Roger era compositor, músico y artista valioso que muestra que el rasgo supernormal de excelencia creativa presente en esos genes Holder-Boothman. Ahora que que su familia y amigos reconcilian su legado y señalan sus luchas más recientes, debemos mirar atrás al mirar hacia adelante sobre cómo notamos el éxito o condición de veterano en nuestro mayor regalo al mundo, nuestra palabras y, por último, nuestra música».
Sin embargo, para Shanelle Carballo Lemessy, sobrina de Boothman, «no era solo el bien conocido músico, al artista galardonado o la voz que siempre escuchaste en la radio, era mucho más que eso:
«Era el alma de la fiesta, el tío que podía convertir una habitación sosa en un salón de baile, hacer que todos rían y se relajen. Era quien gastaba su último dólar que hacía que sus sobrinos se sintieran especiales en su cumpleaños y el que siempre sabía cómo conectar con la generación más joven, porque vivía el momento y nunca se tomó la vida muy en serio.
«Era la persona que me hacía recordar que la familia es primero, el que era conocido por decir «te quiero, arreglémoslo» después de una pelea. Era el hombre que pasaba horas en el teléfono para contarse sobre su día y la historia de su vida, y cuán importante eras para él. A menudo hablaba de encontrar más paz y felicidad en su años finales, y aunque quería haberse quedado con nosotros, su lugar mejor siempre fue con mis abuelos en el cielo, donde su corazón realmente correspondía. El tío Roger era un padre de familia de la cabeza a los pies, y aunque el mundo pueda recordar su música y su arte, recordará su corazón».