
Captura de pantalla tomada del video «Video de un dron muestra un incendio en una estación de esquí turca | REUTERS» del lugar del incendio, del canal de YouTube de Reuters. Uso legítimo.
Debían ser vacaciones para muchos de quienes murieron en el incendio que se desató en una estación de esquí el 21 de enero. En Turquía, había dos semanas de vacaciones escolares, por lo que muchas familias estaban entre los huéspedes del hotel. Al 24 de enero, el número de fallecidos alcanzó las 78 personas (incluidas familias enteras y aproximadamente 20 niños), mientras que 51 resultaron heridos de diversa gravedad. Tomó 36 horas completar las tareas de búsqueda y rescate. En total, 12 personas fueron detenidas, incluidos el dueño del hotel, el teniente alcalde de Bolu, Sedat Gülener, y el jefe en funciones del cuerpo de bomberos, Kenan Coşkun. Poco después de que se publicó la noticia, las autoridades recurrieron al juego habitual de buscar culpables, con una orden de silencio a los medios, que citaron como medida preventiva contra la desinformación. Esto deja a los ciudadanos sin conocer el avance de las noticias.
El hotel Grand Kartal tiene 12 plantas, y es una estación de esquí en la provincia de Bolu. El edificio de madera tiene 26 años. Al momento del incendio, el hotel tenía 234 huéspedes. Los huéspedes que presenciaron la tragedia dijeron que no oyeron sonar las alarmas ni activarse los aspersores cuando empezó el incendio.
Según el ministro de Cultura y Turismo, Nuri Ersoy, el hotel tenía el debido certificado de aptitud para incendios emitido por el Departamento de Bomberos en 2021 y 2024, pero luego el alcalde de Bolu, Tanju Ozcan, lo refutó y dijo que los bomberos no habían emitido un informe positivo desde 2007.
Kartalkaya, donde se desató el incendio, está fuera de la jurisdicción de la municipalidad de Bolu. Por esta razón, la autorización de instalaciones turísticas en Kartalkaya está a cargo de la Administración Especial Provincial de Bolu. El Ministerio de Cultura y Turismo autoriza a las empresas con «certificado de operación turística». Si bien esto explicaba las idas y vueltas entre el Ministerio de Cultura y Turismo y la municipalidad de Bolu, fue un informe del periodista Ismayil Saymaz que respondió la incógnita de la responsabilidad. En una entrevista concedida a Halk TV, Saymaz reveló que la municipalidad de Bolu había enviado inspectores el 16 de diciembre de 2024 tras recibir un pedido del hotel Grand Kartal con fecha del 12 de diciembre de 2024. En el informe de inspección se señalaron siete carencias: dos puertas de salida de emergencia y escaleras de incendio inadecuadas, un sistema de alarmas defectuoso, equipos eléctricos y de extinción de incendios insuficientes, y falta de detectores de humo.
Saymaz también dio a conocer un segundo pedido que envió el hotel a la municipalidad para solicitar el retiro de la petición anterior, que luego la municipalidad aprobó. No está claro si la municipalidad había informado al Ministerio de Cultura y Turismo, pero, luego de la filtración, el teniente alcalde y el jefe de bomberos fueron detenidos. A pesar de que según una directiva que regula las instalaciones turísticas, la responsabilidad de inspeccionar los hoteles con regularidad y asegurar que cumplen las normas de seguridad corresponde al Ministerio de Cultura y Turismo.
Las consecuencias
En declaraciones a la BBC, Atakan Yelkovan, uno de los sobrevivientes del incendio, dijo que la alarma no sonó y que fue su esposa quien olió el humo. Otros sobrevivientes confirmaron en entrevistas con los medios que no oyeron sonar ninguna alarma y se sintieron afortunados de haber podido escapar.
Otros sobrevivientes dijeron que tampoco vieron ninguna escalera de incendios. «Mi marido tuvo que saltar desde una cornisa porque no podía encontrar la escalera de incendios. Me he hospedado en este hotel antes y nunca había visto una escalera de incendios», dijo la sobreviviente Eylem Şentürk a los periodistas. Neçirvan Öner, trabajador del hotel, corroboró esta información, y dijo a los periodistas que la escalera de incendios «no estaba en buenas condiciones» y que «no había extintores en cada planta».
El doctor Mustafa Bilge, experto en sistemas de extinción de incendios, destacó en entrevista con Global Voices que el hotel no tenía medidas fundamentales de seguridad contra incendios, lo que contribuyó a la trágica pérdida de vidas.
Fire escape doors must be capable of withstanding fire for 90 minutes and should only open from the inside. Moreover, kitchen ventilation hoods must be equipped with specialized fire suppression systems. The building should have been equipped with a fire sprinkler system, smoke detectors, fire exits throughout the premises, and stairwell pressurization systems to facilitate safe evacuation. These systems, which should have been centrally controlled by a fire alarm panel, were absent, leaving occupants vulnerable during the fire.
Las puertas de emergencia deben poder soportar el fuego por 90 minutos y deberían abrirse solo desde adentro. Además, las campanas extractoras de cocina deben tener sistemas especializados de extinción de incendios. Se debería haber equipado el edificio con un sistema de aspersores, detectores de humo, salidas de emergencia en todo el recinto y sistemas de presurización de las escaleras para facilitar una evacuación segura. Estos sistemas, que deberían haberse controlado de forma centralizada con un panel de alarma contra incendios, no existían, lo que dejó a los huéspedes vulnerables durante el incendio.
En el reglamento de Protección contra Incendios de los Edificios se establece que los edificios que entran en la categoría de hoteles y pensiones con más de 200 camas y más de dos plantas están obligados a instalar sistemas de aspersores. El hotel donde se desató el incendio tenía una capacidad para 350 camas, 161 habitaciones y 12 plantas. Los sistemas de aspersores para edificios en esta categoría y similares se hicieron obligatorios en 2008. Además, según las normas de salud y seguridad, las inspecciones de tales equipos deben realizarse una vez al año.
«Sin embargo, existe una vacío importante al definir quién es el responsable de realizar las pruebas de los sistemas contra incendios, bajo qué normas deben realizarse estas pruebas y cómo deben expedirse los certificados de cumplimiento», explicó el doctor Mustafa Bilge. También exigió una normativa urgente que se ajuste a las normas de la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego (NFPA). También recomendó crear unidades de bomberos dedicadas a las pruebas y la inspección, y a garantizar que el personal de bomberos reciba formación y certificación de organizaciones locales expertas, como la Fundación Turca de Protección y Educación contra Incendios (TÜYAK), la Asociación de Contratistas Mecánicos (MTMD) y la Sociedad Turca de Ingenieros de Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado (HVAC) y Sanitarios (TTMD).
Otros expertos que hablaron con los medios explicaron que, dado el número de víctimas mortales, había pocas probabilidades de que el hotel tuviera sistemas de alerta, detección y extinción de incendios que funcionaran correctamente. En una entrevista con la BBC, el director de la Fundación Turca de Protección y Educación contra Incendios dijo que «el sistema contra incendios no existía o no estaba diseñado según las normas».
«Es obvio que no se tomaron las medidas adecuadas de seguridad contra incendios en las instalaciones», se leía en una declaración de la Unión de Cámaras de Ingenieros y Arquitectos de Turquía (TMMOB).
Sin embargo, todas estas observaciones ya se habían identificado en aquella inspección del 16 de diciembre de 2024.
Según informa Bianet, el hotel se encuentra en una estación de esquí donde hay otros tres hoteles. Aún así, no hay un departamento de bomberos especializado en la zona y la estación de bomberos más cercana esta a 28.5 kilómetros. La distancia, así como las condiciones climáticas, retrasaron la respuesta.
Buscar responsables
En su visita a Bolu el 23 de enero, el presidente Recep Tayyip Erdoğan prometió que se encontraría a los responsables, pero los críticos del Gobierno dicen que en un país donde ningún funcionario gubernamental se ha hecho responsable de ninguna tragedia, pronto esta será olvidada también.
«Cada vez que ocurre una tragedia, volvemos a ver lo mismo. No se encuentran responsables, no se impone ningún castigo, ni se nos dice qué se va a arreglar. Esto no es el destino, es falta de controles, incompetencia, injusticia y avaricia», publicó en Instagram la popular cuenta Turkish Dictionary. En otra publicación de Instagram, la misma cuenta reclamó «la renuncia y el enjuiciamiento de los responsables y que todos los hoteles completen la revisión de seguridad».
Mahir Akkoyun, diseñador gráfico conocido como Mahirgra en redes sociales, escribió:
The negligence and irresponsibility arising as a result of political decisions have once again shown that human life has no value in this country. In a country where those responsible can never be fully held accountable, this cycle of disaster will continue as long as there is no accountability.
La negligencia y la irresponsabilidad que resultan de decisiones políticas han demostrado una vez más que la vida humana no tiene valor en este país. En un país donde los responsables nunca asumen plena responsabilidad, este ciclo de desastres continuará mientras nadie asuma responsabilidades.
Las plataforma de noticias Fayn Studio hizo un listado ordenado de manera cronológica de hechos trágicos desde 2003 a 2025, en los que se perdieron vidas: el de la mina de Soma, en el que murieron 201 mineros, el incendio en 2016 en una residencia de chicas en Adana, donde murieron 14 personas, o el accidente de tren de 2018 en Chorlu, en el que murieron 25 personas, o el devastador terremoto de febrero de 2023 en el que hubo más de 53 000 personas, según datos oficiales. La cronología fue titulada «Decenas de tragedias que podrían haberse evitado, cero renuncias». «Al igual que ocurre después de cada tragedia buscaremos a los responsables. Mientras que quienes deberían realizar este trabajo esperarán a que la agenda de noticias cambie y el tema se olvide», escribió el equipo editorial en una publicación en su perfil de Instagram.
Los turcos están acostumbrados a tragedias e historias que los estremecen, así como están acostumbrados a que ningún funcionario gubernamental asuma responsabilidad alguna nunca.