Manifestaciones poselectorales en Mozambique inspiran protestas contra crisis socioeconómica en Angola

Policía lanza gas lacrimógeno contra manifestantes en el centro de Maputo, 21 de octubre de 2024. Imagen tomada de YouTube, filmada por habitantes de Maputo. Ediçión: Giovana Fleck/Global Voices

Desde fines de octubre de 2024, una ola de protestas estalló en Mozambique. Inicialmente, pedían justicia por el asesinato de Elvino Dias, abogado del entonces candidato presidencial Venâncio Mondlane, y de Paulo Guambe, líder del Partido Optimista para el Desarrollo de Mozambique – PODEMOS. Después se intensificaron como respuesta a la violencia policial contra los manifestantes y por la impugnación de los resultados electorales, que dieron una nueva victoria al Frente de Liberación de Mozambique – FRELIMO, partido en el poder desde hace casi cinco décadas.

Ciudadanos de varios extractos sociales estaban en las calles, llevaban carteles y entonaban canciones de protesta, como «Povo no Poder» (Pueblo en el poder) de Azagaia. Su música ganó relevancia entre los movimientos democráticos por sus letras que criticaban abiertamente al Gobierno. «Povo no poder» se estrenó en 2008 y se volvió un himno de protesta en las manifestaciones contra el aumento de los precios de la gasolina y la electricidad.

Con el inicio del año y después de que los funcionarios electos tomaron posesión de sus puestos, incluido el nuevo presidente, Daniel Chapo, en 2025 continúan las protestas. La segunda semana de enero, Mondlane convocó tres días de paralización general de las actividades.

“¿Nos van a matar por qué? ¿Porque somos mozambiqueños como ustedes?”, preguntó una mujer en entrevista con el canal Deutsche Welle, hecha durante una protesta el 13 de enero, fecha de toma de posesión de los diputados.

La manifestante cuestionaba a los policías presentes sobre los motivos que llevaron a la Policía a usar violencia contra los ciudadanos. Desde el 21 de octubre de 2024, más de 300 personas murieron y hubo más de 600 heridos, según la organización mozambiqueña Plataforma Decide, que supervisaba las elecciones y las violaciones a los derechos humanos.

En Angola, país de África Central que también pertenece a los Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa – PALOP, estallaron otras protestas en apoyo a Mozambique. La capital, Luanda, también tuvo episodios de violencia policial, como los que hubo en Maputo.

Contexto político

FRELIMO, que lideró la lucha por la independencia del colonialismo portugués, que se logró en 1975, ha dominado el escenario político mozambiqueño desde entonces. El partido tiene como opositores históricos a la Resistencia Nacional Mozambiqueña- RENAMO, que abrió el camino al multipartidismo como adversario político, y el Movimiento Democrático de Mozambique (MDM), ambos identificados más a la derecha del espectro político.

Sin embargo, en la última contienda electoral, estos partidos perdieron fuerza ante PODEMOS, que en 2018 fundaron exintegrantes de dos leyendas de la oposición y que pasó a ser la segunda fuerza política, con más escaños parlamentarios. PODEMOS, que apoyaba la candidatura presidencial de Venâncio Mondlane, capitalizó el descontento popular con la corrupción, la desigualdad social y la falta de oportunidades para la juventud. Las crisis políticas internas mal solucionadas de RENAMO y MDM contribuyeron al ascenso del nuevo partido.

En medio de eso, desde 2024, se vio el crecimiento de la figura de Mondlane. Es un líder evangélico, exmiembro de RENAMO, y se afilió a PODEMOS por desavenencias internas del partido. Su plataforma se basaba en la promesa de “pacificación nacional”, a través del diálogo, inversiones inmobiliarias, y el fin de la prisión de manifestantes. Internacionalmente, se identificó como admirador de políticos de extrema derecha, como Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, y Donald Trump, que ha vuelto al poder en Estados Unidos.

Las elecciones de 2024 se vieron marcadas por denuncias de irregularidades en el proceso electoral, con intimidación de electores y violencia. Según la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, en un informe de observaciones preliminares se identificaron problemas en los procedimientos de conteo de votos, «demoras» y «poca eficiencia» en el cálculo.

RENAMO y MDM rechazaron los resultados, con el argumento de que FRELIMO cometió fraude para mantenerse en el poder. Después del anuncio de los resultados, a estos partidos se les invitó a dialogar con el entonces presidente de la República, Filipe Nyusi, para poner fin a la crisis poselectoral. El debate se extendió a las organizaciones de la sociedad civil. Por su parte, las olas de protesta contra el supuesto fraude electoral continuaron, los manifestantes exigían la anulación de las elecciones.

Tras las conversaciones con Nyusi, los partidos RENAMO, PODEMSO, ND y MDM se siguieron negando a reconocer los resultados electorales.

Represión y costo humano de las protestas

La respuesta del Gobierno a las protestas se ha visto marcada por la represión violenta, las fuerzas de seguridad han usado gas lacrimógeno, balas de caucho y munición letal para dispersar manifestantes, con el resultado de cientos de muertos y heridos, principalmente en las provincias de Zambezia, donde está la capital, Maputo, y Inhambane, donde la Policía es conocida por su agresividad.

Organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, denunciaron el uso excesivo de fuerza y la detención arbitraria de manifestantes, periodistas y miembros de partidos políticos de oposición.

Organizaciones internacionales han denunciado la violencia policial y el Estado militarizado antes instancias como la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, y el Tribunal Africano de Derechos Humanos y de los Pueblos, y pedido el diálogo entre el Gobierno y la oposición.

Repercusiones en Angola

Angola enfrenta dificultades semejantes a las de Mozambique, con creciente insatisfacción popular en relación con la crisis económica, el desempleo, la corrupción y la falta de libertades democráticas. El Gobierno angoleño, liderado por el Movimiento Popular de Liberación de Angola – MPLA, también en el poder desde las luchas de la independencia de 1975, teme sentir los efectos de la instabilidad em Mozambique.

En noviembre de 2024, en medio de las tensiones en Mozambique, los manifestantes salieron a las calles de Luanda gritando: «La Policía no es del MPLA. La Policía es del pueblo». Centenares de personas marcharon para mostrar su descontento por la crisis socioeconómica del país. Esta protesta también era contra la detención de cuatro activistas presos en una manifestación de ese mismo mes. El país está bajo la observación de organizaciones internacionales por sus antecedentes de reprimir a la sociedad civil. El hambre, el desempleo y la falta de vivienda fueron los principales temas de la protesta.

Ante las protestas, el Gobierno de Angola no se pronunció sobre la situación política y la violencia en Mozambique. Em entrevista con DW África, el coordinador de la ONG Omunga, João Malavindele, dijo que ambos partidos –MPLA y FRELIMO– usan métodos semejantes para mantenerse en el poder.

Activistas y académicos en Mozambique y entidades internacionales han presentado peticiones, y la sociedad civil en Angola parece aprender sus lecciones para enfrentar al gobierno del MPLA, a partir de iniciativas como «Conversaciones de nuestro huerto«, en las que se debaten temas como «Mozambique y no violencia» con el investigador y activista por los derechos humanos Domingos da Cruz.

En cuanto a la sociedad civil, en diciembre de 2024, las organizaciones no gubernamentales Mizangala Tuyenu Kupolo y Handeka presentaron un informe que resume las violaciones a los derechos humanos registrados en los primeros tres meses de 2024 en Angola. Según el documento, se debe seguir observando los obstáculos «arbitrarios a la realización de manifestaciones, marchas y otros actos contestatarios» en Angola. Hay un nuevo informe previsto para el primer trimestre de 2025.

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