De Rusia a la Unión Europea: Lo que está en juego tras cambios en la moderación de contenidos de Meta

Mark Zuckerberg de Meta. Foto de Alessio Jacona en Flickr (CC BY-SA 2.0).
El presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció que Meta va a «luchar contra la censura» en todo el mundo, junto con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que asumió su cargo el 20 de enero.
Zuckerberg ha presentado el cambio en la moderación de contenidos de Meta como una política «anticensura». Sin embargo, los expertos dicen que en realidad se trata de una medida empresarial que busca complacer al presidente Trump. Como explicó Zuckerberg, Meta está reduciendo los costos para protegerse contra el discurso de odio, mientras elimina la verificación de hechos, y en su reemplazo vuelve a que los usuarios señalen contenido dañino (también conocido como «notas comunitarias»), al menos en Estados Unidos.
Esta nueva política establece un precedente peligroso, aunque en cierta medida, es una continuación del casi abandono de la moderación de contenidos que hizo Elon Musk antes de las elecciones en X (antes Twitter).
Sin embargo, la historia reciente muestra que regular Meta y X aún más de lo que ya las regula la Unión Europea nos pone en un camino peligroso, similar al que siguen las autocracias.
Censura en internet rusa
Zuckerberg no mencionó al presidente ruso Vladimir Putin en su discurso. Sin embargo, sí refirió a la Unión Europea como uno de los mayores «censores», así como Latinoamérica y China. Desde octubre de 2022, Meta y sus subsidiarias (excepto WhatsApp, a mediados de enero) han sido incluidas en la lista de organizaciones terroristas y extremistas en Rusia. No solo están bloqueados, sino que, técnicamente, uno podría ser arrestado por difundir enlaces o incluir un logo en una página web.
Este es un relato de advertencia; oficialmente, el Kremlin prohibió al grupo porque Meta anunció que permitiría publicaciones como «muerte a los invasores rusos».
En marzo de 2022, un funcionario de Meta informó a la BBC que la compañía estaba desviándose temporalmente de sus políticas «a la luz de la invasión en curso de Ucrania», y permitió que los afectados por el conflicto «expresaran un sentir violento hacia las fuerzas armadas invasoras». En consecuencia, el Gobierno ruso acusó a Meta de «rusofóbica» y la catalogó como una organización prohibida.
Pero, hoy en día, ninguna plataforma occidental de redes sociales opera en Rusia: todas fueron bloqueadas por «no cumplir» con las leyes rusas (en este momento, solo siguen presentes las aplicaciones de mensajería Telegram y WhatsApp, y la red china TikTok ).
Diversas organizaciones civiles están instando ahora a la presidenta de la Unión Europea, Ursula Von der Leyen, a que se aplique a Meta plenamente la legislación de la Unión Europea para evitar daños a los europeos. Según la ley de servicios digitales aprobada en 2022, algunas medidas establecen multas altas en caso de no cumplir con las normas de evaluación de riesgos para que las plataformas puedan operar en el mercado de la Unión Europea. Y así debería ser, si las relajadas reglas sobre el discurso de odio comienzan a afectar a grupos vulnerables.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que si por la intensa presión de las regulaciones, X y Meta deciden abandonar la Unión Europea, los ciudadanos quedarían con menos acceso a la información. Aunque esto es poco probable según los expertos, debemos tener más información disponible para las personas, no menos. Así que, aunque Meta esté abandonando su programa de verificación de hechos (aunque todavía no en la Unión Europea), ¿podría ser que esta parte no sea tan amenazante como parece a primera vista? Ciertamente, Zuckerberg prometió regresar al contenido político, lo que podría brindar mayor información a la gente, especialmente cuando el Reglamento Europeo sobre la Libertad de Medios entre en vigencia en agosto de 2025.
Algunos investigadores han hablado sobre lo sobreestimado que está el poder de todo tipo de desinformación sobre las personas y cómo hemos entregado las decisiones de la gente a las plataformas.
Puedo dar algunos ejemplos. Mi investigación sobre gobernanza de plataformas se refiere en parte a las medidas que se tomaron para «combatir la desinformación rusa», no solo después de que comenzó la invasión de Ucrania,, sino también cuando el pánico moral sobre la intervención extranjera en las elecciones estadounidenses de 2016 estaba en su punto máximo. Muchos medios en ruso han sido bloqueados por decisión de los legisladores europeos en la Unión Europea, comenzando por los canales de propaganda Russia Today y Sputnik. Desde entonces, más y más han sido incluidos en las listas.
Nuevamente, algunos expertos dicen que las soluciones tecnocráticas tienen serios limites frente a la desinformación.
Las plataformas de redes sociales también han estado bloqueando y haciendo que el contenido proveniente de Rusia no genere renta. También están bloqueando contenido que ven los rusos a su propio juicio. Por ejemplo, YouTube prohibió que no se gane dinero por ninguna visualización de territorios rusos, lo que claramente no cayó bien a los medios opositores como, por ejemplo, Dozhd channel, que es contrario a la guerra y a Putin, y cuya audiencia principal es y debería ser rusa.
¿Debe bloquearse la propaganda directa? Tal vez. Pero en este caso, ¿cómo sabremos siquiera qué está diciendo «el otro lado»? En un momento, las únicas fuentes de noticias en ruso que podía encontrar en Google News provenían de Bielorrusia. Así que la famosa clasificación de páginas no funcionaba, pero ¿quién decidió qué fuentes quedaban como creíbles? Obviamente, el Kremlin decide qué es visible en el motor de búsqueda ruso, Yandex. Pero ¿queremos el mismo sistema para la Unión Europea?
Pienso que debemos apoyar a los medios tradicionales, que están sustentado en la verificación de hechos. Debemos dar fondos a periodistas locales y negociar con las plataformas de redes sociales para incluir su contenido. Debemos desarrollar modelos públicos de redes sociales e IA y hacerlos de código abierto. En resumen, crear más oportunidades y diversidad en el sector tecnológico y el ecosistema de la información, no menos.
Como dijo Thomas Kent, investigador principal en comunicación estratégica en el Consejo Estadounidense de Política Exterior y especialista en propaganda rusa, en un reciente artículo de opinión:
Western media need to rededicate themselves to accurate, objective news coverage. If citizens are convinced that their own major news sources are unbiased, they will have no reason to seek out fringe sources of news, Russian or otherwise.
Los medios occidentales deben volver a dedicarse a informar con noticias precisas y objetivas. Si los ciudadanos están convencidos de que sus principales fuentes de noticias son imparciales, no tendrán razón para buscar fuentes marginales de noticias, ya sean rusas o de otro tipo.
De lo contrario, no seremos mejores que Vladimir Putin, que nunca usa internet y sueña con que nadie la use, como en los «viejos tiempos dorados», o que Zuckerberg, que nos empuja a «volver a las raíces» de la libre expresión.
Lo que ambos están haciendo es muy similar en su esencia. Excepto que no hay tiempos dorados ni raíces a las que regresar. Si estas personas no lo entienden, nosotros tenemos que entender.
La doctora Daria Dergacheva es investigadora asociada en el Laboratorio de Gobernanza de Plataformas, Medios y Tecnología en ZeMKI, Universidad de Bremen, Alemania. También ha sido editora para Europa del Este en Global Voices desde marzo de 2022 y ha trabajado en medios rusos y ONG opositoras durante más de 10 años.
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