
Ilustración de Minority Africa, usada con autorización.
Esta historia de Patricia Namutebi se publicó originalmente en Minority Africa el 16 de noviembre de 2024. Esta versión editada se reproduce como parte de un acuerdo para compartir contenido. Todos los nombres se han cambiado para proteger su identidad.
Jane Francis nunca conoció a su padre. A los 15 años, pasó un día emocionante con en la ciudad. Al estar ahí, se encontraron con una amiga de su madre, que exclamó: “¡De verdad se parece a ti!”.
“Es mi hermana”, respondió su madre.
“El corazón se me encogió”, recuerda Francis. “Después, mi madre me pidió que aceptara eso porque no podía explicar a la gente que yo era su hija».
Esto impactó a Francis, pero no presionó a su madre para que le diera respuestas, pues era su único pariente. Cuando cumplió 17 años, su madre la reveló la verdad de su concepción: la violaron en la habitación de un hostel. La madre de Francis sospechaba que el autor era el hombre que alquilaba la habitación del costado, pero él siempre lo negó. La madre de Francis tenía 18 años en ese momento.
“Mi madre espera que algún día puedan arrestarlo y hacerle un examen de ADN”, cuenta Francis. “Sigue en negación”.
La violación es uno de los delitos más comunes en África. Una reciente investigación de Equality Now destaca los varios obstáculos que tienen los sobrevivientes al buscar justicia, como insuficientes definiciones legales, débil aplicación de la ley, mitos societarios sobre la violación y culpa a la víctima. Estos asuntos impiden que muchos casos lleguen a los tribunales, y hay muy pocas condenas, lo que permite que los autores eviten el castigo. En consecuencia, los sobrevivientes quedan vulnerables, sin la justicia ni el apoyo crítico que tanto necesitan.
Desde su concepción, Francis ha tenido dificultades con su identidad. “No conozco a mi padre, ni conozco mi clan”, dice.
I do not feel a sense of belonging. My mother says that according to our culture, it is shameful to have a child without a clan. I have to always live in disguise as her sister, she added.
No tengo sensación de pertenencia. Mi madre dice que, según nuestra cultura, es vergonzoso tener un hijo sin clan. Siempre tengo que pasar como su hermana, agregó.
Recuerda un incidente en la escuela, cuando le preguntaron su apellido, que se origina en un clan:
Whenever I mention my name, I become a laughing stock as comments rise on how I have no clan. Why can’t I have my own name as I don’t belong to any clan or family?
Cada vez que menciono mi nombre, me convierto en el hazmerreír de la gente que comenta que no tengo clan. ¿Por qué no puedo tener mi nombre si no pertenezco a ningún clan ni familia?
La necesidad de conocer los orígenes nunca ha sido tan importante como ahora en este país de África Oriental. En muchas culturas ugandesas, los apellidos suelen ser patriarcales y reflejan el linaje del padre. Reflejan identidades étnicas, de clan y familiares. Cada grupo étnico tiene sus propias tradiciones de nomenclatura, y los apellidos pueden significar linaje, ascendencia y situación social, lo que es muy importante para la organización y las relaciones sociales.
Los apellidos también tienen un papel crucial en la identificación legal, esencial para documentos como certificados de nacimiento, documentos nacionales de identidad y propiedad de la tierra.
Francis soñaba a menudo con abandonar el país en busca de mejores oportunidades, con la esperanza de empezar de nuevo y tener su propia familia.
Years ago, when I tried to apply for a passport at the passport office here in Uganda, my mother was told to go and get the details of my father, even if she confessed that she did not know where he was.
Hace años, cuando intenté solicitar un pasaporte en la oficina de pasaportes aquí en Uganda, le dijeron a mi madre que fuera a buscar los datos de mi padre, aunque ella confesó que no sabía dónde estaba.
Este requisito ha cambiado; ahora no se necesita dar información paterna si no se tienen esos datos. Con la creación de la Autoridad Nacional de Identificación y Registro (NIRA) en 2015, entidad gubernamental que gestiona el Registro Nacional de Identificación de Uganda, el sistema se ha vuelto más automatizado e inclusivo.
Michael Muganga, responsable de relaciones públicas de NIRA, explica que los niños nacidos de violaciones o embarazos no deseados se clasifican como expósitos. «En NIRA reconocemos a los niños expósitos y respetamos los nombres con los que se identifican», afirma. El término «expósito» se refiere a un niño abandonado y se usa en documentos oficiales relacionados con el bienestar infantil, la adopción o la ciudadanía cuando se desconoce la identidad de los padres o han renunciado a sus derechos.
Muganga aconseja a los solicitantes que revisen detenidamente el formulario de identificación. «Hay un apartado que dice ‘padre desconocido’. Toda víctima de violación o embarazo no deseado debe marcar esa casilla», explica.
Sin embargo, al examinar el formulario de solicitud, se descubrió que, si bien existe la opción de seleccionar «padre desconocido», lo que permite llenar el formulario, no existe la opción correspondiente para «madre desconocida», lo que deja a los huérfanos o a las personas sin madre sin vía de recurso.
Además, las personas que han pasado por las entrevistas presencial en NIRA describen una experiencia diferente. Al llenar la solicitud de pasaporte en línea, los solicitantes deben dar muchos datos sobre sus padres, como el clan, el apellido de soltera de la madre e información sobre el lugar de nacimiento de sus padres, incluidos el pueblo, el condado y el subcondado.
Para verificar la nacionalidad ugandesa, cuando se pide a los solicitantes que acudan a una entrevista presencial, que también implica tomar una foto y huellas dactilares, también se hacen preguntas adicionales, que incluyen las relacionadas con la lengua materna. Si un solicitante tiene dificultades para hablarla con fluidez o indica que no la habla por diversas razones, algunos han informado que les han pedido llevar a un familiar para confirmar su identidad.
Según Muganga, para facilitarles obtener documentos oficiales, las organizaciones que trabajan con niños de filiación desconocida deben llevar documentos acreditativos, como informes policiales, cuando tramiten la identificación de los niños expósitos.
Stella Anam, directora de Red de Víctimas de la Guerra y Niños (WVCN) en el norte de Uganda, fundó su organización para ayudar a reasentar a mujeres y niños afectados por el conflicto del Ejército de Resistencia del Señor, movimiento insurgente contra el Gobierno ugandés que ha desplazado a más de un millón de personas y causado más de 100 000 muertos, según cálculos de Naciones Unidas. Este conflicto ha desplazado a cientos de miles de niños y ha dejado muchos huérfanos. La Red de Víctimas de la Guerra y Niños ayuda a estos niños, muchos de los cuales no pueden rastrear su paternidad, a registrar y obtener documentos de identidad.
Uno de los problemas que enfrenta la organización es que, a pesar de presentar la documentación necesaria, los funcionarios de NIRA siguen preguntando a estos niños por la identidad de sus padres y sus clanes. Anam señala que, aunque en una reunión celebrada en 2023 con algunos funcionarios de la NIRA se lograron algunas mejoras, el problema persiste.
Aciro Sandra tenía cuatro años cuando se enteró de que había nacido en Sudán del Sur, donde sus padres estaban cautivos del Ejército de Resistencia del Señor, dirigido por Joseph Kony. Años después, cuando solicitó el documento nacional de identidad, dudó en dar los datos de su padre.
«Tenía miedo de usar su nombre por sus antecedentes», explica. Su padre había pasado de prisionero a comandante de LRA. En 2004, su familia fue liberada y se instaló en Gulu, ciudad del norte de Uganda. Hoy, sus documentos llevan los datos de su padre, aunque ella vive en una nueva ciudad donde nadie conoce el pasado de su padre.
Desde que regresaron a su país, víctimas como Sandra enfrentan estigmatización, violencia de género y rechazo.
On top of that the victims, especially the children, still suffer trauma, and rejection by their clans leading to a major identity challenge, Anam adds.
Además, las víctimas, sobre todo los niños, siguen sufriendo traumas y rechazo de sus clanes, lo que supone un importante problema de identidad, añade Anam.
Una de las beneficiadas de la iniciativa de Anam cuenta su experiencia:
Even if I am a victim, I cannot talk about rape. It is a taboo here, I might even never get married because of that.
Aunque sea una víctima, no puedo hablar de violación. Aquí es un tabú, incluso tal vez nunca me case por eso.
Francis sigue lidiando con el trauma de la experiencia de su madre. Anhela un sistema de justicia en Uganda que responsabilice a los agresores y apoye a las víctimas en lugar de avergonzarlas.
Sometimes, when women report rape cases, they are instead accused of being promiscuous or somehow enabling the violence, which is far from the truth,” she says, her frustration evident.
«A veces, cuando las mujeres denuncian una violación, se las acusa de ser promiscuas o de propiciar de algún modo la violencia, lo que está muy lejos de la realidad», dice, con evidente frustración.
Mary Nakiranda, abogada de FIDA Uganda, explica que no existe una ley especial para los niños expósitos; se les considera como a cualquier otro niño. «Como son fruto de una violación, las familias y las sociedades tienen que aceptarlos como son», afirma. Y añade: «Si las víctimas conocen la identidad de los responsables, deben denunciarlo a la Policía o a organizaciones como FIDA Uganda, que puede hacer pruebas de ADN para establecer la paternidad. Los padres no solo asumirán la responsabilidad, sino que también serán acusados del delito».
Francis, por su parte, mantiene las distancias con los hombres. «Todavía me atormenta la historia de mi madre. No me siento segura cerca de los hombres», admite. «Mi mayor miedo es tener hijos. Me preocupa cómo sería la vida para ellos (en términos de identidad)».