Hospitales de refugiados en la frontera entre Tailandia y Myanmar se ven afectados por la congelación de ayuda estadounidense

Refugee camp, Thailand

Campo de refugiados de Mae La, Mae Sot, Tak, Tailandia. Foto de Flickr de Mikhail Esteves (CC BY 2.0).

Este artículo de Sicha Rungrojtanakul y Sorawut Wongsaranon se publicó originalmente en Prachatai, sitio de noticias independiente de Tailandia. Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerdo para compartir contenido.

Se ha generado un caos entre las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con refugiados en la frontera entre Tailandia y Myanmar después de que el Gobierno estadounidense con el presidente Donald Trump al mando emitió una orden ejecutiva que suspendía inmediatamente la ayuda extranjera durante 90 días. Esto tuvo como resultado el cierre de hospitales en campos de refugiados que reciben financiación del Gobierno estadounidense.

En los campos de refugiados de Mae La y Umpiem se cerraron hospitales financiados por el Comité Internacional de Rescate. Pornsuk Kerdsawang, que trabaja para una ONG en la zona de frontera, dijo que a todos los pacientes se les ha pedido que abandonen el hospital, mientras que las mujeres en trabajo de parto tienen que ver cómo llegan a un hospital tailandés. También se han visto afectados proyectos sobre salud comunitaria, salud materno-infantil, así como proyectos de vacunación, saneamiento y gestión de residuos dentro de los campos, que reciben financiación de Estados Unidos.

Hablando de forma anónima, un médico que trabaja en la frontera entre Tailandia y Myanmar también dijo que algunos de los programas de su organización han sido suspendidos por la orden ejecutiva y que el apoyo para alimentos y medicamentos ha cesado en algunos lugares. Al personal tampoco se le está pagando.

Algunos campos han «dejado de funcionar», dijo el médico, que afirmó que algunos pacientes han sido trasladados a hospitales tailandeses, aunque la mayoría regresó a casa. Algunos pacientes en estado crítico también permanecen en los campos.

Mientras tanto, se ha detenido el financiamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para las ONG que trabajan a lo largo de la frontera, lo que genera preocupación entre la sociedad civil.

Los hospitales tailandeses están preparados

Los hospitales de la frontera en la provincia de Tak se están preparando para recibir a pacientes procedentes de los campos de refugiados. El doctor Worawit Tantiwattanasap, director del hospital Umphang en Tak, dijo que es poco probable que el aumento en los pacientes por el cierre de los hospitales de los campos sea un problema serio, ya que estos pacientes solo representan alrededor de un tercio del número total de pacientes. Las ONG de salud pública también continúan trabajando en coordinación con el hospital, lo que mejoró la situación, según dijo

Dijo que los directores de los cinco distritos de hospitales de la frontera entre Tailandia y Myanmar en Tak se reunieron con el gobernador provincial y los médicos provinciales de salud pública el 28 de enero. Acordaron que los hospitales deben seguir los principios humanitarios y de derechos humanos, y atender a los pacientes, ya sea que tengan el apoyo de un trabajador de una ONG o no, y que deben tratar casos de emergencia que puedan provocar muerte o discapacidad, incluidos el trabajo de parto y alumbramiento, accidentes u otras enfermedades graves, como derrames cerebrales, sin cobrar honorarios.

Se le ha pedido a cada distrito que haga una encuesta entre los pacientes de los campos de refugiados de la zona y elabore un plan sobre lo que se debe hacer para atenderlos, y cómo podrían dividir a los pacientes críticos entre los hospitales gubernamentales.

El doctor Worawit también propuso que el Ministerio de Salud Pública establezca un fondo nacional para ayuda humanitaria porque Tailandia se ve afectada por políticas implementadas por una nación más poderosa, que tiene impacto mundial y es algo que está fuera de su control. Dijo que Tailandia ha recibido financiación de donantes extranjeros y apoyo de ONG y empresas. Añadió que, si bien la colaboración de las ONG es limitada, su apoyo de atención primaria de salud ayuda, y solo los casos graves son referidos a los hospitales a lo largo de las fronteras.

El doctor Worawit dijo que le alegra que el personal de salud pública se haya unido para apoyar a los hospitales y pacientes fronterizos, y que los hospitales no están solos. Señaló que están siguiendo una política implementada por el gobernador provincial de Tak, su oficina de salud pública y el Ministerio de Salud Pública.

La sociedad civil queda en el limbo

Pornsuk dijo que la situación en el campo y entre los trabajadores de la sociedad civil ha sido caótica porque la orden ejecutiva congela todos los fondos y detiene todas las actividades que tengan gastos. No está claro si los trabajadores médicos podrán seguir haciendo su trabajo.

“Si el personal va a atender a los pacientes, creo que debería ser posible, pero ahora hay miedo… así que nadie sabe realmente qué hacer. Ha surgido la idea de que todo está prohibido”, dijo Pornsuk.

A Pornsuk le preocupa que el trabajo humanitario a lo largo de las fronteras se vea significativamente afectado si Estados Unidos no cambia su política, ya que la mayor parte de la financiación humanitaria para servicios de salud, alimentos y refugio en los campos de refugiados proviene de USAID.

«No se detendrá inmediatamente porque tienen otras fuentes de financiación, pero gran parte de su presupuesto general desaparecerá y va a tener un impacto este año», dijo Pornsuk.

Pornsuk dijo que varios proyectos gestionados por la clínica Mae Tao, centro para trabajadores inmigrantes en Mae Sot, han quedado suspendidos porque estaban financiados por Estados Unidos. Otras organizaciones financiadas por USAID, incluidos los campos de desplazados internos en Myanmar y los proyectos educativos de los grupos Karenni, también podrían ver recortados sus fondos en el futuro.

¿Hora de cerrar los campos?

Tras el cierre del hospital, el diputado del Partido Justo, Kannavee Suebsang, sugirió que es hora de cerrar los campos y de permitir que los refugiados se integren en la sociedad tailandesa. Dijo que es una solución a los problemas humanitarios que se han discutido durante mucho tiempo, porque los refugiados de estos campos no pueden regresar a Myanmar por la violencia que persiste desde el golpe de estado de 2021, y casi no tienen posibilidades de ir a un tercer país. Ya han nacido varias generaciones en los campos.

Pornsuk dijo que las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en los campos saben que algún día se recortará la financiación extranjera, por lo que quieren que el Gobierno tailandés comience a considerar seriamente el cierre de los nueve campos de refugiados.

Actually, in the long run the refugees want that. The funding cut this time might play a part in making the Thai government think seriously that [the refugees] don’t want to live like this. They haven’t wanted to rely on others for everything.

En realidad, a largo plazo los refugiados quieren eso. El recorte de fondos esta vez podría contribuir a que el Gobierno tailandés piense seriamente que [los refugiados] no quieren vivir así. No han querido depender de otros para todo.

Pornsuk dijo que resolver estos problemas requiere mucha gestión y que los propios refugiados quieren ser parte del proceso. Señaló que antes, el comité de refugiados tenía un papel más importante en la gestión de los campos, pero lentamente han sido expulsados. Las reuniones ahora son principalmente para funcionarios del Gobierno tailandés y trabajadores de ONG extranjeras, mientras que el comité de refugiados tiene que solicitar su participación. Ella cree que esto se debe a que el Gobierno tailandés considera que es más fácil recurrir a las grandes ONG.

[The refugee] are being excluded. It became just NGOs and the Thai state. In the past, [the refugee committee] had more power than now to take care of themselves, and they were stronger than this. They said that it’s also time that they were given back their role.

[A los refugiados] los están excluyendo. Pasó a ser solo ONG y el Estado tailandés. Antes, [el comité de refugiados] tenía más poder que ahora para atenderse, y eran más fuertes. Dijeron que también es hora de que se les devuelva su función.

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