Acusan a activista de participar en vigilias con velas por condenados a muerte en Singapur

Jolovan Wham joined a candle lighting vigil after Singapore executed a drug trafficking convict on March 30, 2022

Jolovan Wham se unió a una vigilia con velas luego de que Singapur ejecutó a un condenado por tráfico de drogas el 30 de marzo de 2022. Foto de la página de Facebook de Jolovan Wham. Utilizada con autorización.

«Señoría, es el Estado quien debería ser juzgado, no yo. Yo no he matado a nadie». Se informó que esto fue lo que dijo el activista singapurense Jolovan Wham ante el tribunal el 3 de febrero tras ser acusado de cinco cargos de violación de la ley de orden público por participar en cinco vigilias con velas en favor de condenados a muerte entre el 29 de marzo de 2022 y el 26 de abril de 2023.

La ley de orden público de Singapur prohíbe expresamente las reuniones públicas y exige un permiso para las protestas políticas. Los condenados por participar en una reunión pública sin permiso pueden ser multados con hasta 3000 dólares singapurenses (2200 dólares estadounidenses). Los reincidentes pueden ser multados con hasta 5000 dólares singapurenses (3700 dólares estadounidenses).

Wham participó en vigilias públicas en apoyo de la campaña contra la pena de muerte. Las actividades de encendido de velas conmemoraban las ejecuciones de condenados a muerte por cargos de narcotráfico.

Unas 30 personas acompañaron a Wham durante su comparecencia ante el tribunal. Eljah Tay, una de las personas que expresaron su apoyo, publicó en Instagram sobre la concentración de solidaridad.

It is ridiculous that this is how the state continues to use our public resources, especially while the state gets away scot-free for the murders they have been committing behind bars.

Es ridículo que el Estado siga utilizando así nuestros recursos públicos, sobre todo mientras el Estado sale impune de los asesinatos que ha estado cometiendo entre rejas.

Unas 30 personas acompañamos hoy a Jolovan a los tribunales del Estado para presenciar su declaración: «Señoría, es el Estado quien debería ser juzgado, no yo. Yo no he matado a nadie», dijo Jolovan Wham cuando lo llamaron al estrado. Me imaginé que podía oír la silenciosa ovación colectiva que hicimos.

Grupos de derechos humanos han condenado las acusaciones contra Wham y la persecución de grupos y personas que se oponen a la pena de muerte. El Foro Asiático para los Derechos Humanos y el Desarrollo (FORUM-ASIA) y CIVICUS: Alianza Mundial para la Participación Ciudadana han emitido una declaración conjunta en la que instan a las autoridades a retirar los cargos.

These recent charges against Jolovan Wham demonstrate how Singapore maintains a restrictive environment against activists. This is a clear example of judicial harassment made in retaliation for simply exercising one’s right to protest and freedoms of expression and peaceful assembly.

Estos recientes cargos contra Jolovan Wham demuestran que Singapur mantiene un entorno restrictivo contra los activistas. Se trata de un claro ejemplo de acoso judicial como represalia simplemente por ejercer el derecho a la protesta y las libertades de expresión y reunión pacífica.

También señalaron que la elección de un nuevo primer ministro no llevó a revisar el uso de las leyes para silenciar a los críticos. «Usar constantemente leyes restrictivas –incluida la ley de orden público– para perseguir a los defensores de los derechos humanos demuestra que nada ha cambiado bajo esta nueva administración».

No es la primera vez que Wham enfrenta procesos judiciales por su activismo. Ya lo han procesado por organizar «reuniones ilegales» y protestar sin obtener permiso. En noviembre de 2020, fue acusado por sostener un cartel con una cara sonriente en apoyo de los activistas climáticos.

En una entrevista concedida a Human Rights Foundation en agosto de 2024, Wham aludió a la falta de libertad en Singapur.

In Singapore, to say or do anything that the government does not approve of is to risk being detained. This is why there are so few human rights activists in Singapore and why my colleagues and I must keep doing what we do. They fined me thousands of dollars for simply protesting or posting on social media. There is no freedom of expression or freedom of association in Singapore, which is why it is not a democracy.

En Singapur, decir o hacer cualquier cosa que el Gobierno desapruebe supone arriesgarse a ser detenido. Por eso hay tan pocos activistas de derechos humanos en Singapur, y por eso mis colegas y yo debemos seguir haciendo lo que hacemos. Me han multado con miles de dólares simplemente por protestar o publicar en las redes sociales. En Singapur no hay libertad de expresión ni libertad de asociación, por eso no es una democracia.

No está claro si otros activistas que también participaron en las vigilias públicas se enfrentarán a cargos. Está previsto que Wham comparezca de nuevo ante el tribunal el 1 de abril.

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