Encuadrar el pasado: Cómo se representa a los romaníes en las escuelas rumanas y griegas

Painting by Vincent van Gogh depicting a caravan of nomadic Romani

«Campamento de gitanos con caravanas», pintura de Vincent van Gogh que representa una caravana de gitanos nómadas. Por Wikimedia Commons. Dominio público.

Este artículo de Mary DrosopoulosOana Dumbrava se publicó originalmente en el Osservatorio Balcani e Caucaso Transeuropa (OBC Transeuropa) en diciembre de 2024. Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerdo de intercambio de contenido.

A quienes antes se llamaba “apátridas”, que originalmente emigraron del norte de India a Europa en el siglo XIV, ahora se les conoce oficialmente como “romaní” y “viajeros,” dos términos generales aprobados por el Consejo de Europa para abarcar una amplia gama de grupos étnicos divididos de la siguiente manera: pueblo gitano o romaní , sinti o sinta, caló, finés romaní, romanichal, bayache/rudari, egipcio balcánico (egipcios y ashcalíes), grupos orientales (dom, lom y abdal), nómadas irlandeses, yeniches, poblaciones denominadas “nómadas”, y personas que se identifican como “gitanos”.

La historia de los romaní en Europa es de sufrimiento. Durante siglos, a muchos los esclavizaron familias nobles y el Estado, hasta que la esclavitud fue finalmente abolida en el siglo XIX. Pero la libertad nunca significó igualdad. Asimilaciones forzadas, expulsiones violentas y los horrores del Holocausto —en el que murieron entre 220 000 y 1,5 millones de romaníes— dejaron profundas cicatrices. Los romaníes siguieron enfrentando discriminación sistemática después de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su vibrante patrimonio cultural en música, danza y narración de historias perdura. En la actualidad, la comunidad romaní continúa luchando por la igualdad de derechos y reconocimiento.

¿Qué dicen los libros de historia sobre el pueblo gitano?

Durante el régimen comunista de Nicolae Ceaușescu en Rumanía, casi no había referencias a los romaníes en los libros de textos escolares. En un intento por promover una identidad nacional unificada centrada en la etnia rumana, las experiencias y contribuciones de los romaníes, y de otras minorías, se excluyeron de los libros de historia. Esta omisión se diseñó intencionalmente para minimizar la diversidad étnica y fomentar una versión monolítica de la identidad rumana. Las políticas asimilacionistas tenían como objetivo presionar a las comunidades romaníes a abandonar sus prácticas culturales, lo que reforzaría su invisibilidad en el discurso oficial y perpetuaría viejos estereotipos y discriminaciones que aún perduran.

Tras la caída del comunismo, el sistema educativo rumano se vio afectado por la lenta transición a la democracia caracterizada por continuas reformas y cambios frecuentes. En los años de transición, la tendencia de la persona de dirigirse hacia su grupo étnico condujo al proceso de categorización social por motivos étnicos, lo que determinó una mayor discriminación.

Tsigganes-Greek Roma-Gypsies

Mujeres griegas de etnia romaní. Imagen del usuario Stalik a través de Wikimedia Commons. Dominio público.

Hoy en día, el Ministerio de Educación rumano supervisa múltiples opciones de libros de texto para cada asignatura. La oferta es muy variada en calidad y perspectiva: mientras algunos libros se centran en narrativas tradicionales, otros incluyen planteamientos más modernos e inclusivos. Los profesores pueden, en principio, elegir los libros que consideren más adecuados para sus alumnos. Esta libertad de elección es bienvenida, pero esta flexibilidad conduce a inconsistencias.

El libro de texto de historia de la escuela secundaria (edición de secundaria), publicado en 2007, fue uno de los primeros libros escolares en mencionar la esclavitud de los romaníes. Sin embargo, abordó el tema a través de estereotipos, vinculó la posición de los romaníes con su “atraso”. “Desde su llegada a estas tierras”, indica el libro, “los romaníes fueron considerados un pueblo inferior por su estilo de vida atrasado y apariencia física. Por lo tanto, desde el principio estuvieron marginados y aislados”.

Actualmente, los estudiantes de secundaria en Rumania aprenden de un libro de texto (edición ART) que los romaníes “esclavizados” vivían en la pobreza, practicaban sus oficios y mantenían su estilo de vida tradicional. Sacada de contexto, esta descripción refleja prejuicios y riesgos que conducen a generalizaciones. Otro libro de texto (publicado por CD Press) habla de los romaníes en la Edad Media como personas “sometidas a todo tipo de injusticias y abusos por parte de sus amos”, pero afirma que los romaníes “vivían entre rumanos integrados en la sociedad medieval”.

En cuanto al Holocausto romaní, en la versión del libro de texto de Niculescu se lee que “muchos fueron deportados y algunos murieron a causa del régimen de detención”. Los libros no dan más detalles que puedan facilitar mayor comprensión del contexto histórico.

El planteamiento de la historia de los romaníes no se trata solo de esclavitud, deportación y genocidio, sino también sobre dar visibilidad a quienes han superado estos traumas. Como sugiere Luiza Medeleanu, los estudiantes rumanos deberían aprender más sobre personas como Anna Frank, y también de Constantin Anica, joven sobreviviente del Holocausto gitano, para fomentar la empatía y el diálogo.

Sin embargo, el profesor de historia Ioan Cristian Caravană señala que la historia que se enseña en las escuelas rumanas sigue siendo “una historia oficial que hay que aprender de memoria. En lugar de estimular el pensamiento crítico, las lecciones presentan una narrativa preestablecida que limita una comprensión más profunda”. La escuela es el mejor lugar para contar historias significativas, iniciar debates y alentar a los adolescentes romaníes a comprender sus raíces e historia y elevar su autoestima.

Stamps of Romania, 2014-16

Sellos de Rumania, 2014-16. Por Wikimedia Commons. Dominio público.

Para la reconocida antropóloga rumana Vintilă Mihăilescu, la enseñanza de la historia tiene un profundo impacto en el sentido de pertenencia de los estudiantes. Cuando los libros de texto se centran únicamente en héroes rumanos e ignoran la historia del pueblo romaní, corren el riesgo de enviar un mensaje negativo a los alumnos y hacer que se sientan excluidos.

El caso de Grecia

Las primeras referencias a la población romaní en la región del Peloponeso se remontan al siglo XIV. Aunque no existe un consenso académico sobre las rutas y circunstancias de la migración romaní, se supone que su llegada es una consecuencia de las olas migratorias hacia Europa central, los Balcanes y Grecia—principalmente en las regiones de Tracia y Macedonia—, condicionadas por la gradual expansión del dominio otomano sobre los territorios del Imperio bizantino a finales del siglo XIV y principios del XV, que culminó con la caída de Constantinopla en 1453.

Pese a su larga presencia en Grecia, los romaníes no adquirieron derechos políticos hasta 1970. La primera documentación de comunidades romaníes fue en 1996. Según datos de 2021 de la Secretaría General de Solidaridad Social y Lucha contra la Pobreza, la población romaní en este país es de 117 495 residentes permanentes, lo que constituye el 1,13 % de la población total. La mayoría de los gitanos griegos son ortodoxos.

De acuerdo con la oficina de UNICEF en Grecia, los romaníes siguen siendo una minoría vulnerable que enfrenta dificultades para acceder a viviendas, salud, educación y empleo. En las últimas décadas, el Ministerio de Educación griego ha emprendido varias iniciativas para luchar contra el analfabetismo y la delincuencia entre las comunidades romaníes. Desde la década de 1990, varias universidades griegas han iniciado programas piloto con un ambicioso objetivo: sacar a los niños romaníes de sus trabajos y de las calles, y llevarlos a las escuelas. En concreto, desde 2015, el Estado ha promovido varios cursos extracurriculares para esos niños.

Otredad, exotismo y falsa interculturalidad

“August Moon” de la autora griega Voula Mastori es uno de los clásicos de la literatura infantil griega de la posguerra, un título que tradicionalmente se incluye en las listas de lectura de los estudiantes. El libro cuenta la historia de una muchacha más bien tosca que asiste a la escuela primaria en un barrio. Con su comportamiento anticonformista, la protagonista causa preocupación en una sociedad conservadora: se hace amiga de un joven gitano que fabrica y repara objetos de metal, a quien los niños del barrio temen y de quien huyen. La presencia de un personaje hombre que, contrariamente a la creencia popular, no es ni ladrón ni secuestrador de niños, es una de las referencias “menos negativas” hacia los “gitanos” en la literatura infantil griega que se ha preservado, e incluso ha reforzado las representaciones estereotipadas y discriminatorias a la población gitana.

August Moon by Voula Mastori

Portada de “August Moon” de la autora Voula Mastori.

En cuanto a los libros de historia y de ficción utilizados en las escuelas, no se hace referencia alguna a la cultura romaní. Los romaníes y su lengua solo se mencionan brevemente en los libros de drama para los últimos grados de primaria. Sin embargo, estas referencias están incompletas y son relativamente convencionales.

Aggelos Hatzinikolaou es profesor de primaria retirado. Ha pasado la mayor parte de su carrera docente en Dendropotamos, el barrio marginal más notorio en Tesalónica, habitado casi exclusivamente por gitanos, ha desarrollado una profunda comprensión de la cultura gitana en el contexto griego. En entrevistado con OBCT, comenta sobre la naturaleza etnocéntrica del sistema escolar griego:

In the name of supposedly promoting multiculturalism, as expected in our globalized societies, there have been superficial attempts to include populations considered as others, such as Roma, migrants and refugees. However, as is usually the case, an intercultural dialogue cannot be achieved by stereotypical references to food, dance and songs. There needs to be a much deeper dialogue, lacking in our education system.

En nombre de la supuesta promoción del multiculturalismo, como se espera en nuestras sociedades globalizadas, se han hecho intentos superficiales para incluir a poblaciones consideradas como otras, tales como los romaníes, los migrantes y los refugiados. Sin embargo, como suele ocurrir, un diálogo intercultural no puede lograrse con referencias estereotipadas hacia la comida, la danza y las canciones. Se necesita un diálogo mucho más profundo que no existe en nuestro sistema educativo.

La fallecida profesora Sofia Gavriilidis realizó un trabajo académico crucial en pedagogía, ilustrando ejemplos de libros “pseudo-interculturales” para niños en educación formal y literatura. El “pseudo-interculturalismo” se refiere a los intentos de reconocer otras culturas pero en maneras que hacen exótico al otro, y enfatizan aún más las diferencias en lugar de construir puentes a través de rasgos compartidos o implican la superioridad de la cultura dominante al representar a otros como víctimas.

Georgia Kalpazidou es activista, escritora y cofundadora de la ONG REVMA (Asistencia Educativa y Profesional para Romaníes), con sede en Ambelókipi-Menemeni, al norte de Grecia. Kalpazidou es candidata a un doctorado en lingüística y es miembro de la comunidad romaní, y ha estado asesorando a las jóvenes para que accedan a la educación. La joven escritora, que quiere llenar un vacío en la literatura infantil griega, ha publicado un libro ilustrado sobre el abandono escolar de los niños romaníes. Cuando se le preguntó sobre la presencia de la cultura romaní en los libros de texto, su respuesta confirmó la tendencia mencionada.

This is an interesting issue, I have also studied it, concluding that there are no references, apart from some stereotypical (although not necessarily negative) images that students can encounter when reading fiction books. So it is up to the teachers to decide whether to delve into the topic or not; formal schoolbooks do not contain any indication in this regard.

Este es un tema interesante, también lo he estudiado, y concluido que no hay referencias aparte de algunas imágenes estereotipadas (aunque no necesariamente negativas) que los estudiantes pueden encontrar al leer libros de ficción. Por lo tanto, corresponde a los profesores decidir si profundizar o no en el tema; los libros de texto formales no contienen ninguna indicación al respecto.

Conclusión

En conclusión, si se yuxtaponen los casos de dos países del sudeste europeo, Rumanía y Grecia, para que hoy más que nunca la representación de la historia en los libros escolares es complejo. No solo se trata de fechas y acontecimientos, sino también de incluir voces, enfrentar verdades incómodas y desmantelar perspectivas anticuadas. Aunque la historia del pueblo romaní está marcada por las dificultades y la resiliencia, desde la esclavitud hasta la sobrevivencia en el Holocausto, esta realidad a menudo se menosprecia o distorsiona en los libros de texto. Esto plantea una pregunta difícil pero necesaria: ¿Cómo podemos enseñar historia y que refleje las experiencias de todos?

Esta publicación se ha producido en el marco de la Iniciativa de Periodismo Colaborativo e Investigativo (CIJI), proyecto cofinanciado por la Comisión Europea. El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva del Osservatorio Balcani Caucaso Transeuropa y no refleja la opinión de la Unión Europea. Visita la página del proyecto.

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