Incluyen a expresidente de Indonesia en la lista mundial de los «más corruptos» de 2024

Imágenes del legado de Joko Widodo: desde la construcción de la controvertida nueva capital hasta el surgimiento de una nueva dinastía política. Imagen de @tsarolina. Utilizada con autorización.

Joko Widodo, conocido como Jokowi, expresidente de Indonesia (2014–2024), forma parte de una lista de líderes mundiales como nominado para Persona del año en crimen organizado y corrupción 2024 del Proyecto de Informe sobre Crimen Organizado y Corrupción. Si bien el presidente sirio Bashar Al-Assad recibió el infame título, Jokowi compartió la nominación con el presidente de Kenia, William Ruto, el presidente de Nigeria, Bola Ahmed Tinubu, la ex primera ministra de Bangladesh Sheikh Hasina, y con el empresario indio Gautam Adani.

El exmandatario indonesio forjó su imagen pública como aficionado al heavy metal y defensor del pueblo, un político forastero que cautivó a los votantes y a los medios nacionales e internacionales. Jokowi aseguró un segundo mandato que duró hasta el 2024 con una política populista y transaccional que invoca la nostalgia por el Nuevo Orden, autoritario régimen de 32 años del segundo presidente de Indonesia, Suharto, caracterizado por el crecimiento económico, pero también por una corrupción generalizada y violaciones de los derechos humanos. Durante este período, promovió un plan ambicioso para trasladar la capital de Indonesia, que se hunde, a la isla de Borneo. Más controvertido aún, orquestó reformas legales que permitieron a su círculo cercano –sus hijos, su hija y sus suegros– asumir cargos estratégicos en el Gobierno, y estableció lo que los críticos consideran una nueva dinastía política en la mayor democracia del sudeste asiático.

El OCCRP (Proyecto de Informe sobre Crimen Organizado y Corrupción), destacada red de periodistas de investigación, expresó graves preocupaciones sobre el mandato de Jokowi, que incluían presuntas violaciones de derechos humanos, manipulación electoral, explotación de recursos naturales y corrupción sistémica que fomentó la inestabilidad política. El proceso de selección de la organización incluyó aportes de lectores y periodistas de todo el mundo, lo que indica un creciente escrutinio internacional sobre la corrupción dentro del sistema político indonesio. En una entrevista con reporteros de Solo, su ciudad natal, Jokowi respondió a estas acusaciones y sugirió que eran parte de un patrón más amplio de afirmaciones sin fundamento que circulan en la esfera política de Indonesia.

Sekarang banyak sekali fitnah, banyak sekali framing jahat banyak sekali tuduhan-tuduhan tanpa ada bukti. Itu yang terjadi sekarang kan.

Hoy en día hay muchas acusaciones calumniosas, tantas tergiversaciones maliciosas, muchas denuncias sin pruebas.

Joko Widodo, aclamado como el “Obama de Asia”, llegó a la presidencia en 2014 con el programa Nawa Cita (Nueve Agendas Prioritarias), como pilar fundamental para luchar contra la corrupción y promover un gobierno limpio. Sin embargo, el experto en política exterior Joshua Kurlantzick señala que Jokowi abandonó con rapidez la agenda reformista una vez en el cargo, ya que comenzó a negociar con las mismas élites políticas que había criticado durante su campaña. Al desmantelar metódicamente las instituciones contra la corrupción y proteger los derechos civiles, se consolidó como otra figura dinástica en la política indonesia, y construyó lo que Kurlantzick describe como “una de las dinastías más sólidas y quizás duraderas del país”.

La Fundación de Asistencia Legal de Indonesia (YLBHI) documentó esta transformación a través de lo que describen como el desmantelamiento sistemático del marco anticorrupción del país, en particular la Comisión para Erradicar la Corrupción, la comisión anticorrupción de Indonesia que alguna vez fue poderosa. La fundación destacó un momento crucial en febrero de 2019, cuando nueve facciones parlamentarias aprobaron revisiones a la ley de la comisión para erradicar la corrupción, y eliminaron la independencia al ponerla bajo el control presidencial. Este debilitamiento institucional se consolidó aún más con la polémica elección por parte de Jokowi de Firli Bahuri, general de Policía conocido por tener vínculos estrechos con las élites políticas, como presidente de la Comisión para Erradicar la Corrupción. Bajo el liderazgo de Firli Bahuri, la comisión despidió a 51 de los investigadores más experimentados por no aprobar un nuevo “examen de conocimientos nacionales”, medida que sin dudas neutralizó lo que alguna vez fue la institución anticorrupción más respetada del sudeste asiático.

La nominación de Jokowi polarizó a los expertos legales indonesios. Algunos, como Albert Aries, abogado de la Universidad Trisakti, criticaron lo que califican como un “juicio por ONG”, en otras palabras, juzgar a un jefe de Estado con acusaciones sin el debido proceso. Aries sostuvo que la nominación del Proyecto de Informe sobre Crimen Organizado y Corrupción equivalía a un ataque contra la soberanía de Indonesia, ya que la década de liderazgo de Jokowi representó el gobierno constitucional de la nación.

Por otro lado, el Observatorio de la Corrupción de Indonesia argumentó que la corrupción se debe analizar bajo el prisma de la “gran corrupción” o “captura del Estado”, y señaló que se modificaron leyes para beneficiar a algunas figuras y sus familias. El grupo de vigilancia afirmó que la nominación no era sorpresa, dado el papel de Jokowi en el debilitamiento de los esfuerzos anticorrupción, incluida la revisión de la ley de la Comisión para Erradicar la Corrupción, la designación de líderes cuestionados en la comisión, el despido de personal y el presunto ataque informático de activistas que se oponían a estos cambios. En virtud de la Ley de Erradicación de la Corrupción de Indonesia n.° 31/1999, que define siete tipos de corrupción, incluidas las pérdidas financieras para el Estado, soborno y conflictos de interés, las pruebas tradicionales de corrupción financiera pueden ser difíciles de probar. Sin embargo, el coordinador del Observatorio de la Corrupción de Indonesia, Wana Alamsyah, advirtió que centrarse solo en las definiciones legales de corrupción socava el debate global sobre la corrupción sistémica.

Contoh paling sederhana adalah Soeharto. Dia tidak pernah diadili, tapi rakyat tahu bahwa dia korup.

Tomemos a Suharto como el ejemplo más simple. Nunca fue juzgado en un tribunal, pero la gente sabía que era corrupto.

En un detallado informe, el Proyecto de Informe sobre Crimen Organizado y Corrupción explicó el proceso de selección, y reveló que la nominación de Jokowi surgió de más de 55 000 presentaciones públicas a nivel mundial. Aunque la organización reconoció que no tenía pruebas directas de corrupción financiera personal del expresidente, el panel de jueces, compuesto por miembros de la sociedad civil, el mundo académico y el periodismo, lo incluyó en la lista final en función del papel de su gobierno en el debilitamiento de las instituciones democráticas de Indonesia.

El panel citó de manera específica el desmantelamiento sistemático de la comisión anticorrupción y la manipulación de los sistemas electoral y judicial para impulsar la carrera política del hijo mayor. Esto culminó en una de las maniobras constitucionales más polémicas del país: cuando el Tribunal Constitucional, presidido por el cuñado de Jokowi, Anwar Usman, anuló los requisitos de edad que habrían impedido que Gibran Rakabuming, de 36 años, se convirtiera en vicepresidente.

La sentencia pasó por alto el artículo 169 de la ley electoral, que exige que los candidatos tengan al menos 40 años. Gracias a esto, Gibran se convirtió en el vicepresidente más joven de Indonesia bajo el mandato del presidente Prabowo Subianto, exgeneral que fue rival político de Jokowi antes de convertirse en su aliado. Tiempo después, el presidente de la Corte Suprema fue destituido por violaciones éticas relacionadas con esta decisión. ”Hay una fuerte percepción ciudadana de corrupción”, señaló Drew Sullivan, editor del Proyecto de Informe sobre Crimen Organizado y Corrupción. Luego agregó: “esto debería servir como una advertencia para los nominados: el pueblo observa y le importa”.

La trayectoria de Jokowi, de reformista a nominado por corrupción en el Proyecto de Informe sobre Crimen Organizado y Corrupción, refleja un patrón familiar en la política indonesia, en el que las promesas de cambio a menudo refuerzan las estructuras de poder establecidas.

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