Jardines, granjas y santos: El significado de los nombres de las favelas de São Paulo

Jardín Fontális, en la zona norte de São Paulo: 1,7 millones de personas viven en favelas en la ciudad. Foto: Léu Britto/Agência Mural/Usada con autorización.

Este texto es de Artur Ferreira, Cleberson Santos, Matheus Oliveira, Nathália Ract da Silva y Paulo Talarico, se publicó originalmente el 24 de enero de 2025 en el sitio web de Agência Mural. Global Voices lo reproduce con ediciones en virtud de un acuerdo de asociación.

En la década de 1990, el jardín Juana De Arco era una zona con barro, árboles como eucaliptos y tabebuias, y algunos surtidores de agua. Con cerca de 3000 habitantes, el local es una de las 1359 favelas de la ciudad, y una de las que tiene el nombre »jardín» en su nombre.

En el año que se cumplen 471 años de la ciudad de São Paulo, Agência Mural buscó el significado detrás de los nombres de las favelas esparcidas en la periferia de una de las mayores ciudades de América Latina.

Algunas palabras aparecen con más énfasis. Más de 500 favelas tienen nombres que remiten a barrios, como jardines, villas y parques. Por un lado, puede indicar el deseo de reconocimiento del espacio, por otro, una táctica para garantizar la venta de inmuebles.

Agência Mural conversó con habitantes y líderes comunitarios de la capital paulista para entender más sobre las historias de esas favelas y comunidades:

Jardines, el preferido

Según el Censo 2022, 336 favelas de São Paulo tienen el nombre jardín, como Juana de Arco.

Para Anderson Nakano, urbanista del Centro de Estudios Periféricos – CEP, las nominaciones pueden ser estrategias para incentivar la identificación de los habitantes de las favelas, igual que con las villas, que están en el nombre de 92 territorios.

«Villas» remiten a villas obreras y a la noción de vida colectiva, en tanto que »jardín» alude a la nostalgia por el interior del país, origen de gran parte de los migrantes que llegan a la metrópolis.

El concepto de “jardín” como dirección también remite a barrios nobles de la ciudad, que tuvieron una urbanización planeada para la población rica a comienzos del siglo XX. Fue ahí que surgieron emprendimientos que se originaron en el Jardín Paulistano, Jardín Paulista, Jardín América y Jardín Europa, todos nombres que hasta ahora tienen barrios nobles de São Paulo.

Los habitantes de las periferias tuvieron que encontrar su propia manera de desarrollar zonas de vivienda, sin grandes políticas públicas para construir viviendas propias.

Amanda Cordeiro da Silva, peluquera de 22 años, vive desde que nació en el Jardín Fontális. También es artista independiente, rapera y maestra de ceremonias conocida como Mada.

“Según mi madre, [aquí] había solo bosque y laderas, no había ninguna tienda cuando ella llegó, y de a pocos, los propios habitantes fueron construyendo sus casas y tiendas”, cuenta.

Así como Juana De Arco, el barrio es parte del distrito de Tremembé, en la zona norte de la ciudad. Dicen que el nombre viene de una fuente de agua mineral que había en la región: Tremembé, en tupi, significa “terreno pantonoso” o “pantano”.

Ocupaciones casi centenarias

Conseguir vivienda es difícil para las personas con bajos ingresos en São Paulo desde hace mucho tiempo. Las barriadas de la región central a comienzos del siglo XX, y la favela do Canindé en la década de 1940, cuya rutina fue registrada por la escritora Maria Carolina Maria de Jesus en »Quarto de Despejo» (1960), son apenas dos ejemplos.

Anderson Nakano, urbanista e integrante del Centro de Estudios Periféricos – CEP,  dice que las favelas son consecuencia de una batalla entre emprendedores y los llamados acaparadores (que toman posesión de tierras ilegalmente).

“La tierra aquí en São Paulo está mucho más disputada por lotizaciones irregulares”, afirma.

Según dice, históricamente dos movimientos marcaron esa ocupación de las periferias paulistanas. Uno fue con intervención de los propietarios, que incentivaban la ocupación irregular para después pedir reintegración de posesión y recibir indemnización del Gobierno.

También hubo quien ocupó tierras de tercero u zonas públicas, y falsificó documentos para demostrar la posesión de la zona e venderla a otras familias, en un proceso conocido como acaparamiento de tierras.

“Las favelas no tenían espacio para crecer. Muchos de esos terrenos, incluso vacíos, eran espacios seguros para la especulación. A partir de la década de 1980, aumentó mucho la presión por construir viviendas [em toda la ciudad]”, afirma.

Uno de los factores que aumentaron es presión fue el crecimiento de la población con la llegada de migrantes del noreste del país, muchos en busca de trabajo en construcción civil.

Según datos obtenidos por Agência Mural a través de la ley de acceso a la información indican que el 57% de las favelas surgieron en las décadas de 1970 y 1980.

“Esa ciudad es obstinada en ese sentido estructurante de expulsar a los pobres de las zonas centrales a las periferias”, afirma.

“La periferia no es producto de la naturaleza, no es producto del azar, es un proyecto sociopolítico de esa élite depredadora que hay en esa ciudad”.

Dirección de trabajadores

El Jardín São Remo está localizado al lado del campus Butantã de la Universidad de São Paulo (USP), en el distrito de Río Pequeno, y representa una característica de varias favelas de la capital, formada por la llegada de personas que trabajan en grandes obras.

“Esta era una favela formada por trabajadores de la Universidad de São Paulo, todo aquí estaba ocupado”, cuenta Mano Lyee, rapero, escritor y activista social. Según la Municipalidad de São Paulo, la comunidad surgió en la década de 1960 y tenía más de 13 000 habitantes, según datos de la ONG “Agente – Valorizando Gente”.

Mano Lyee, en la favela Jardín São Remo, señala la falta de servicios en ña comunidad. Foto: Léu Britto/Agência Mural

Pese a estar al lado de una de las mayores universidades de América Latina, las políticas públicas dirigidas al barrio nunca lograron resolver los problemas de la población.

Según Lyee, el Jardín San Remo solo recibió una unidad básica de salud en 2015, que se pedía desde hacía décadas. “Las personas tenían que salir de aquí para hacer consultas y exámenes, y difícilmente los atendían en el hospital de la Universidad de São Paulo sin cita”, dice.

Santos y santas

São Paulo tiene el nombre de uno de los apóstoles más influyentes de la Biblia. Además, la ciudad fue fundada oficialmente por jesuitas portugueses, a pesar de los pueblos indígenas que ya vivían en la región. Cuando los religiosos buscaban catequizar a los pueblos originarios, la ciudad también recibió a muchos africanos durante siglos de colonización.

Ese caldero de diferentes realidades, clases sociales, religiosidades y costumbres están presentes en los nombres de varias regiones de la periferia de la ciudad. La religión también está presente en los nombres de las favelas.

El nombre religioso más presente en las periferias es el de santa Teresita, en siete comunidades, igual que Nuestra Señora Aparecida, conocida como patrona de Brasil. En cuanto a los santos masculinos, sao José es el más común.

Entre los distritos de Capão Redondo y de Jardín Ángela, en la zona sur de la capital, está la hacienda Santa María, uno de los nombres más comunes, que tiene característica rural (hacienda), religiosa (santa) y con nombre de persona (María).

O barrio está en el extremo sur de la capital paulista, en el limite entre São Paulo e Itapecerica da Serra, con poco más de 5400 habitantes. Cuando llegué con mis padres, era una zona muy verde, sin asfalto. No niego que ha mejorado mucho, tenemos agua potable y ya no de pozo. Tenemos asfalto, ómnibus, comercio, centro de salud», afirma Carlos Henrique Silva do Nascimento, de 50 años, que vive hace 37 años en el lugar.

Cuenta también que la región necesita mejoras, especialmente en cuestiones ambientales, cerca de la naciente de un arroyo que pasa por el distrito. “Tenemos varias casas en las laderas y los accidentes son comunes en las épocas de lluvias”, explica.

Faltan flores en el parque das Flores

Hay dos parques de las Flores en la ciudad, uno en la zona oeste y otro en la zona este. José Henrique Soares de Jesus, de 57 años, vive en el segundo.

“Cuando comenzó la ocupación del barrio comenzó, esto era una zona llena de naturaleza, era una hacienda, y tenía muchos árboles floridos”, contó quien además preside la ONG Área Social del parque de las Flores.

Recuerda que la mayor preocupación de los primeros ocupantes eran los impostores e intermediarios que vendían terrenos en la región a altos costos para las familias desesperadas por un techo. La vivienda era una de las principales preocupaciones.

“Hoy agradezco a Dios, porque todo se está regularizando a través de nuestra lucha”, dice Jesús.

Niños juegan fútbol en campo de tierra en el jardín São Remo. Foto: Léu Britto/Agência Mural

A pesar de los avances, los habitantes en general aún señalan que se necesitan obras para mantener los arroyos que, en épocas de grandes lluvias, afectan a la región y ponen en riesgo a quienes viven ahí.

Henrique también lamenta el proceso de poda de flores y árboles originales.

«Hoy, en realidad, ya no tenemos flores. Todo lo que había se acabó».

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