Un entorno seguro para asediados periodistas y defensores de derechos humanos que se encuentran en situación en Myanmar

Ma Htake Htar

Ma Htake Htar informa en directo durante las protestas en Myanmar en 2021. Exile Hub la trasladó a un espacio seguro para permitirle continuar con su trabajo de investigación. Foto de Exile Hub, utilizada con autorización.

En febrero de 2o25 se cumplen cuatro años del golpe de Estado en Myanmar, donde los militares siguen imponiendo una censura absoluta de los medios y una brutal represión de las voces prodemocráticas.

El golpe obligó a los medios independientes a trasladar sus operaciones a la clandestinidad, a regiones remotas o al extranjero. Los periodistas y los defensores de los derechos humanos han luchado por sobrevivir, especialmente después de que el gobierno militar ordenó la represión masiva de las fuerzas opositoras y de quienes consideraban que apoyaban la resistencia. Al recrudecerse el conflicto, cientos de periodistas y activistas y sus familias han huido de Myanmar y buscado refugio en países vecinos.

En los últimos cuatro años han surgido distintas propuestas para destacar la valiosa labor de los medios independientes y los defensores de los derechos humanos. Este apoyo es fundamental para brindar información creíble sobre lo que ocurre sobre el terreno en Myanmar y denunciar las atrocidades de la Junta. Un ejemplo de este esfuerzo es la ayuda que se da a periodistas y activistas que les permite continuar su trabajo y contribuir a la resistencia contra la Junta. Esta es la misión de Exile Hub, que hasta la fecha ha creado refugios seguros para 2100 actores prodemocráticos dentro y fuera de Myanmar.

Global Voices entrevistó por correo electrónico a Kay, funcionaria de comunicación de Exile Hub que estuvo entre los asistentes a la cumbre de medios ciudadanos de Global Voices 2024 en Nepal. Ella destacó la importancia del «espíritu de colaboración» para «construir redes sólidas capaces de afrontar juntas los problemas mundiales». Resumió lo que hace Exile Hub para ayudar a potenciar las voces críticas en Myanmar.

We provide holistic support to media professionals and pro-democracy activists across Myanmar and the broader Mekong region, helping them amplify their voices and remain engaged in important global conversations. Ultimately, it’s about creating safe spaces where they can thrive, whether within their home countries or in exile.

Damos apoyo integral a los profesionales de los medios y a los activistas prodemocráticos de Myanmar y de la región del Mekong en general, los ayudamos a potenciar sus voces y a seguir participando en importantes debates mundiales. En última instancia, se trata de crear espacios seguros en los que puedan desarrollarse, ya sea en sus países de origen o en el exilio.

También añadió otro hito en su trabajo:

Another big achievement is the strong support network we’ve built. Whether it’s legal aid, financial support, or mental health resources, we make sure they’re not facing these challenges alone.

Otro gran logro es la sólida red de apoyo que hemos creado. Ya sea asistencia jurídica, apoyo financiero o recursos de salud mental, nos aseguramos de que no enfrenten solos estas dificultades.

El sitio web de Exile Hub incluye algunas de las actividades de colaboración que ha impulsado. Por ejemplo, el trabajo para la reubicación segura de la reportera de investigación Ma Htake Htar, que escribe sobre el impacto de la militarización en mujeres y niños. También apoyó el trabajo en línea de Ma Su Thit, esposa de un soldado que cuenta las experiencias de las esposas de militares y las inspira a unirse a la lucha por la justicia. Asimismo, respaldó a Yan Naing Aung, que expuso la dura realidad que enfrentan las familias desplazadas en el norte de Tailandia. Este reportaje de investigación apareció en el Washington Post.

Kay narró las dificultades que enfrentan en su labor de defensa:

One of the biggest challenges we face is keeping the people we support safe — especially those near the Thai–Myanmar border and those still inside Myanmar. Life at the border is incredibly tough. Many are undocumented, which means they’re constantly at risk of deportation or intimidation. It’s like walking a tightrope — trying to provide support while ensuring their safety.

For those still inside Myanmar, the situation is even more dire. They’re under constant surveillance, facing threats simply for doing their job. On top of that, we’re always working with limited resources, which makes everything more complicated — whether it’s legal support, mental health care, or just ensuring that marginalized groups get the help they need.

And, of course, working in a politically charged environment comes with its own risks. Just advocating for human rights can put a target on your back.

Una de las mayores dificultades que enfrentamos es mantener a salvo a quienes apoyamos, en especial a quienes están cerca de la frontera entre Tailandia y Myanmar, y a quienes siguen dentro de este último país. La vida en la frontera es en extremo dura. Muchos están indocumentados, lo que significa que corren un riesgo constante de deportación o intimidación. Es como caminar por la cuerda floja: hay que intentar prestarles ayuda y, al mismo tiempo, garantizar su seguridad.

La situación de quienes siguen en Myanmar es aún más grave. Están bajo vigilancia constante y enfrentan amenazas solo por hacer su trabajo. Por si fuera poco, trabajamos con recursos limitados, lo que complica aún más la situación, ya se trate de apoyo jurídico, atención de salud mental o solo garantizar que los grupos marginados reciban la ayuda que necesitan.

Y, por supuesto, trabajar en un entorno con una fuerte carga política conlleva sus propios riesgos. El mero hecho de defender los derechos humanos puede ponerte una diana en la espalda.

Además de la ayuda económica y de dar espacios seguros en línea y fuera de línea, Kay instó a la comunidad internacional a ampliar la labor de los periodistas y defensores de los derechos humanos de Myanmar:

The international community can play a crucial role in supporting exiled journalists by providing safe spaces — both online and offline — where they can work without fear. Financial support through grants and fellowships is vital, as is training in digital security and investigative journalism. Connecting them with local media and global networks strengthens their ability to report, while mentorship programs offer guidance in difficult times. Most importantly, amplifying their voices through international platforms ensures their work and struggles are recognized worldwide.

La comunidad internacional puede desempeñar un papel fundamental en el apoyo a los periodistas exiliados con espacios seguros, en línea y fuera de línea, en los que puedan trabajar sin temor. El apoyo financiero a través de subvenciones y becas es vital, al igual que la formación en seguridad digital y periodismo de investigación. Conectarlos con los medios locales y las redes mundiales fortalece su capacidad de informar, mientras que los programas de tutoría ofrecen orientación en los momentos difíciles. Y lo que es más importante, difundir sus voces a través de plataformas internacionales garantiza que su trabajo y su lucha tengan reconocimiento en todo el mundo.

La labor de Exile Hub complementa los esfuerzos de organizaciones de vigilancia de los medios, como Reporteros sin Fronteras (RSF) y el Comité para la Protección de Periodistas, que también ayudan de diversas maneras a los periodistas que enfrentan riesgos continuos por sus reportajes. Mientras continúe la represión bajo el régimen de la Junta, es crucial garantizar que periodistas y defensores de los derechos humanos puedan realizar su trabajo y darles recursos adecuados y plataformas seguras, como parte del objetivo general de promover el derecho de la población a la información y restaurar el gobierno civil.

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