Desarrollo inmobiliario y su impacto en las aves costeras en Anguila

Foto de un archibebe patigualdo grande costero, vía Canva Pro.

En diciembre de 2024, la organización internacional sin fines de lucro BirdsCaribbean, cuyo objetivo es conservar las aves del Caribe y sus hábitats regionales, encendió las alarmas sobre lo que calificó como “disminuciones significativas en las poblaciones de aves costeras”, que destacó una actualización de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) apenas un mes antes.

Con hasta 16 especies de aves costeras que han pasado a categoría de amenaza mayor, la directora ejecutiva de BirdsCaribbean, Lisa Sorenson, calificó la situación como “un llamado de atención”, y explicó que “el Caribe es una ruta vital para las aves migratorias costeras, porque brinda sitios fundamentales de parada y zonas para invernar a lo largo de la Vía Aérea del Atlántico. Cuando estos hábitats se pierden, se degradan o desaparecen, las aves enfrentan severas dificultades”.

A la bloguera Jackie Cestero, entusiasta de la observación de aves de Anguila, también le ha llamado la atención la situación, y señaló que al menos seis de las especies con números decrecientes (agujeta gris, chorlitejo colirrojo, archibebe patigualdo grande y archibebe patigualdo chico, vuelvepiedras común y chorlito gris) pasan una parte del año en la isla.

De estas, la agujeta gris, el chorlito gris y el archibebe patigualdo chico han pasado de ser especies de “preocupación menor” a “vulnerables”, mientras que el chorlitejo colirrojo, el archibebe patigualdo grande y el vuelvepiedtas común han pasado de estar categorizados como “preocupación menor” a “vulnerables”.

BirdsCaribbean destacó el papel fundamental de los humedales y los hábitats costeros, como los manglares, pantanos, playas y planicies de arena y barro, que están “desapareciendo a un ritmo alarmante», en la sobrevivencia de las aves costeras. El Fondo de Biodiversidad del Caribe (CBF) estima que aproximadamente el 12% de los manglares del mundo se encuentran en el Caribe, de los cuales casi 7000 kilómetros cuadrados (2703 millas cuadradas) se han perdido en las últimas tres décadas (1980–2010). Si la disminución continúa a este ritmo, prevén que “los manglares del Caribe podrían desaparecer en los próximos 60 años”.

Desde la perspectiva de Cestero en Anguila, el desarrollo inmobiliario relacionado con el turismo tiene mucho que ver. «El gobierno actual de Anguila», dice «prioriza ‘el desarrollo sobre la conservación'», lo para ella queda claro en un proyecto de marina en el complejo Altamer en el sur de la isla, que está cerca de dos estanques de sal: Gull Pond y Cove Pond.

El lado este de la isla también ha recibido el impacto de un Memorándum de Entendimiento del Gobierno para desarrollar 87 hectáreas (215 acres) de tierras costeras para el centro vacacional Savannah Bay, un proyecto con más de mil unidades con una marina cerrada. Su sitio web lo promociona como uno de “los proyectos más importantes en la historia de la isla, y hasta de todo el Caribe”.

Lo que preocupa a Cestero, sin embargo, es que el proyecto limita con el Zona Importante para las Aves (IBA) de Grey Pond, y con Junks Hole Pond, lo que deja “pocas dudas de que habrá impactos severos en estos humedales y en la zona costera. La Zona Importante de Grey Pond es un hábitat importante de anidación para las gaviotas más pequeñas y los chorlitos que viven en Snowy y Wilson”, así como otras aves costeras y marinas migratorias.

Por su parte, el Gobierno, cuyo lema parece ser “Desarrollo para hoy. Esperanza para las generaciones”, sostiene que los proyectos de desarrollo inmobiliario como el de Sandy Bay se están  llevando a cabo para beneficiar a los anguilenses: «necesitamos un proyecto social junto con un bono o cuenta de depósito en garantía que cualquier contratista externo, ajeno a Anguila, aceptará para proteger a los trabajadores anguilenses». El primer ministro Ellis Webster incluso destacó un proyecto social adjunto a Savannah Bay en forma de “un paseo marítimo en la zona de Island Harbour”. La isla también está en proceso de modernizar su aeropuerto.

Sin embargo, también existen impactos humanos a considerar. Cestero, que calificó tanto a Altamer como a Savannah Bay de «incompatibles con un desarrollo inmobiliario responsable en Anguila […] especialmente cuando vemos muchas vacantes en las propiedades de lujo existentes», entrevistó a un pescador de cuarta generación de la costa este, que lamentó que el desarrollo inmobiliario elimine el acceso a la propiedad que los pescadores utilizan para dar seguimiento al movimiento de los peces. Esto dificultará que pesquen en la zona de la que la comunidad ha dependido durante generaciones para proveer a sus familias.

En 2020, el Gobierno de Anguila organizó una consulta pública sobre un proyecto de marina propuesto en Sandy Ground que no se materializó debido a una fuerte oposición. George Frazer, un promotor que hizo una oferta por dicho proyecto bajo la administración política anterior, dijo al periódico The Anguillan que se comunicó con el primer ministro Webster después de su elección y le «dijo que estábamos decididos a quedarnos en Anguila para desarrollar una marina aquí […], firmamos un memorándum de entendimiento con Altamer y hoy estamos comenzando a construir esta marina». La infraestructura de la marina Altamar está programada para completarse en el cuarto trimestre de 2025, mientras que su componente hotelero tiene como objetivo inaugurarse en el tercer trimestre de 2026.

Cestero es optimista a pesar de todo y piensa que el Gobierno utilizará los datos obtenidos de los conteos anuales de aves de la isla “para gestionar los preciosos recursos de Anguila de manera más responsable”. La isla participó recientemente en el evento Contando Aves en Comunidad, que concluyó el 17 de febrero de 2025.

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