
Cartel del grupo de prensa Iwacu. Captura de pantalla del canal de Agence France Presse en YouTube (AFP).
El entorno de medios burundeses refleja las dificultades extremas que tienen los periodistas en ese país de África central: a menudo se ven expuestos a amenazas de muerte y a una inseguridad casi permanente.
La clasificación de Reporteros sin Fronteras (RSF) sobre la libertad de prensa y libertad de expresión para 2024 ubica a Burundi en el puestos 108 de 180 países, lo que constituye un pequeño avance comparativamente a la clasificación de 2023, cuando el país ocupó el puesto 114.
En el papel, la Constitución burundesa consagra la libertad de expresión y la libertad de prensa en el artículo 28, que estipula:
Toute personne a droit à la liberté d’opinion et d’expression dans le respect de l’ordre public et de la loi. La liberté de presse est reconnue et garantie par l’État.
Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión dentro del respeto del orden público y de la ley. La libertad de prensa está reconocida y garantizada por el Estado.
Pero la realidad es diferente en los hechos, pues los les profesionales de los medios enfrentan constantes interpelaciones y acusaciones. Muchas veces, los periodistas burundeses tienen que tomar decisiones radicales: estar del lado del poder, correr el riesgo de terminar en prisión o exiliarse para expresar su independencia periodística.
Censura de medios y prisión para periodistas
Numerosos casos dan fe de la falta de libertad de expresión: en diciembre de 2024, Sandra Muhoza, periodista del medio en línea La Nova Burundi, fue condenada a 21 meses de prisión por «vulneración de la integridad del territorio nacional y aversión racial». Su condena indignó al mundo de la prensa y de las organizaciones de protección a periodistas, como del Comité para Proteger Periodistas. En la cuenta de X dedicada a informar sobre África, el Comité publicó:
«It is devastating that on December 16 a court in #Burundi sentenced the journalist Sandra Muhoza to 21 months in prison, in connection to posts she published in a journalists’ WhatsApp group. Muhoza has been detained since April, and her conviction is the latest example of… pic.twitter.com/DM0LLvQhrN
— CPJ Africa (@CPJAfrica) December 18, 2024
Es devastador que, el 16 diciembre, un tribunal de Burundi haya condenado a la periodista Sandra Muhoza a 21 meses de prisión, por publicaciones en un grupo de WhatsApp de periodistas. Muhoza está detenida desde abril y su condena es el último ejemplo a la fecha del abuso del sistema judicial de Burundi para reprimir las voces críticas. Las autoridades burundesas deberían dejar en libertad a Sandra Muhoza sin condiciones y dejar de penalizar el simple hecho de ser periodista», declaró Angela Quintal, responsable del programa de África de Comité para Proteger Periodistas.
En enero de 2023, Floriane Irangabiye, periodista presentadora de la radio en línea Igicaniro, fue condenada a diez años de prisión y una multa de un millón de francos (338 dólares) por «vulnerar la seguridad interior del territorio nacional». Esos casos, así como las prohibiciones de publicar y otros hechos, como una censura de cinco años del que fue víctima el sitio web Iwacu-burundi entre 2017 y 2022 son muestra de esta voluntad de las autoridades burundesas de amordazar a la prensa.
Un periodista burundés, a quien Global Voices contactó vía WhatsApp, declaró bajo anonimato:
Beaucoup de journalistes ainsi que des médias s'auto-censurent ou préfèrent ne plus travailler sur des sujets qui peuvent irriter les autorités du pays, tels: la corruption, la politique ou même la gouvernance. Parce que c'est au risque de leur vie. Ceux qui essayent ou insistent d'évoquer ces sujets, parlent sous l'anonymat.
Muchos periodistas y medios se autocensuran o prefieren no trabajar algunos temas que pueden irritar a las autoridades del país, como la corrupción, la política y hasta el Gobierno. Porque su vida está en riesgo. Quienes tratan o insisten mencionando esos temas, hablan bajo anonimato.
En el país de más 14 millones de habitantes, organización internacional Freedom House confirma que no hay una verdadera independencia de medios en su informe Libertad en el mundo 2024, en el que el país recibe una calificación de 14 sobre cien, una nota muy baja para el país en términos de libertad.
Medios a sueldo del régimen
El sistema político en el país está dominado por partidos que, una vez que llegan al poder, se vuelven hostiles con los críticos abiertos de medios ante sus programas y sus acciones. Así, el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia – Fuerzas para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD), partido político del actual presidente, Évariste Ndayishimiye, en el poder desde junio de 2020, gobierna el país con mano dura. Desde la era del expresidente Pierre Nkurunziza (2005-2020), los críticos con el poder enfrentan amenazas y represiones y son víctimas de violencia.
Si los profesionales de medios muy críticos con el régimen terminan arrestados y en prisión, o se ven obligados a huir del país, otros aceptan cantar las alabanzas al poder. El mismo periodista citado antes precisa:
Les journalistes burundais sont devenus des griots de l’État. Ils ne font que dire du bien du pouvoir en place. Leurs productions d'articles ressemblent beaucoup plus aux productions des cellules de communication du pouvoir en place. C'est déplorable qu'on arrive là, puisqu'ils ont fait le choix de plaire au lieu de se référer aux faits.
Los periodistas burundeses se han convertido en griots (hombres sabios) del Estado. Solo dicen cosas buenos al poder. Su producción de artículos se parece mucho a la producción de células de comunicación del poder. Es deplorable que se llegue a eso, pues prefirieron agradar en vez de remitirse a los hechos.
El Foro para la Conciencia y el Desarrollo (FOCODE), organización de defensa de derechos humanos burundesa, denuncia la firmeza del defensor del pueblo de Burundi, Aimée Laurentine Kanyana, ante los periodistas. En una publicación en su cuenta de compte X, FOCODE escribe:
#Burundi #LiberteDeLaPresse #EspaceCivique
Ombudsman du Burundi : Quand la vérité dérange le pouvoir#FocodeMagazine | 20 Février 2025
L’Ombudsman du Burundi, Aimée Laurentine Kanyana, a récemment jeté l’opprobre sur les journalistes du pays, leur reprochant de ternir l’image du Burundi en relayant des informations jugées trop négatives. Son message ? Les médias devraient plutôt chanter les louanges des « réussites » nationales et éviter de « décrédibiliser » le pays. En somme, un appel déguisé à une presse de complaisance, fidèle porte-voix du gouvernement. Mais depuis quand le rôle du journalisme est-il d’embellir la réalité au lieu de la révéler ? Derrière ce discours faussement patriotique se cache une vérité bien plus inquiétante : le pouvoir a peur de la lumière.
— FOCODE (@FOCODE_) February 20, 2025
Defensor del Pueblo de Burundi: Cuando la verdad molesta al poder
Foco de Magazine | 20 de febrero de 2025
La defensora del pueblo de Burundi, Aimée Laurentine Kanyana, ha arremetido recientemente contra los periodistas del país, los acusa de empañar la imagen de Burundi con informaciones que considera demasiado negativas. ¿Su mensaje? Los medios deberían alabar los «éxitos» nacionales y evitar «desacreditar» al país. En resumen, un llamado disfrazado a una prensa de ser complaciente, fiel portavoz del Gobierno. Pero ¿desde cuándo el papel del periodismo consiste en embellecer la realidad en lugar de revelarla? Detrás de esta retórica falsamente patriótica se esconde una verdad mucho más preocupante: el poder tiene miedo a la verdad.
¿Periodismo o comunicación de Estado?
En un régimen que se autodenomina democrático –o al menos pretende serlo–, el papel del periodismo no es alabar a los gobernantes, sino informar con rigor e independencia. Instar a la prensa a centrarse únicamente en noticias «positivas» es negar su misión primordial: la de transmitir la verdad, guste o no.
La información no es un instrumento de marketing político. Pertenece al pueblo, no al poder. La señora Kanyana haría bien en comprender que el papel de un periodista no es servir de escaparate publicitario a los gobernantes, sino reflejar fielmente la realidad de su país, sin filtros ni censuras.
Un Gobierno que teme su propio reflejo.
En un régimen que se llama democrático –o que al menos pretende serlo–, el papel del periodismo no es alabar a quienes están en el poder, sino informar con rigor e independencia. Instar a la prensa a centrarse únicamente en noticias «positivas» es negar su misión primordial: la de transmitir la verdad, nos guste o no.
La información no es un instrumento de marketing político. Pertenece al pueblo, no al poder. La señora Kanyana haría bien en comprender que el papel de un periodista no es servir de escaparate publicitario a los gobernantes, sino reflejar fielmente la realidad de su país, sin filtros ni censuras.
Al acusar a la prensa de dañar la imagen de Burundi, la defensora del pueblo revela una preocupación profunda: la de un Estado que no soporta verse confrontado con sus propias contradicciones. Si seguimos su razonamiento, denunciar la corrupción, la inseguridad, la precariedad laboral o el paro sería un acto de sabotaje nacional.
Entonces, ¿qué es lo que realmente empaña la imagen de un país? ¿Los periodistas que denuncian las disfunciones o los dirigentes que permiten que prosperen en la sombra?
Un país que va bien no necesita obligar a sus medios de comunicación a alabarlo.
Los hechos hablan por sí solos.
Amordazar a la prensa es condenar al paísLo que la defensora del pueblo parece olvidar –o pretende ignorar– es que los inversionistas y observadores internacionales no esperan a los medios locales para calibrar la situación de Burundi. Ven el estado de las carreteras, las tensiones sociales, la gestión de la economía, las libertades políticas reducidas a un goteo. No es la prensa la que modela su percepción, sino la realidad misma.
Al atacar al periodismo, estamos ahogando la democracia. Un país en el que la crítica se equipara a la traición y en el que la libertad de informar se pone en entredicho es un país que se vuelca hacia la opacidad. Y la opacidad nunca ha sido sinónimo de desarrollo.
Apagar la luz no hace desaparecer la sombra
¿Sueña la defensora del pueblo con un Burundi en el que la prensa sea un simple relevo del discurso oficial? ¿Un país donde los periodistas, en lugar de informar, se convierten en columnistas de propaganda?
Pero no es negándonos a abrir los ojos como hacemos del mundo un lugar mejor. No es prohibiendo a los periodistas denunciar la injusticia como ésta desaparecerá. Borrar las verdades incómodas no es la manera de construir una nación próspera.
El periodismo libre y crítico es el espejo de una sociedad en progreso.
Y si ese espejo molesta, no es el espejo lo que hay que romper, sino los defectos que refleja.
Foco de Magazine | La redacción
Global Voices contactó por WhatsApp a Aimée Laurentine Kanyana, que estima que la organización FOCODE no la entendió:
Ils n’ont pas compris mon message : Concrètement j’ai voulu attirer l’attention des médias sur le fait que l'équilibre de l'information est essentiel pour garantir que les citoyens reçoivent des informations complètes, objectives et diversifiées, ce qui est crucial dans un environnement démocratique.
No entendieron mi mensaje: concretamente quise llamar la atención de los medios sobre el hecho de que el equilibrio de información es esencial para garantizar que los ciudadanos reciban informaciones completas, objetivas y diversificadas, lo que es crucial en un ambiente democrático.
Aimée Laurentine Kanyana reconoce también el importante rol de los medios en el proceso democrático de Burundi, y sostiene:
La contribution des médias au processus démocratique au Burundi est essentielle car ils garantissent l’information et l’éducation citoyenne, la garantie des droits fondamentaux, la diversification de voix ou d’opinions et la responsabilisation de tous.
La contribución de los medios al proceso democrático en Burundi es esencial, pues garantiza la información y la educación ciudadana, la garantía de los derechos fundamentales. la diversificación de voces u opiniones, y la responsabilización de todos.
En ese contexto, algunos medios burundeses se ven obligados a trabajar en el exilio. Es el caso del órgano de prensa escrita Le Mandat, de Radio Publique Africaine (RPA), de Radio Haguruka, de Radio Inzamba y de la cadena Télé Renaissance.
Según el informe de 2023 de Amnistía Internacional, la situación de los periodistas sigue siendo crítica, y el gobierno actual no parece estar dispuesto a mejorar significativamente la libertad de expresión en Burundi.