En pueblo de Azerbaiyán se destruyen viviendas y se talan árboles en masa

Casas de lugareños derribadas. Imagen por cortesía de la autora.

En 2020, Armenia y Azerbaiyán se enzarzaron en la segunda guerra del Alto Karabaj, que duró 44 días y cambió la situación de la región. Azerbaiyán recuperó el control de buena parte de las regiones previamente ocupadas y conquistó un tercio del propio Karabaj. Inmediatamente después de la guerra, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, tomó decisiones sobre la reconstrucción y el desarrollo de los territorios capturados por el Ejército azerbaiyano. Estas decisiones han afectado negativamente las vidas de los habitantes de la región.

La zona de Nagorno-Karabaj ha estado bajo control de su población de etnia armenia como Estado autodeclarado desde la guerra que se produjo a principios de la década de 1990, que terminó con un alto el fuego y la victoria militar de Armenia en 1994. Tras la primera guerra, se estableció la nueva República de Nagorno-Karabaj de facto, sin reconocimiento internacional. Las fuerzas armenias ocuparon siete regiones adyacentes. Como resultado de esa guerra, «más de un millón de personas tuvieron que abandonar su hogar: los azerbaiyanos huyeron de Armenia, Nagorno-Karabaj y los territorios adyacentes, mientras que los armenios abandonaron sus hogares de Azerbaiyán», según el International Crisis Group.

Reconstrucción

Uno de los proyectos iniciados como parte del plan de reconstrucción y desarrollo fue la construcción de una nueva carretera hacia la región de Kalbayar, uno de los territorios antes ocupados. La construcción de esta autovía de 81 km (50 millas) comenzó el 23 de julio de 2021.

La autovía comienza en la localidad de Toganali (distrito de Goygol) y atraviesa la sierra de Murovdag mediante un túnel. No obstante, la construcción de la carretera, celebrada por las autoridades, ha supuesto la demolición de casas habitadas en la localidad de Toganali. Los lugareños se han opuesto a las demoliciones, alegan que las compensaciones pagadas no son justas, y el futuro de sus hogares es incierto. En distintas entrevistas, varios lugareños afirmaron haber sido advertidos de la demolición de sus casas, pero no está claro cuándo comenzará este proceso ni qué compensación recibirán finalmente.

Saida Verdiyavna es una de las personas que está en ese limbo. En febrero de 2025, Saida dijo a Global Voices que en el último año no había recibido información alguna sobre el futuro de su casa. «En cierto momento, vinieron a nuestra casa unos representantes del Gobierno y en principio nos ofrecieron 40 000 manats (25 000 dólares), y después 50 000 manats (30 000 dólares). Pero no los hemos recibido ni hemos hablado con nadie desde entonces», explica.

Toganali es un pequeño asentamiento al noreste de Azerbaiyán. Según una fuente local, que desea permanecer anónima por temor a represalias, hay 300 casas y 600 habitantes. La localidad es un popular centro vacacional, y el turismo es una de las principales fuentes de ingresos para sus habitantes. En verano ganan ingresos estacionales con el alquiler de sus casas, y utilizan este dinero para pasar el invierno.

Pero la construcción de la nueva autovía está privando de estos ingresos a algunos de los hogares.

En febrero de 2025, Ogtay Hajiyev dijo a Global Voices que su propiedad está a un lado de la carretera principal, y que la alquilaba durante los meses de verano. No obstante, desde que empezó la construcción de la nueva autovía, grandes vehículos de construcción entran y salen del pueblo sistemáticamente, que levantan mucho polvo. La carretera que atraviesa la localidad aún no está asfaltada, y cuando pasan autos, el polvo se esparce por todas partes.

Según esta fuente local, de las 300 casas registradas en la localidad, hay 30 en la lista de demolición. Hasta ahora, se han derribado siete.

Otro vecino, Hidayat Hasanov, dijo en una entrevista con Meydan TV en septiembre de 2023 que personal del Gobierno le notificó que su casa estaba incluida en el plan, y le ofrecieron comprarla por 39 000 manats (23 000 dólares). Hasanov explicó que tenía árboles frutales en su huerto que los funcionarios habían ignorado, por los que no ofrecían ninguna compensación. Por tanto, se opuso a la demolición de su casa y no aceptó la oferta. El agricultor tenía 75 frutales, cada uno de los cuales le generaba unos ingresos de entre 50 y 100 manats (de 29 a 59 dólares) por la fruta que vendía.

En 2024, el presidente Ilham Aliyev viajó a la zona para conocer el progreso de la carretera. La vivienda de Hasanov fue demolida el día anterior a la llegada del presidente.

«Cuando volví a casa del trabajo noté que había cierta conmoción y la gente rodeaba nuestra casa. Vi que la estaban demoliendo. Me quejé, alegué que yo no había firmado ningún papel y que no se me había compensado. Pregunté por qué razón se estaba derribando mi casa, y me respondieron que el presidente había dado instrucciones en ese sentido», recordó Hasanov en la entrevista con Meydan TV.

Muchos de los lugareños que aceptaron la compensación y cuyas casas ya se han demolido dicen que no pueden comprar nuevas casas con el dinero que han recibido.

Selimnaz Verdiyeva vivió con su marido en una casa compartida con las familias de sus dos hijos. Ambos hijos habían luchado en la segunda guerra de Karabaj, y su marido era veterano de la primera guerra. La familia sacaba la mayor parte de sus ingresos de la ganadería. La demolición acabó con su establo, y la familia ya no puede criar ganado, dijo Verdiyeva a Meydan TV en una entrevista en 2024.

Verdiyeva dijo que les ofrecieron 83 000 manats (49 000 dólares), una cantidad minúscula para repartir entre tres familias. Otra vecina, Rübaba Bayramova, dijo que los funcionarios le instaron repetidamente a que se fuera, sin mencionar a dónde debía ir ni qué compensación le ofrecían.

«Aún no sabemos a dónde vamos a ir. Toganali es uno de los lugares más bonitos de Azerbaiyán. La gente venía a desconectarse en verano porque era un destino turístico popular. Nos ganábamos la vida vendiendo artesanías locales a los visitantes», dijo Bayramova a Global Voices.

No solo no se ha dado una compensación justa a los agricultores, sino que la belleza natural del pueblo también se ha visto afectada. La ecologista Arzu Verdiyeva, que vive en Toganali, señala que la deforestación llegó con la carretera. Verdiyeva destaca que esta deforestación incumple la ley «Sobre protección de espacios verdes» de la República de Azerbaiyán. El país ya muestra un considerable retraso en cuanto a la protección del ambiente. Según Global Forest Watch, entre 2001 y 2023, Azerbaiyán perdió un total de 8160 hectáreas de arbolado, lo que redujo su superficie forestal en un 0,64%. Pero la situación es mucho más grave, según el ambientalista Javid Jara, que en una entrevista con Chaikhana Gara, explicó que Global Forest Watch utiliza imágenes de satélite para supervisar la escala de deforestación, pero que este tipo de vigilancia no la detecta completamente % por las limitaciones de la tecnología utilizada.

Según un informe del ministerio de Ecología y Recursos Naturales de Azerbaiyán elaborado en colaboración con el Centro Ambiental Regional del Cáucaso, la deforestación es una de las amenazas graves del ecosistema del país. El informe menciona que «aspectos institucionales y legales» impiden que el país pueda diseñar una «gestión sostenible en el sector forestal».

Otros problemas son la financiación para tener una «capacidad adecuada de mejorar la gobernanza externa», una legislación sin «participación pública y comunitaria en la gestión de los bosques» y la falta de personal capacitado y calificado en los departamentos forestales, lo que supone un obstáculo para «equilibrar los factores económico, social y medioambiental para crear una gestión forestal sostenible». Todo esto, sumado a cambios legales de 2017, que amplían el periodo máximo de arrendamiento de los bosques de 10 a 49 años, ha acelerado la deforestación.

Muchos lugareños están preocupados por su futuro. Señalan que, a pesar de que algunas casas ya habían sido demolidas al principio, los derribos se han incrementado desde la visita del presidente en 2024.

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