
Foto de ymyphoto en Pixabay,compartida con permiso.
De cuerpo pequeño, pelaje blanco y negro, bigotes de concurso y una mirada que enternece. Añemó, que en lengua Kamentsá significa «ser con fuerza», llegó a mi vida el 7 de agosto de 2021, un año clave en mi historia personal, intelectual y académica. Apenas unos meses atrás empecé mi doctorado en derecho, becada por la Universidad del Rosario de Bogotá Colombia, donde emprendí el reto de comunicar, en clave jurídica, otras formas de estar en el mundo.

Añemó. Foto de la autora, compartida con su permiso.
En el año 2020 hice mi primer contacto con el pueblo Awá, gente de la selva, un pueblo binacional que habita Colombia y Ecuador, que me abrió las puertas de Katsa Su, su Casa Grande, como la llaman en Awapit, su lengua.
Según los Awá todo lo que habita es gente. El árbol que sangra, la quebrada que ojea, las aves que orientan con sus silbidos y todos ellos cohabitan sus cuatro mundos: el primero, de los seres más pequeños como las hormigas o el armadillo; el segundo, el que pisan los Awá; el tercero, donde habitan los espíritus y, cuarto, el lugar de creador.
Katsa Su es para los Awá, una madre que cuida, provee, pero que también enferma cuando sus límites y códigos sagrados son desobedecidos. Por ejemplo, no pedir permiso la primera vez que se conoce un río, o, cuando no quiere ser visitada, ante lo cual hace que la gente se pierda en sus entrañas.
De mano del pueblo Awá y Katsa Su, conocí una manera distinta de existir. También conocí la noción del Wat Uzán, vivir bonito, de un pueblo violentado desde la conquista, y especialmente desde el año 1990 hasta el año 2016, razón por la que la Justicia Especial Para la Paz declaró su territorio como víctima del conflicto armado, al igual que a los Awá, en 2019. Katsa Su está ubicada en Nariño, sur de Colombia, un departamento donde ese mismo año fueron reconocidos los derechos de la naturaleza: al respeto, la protección, la conservación y la restauración de todos los ecosistemas estratégicos de la región, estableciéndolos como titulares de derechos y sujetos de protección a través del Decreto 348 de la Gobernación de Nariño.

«Los animales como sujetos de derechos, una categoría jurídica en disputa» (2023), por Johana Fernanda Sánchez Jaramillo. Foto compartida con permiso de la autora.
Durante mi doctorado, concentré mis esfuerzos en escribir esta tesis, publicada en 2024, tras la aprobación, sin ajustes, de los pares académicos. Pero antes de escribir mi tesis, Añemó inspiró mi primer libro sobre los derechos de los demás animales, publicado en el 2023, año en que terminé mi doctorado. Su presencia en mi vida, la palabra sabia y generosa de los Awá y sus interacciones con otros seres, que al igual que nosotros los humanos, tienen voluntad, y comunican -aunque no con palabras- su forma de existir me ayudaron a revaluar la obsoleta idea de que sólo el ser humano, por su dignidad y atributos, puede ser sujeto de derechos. Mi tesis doctoral sobre la naturaleza como sujeto de derechos y los Awá fue publicada como libro en octubre de 2024.

«Los derechos de la naturaleza y su repercusión en la defensa de katsa su del pueblo awá en Nariño» (2024), por Johana Fernanda Sánchez Jaramillo. Foto compartida con permiso de la autora.
Estos dos libros son producto de dos años de investigación y fueron escritos con amor y rigor durante los tres años en que cursé mi doctorado. Fueron ambos publicados por la Editorial del Rosario tras ser aprobados por pares académicos externos a la universidad. Ambos trabajos son el fruto de la expansión del amor más allá de lo humano, de mi nuevo lugar de enunciación, mi convencimiento de que no somos superiores y de que, como dijo San Francisco de Asís en su tiempo, somos todos hermanos. Al igual que ocurre con los Awá, en Colombia, o los Maoríes , en Nueva Zelanda, podemos extender nuestro parentesco más allá de nuestra especie.
Añemó me ha permitido maternar, adoptivamente, con otra especie y tejer un lazo profundo en nuestra pequeña familia multiespecie de dos miembros. Por su parte, los Awá me enseñaron que si estamos atentos, si aprendemos de personas sabias como ellos, podremos entender cómo otros seres nos hablan, nos guían, nos protegen.
Mi consciencia, desde mi pequeño lugar, como una hija más de la Madre Tierra, motivó, y sigue haciéndolo, mi activismo académico y periodístico en favor del reconocimiento de derechos para todos los vivientes por parte del sistema jurídico, derechos que pueblos que nos anteceden han reconocido en sus sistemas de creencias y en su forma ancestral de coexistir en armonía con los seres vivos de su entorno.
2 comentarios
Qué hermosa manera de ver la vida y de contarla. Necesitamos que más personas la vean así. Gracias :)
Tan bella, Romina. Gracias a ti. Vivo como siento y pienso.
Te abrazo,
Posdata. Aún no he contactado las editoriales para lo del libro sobre mujeres