
Autora jamaicana Diana McCaulay. Foto de Jeremy Francis, utilizada con autorización.
El 25 de febrero se presentó en Estados Unidos la sexta novela de Diana McCaulay, premiada escritora jamaicana y pionera en activismo ambiental. La novela se titula A House for Miss Pauline (Una casa para la señorita Pauline), en el marco del Festival Literario de Brooklyn y el Caribe, celebrado en el Centro para la Ficción en Brooklyn. A esta presentación le seguirá la publicación en línea a cargo de las editoriales británicas del libro.
La novela transcurre en una zona rural de Jamaica. Antes de que la señorita Pauline, personaje que da título a la obra, cumpla cien años, apela a su fuerza interior y a sus incondicionales (algunos provenientes de lugares inesperados) en un intento de confrontar y exponer secretos profundos y antiguos escondidos entre las piedras de su propia casa. Sin saber si logrará su misión, y mientras la lleva a cabo, se revelan los conflictos y la amargura del pasado jamaicano y de su historia personal, mientras su comunidad rural lucha contra las dificultades de la vida moderna. La narrativa combina el folclore local, las costumbres, la belleza del mundo natural y expresiones en el idioma original de Jamaica, el patois.
La novela ha recibido críticas favorables y elogios de escritores caribeños. Marlon James, ganador del premio Man Booker, dijo: «El pasado está desarraigado, el presente se sostiene de un hilo, y en el medio de todo esto está la señorita Pauline, fuerte, conflictiva, determinada y extraordinaria». La escritora trinitense Monique Roffey proclama a McCaulay como a «una de las mejores escritoras caribeñas […] Sus novelas son los ladrillos del canon caribeño y se leerán en los años venideros».
Entrevisté a McCaulay por correo electrónico, y hablamos sobre cómo su novela refleja cómo es –y cómo no es– sociedad jamaiquina.
Emma Lewis (EL): Usted ha dedicado su novela a varias mujeres, incluida Nancy McLean. ¿Nos podría decir algo sobre ella, sin adelantarnos nada? ¿Cómo está presente en su novela?
Diana McCaulay (DM): Nancy McLean is one of my actual ancestors during slavery time. So she is not a character in the novel at the time it is set, but she is very much part of the story. She was an enslaved West African woman who had several children with a Portuguese enslaver and plantation owner who came to Jamaica in the 19th century to grow tobacco. He came to Mason Hall in St. Mary, where the novel is set.
Diana McCaulay (DM): Nancy McLean es ascendiente mía, de la época de esclavitud. No es un personaje de la época en la que transcurre la novela, pero es gran parte de la historia. Era una mujer oriunda de África occidental, esclavizada, que tuvo varios hijos con su esclavista portugués, dueño de una plantación, que llegó a Jamaica en el siglo XIX para cultivar tabaco, y se estableció en Mason Hill, en St. Mary, donde transcurre la novela.
EL: «La sangre es poderosa, en especial la femenina». ¿Se podría decir que es una novela para mujeres?
DM: I push back at the idea that there is such a thing as a ‘women's novel,’ which suggests that there are topics which are of interest only to women. My own father told me this early in my writing journey and I have encountered it at writing workshops — ‘Oh, only women will read that. Write about war, that would be better.’ I reject that idea. Certainly, ‘A House for Miss Pauline’ is about the lives of women and their children, and their relationships with men.
DM: Me resisto a la idea de que existe la «novela para mujeres», porque sugiere que hay temas que solo les interesan a las mujeres. Mi padre me dijo esto mismo al principio de mi carrera como escritora, y he enfrentado esto en talleres de escritura: «Oh, solo una mujer leerá esto. Sería mejor que escribieras sobre la guerra». Yo rechazo esa idea. Por cierto, A House for Miss Pauline trata sobre la vida de las mujeres y sus hijos, y de sus relaciones con los hombres.
EL: La tierra es un tema importante de la novela. ¿De qué forma la tierra, la familia y la herencia han tejido la sociedad y la cultura jamaicana? ¿Alguna vez se resolverán estos temas?
DM: Yes, I am preoccupied with our — humanity's — relationship with land: our feelings of ownership, connection (or lack thereof), rootedness, and also how we treat land, which is often more destructive than protective. Here in Jamaica, our history has meant that access to land is contested and still unequal and unjust, so these questions continue to animate Jamaican society today. Will it ever play itself out? I'm not sure, given the new threats such as the climate crisis, which I suspect is going to lead to new waves of migration away from areas most affected.
DM: Sí. Yo estoy preocupada por nuestra (la de la humanidad) relación con la tierra: nuestro sentido de posesión, de conexión (o la falta de conexión), por el arraigo, y por cómo tratamos a nuestra tierra, que a menudo es más destructiva que protectora. Aquí en Jamaica la historia demuestra que el acceso a la tierra genera disputas y todavía es desigual e injusto, entonces esas preguntas todavía caldean a la sociedad jamaicana actual. ¿Alguna vez se resolverán por solas? No estoy segura, por nuevas amenazas, como la crisis climática, que sospecho que derivará en nuevas olas de migración que se alejen de las zonas más afectadas.
EL: «So di ting set» (Así se resolvió la cosa): hay una sensación de inevitabilidad en la historia, de resignación. ¿Es una referencia a la vida rural, donde los cambios se producen lentamente, o es algo que va más allá?
DM: Often Jamaicans express that kind of resignation, that power structures and unfairness will persist despite efforts at change. A deep cynicism, if you will — so no, not confined to rural life. But Miss Pauline, my main character, does not believe it. Miss Pauline sees this belief affecting her best friend, Zepha, but she herself rejects it.
DM: A menudo los jamaicanos expresan esa resignación sobre algunas estructuras de poder e injusticias que perdurarán a pesar de los esfuerzos por cambiar. Un profundo cinismo, por así decirlo, que no está confinado solo a la vida rural. Pero la señorita Pauline, mi personaje principal, no cree que sea así. La señorita Pauline se da cuenta de que esta forma de pensar afecta a su mejor amiga Zepha, pero ella misma lo rechaza.
EL: Usted escribe con gran empatía sobre los hombres jóvenes jamaicanos. Cuando el personaje de Lamont, que representa ese grupo demográfico, se aleja en su motocicleta hacia la puesta del sol, ¿qué clase de futuro imagina para él?
DM: Lamont has a kindness and strong moral compass which I hope will stand him in good stead. His relationship with Miss Pauline hopefully will anchor him, and even after she dies — she is near the end of her life at 99 — I think he will remember her example.
DM: Lamont tiene bondad y una fuerte brújula moral, que espero le sea de útil. También espero que su relación con la señorita Pauline le sirva de ancla y que luego de que ella muera –está cerca de terminar su vida a los 99 años– recuerde su ejemplo.
EL: La señorita Pauline es una mujer extraordinaria. ¿Observa algo de usted misma en ella? ¿Cree usted en espíritus?
DM: No, not really. I didn't have Miss Pauline's life, and I doubt I would have overcome the hurdles she faced. I wanted to write about an elder, rural woman who rejected all the conditioning and expectations of women of her era and lived life on her own terms. Someone not to be trifled with. A complex woman.
I don't believe in the Ol Hige or Rolling Calf type of duppy, but I believe the land and its structures hold echoes of human and non-human stories, if we listen for them.
DM: No, no precisamente. Yo no tuve la vida de la señorita Pauline, y creo que no podría haber sobrellevado los obstáculos que enfrentó. Quise escribir sobre una mujer rural, anciana, que rechazó todos los condicionamientos y las expectativas de las mujeres de su época y que vivió en sus propios términos. Alguien con quien no se puede jugar, una mujer compleja. No creo en espíritus o fantasmas como el Ol Hige o Rolling Calf, pero sí creo que la tierra y sus estructuras contienen ecos de historias humanas y no humanas, si es que las escuchamos.