
Imagen de Sydney Allen via Canva. Usada con autorización.
El 6 de febrero, el Parlamento de Kirguistán aprobó una nueva ley para “ampliar las posibilidades de elegir un apellido de acuerdo con las tradiciones y características culturales kirguisas”. En la práctica, las autoridades kirguisas añadieron tres nuevas formas de apellidos. Estas se suman a la forma rusa/soviética y a las dos formas de apellidos que ya existían, adoptadas a principios de la década de 1990, después de que Kirguistán logró su independencia en 1991.
El control centenario sobre Asia central, inicialmente por parte del Imperio ruso y luego de la Unión Soviética, dejó una notable huella social y cultural en la región. Una de las formas en que las autoridades soviéticas buscaron unificar a los diversos pueblos que vivían en su vasto territorio fue emitir apellidos al estilo ruso para todas las etnias, que se introdujeron a expensas de las tradiciones locales.
La nueva ley en Kirguistán es otro paso hacia la desrusificación y descolonización de los apellidos en la región. Desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, los Estados de Asia central han adoptado nuevas formas para los apellidos para alejarse del legado colonial y promover su propia cultura y tradiciones. Sin embargo, estos intentos no han logrado los resultados esperados por su planteamiento centralizado vertical, así como a las dificultades políticas y económicas que enfrenta la región.
Nueva era, nuevos apellidos
Los nombres completos de los pueblos de Asia central han seguido, y continúan siguiendo, la estructura de apellidos al estilo ruso, seguidos de nombres y patronímicos al final. Para formar los apellidos, las autoridades agregaban los sufijos -ov (para hombres) y -ova (para mujeres) a los nombres de los abuelos paternos de las personas, y los sufijos -vich (para hombres) y -ovna (para mujeres) a los nombres de sus padres para formar los patronímicos.
Así, un hombre llamado Bakyt, con un abuelo paterno llamado Asan y un padre llamado Erkin se llamaría Asanov Bakyt Erkinovich. Una mujer llamada Aijan con el mismo abuelo y padre sería Asanova Aijan Erkinovna. Esta forma de apellidos y patronímicos se sigue utilizando ampliamente en la región.
En los albores de la independencia en 1991, los Estados de Asia central introdujeron formas nuevas, mientras mantenían las antiguas al estilo ruso. Kirguistán, por ejemplo, añadió dos nuevas formas de apellidos en la década de 1990. La primera consistía en agregar la palabra tegin (origen) a los nombres de los abuelos paternos, y la segunda en agregar las palabras uulu (hijo de) y kyzy (hija de) a los nombres de los padres.
Así, un hombre llamado Asanov Bakyt Erkinovich podría cambiar su nombre a Bakyt Asantegin o Asan Erkin uulu. De manera similar, una mujer llamada Asanova Aijan Erkinovna podría convertirse en Aijan Asantegin o Aijan Erkin kyzy.
A partir de febrero de 2025, los ciudadanos kirguisos podrán elegir entre tres nuevas formas de apellidos. Por ejemplo, el mismo Asanov Bakyt Erkinovich tiene las siguientes tres opciones: Bakyt Asan Erkin uulu, Asantegi Bakyt Erkin uulu, Asantegi Bakyt Erkindin.
La tendencia de desrusificación fue generalizada en la región en la década de 1990 y los otros cuatro Estados también introdujeron nuevas formas de escribir los nombres de acuerdo con su propia cultura y tradiciones. Uzbekistán permitió que la gente dejara de usar los sufijos -ov/-ova en los apellidos y, en lugar de usar -vich/-ovna en los patronímicos, optó por ugli (hijo de) y kizi (hija de). Así, Muradov Shavkat Karimovich podría convertirse en Murad Shavkat Karim ugli.
Kazajistán hizo lo mismo que Uzbekistán, permitió que sus ciudadanos se deshicieran de los sufijos -ov/-ova de sus apellidos, por considerarlos “ajenos al idioma kazajo”. Los patronímicos también se modificaron, eliminaron los sufijos -vich/-ovna de los nombres de los padres y agregaron uly (hijo de) y kyzy (hija de) en su lugar.
Tayikistán ha sido el más radical al introducir apellidos locales. Inicialmente, el país permitió usar apellidos y patronímicos al estilo ruso y usar apellidos de estilo tayiko recientemente adoptados, que eliminaron los sufijos de los apellidos y abandonaron por completo el uso de patronímicos.
El presidente del país, antes conocido como Rahmonov Emomali Sharipovich, cambió su nombre a Emomali Rahmon en 2007. En 2020, Tayikistán se convirtió en el único Estado regional en prohibir completamente el uso de apellidos y patronímicos al estilo ruso, con el argumento de que esto contribuiría a “fortalecer la conciencia nacional y proteger la identidad cultural”.
Tendencias inversas
A pesar de los 34 años de independencia y de la libertad para adoptar formas localizadas y tradicionales de apellidos, en Asia central se sigue utilizando ampliamente apellidos y patronímicos al estilo ruso. Son tres las razones principales para que esto persista.
La primera es la falta de políticas estatales efectivas que fomenten y permitan a la gente deshacerse de este legado colonial. Los Estados regionales nunca han iniciado campañas nacionales para abordar el tema y alentar a sus ciudadanos a dejar atrás los apellidos al estilo ruso y adoptar nuevas formas. Simplemente, la descolonización no está en la agenda de las élites de Asia central.
Esta pasividad se origina fundamentalmente en la dependencia de Rusia y en los estrechos lazos políticos y económicos. Las autoridades rusas perciben los intentos de los Estados de Asia central por promover su propia cultura e idioma como una discriminación contra los rusos étnicos y los pueblos de habla rusa en la región, lo que desalienta a las élites regionales a seguir políticas nacionalistas.
Por ejemplo, el medio ruso Nezavisimaya Gazeta informó sobre la ley recién aprobada en el Parlamento kirguiso para adoptar nuevas formas de apellidos como una expresión de rusofobia en el país.
La segunda razón es la migración laboral desde la región hacia Rusia. Millones de trabajadores migrantes de Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán viajan a Rusia como trabajadores temporales y prefieren mantener sus antiguos apellidos al estilo ruso o cambiar sus apellidos locales agregando los sufijos -ov/-ova y -vich/-vna.
Creen que esto les ayudará en sus interacciones con las autoridades rusas, especialmente en lo que respecta a la documentación, y acelerará la búsqueda de empleo. Así, los Estados regionales, como Kirguistán y Tayikistán, han sido testigos de una tendencia inversa, muchos optan por regresar a los apellidos al estilo ruso.
La tercera razón es el planteamiento jerárquico de los Estados regionales para formar lo que consideran las formas correctas de los apellidos locales. A menudo son los políticos quienes deciden qué forma de apellidos resulta acorde a las tradiciones y cultura locales sin la participación del público y, a menudo, es contraria a la opinión pública.
Que Kirguistán adopte tres nuevas formas de apellidos es un claro ejemplo. Esas formas se incorporaron a pesar de las preocupaciones de que podrían ser confusas y difíciles de entender.
Las definió el comité parlamentario sin la participación de la comunidad de expertos, como historiadores y sociólogos, ni retroalimentación del público. Además, tener un nombre completo compuesto solo por dos partes, que serían el nombre y apellido, aún no está permitido.
Por ejemplo, Asanov Bakyt Erkinovich no puede cambiar legalmente su nombre a Bakyt Asan, a pesar de que sea una de las formas más populares de apellidos entre quienes desean descolonizar su nombre.
El camino de descolonización en Asia central no es directo ni rápido. Las complejidades que rodean la desrusificación de los apellidos son un ejemplo de cómo los legados del pasado aún se sienten en la región, lo que afecta incluso las decisiones más básicas de la vida. Los esfuerzos de descolonización a nivel de base a menudo se encuentran con una burocracia estatal lenta.
Sin embargo, la invasión rusa a Ucrania ha vuelto la mirada a la agenda política y acelerado los procesos de descolonización en Asia central, lo que ha infundido esperanzas de que la región finalmente se deshaga de su legado colonial.