
Sara Millerey. Captura de pantalla del video “Todo sobre el brutal asesinato de Sara Millerey, mujer trans a la que rompieron brazos y piernas” en el canal de EXCELSIOR en YouTube.
Aviso de contenido: este artículo contiene detalles gráficos de un transfemicidio violento.
En el primer fin de semana de abril de 2025, Sara Millerey González, una mujer trans de 32 años, fue brutalmente asesinada en Bello, un municipio vecino a Medellín, Colombia. El crimen fue grabado en video y difundido en redes sociales. A Sara la golpearon hasta fracturarle costillas, brazos y piernas, y luego la arrojaron a una quebrada, donde murió ahogada sin que nadie la auxiliara.
Su asesinato conmocionó al país, desatando una oleada de indignación pública pero también de burlas transfóbicas. La Defensoría del Pueblo confirmó que en los tres primeros meses del año ya se habían registrado al menos 13 transfeminicidios en Colombia. A pesar de ciertos avances institucionales en derechos LGBTIQ+, los niveles de violencia contra la población trans siguen siendo alarmantes.
En este contexto de profundo dolor, hablamos con Lucía Jiménez, autora en Global Voices desde 2021. Lucía ha contribuido con ensayos personales de gran sensibilidad y claridad, como No hay nada más valiente que ser una mujer trans y vivir, así se muera en el intento y Ni odio ni lástima: déjenme vivir en mi cuerpo. Su pluma se caracteriza por una honestidad profunda, coherencia política y, a veces, una ironía necesaria. Tiene un recorrido como maestra en Bogotá y es activa en las redes, donde utiliza su cuenta de TikTok (@luciversomujer) para abogar por los derechos de las mujeres trans y las personas con discapacidad.
Desde Global Voices, le hacemos las siguientes preguntas, cuyas respuestas fueron editadas por motivo de extensión.
Global Voices (GV): Primero que todo, ¿cómo te encuentras emocionalmente frente al asesinato de Sara Millerey?
Lucía Jiménez (LJ): Supremamente devastada, ya han pasado unos días, pero sigo bastante triste porque es una hermana con la que se comparten sueños y experiencias de vida. Lastimosamente el odio de una sociedad hace que no quiera ver a las personas trans con vida, que quiere deshacernos de la ecuación.
GV: El caso de Sara visibilizó de forma brutal la violencia transfóbica que persiste en Colombia. Desde tu experiencia y mirada, ¿sientes que esta violencia ha aumentado, disminuido o que se ha hecho más visible en los últimos años?
LJ: La violencia encontrada de las personas LGBTIQ+ se ha disparado últimamente, muchos países como Estados Unidos, Ecuador y por supuesto El Salvador han querido negar esta violencia. Lo que han hecho los líderes de dicho países es tratar de mostrar a las mujeres trans no como la población que necesita protección, por precisamente las violencias a las que está expuesta, sino todo lo contrario: compararnos con hombres, cosa que no somos, y mucho menos esos hombres malvados que quieren ‘robarle’ el lugar a las otras mujeres.
Estamos siendo víctimas de una cacería y lo peor es que a veces ni si quiera nuestras propias familias nos creen que salir a la calle se está volviendo un riesgo, de que nos están atacando, de que no podemos salir. Hay días que cuando salgo, puedo recibir dos tres agresiones tanto físicas pero sobre todo verbales, que realmente, son las que terminan causando la mayor tragedia que es la desaparición de la vida misma.
GV: Has subrayado que es urgente que la sociedad se posicione contra los discursos de odio que derivan en este tipo de agresiones. ¿Cuál es, para ti, el rol que juegan las narrativas —incluyendo medios y redes sociales— en frenar o alimentar esta violencia?
LJ: Bastante triste la forma en como los medios locales trataron la noticia con el morbo habitual que ronda a las personas trans, especialmente a las mujeres.
Se revelaron datos que eran personales de ella a un país lleno de odio y a un mundo lleno de transfobia. Por ejemplo, han usado estos datos como el nombre que usaba antes [de su transición] para revictimizarla, para seguir negando su historia, su legado, su experiencia de vida. Es terrible que, aún muertas no se nos respeta la identidad, no se respeta quiénes éramos, ni quiénes somos.
Las personas que hemos denunciado la violencia de la que fue víctima Sara, hemos sido víctimas de comentarios donde se irrespeta la memoria de la hermana, donde se le acusa de cosas que no hizo, que no era, como por ejemplo que era “habitante de calle” — si fuera el caso, las condiciones de odio llevan a muchas personas trans a esta situación; sin acceso a educación o a trabajar, la calle es lo que hay. Le acusan de esto y decir “pues normal que eliminemos a esas personas también”. Entonces se ha dejado de ver no solamente la transfobia sino además la aparofobia, que es ese odio hacia la gente pobre.
Ella no era ladrona, mucho menos violaba niños, tampoco era habitante de calle, cosas que la gente usa para criminalizarle y para justificar [su asesinato], con bulos y noticias falsas.
También he señalado en mis redes sociales medios como Caracol, RCN, Revista Semana, que son medios no solo odiosos en la forma de cómo se refieren a las mujeres trans, sino que son medios transfóbicos que permiten que los influencers hablen pestes de las personas trans, y hace parte como del reality, con morbo.
Entonces salen diciendo “justicia para Sara”, cuando todo lo que hacen es porque es una noticia que es viral y que ya ahorita ya se olvidó. Ya no vemos nada sobre Sara en las noticias. Ya dejó de ser viral, ya dejó de producir rentabilidad para estos noticieros. Es horrible ver cómo usan la tragedia de las personas trans, de las mujeres trans, para generar visualizaciones, pero que a la final esos canales, esos medios de comunicación, les importó un pepino la vida de las personas trans. Y eso es claro cuando se ve cómo apoyan a candidatos y actores políticos que son supremamente transfóbicos, homofóbicos, racistas, lesbofóbicos.
GV: ¿Cómo reaccionó la comunidad trans en Colombia frente a la viralización de este video tan aberrante y aterrador?
LJ: La viralización de estos vídeos tiene un propósito inicial por parte de los violentos, por parte de quienes generaron estos actos sistemáticos de odio que culminan en la eliminación de la vida de la persona, en transfeminicidio, que es generarnos miedo, que es generarnos ese terror a salir a la calle, a que nos van a agredir, a que nos van a matar, que es un terror bastante real y que la mayoría de personas trans y particularmente las mujeres trans hemos vivido en carne propia en algún momento de la vida y lastimosamente, a diario.
Pero también la existencia de esos videos, de esas imágenes, son testimonios de que esa violencia es real, de que no es solamente el comentario donde te eliminan el nombre, donde te tratan con otra identidad que no te corresponde, no es solamente eso, sino que realmente se traduce en una violencia aniquiladora.
Entonces, una dice, sí, está bien no estar mostrando las imágenes, pero entonces hacer algo respecto a esa violencia, porque es que lastimosamente en los mismos sectores LGBTIQ+ las personas trans siguen siendo invisibilizadas.
Porque sí, hablamos de comunidad trans, más no de comunidad LGBTIQ+. Lo sectores LGBTIQ+ tiene algunas cosas en común, pero que realmente lo que vemos es que a las vidas trans no le importa a este país. Las vidas trans ni siquiera le importa a los colectivos LGBTIQ+, a pesar de que le coloquen una “T”.
Es así que, son las mismas personas trans las que luchan por sus derechos y las que hacen todo esto a favor de la visibilización de sus derechos y sobre todo de su derecho a la vida.
GV: En tu plataforma de TikTok, has compartido mensajes de dolor y exigencia de justicia por el caso de Sara. ¿Qué tipo de respuestas recibiste? ¿Hubo algo que te impactara especialmente en esos intercambios?
LJ: Entre los mensajes que recibí, por supuesto, muchísimos hablaban de justicia para Sara, que cómo se cometió ese crimen, que hasta dónde hemos llegado como sociedad. Pero lastimosamente no faltan los desadaptados, sobre todo señores, algunas mujeres también, pero sobre todo hombres, que decían “justicia para” y colocaban el nombre que ya no le pertenece a ella, pues que porque es que ella se llamaba y se llama Sara, ese es el nombre de ella, Sara. Se convirtieron los videos en otro espacio más para la burla de la experiencia de vida de ella y en general en contra de las mujeres trans.
También una recibe amenazas por perfiles que ni siquiera tienen foto o nombre, donde dicen que “ojalá una sea la próxima en caer al río” o que «ojalá las mujeres trans corran con la misma suerte”. Lo usan con eufemismos para que el algoritmo de TikTok no detecte la violencia de estos comentarios, o incluso yo pienso que a veces si lo detecta pero les da igual.
GV: ¿Qué recursos reales, ya sean comunitarios, institucionales o simbólicos, consideras que necesitan las mujeres trans para vivir con dignidad, seguridad y reconocimiento?
LJ: Las mujeres trans necesitamos espacios reales donde podamos recibir educación en todos los niveles, donde podamos acceder al trabajo y que se nos permita trabajar, que no se siga exigiendo más cosas que las que se les piden a nuestras compañeras y compañeros. Las personas trans existimos y resistimos, pero está muy difícil la existencia en un mundo donde no nos permite la educación, donde no nos permiten los medios de trabajo.
Y pues en las familias, todavía es bien visto acá en Colombia, que si tú sabes que tu hijo o hija tiene una experiencia de vida trans, de vida no binaria, pues está normal sacarla de la casa, amenazarla de muerte y orillarla a que tenga una vida en la calle, una vida difícil. Básicamente es matarla en vida, porque esto que se les dice a las personas trans en sus familias: “para mí usted está muerto”.
Entonces a tí como pariente de una persona trans, como mamá, tía, como persona que está pendiente de esa familia, ábrele las puertas de tu casa. Permite que sea ella misma. Porque es que es muy difícil si eres una persona con experiencia de vida trans y automáticamente te quitan el derecho siquiera a ser parte de la familia.
GV: ¿Qué pueden hacer las personas aliadas cisgénero para apoyar concretamente a las mujeres trans?
Que se pronuncien ante la injusticia, no solamente a las personas trans, sino en contra de cualquier injusticia. Que si tú estás viendo que están maltratando a una persona por su identidad de género, párate en la raya y decir, “no, oye, es mi compañera, ¿qué pasó? ¿Por qué haces esto?” O sea, “¿qué te lleva a discriminar a esa persona?”
También si vamos a hablar “Con mis hijos, no te metas” [Ed.: Frase usada regularmente por movimientos anti-LGBTIQ+ que no quieren que se eduquen sobre estos temas a la niñez en las escuelas], no te metas, tú, con los hijos trans de las personas, no te metas con las infancias trans. Si te importan realmente las infancias, defiende las infancias trans. Permíteles que no sean maltratadas por sus profesores, por sus compañeros.
GV: ¿Por qué esta lucha debería interpelar a todas las personas? ¿Qué está en juego para la sociedad en su conjunto?
Nos interpela a toda la sociedad en su conjunto porque es que esto es una condición de nacimiento. Las personas trans nacemos personas que van a ser mujeres, que van a ser hombres, personas no binarias… y esto hace parte de la diversidad. Esto no es, como lo repito y lo reitero, no es por incomodar. Nacemos así. Nadie quiere nacer en un grupo que va a ser discriminado, odiado.
¿Quién en su sano juicio, sabiendo que le puede pasar o le van a hacer lo que le hicieron a Sara, va a presentarse como mujer trans? O sea, yo invito a la sociedad a que piense en eso.
Tú, que tanto odio tienes hacia nosotras, pregúntate: ¿qué es lo que te lleva a odiar? Acaso es algo que estás por descubrir en tu cuerpo o en tu ser, y no lo has descubierto o ya lo descubriste y lo odias: abrázate, abrázate, ámate, descúbrete. Deja de odiar y ama a quien eres, ama a esa naturaleza, porque muchas de estas personas que generan tanto odio es porque tienen un rechazo hacia sí mismas y no se conocen.
Y esa es la principal diferencia entre personas cis y trans: que las personas trans, sí nos tocó todo ese proceso de conocernos, de saber quiénes somos, mientras que las personas cis pues nacen así y ya, no tienen esa necesidad de preguntarse quiénes son.
En cambio, las personas trans, sí o sí, nos toca hacerlo. Entonces, recuerda que esos odios, como tan absurdos, hablan más de ti que de las personas a las que estás odiando. No cierren sus puertas a conocer a personas maravillosas, a conocer esa diversidad tan maravillosa del ser humano.
GV: Finalmente, si tuvieras la oportunidad de hablar directamente con otras personas trans del mundo entero, ¿qué te gustaría decirles?
Hermanas, hermanos y hermanes del mundo, la lucha continúa. Ustedes, personas trans, personas no binarias, son seres maravillosos. En estos tiempos de odio y persecución, mi corazón está con ustedes. Basta ya de ocultarnos, no podemos seguir viviendo en las sombras.
La sociedad odia lo diferente. Seamos visibles, enseñemosle que aquí estamos. Que siempre hemos existido y que siempre existiremos. Ya basta ocultarnos, no podemos seguir viviendo en las sombras.
Tenemos el mismo derecho de existir. Basta ya de ocultarnos. Salgamos.