Salvadoreños en Estados Unidos «deben despertar» de la propaganda de Bukele, según periodista salvadoreño-estadounidense

Foto de Daniel Alvarenga, utilizada con su autorización.

En las últimas semanas, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele fue noticia por alquilar la enorme cárcel del país a Estados Unidos. En marzo y abril, bajo el mandato del presidente estadounidense Donald Trump, Estados Unidos deportó a cientos de venezolanos y salvadoreños sin debido proceso a esta instalación de El Salvador, el Centro de Confinamiento del Terrorismo (conocido como CECOT), que ha sido denunciado por graves abusos contra los derechos humanos.

Según organizaciones locales de derechos humanos, se han confirmado casi 400 muertes en el CECOT desde 2022, y algunas estimaciones sugieren que la cifra podría haber alcanzado las mil. Desde que El Salvador promulgó el régimen de excepción en 2022, que suspende los derechos constitucionales, el gobierno de Bukele ha detenido a unas 80 000 personas sin el debido proceso por presuntos vínculos con las bandas. En este contexto, los periodistas se han visto sometidos a una intensa presión: Muchos se han autoexiliado y ahora trabajan desde el extranjero. Otros están en el extranjero, sin poder regresar e informar sobre el país desde allí.

Un poco más al norte, Estados Unidos enfrenta una crisis constitucional después de que el gobierno de Trump envió al salvadoreño Kilmar Ábrego García al CECOT sin autorización legal y luego se negó a llevárselo de vuelta. La administración de Bukele también se negó a devolverlo, lo que supone un colapso del estado de derecho en ambos países.

Estos sucesos han causado conmoción en las comunidades latinas de Estados Unidos, especialmente entre los salvadoreños. Alrededor de una cuarta parte de la población salvadoreña, unos 2,4 millones de personas, vive en Estados Unidos y miles de familias han emigrado al norte durante décadas en búsqueda de seguridad y trabajo.

El periodista Daniel Alvarenga forma parte de este grupo demográfico salvadoreño. Alvarenga nació en Los Ángeles en el seno de una familia que huyó de la guerra civil de El Salvador en la década de 1980, y se ha convertido en una voz importante para una generación de salvadoreños estadounidenses, los «salvis», como se hacen llamar. Es conocido por su agudo análisis y su franca presencia en redes sociales, y ha cuestionado constantemente las narrativas dominantes en torno a la identidad, la política y la cultura salvadoreña desde una perspectiva queer.

Su trabajo ha aparecido en medios como AJ+, The Washington Post y Rolling Stone, y en 2024 coprodujo la serie de podcasts HUMO junto con el medio salvadoreño Revista Factum. También envía el boletín Púchica Danny.

Global Voices conversó con Alvarenga sobre el papel que pueden desempeñar los salvadoreños en el extranjero en este momento crítico. Los informes señalan que el abrumador apoyo de los salvadoreños en el extranjero a Bukele ha contribuido con sus niveles de popularidad. Esta entrevista ha sido editada para mayor claridad y brevedad.

Global Voices (GV): Lleva años denunciando las tendencias autoritarias de Bukele. ¿Qué le hizo darse cuenta inicialmente de que no se trataba de «otra presidencia populista», sino de algo más peligroso?

Daniel Alvarenga (DA): I have been very suspicious of Bukele since he was mayor of San Salvador. My first red flag was when he was kicked out of the leftist party, FMLN, for misogynistic remarks and actions against a councilwoman. But then he started flip-flopping on pro-LGBTQ+ stances and started courting far-right parties after he left the FMLN. The real alarm bell was on February 9, 2020, when Bukele stormed the Legislative Assembly, along with the Salvadoran Army, demanding funding for security. I was in the country at the time, and it felt like a regression.

Daniel Alvarenga (DA): He sospechado mucho de Bukele desde que era alcalde de San Salvador. Mi primera señal de alarma fue cuando lo expulsaron del partido de izquierda FMLN por sus comentarios y acciones misóginas contra una concejala. Pero entonces empezó a cambiar radicalmente sus posturas a favor de la comunidad LGBTQ+ y a acercarse a partidos de extrema derecha tras abandonar el FMLN. La verdadera señal de alarma fue el 9 de febrero de 2020, cuando Bukele irrumpió en la Asamblea Legislativa, junto con el Ejército salvadoreño, y exigió fondos para la seguridad. Yo estaba en el país en ese momento, y me pareció un retroceso.

GV: En su reciente edición del boletín  «Es un momento vergonzoso para ser salvadoreño-estadounidense», menciona que cada generación en El Salvador ha enfrentado violencia política. ¿Cómo ha influido su propia historia familiar en la necesidad de informar sobre Bukele?

DA: My mother's family has been persecuted in El Salvador since they can remember. My family was very involved with the center-left Christian Democrat Party. And this was like in the 60s and 70s. And they were persecuted by the far right state party and intimidated with police threats.

When the [Salvadoran Civil] war happened, I lost two uncles to the conflict. And one uncle, Raúl Hernandez, was a medical student. He was reported to have been buried at the University of El Salvador, and we've been trying to look for his remains and investigate. But my family wasn't successful in investigating and bringing that case to justice because the Bukele regime kind of fired everyone in the prosecutor's office. We go into it in the podcast HUMO on how Bukele does not like the state investigating into disappearances.

But my family and the civil war… that really marked me and the fact that we've never had justice, and the effects that has had on my family, has always been really deeply felt by me.

And in modern day, you're seeing the Bukele regime use the state of exception to go after union workers, land defenders, and other opponents… It kind of reminds me of those days that my family lived through. Raúl was killed for organizing workers. This was in 1980.

DA: La familia de mi madre ha sido perseguida en El Salvador desde que tiene uso de razón. Mi familia estaba muy involucrada con el Partido Demócrata Cristiano de centro-izquierda. Y esto fue como en los años 60 y 70. Y fueron perseguidos por el partido oficial de extrema derecha e intimidados con amenazas policiales.

Cuando ocurrió la guerra (civil salvadoreña), perdí a dos tíos en el conflicto. Un tío, Raúl Hernández, era estudiante de medicina. Se dice que fue enterrado en la Universidad de El Salvador, y hemos intentado buscar sus restos e investigar. Pero mi familia no pudo investigar y llevar el caso ante la justicia porque el régimen de Bukele despidió a todos los miembros de la fiscalía. En el podcast HUMO hablamos de cómo a Bukele no le gusta que el Estado investigue las desapariciones.

Pero mi familia y la guerra civil, eso sí que me marcó y el hecho de que nunca hayamos tenido justicia y los efectos que eso ha tenido en mi familia, siempre lo he llevado muy dentro.

Y en la actualidad, vemos cómo el régimen de Bukele utiliza el estado de excepción para perseguir a los trabajadores sindicalizados, a los defensores de la tierra y a otros opositores. Me recuerda a los días que vivió mi familia. Raúl fue asesinado por organizar a los trabajadores. Fue en 1980.

GV: ¿Cómo describiría la popularidad de Bukele entre los salvadoreños en Estados Unidos? ¿Ha observado algún cambio reciente en la percepción que se tiene de él?

DA: Bukele is very popular with the diaspora. He has made a coordinated propaganda effort to reach out to the diaspora and get their votes. The Bukele administration counts on a very sophisticated propaganda machine, which includes influencers and content creators. A lot of them are crypto coin enthusiasts. Allegedly, he employs troll centers and has used spyware on journalists.

But what's been the most dangerous is the way that Bukele is successful in exploiting the nostalgia and the desire for safety that a lot of diaspora have. A lot of diaspora left during the war or they left during the years where there were lots of gang violence.

I'm starting to see the diaspora wake up, mostly because broader public opinion is changing. The scandals with Kilmar Abrego García and the kidnapped Venezuelans are opening a lot of people's eyes.

A lot of Americans and a lot of US Latinos of various nationalities are starting to look at El Salvador differently. And that is going to start affecting the perceptions of Salvadorans in the diaspora. But there are still a lot of people who are in denial. And I know this because they often end up in my inbox.

DA: Bukele es muy popular entre los salvadoreños en el extranjero. Ha hecho un esfuerzo propagandístico coordinado para llegar a ellos y conseguir sus votos. La administración de Bukele tiene una maquinaria propagandística muy sofisticada, que incluye a personas influyentes y creadores de contenido. Muchos son entusiastas de las criptomonedas. Supuestamente, emplea centros de troles y ha utilizado programas espía contra periodistas.

Pero lo más peligroso es cómo Bukele consigue explotar la nostalgia y el deseo de seguridad que tienen muchos salvadoreños en el extranjero. Muchos se fueron durante la guerra o durante los años en los que había mucha violencia de bandas.

Empiezo a ver que esos salvadoreños en el extranjero despiertan, sobre todo porque la opinión pública está cambiando. Los escándalos de Kilmar Ábrego García y de los venezolanos secuestrados están abriendo los ojos a mucha gente.

Muchos estadounidenses y muchos latinos estadounidenses de diversas nacionalidades están empezando a mirar a El Salvador de forma diferente. Y eso va a empezar a afectar a las percepciones de los salvadoreños en fuera del país. Pero todavía hay mucha gente que lo niega. Y lo sé porque a menudo acaban en mi bandeja de entrada.

GV: ¿Por qué cree que tantos salvadoreños en el extranjero han aceptado a Bukele a pesar de las crecientes evidencias de violencia estatal?

DA: I think Salvadorans genuinely want relief from the years of gang violence. It's important to acknowledge that that is a very valid desire to live a life of safety away from violence. But the gang problem has been weaponized — instead of eliminating the violence, the Bukele regime and the state have a monopoly on violence. And, in El Salvador, if you look at its history with military dictatorships, with war, it has set a very bad precedent when it comes to state violence and human rights. But I think a lot of people are still in denial.

What ends up happening with a lot of Salvadorans is that, only when someone they know is affected, someone they know who is not involved with gangs and gets abducted by the Bukele regime, that's when the reality hits. And it's unfortunate it has to come to that, but I think that's also the case with the US. A lot of people were pro-Bukele until they realized that if they make a wrong step, they could end up in El Salvador's prison. So it's one of those things where people don't care until it affects them, unfortunately.

DA: Creo que los salvadoreños desean sinceramente aliviarse de los años de violencia de las bandas. Es importante reconocer que es un deseo muy válido vivir una vida segura lejos de la violencia. Pero el problema de las bandas se ha convertido en un arma: en lugar de eliminar la violencia, el régimen de Bukele y el Estado tienen el monopolio de la violencia. Y, en El Salvador, si nos fijamos en su historia de dictaduras militares y guerras, ha sentado un precedente muy negativo en lo que respecta a la violencia estatal y los derechos humanos. Pero creo que mucha gente sigue negándolo.

Lo que termina sucediendo con muchos salvadoreños es que, solo cuando alguien que conocen se ve afectado, alguien que conocen que no está involucrado con las pandillas y es secuestrado por el régimen de Bukele, es cuando la realidad golpea. Y es una pena tener que llegar a eso, pero creo que también es el caso de Estados Unidos. Muchos estaban a favor de Bukele hasta que se dieron cuenta de que, si daban un paso en falso, podían acabar en la cárcel de El Salvador. Así que es una de esas cosas en las que a la gente no le importa hasta que le afecta, por desgracia.

GV: ¿Por qué los salvadoreños en el extranjero son una influencia tan importante en la política salvadoreña, tanto en términos de influencia como de responsabilidad? ¿Ha evolucionado ese papel en el gobierno de Bukele?

DA: The Salvadoran vote. Past administrations expanded the diaspora vote, but Bukele has gotten even more participation than years prior.

One thing that he's done differently with the diasporic vote is that these votes don't get tallied in the community where people are from, like the departamento [district] they live in, etc. Diaspora votes now get counted in San Salvador.

And San Salvador is the most consequential city. It's the capital. It basically decides the presidential election, often. So he's using the diaspora vote to leverage and sway San Salvador to his favor.

But one thing that I've noticed is people are starting to debate the diaspora vote. I'm starting to notice that a lot of critical Salvadorans are expressing that the diaspora shouldn't vote because they don't have to live with the consequences of their actions.

DA: El voto salvadoreño. Los gobiernos anteriores ampliaron el voto de los salvadoreños en el extranjero, pero Bukele ha conseguido incluso más participación que años anteriores.

Algo que ha hecho diferente con el voto del extranjero es que estos votos no se contabilizan en la comunidad de la que procede la gente, como el departamento [distrito] en el que viven, etc. Ahora los votos del extranjero se cuentan en San Salvador.

Y San Salvador es la ciudad más importante. Es la capital. Básicamente decide las elecciones presidenciales, a menudo. Así que está utilizando el voto del extranjero para influir en San Salvador a su favor.

Pero una cosa que he notado es que la gente está empezando a debatir el voto del extranjero. Estoy empezando a notar que muchos salvadoreños críticos están expresando que quienes viven en el extranjero no deberían votar porque no tienen que vivir con las consecuencias de sus actos.

GV: Con casi 400 muertes registradas oficialmente en las cárceles salvadoreñas, y muy posiblemente más, ¿cómo vería usted que se asumieran responsabilidades, tanto a nivel local como internacional?

DA: I think Bukele needs to be tried for crimes against humanity when all of this is over and done. So far, we know that there are nearly 400 people who have died in his prisons with no due process. Organizations like Socorro Jurídico Humanitario say that though they've counted almost 400 dead — that's confirmed. The real number could be over 1,000. We don't know the true number of Bukele's crimes against humanity, but I say we should hand him over to the International Criminal Court, the ICC, like the Philippines did recently with Duterte, and let them figure it out.

DA: Creo que Bukele debe ser juzgado por crímenes contra la humanidad cuando todo esto termine. Hasta ahora, sabemos que hay casi 400 personas que han muerto en sus cárceles sin el debido proceso. Organizaciones como Socorro Jurídico Humanitario dicen que aunque han contado casi 400 muertos, eso está confirmado. La cifra real podría ser de más de mil. No sabemos el verdadero número de crímenes contra la humanidad de Bukele, pero yo digo que deberíamos entregarlo a la Corte Penal Internacional, como hizo Filipinas recientemente con Duterte, y dejar que lo resuelvan.

GV: En su opinión, ¿cuáles son las medidas tangibles que la gente, especialmente los salvadoreños en el extranjero, puede tomar ahora mismo para apoyar el cambio?

DA: I would say first, educate yourself and then speak out on what's going on. Amnesty International and CISPES (the Committee on Solidarity with the People of El Salvador) have resources on how to get educated and they have calls to actions and can help you get involved.

As far as educating yourself with news, I would say that El Faro, Revista Factum, and Alharaca in El Salvador and El País in Spain are all doing excellent reporting. And every day, more mainstream US news covers the situation in El Salvador. So I just tell people, don't look away when these news stories come across your screen.

Engage with it. Share it. Talk to your elders. I tell people to talk to their elders all the time. Ask them if there was ever a time they disagreed with the government or ask them if there was ever a time during the war that disobeying orders saved a life or not.

I think we all have a responsibility as diaspora in the US to be more informed of our communities and to protect the most vulnerable. And right now, a lot of people are turning a blind eye to what's really going on in El Salvador because people feel warm and fuzzy with the propaganda. They want to hear just good things about El Salvador, that El Salvador is on the mend, that El Salvador is doing better.

You know, there's a saying in Spanish, “no se puede tapar el sol con el dedo” [“you can't cover the sun with one finger,” meaning “you can't deny what's obvious”]. And I think we really need to, as a diaspora, really internalize that. Because the Bukele administration is now beyond denial. The reality is just going to become clearer and clearer as we find out more.

DA: Yo diría que lo primero es informarse y luego denunciar lo que está ocurriendo. Amnistía Internacional y el Comité de Solidaridad con el Pueblo Salvadoreño (CISPES) tienen recursos sobre cómo educarse y tienen llamados a la acción y pueden ayudarte a involucrarte.

En cuanto a las noticias, yo diría que El Faro, Revista Factum y Alharaca en El Salvador y El País en España están haciendo excelentes reportajes. Y cada día son más las noticias sobre la situación en El Salvador. Así que le digo a la gente que no mire hacia otro lado cuando estas noticias aparezcan en su pantalla.

Interactúen con esas noticias. Difúndanlas. Hablen con sus mayores. Le digo a la gente que hable con sus mayores todo el tiempo. Pregúntenles si hubo alguna vez en la que no estuvieran de acuerdo con el Gobierno o pregúntenles si hubo alguna vez durante la guerra en la que desobedecer órdenes salvó una vida o no.

Creo que todos tenemos la responsabilidad, como comunidad en el extranjero en Estados Unidos, de estar más informados sobre nuestras comunidades y proteger a los más vulnerables. Y ahora mismo, mucha gente está haciendo la vista gorda ante lo que realmente está ocurriendo en El Salvador porque la gente se siente arropada por la propaganda. Quieren oír sólo cosas buenas sobre El Salvador, que El Salvador se está recuperando, que El Salvador va a mejorar.

Hay un dicho que dice «no se puede tapar el sol con un dedo». Y creo que, como comunidad en el extranjero, tenemos que interiorizarlo. Porque la administración Bukele ya no puede negarlo. La realidad será cada vez más clara a medida que sepamos más.

Más información en la cobertura especial de Global Voices:

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.