
Iryna Shuvalova lee su poesía en el café DayBreak en Taipéi, enero de 2025. Foto de Filip Noubel, utilizada con autorización.
La guerra suele reducir a países y culturas enteras a una única narrativa simplista, en particular en el ámbito de las noticias. Rusia invadió Ucrania por primera vez en 2014, y luego de nuevo en 2022, y esa historia domina la mayoría de los medios en Ucrania por el contexto de muerte y destrucción, pero también por la resistencia que demuestra del pueblo ucraniano. Sin embargo, Ucrania también es el hogar del arte, la música y la literatura multilingüe y multiétnico que no puede ignorar la guerra, sino que es mucho más que ella.
Para desentrañar esta paradoja, Global Voices habló con Iryna Shuvalova, poeta, académica y traductora de Kiev que vive en Oslo. Es autora de premiados libros de poesía ucranianos, que incluyen ejemplares como «bosque de huertos de piedra» y «finales». Sus obras han sido traducidas a 32 idiomas. La entrevista fue por correo electrónico, luego de una reunión presencial en Taipéi. Las respuestas se han editado para mayor claridad y concisión.

Retrato de Iryna Shuvalova, foto utilizada con autorización.
Filip Noubel (FN): Como poeta, ¿cómo vives tu momento creativo entre la guerra en Ucrania y la libertad de la literatura para encontrar inspiración en cualquier parte?
Iryna Shuvalova (IS): I remember how, during a poetry reading in Italy, one of the audience members, asked me: ‘And what else do Ukrainian poets write about? Besides war.’ In a way, this was an understandable question. War has necessarily become a crucial subject for Ukrainian writers: after the current war’s outbreak in 2014 and then after Russia’s 2022 full-scale invasion. It’s impossible not to write about something that shakes your world upside down so completely.
We, poets, also understood well the importance of literature as an element of wartime cultural diplomacy, as a way to speak to the world about our country’s plight. At the same time, Ukrainian poets invited to speak and read their work outside Ukraine are largely expected to speak and read on the subject of the war — not on other things, even while Ukrainian poetry is, of course, not limited to war writing.
My 2024 book ‘Endsongs’ includes many war poems. However, I am equally interested in adulthood as the loss of childhood and the process of aging as the loss of our past selves; I am interested in moving from place to place. Yet all these things tend to be of lesser interest to publishers and festival organizers abroad, who sometimes, sadly, expect me to perform my wartime Ukrainian identity in a rather limited and predictable way.
There is a certain paradox in this, because readers eventually get tired of coming into contact with war-themed Ukrainian material only. War fatigue is a real thing. So we want to show our readers abroad how much more Ukrainian literature has to offer, how witty and funny it can be. The war marks our writing, but it does not define it.
Iryna Shuvalova (IS): Recuerdo que, durante una lectura de poesía en Italia, alguien de la audiencia me preguntó: «¿qué más escriben los ucranianos además de la guerra?». De cierta forma, era una pregunta esperable. La guerra se convirtió en un tema crucial y necesario para los escritores ucranianos luego del comienzo de la guerra en 2014 y la invasión a gran escala de Rusia en 2022. Es imposible no escribir sobre algo que pone de cabeza tu mundo por completo.
Los poetas entendemos bien la importancia de la literatura como un elemento cultural y diplomático en tiempos de guerra como un medio para hablarle al mundo sobre la situación del país. Además, cuando se invita a poetas ucranianos a hablar y leer sus obras fuera de Ucrania se espera que hablen y lean sobre la guerra, no sobre otras cosas, aunque la poesía ucraniana no se limita, por supuesto, a escribir sobre la guerra.
Mi libro publicado en 2024, «Endsongs» (Canciones finales), incluye muchos poemas sobre la guerra. Sin embargo, también me interesa la adultez como la pérdida de la niñez y el proceso de envejecimiento como la pérdida de versiones nuestras pasadas; me interesa moverme de un lugar a otro. Aun así, todas estas cosas tienen a ser de menor interés para los editores y organizadores de festivales extranjeros, que a veces, por desgracia, esperan que muestre mi identidad ucraniana en tiempos de guerra de una manera bastante limitada y predecible.
Hay cierta paradoja en esto, porque los lectores al final se cansan de entrar en contacto únicamente con material bélico ucraniano. La fatiga a causa de la guerra es real. Así que queremos mostrarle a nuestros lectores extranjeros todo lo que la literatura ucraniana tiene para ofrecer, lo ingeniosa y divertida puede ser. La guerra marca nuestra escritura, pero no la define.
FN: Uno de tus muchos proyectos trata de canciones de guerra en Dombás luego de la primera invasión de Ucrania en 2014. ¿Qué te sorprendió más de este proyecto?
IS: Yes, besides being a writer and translator, I am also a scholar of Ukraine and Eastern Europe, currently in a postdoctoral position at the University of Oslo. As a researcher, I’m interested in how popular culture and politics intersect. The project you’ve mentioned was my PhD research, which I started in 2016. At that point, pre-2022, there was already a powerful cultural response to the war, which was then still centered in the region of Donbas but affected people all over Ukraine. The conflict continued to claim lives for all the eight years it burned, then simmered before erupting into yet another bloody explosion with the full-scale invasion.
I was especially interested in how popular music reflected people’s wartime attitudes and experiences. Unlike the so-called ‘high’ culture, popular culture is something that people find easy to access, consume, and even create, particularly in the age of social media. Not everyone is going to read a big fat novel on the subject of the war. Meanwhile, a pop song can be listened to in three minutes. Its music and lyrics tend to be accessible. On YouTube, a war song gone viral can collect millions of views. Popular songs offer unique insights into the rapidly evolving landscape of the war and the community’s response to it.
What surprised me was how many people, even inside the scholarly community, still consider popular culture to be somehow a lesser subject to explore academically. Some colleagues might secretly, or even openly, scoff at the material making up your research corpus. Thankfully, these attitudes are changing.
IS: Sí, además de ser escritora y traductora, también soy investigadora especializada en Ucrania y Europa oriental, actualmente en un puesto de posdoctorado en la Universidad de Oslo. Como investigadora, me interesa cómo la cultura popular y la política se cruzan. El proyecto que mencionas fue mi investigación doctoral, que empecé en 2016. En ese momento, antes de 2022, ya había una poderosa respuesta cultural a la guerra, que se centraba en la región de Dombás pero que afectaba a personas en toda Ucrania. El conflicto continuó cobrando vidas durante ocho años, luego se atenuó antes de estallar en otra explosión sangrienta con la invasión a gran escala.
Principalmente, me interesaba cómo la música popular reflejaba la actitud y la experiencia de la gente durante la guerra. A diferencia de lo que se llama cultura «alta», la cultura popular es algo que la gente encuentra fácil de acceder, consumir e incluso crear, especialmente en la era de las redes sociales. No todos querrán leer una larga novela sobre la guerra. Por el contrario, una canción pop se puede escuchar en tres minutos. La música y la letra tienden a ser accesibles. En YouTube, una canción de guerra que se vuelve viral puede tener millones de reproducciones. Las canciones populares ofrecen perspectivas únicas sobre el panorama en constante cambio de la guerra y la respuesta de la comunidad.
Lo que me sorprendió fue la cantidad de personas, incluso en el ámbito académico, que aún consideran la cultura popular como un tema poco importante para explorar académicamente. Algunos colegas podrían en secreto, o incluso abiertamente, burlarse del material que compone tu corpus de investigación. Por fortuna, estas actitudes están cambiando.
FN: Has coeditado la primera antología de literatura queer en Ucrania, 120 páginas de «Sodom». ¿Qué tan visible es la literatura queer hoy en día en Ucrania? ¿La invasión a gran escala ha cambiado la perspectiva sobre lo queer en Ucrania?
IS: This is always an exciting subject to discuss, because we have just recently finished collecting the submissions for the first-ever queer poetry competition in Ukraine, which I co-organized with my friend Polina Horodyska. The name of the competition is ‘Holosni,’ which in Ukrainian means both ‘vowels’, but also being ‘loud’ or ‘vocal.’ We are now reading through the submissions, and it’s a daily source of joy to discover fantastic new poetry, because queer writing in Ukraine, unfortunately, still retains limited visibility. We have had a few books in the past decade centered around queer narratives, and several great queer young adult books penned by Ukrainian authors. However, very few writers are openly out as LGBTQI+ people.
Ukrainian society still remains not the friendliest environment to be queer in. The community continues to face prejudice and discrimination — sometimes even violence. Recently, a bookstore in Kyiv had to cancel a presentation of a queer Young Adult novel because of the threats they received from a far-right group.
That’s why a lot of writing reflecting queer experiences still remains on the margins, often invisible. Because of this, when we launched our contest in early March, we had no idea how many submissions we would get, but in the end, we collected 114 submissions, coming not only from inside Ukraine but from Ukrainians based in 12 other countries. We are particularly grateful to our fantastic NGO partners KyivPride and Sfera for spreading the word.
IS: Este siempre es un tema interesante para debatir, ya que recientemente hemos terminado de recopilar las postulaciones para el primer concurso de poesía queer en Ucrania, que coorganicé con mi amiga Polina Horodyska. El nombre del concurso es «Holosni», que en ucraniano significa «vocales», pero también ]»ser ruidoso» o «hacerse oír». Ahora estamos leyendo las postulaciones, y es una fuente de alegría diaria descubrir nueva increíble poesía, porque las obras queer en Ucrania, lamentablemente, aún tienen poca visibilidad. En la última década, hemos tenido algunos libros centrados en narrativas queer, además de varios excelentes libros juveniles queer escritos por autores ucranianos. Sin embargo, muy pocos autores se definen abiertamente como LGBTQI+.
La sociedad ucraniana todavía no es un amiente muy amistoso para ser queer. La comunidad aún enfrenta prejuicios y discriminación, y a veces violencia. Hace poco, una librería en Kiev tuvo que cancelar la presentación de una novela queer para jóvenes porque recibió amenazas de un grupo de ultraderecha.
Es por esto que muchas obras que reflejan experiencias queer todavía permanecen en la marginalidad, a menudo invisibilizadas. Por eso, cuando iniciamos nuestro concurso a principios de marzo, no teníamos idea de cuántas subscripciones habría, pero al final, juntamos 114 que venían de Ucrania y de ucranianos que vivían en otros 12 países. Estamos especialmente agradecidos con nuestros fantásticos socios, las ONG KyivPride y Sfera, por ayudar a difundir el mensaje.
FN: Viviste en China y hace poco visitaste Taiwán. ¿Cuál es la reacción de los lugareños cuando se enteran que eres de Ucrania?
IS: Indeed, I lived in China for three years, between 2019–2023, first in Hangzhou, then in Nanjing, where I worked in international schools. My visit to Taiwan this winter was my first time on the island.
Most people in both places begin by telling me how sorry they are about what’s happening in my country. I always appreciate these words deeply. But I find that, on average, people in Taiwan tend to be much better informed about the dynamics of the war and the causes behind it than people on the mainland. While my friends among the Chinese intellectuals know where to find reliable information about the war, I had many well-meaning Chinese tell me how they wish peace for Ukraine would come soon, without recognizing that Ukrainians don’t just want peace at any cost.
In Taiwan, we have a very important shared topic: our colonial past. Of course, Ukraine’s colonisation by the Russian Empire and the Soviet Union was not the same experience as Taiwan’s colonial past. But overall, there is a general lack of knowledge about Ukraine in the region. This is why we, Ukrainians, have a lot of work to do in building cultural bridges with East Asia and South-East Asia, including in the Sinosphere. Here poetry can be an important tool of such cultural diplomacy, as some projects demonstrate: My poems have been translated into Mandarin by a native of Taipei, Hsu YuHsuan, known for his translations of Ukrainian literature. Other poems I wrote during my stay in Taipei are now incorporated into a book, ‘I Don’t Speak This Language’ — a joint project combining poetry and art by a Suzhou-based Ukrainian artist Yuliia Tveritina. In this book, we explore our experience as Ukrainians living, working, and traveling in the Sinosphere.
IS: Así es, viví en China tres años entre 2019 y 2023, primero en Hangzhou, luego en Nankín, donde trabajé en escuelas internacionales. Mi visita a Taiwán hace pocos meses fue la primera vez que estuve en la isla.
La mayoría de la gente de ambos lugares comienzan por decirme que lo lamentan por lo que está pasando mi país. Siempre aprecio profundamente estas palabras. Pero me doy cuenta de que, en general, la gente de Taiwán tiende a estar mucho más informada sobre las dinámicas de la guerra y sus causas que la gente de China continental. Mientras que mis amigos intelectuales de China saben dónde encontrar información confiable sobre la guerra, muchos bienintencionados me han expresado su deseo de que la paz en Ucrania llegue pronto, sin reconocer que los ucranianos no buscan simplemente la paz a cualquier precio.
En Taiwán tenemos un tema en común muy importante: nuestro pasado colonial. Por supuesto, la colonización de Ucrania por el Imperio ruso y la Unión Soviética no fue la misma experiencia que el pasado colonial de Taiwán. Pero, en términos generales, falta conocimiento sobre Ucrania en la región. Por eso, los ucranianos tenemos mucho trabajo por delante para construir puentes culturales con Asia oriental y el Sudeste Asiático, incluida la sinósfera. Aquí la poesía puede ser una herramienta importante para esa diplomacia cultural, como algunos proyectos lo demuestran: mis poemas los traducido al mandarín un nativo de Taipéi, Hsu Yu-Hsuan, reconocido por sus traducciones de literatura ucraniana. Otros poemas que escribí durante mi estadía en Taipéi han sido incorporados al libro «I Don’t Speak This Language» (no hablo ese idioma), proyecto conjunto que combina poesía y arte de la artista ucraniana Yuliia Tveritina, radicada en Suzhou. En este libro, exploramos nuestra experiencia como ucranianos que viven, trabajan y viajan en la sinósfera.