PKK anuncia decisión de deponer armas; finalizan así 40 años de conflicto en Turquía

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Tras el XII Congreso celebrado entre el 5 y el 7 de mayo, el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), catalogado como organización terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea, anunció su inminente desarme y disolución en un comunicado emitido el 12 de mayo de 2025. “El XII Congreso del PKK ha decidido disolver la estructura organizativa del PKK y poner fin al método de lucha armada, para que la dirija y lleve a cabo el líder Apo, lo que da por terminadas las actividades realizadas bajo el nombre del PKK”, según informó el periódico BirGün.

El anuncio llegó como respuesta a una iniciativa de octubre de 2024 de Devlet Bahçeli, líder del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) y aliado clave del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan. Tras la iniciativa, una delegación del Partido de la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (DEM), de orientación prokurda, encabezó una serie de reuniones con Abdullah Öcalan, encarcelado líder del PKK.

En febrero de 2025, luego de estas reuniones, Abdullah Öcalan, fundador y líder del PKK, instó a los afiliados a disolver el grupo. El 1 de marzo de 2025, las fuerzas armadas del PKK declararon un alto al fuego. Las reuniones lideradas por DEM continuaron durante las siguientes semanas y meses, y culminaron con el anuncio del 12 de mayo, que puso fin a una lucha de 40 años que dejó como saldo decenas de miles de muertos.

Los kurdos son un grupo étnico que, históricamente, ha habitado regiones del actual Irak, Irán, Siria y Turquía. El PKK surgió en la década de 1980 como un grupo militante kurdo que luchaba por los derechos y la autodeterminación del pueblo kurdo.

La última vez que el Gobierno turco intentó un acercamiento con el PKK fue durante un proceso de paz que tuvo lugar entre 2013 y 2015. Sin embargo, las negociaciones fracasaron y el grupo ejecutó diversos ataques en todo el país, mientras que las fuerzas armadas y de seguridad turcas realizaron operativos contra el PKK en Irak y en Siria.

Desde 2017, el número de ataques atribuidos al PKK ha disminuido. Öcalan fue encarcelado en 1999 y condenado a cadena perpetua.

¿Paz al fin?

Tras el anuncio, el presidente Recep Tayyip Erdoğan declaró: “Estamos dando pasos firmes hacia nuestro objetivo de una Turquía libre de terrorismo, superando obstáculos, rompiendo prejuicios y desmantelando las trampas de la sedición y la discordia”.

El presidente del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), Devlet Bahçeli, afirmó: “Hoy, los ganadores son la paz y la hermandad. Hoy ganan la política y la democracia”. Agradeció a Erdoğan y a Öcalan, a quien llamó “líder fundador del PKK”, así como al partido DEM y a las delegaciones que participaron en las negociaciones.

Pervin Buldan, miembro de la delegación de İmralı y diputada del Partido DEM, dijo: “Ha comenzado una nueva era en la que quitaremos el alambre de púas y coronaremos la paz”.

El presidente del Partido Republicano Popular (CHP), Özgür Özel, publicó en X (ex Twitter): “Como CHP, estamos del lado de la paz en una coherencia histórica”, y subrayó que la democracia y el estado de derecho deben institucionalizarse para que la paz social sea duradera. En la misma línea, Ekrem İmamoğlu, alcalde de Estambul actualmente encarcelado por motivos políticos, destacó en un comunicado la importancia del estado de derecho en este proceso y en el futuro del país.

A pesar de la trascendencia histórica de la decisión, persisten interrogantes sobre lo que viene y las consecuencias de esta medida para el contexto político interno y global.

Desde que Bahçeli presentó su propuesta en octubre de 2024, una de las preguntas más importantes fue por qué el partido gobernante empezó a hablar de paz, especialmente considerando que Bahçeli nunca ocultó sus posturas negativas hacia los kurdos y la causa kurda.

En 2007, Bahçeli pidió que el Estado ejecutara a Öcalan. En 2010, rechazó las conversaciones de paz. En 2021, cuando mataron a Deniz Poyraz, integrante del entonces Partido Democrático Popular (HDP) —predecesor del DEM—, Bahçeli la acusó sin rodeos de ser terrorista. Ese mismo año, el Tribunal Constitucional de Turquía aceptó una acusación formal para clausurar el HDP. Ya antes de este proceso judicial, el partido había enfrentado una intensa represión en años recientes. Numerosos altos funcionarios, incluido el excopresidente Selahattin Demirtaş, fueron arrestados acusado de terrorismo. Demirtaş sigue en prisión a pesar de un fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ordenó su liberación.

El principal partido opositor, el CHP, expresó su disposición a dialogar con el PKK, pero advirtió que la maniobra era principalmente política, e insinuó que la alianza entre el AKP y el MHP buscaba el apoyo de los partidos kurdos antes de proponer enmiendas constitucionales. Esto se refiere a especulaciones sobre una posible cuarta candidatura presidencial de Erdoğan, que requeriría cambios constitucionales. Actualmente, la Constitución turca limita la presidencia a dos mandatos de cinco años. Ya en las elecciones generales de 2024, la legalidad de la candidatura de Erdoğan fue objeto de debate. Sin embargo, se presentó y ganó en la segunda vuelta.

Cuando Erdoğan expresó su apoyo a Bahçeli el 12 de octubre, dijo: “A medida que más personas den estos pasos, esperamos poder ampliar la base del consenso social en torno a una nueva constitución”.

Penalizar el apoyo kurdo

Aún no está claro qué significará esta nueva paz en el contexto de los numerosos juicios en curso relacionados con cargos de terrorismo, como los casos contra los académicos por la paz y cientos de alcaldes electos que fueron destituidos y reemplazados por fideicomisarios designados por el Gobierno, con el argumento de presuntos vínculos con el terrorismo.

El Partido DEM (anteriormente HDP, principal partido prokurdo de Turquía) es el tercer mayor partido político del país. Tras las más recientes elecciones municipales, exactamente 58 de sus alcaldes democráticamente electos fueron destituidos y reemplazados por interventores estatales por supuestos vínculos con militantes kurdos o el PKK.

En mayo de 2023, durante un mitin preelectoral en Estambul, el presidente Erdoğan apareció en el escenario mientras se proyectaba un video en una pantalla gigante que vinculaba a su principal rival en esas elecciones, Kemal Kılıçdaroğlu, con el PKK. Cuando el video comenzó, Erdoğan se dirigió a la multitud reunida en el antiguo aeropuerto internacional Atatürk: “están caminando hombro con hombro con el PKK. Tú, mi ciudadano nacional y local, ¿vas a votar por ellos?”

Pero el video era falso. Verificadores de hechos desmintieron el contenido y demostraron que había sido manipulado.

Según informaron agencias de noticias locales, antes de las elecciones generales de mayo de 2023, el Gobierno planeaba colgar banderas del PKK con el logo del CHP en las 81 provincias para insinuar una conexión entre ambos partidos y así asustar a los votantes. El CHP anunció que llevaría todas estas campañas de difamación ante la Junta Suprema Electoral.

En diciembre de 2021, el Ministerio del Interior publicó un tuit en el que afirmaba haber identificado a más de 500 empleados municipales y empresas relacionadas con vínculos a militantes kurdos, grupos de izquierda y otras organizaciones consideradas controvertidas.

En este contexto, no sorprende que muchos analistas y observadores sigan siendo cautelosos. Gonul Tol, directora del programa sobre Turquía del Middle East Institute y autora del libro La guerra de Erdoğan: La lucha de un autócrata en casa y en Siria, escribió en el Financial Times: “Mientras Turquía siga siendo autocrática, el conflicto en torno a este tema obstaculizará las iniciativas por establecer un futuro democrático, para los turcos y para los kurdos”.

“El estado de ilegalidad debe terminar”, declaró Pervin Buldan, miembro del DEM y de la delegación que participó en las negociaciones, y agregó: “Ha habido grandes injusticias en todos los sentidos contra el pueblo kurdo, los demócratas, los grupos opositores, los trabajadores y los políticos. Todo esto debe corregirse. Para eso, el Parlamento debe intervenir”.

Solo el tiempo mostrará las consecuencias que tendrá esta disolución del PKK para los derechos del pueblo kurdo en Turquía y para la democracia turca en su conjunto.

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