
Imagen de Arzu Geybullayeva, creada con elementos de Canva Pro.
En todo Turquía, el 1 de mayo de este año se vio marcado por fuerte presencia policial y barricadas, y la detención de decenas de miles de trabajadores y activistas que intentaban celebrar el Día Internacional del Trabajo.
Periodistas que informaban desde Estambul notaron fuerte intervención policial contra los manifestantes que querían marchar a la plaza Taksim de la ciudad. La plaza estaba acordonada, los peatones no podían pasar y las rutas de transporte debían desviarse. Hasta en lugares designados para la manifestación, como los distritos Kadikoy y Kartal de Estambul, la cancelación del transporte hizo que fuera difícil llegar a esas zonas. Hubo cientos de detenidos, mientras muchos se vieron rodeados antes antes del día por hacer llamados a unirse a las manifestaciones programadas por el 1 de mayo.
Pese a las extraordinarias restricciones impuestas en las principales vías, en el transporte público y el transporte por mar en Estambul, cientos de miles de personas se reunieron en la plaza Kadıköy İskele para las celebraciones del 1 de mayo.
“Una Turquía en la que no estemos condenados a vivir con sueldos mínimos, donde las huelgas no estén prohibidas y donde los derechos democráticos se pueden ejercer tan libremente como sea posible”, dice el comunicado conjunto publicado en nombre de los sindicatos que celebran el 1 de mayo en Kadıköy.
«Una vida en la que no muramos mientras trabajamos, en la que no perdamos la salud, en la que sea posible trabajar ocho horas, descansar ocho horas y vivir ocho horas. Un país en el que sea posible que nuestro derecho a la jubilación no sea usurpado y los pensionistas puedan vivir humanamente».
Taksim, la plaza prohibida
La plaza Taksim. en el corazón de Estambul, es considerada un poderoso símbolo de derechos laborales y cultura de la protesta. También es un campo de batalla ideológica entre quienes han dirigido el país desde hace décadas. En 1977, al menos 34 personas murieron durante una manifestación del 1 de mayo en la plaza, ocasión que se recuerda como la “masacre de Taksim” o “1 de mayo sangriento”.
Cada año, activistas y sindicatos solicitan autorización para manifestarse en Taksim el 1 de mayo, y cada año los rechazan. Este año no fue la excepción. La Oficina del Gobernador de Estambul declaró que Taksim estaba prohibida, lo que llevó a cerrar docenas de vías, líneas de transporte público y servicios de ferry, una estrategia de encierro que se ha convertido en una sombría rutina de 1 de mayo en el país. Las últimas veces que se autorizaron manifestaciones de 1 de mayo en la plaza Taksim fueron 2010, 2011 y 2012, durante un breve ablandamiento del trato del Gobierno al desacuerdo.
Desde 2013, cuando la plaza se convirtió en el epicentro de las protestas del «parque Gezi» , las autoridades han restringido las reuniones públicas por “razones de seguridad” y orden público.
Este año, el acceso a la plaza Taksim quedó cerrado a las 05:00 horas, y hasta los barrios circundantes, como Şişli y Beyoğlu, tuvieron fuerte despliegue policial. Quienes intentaban marchar a la plaza, incluidos miembros de partidos de oposición, sindicatos y grupos de estudiantes, fueron interceptados, detenidos o empujados.
Las plazas no pueden estar cerradas al público.
Todos tienen el derecho a organizar reuniones pacíficas y no violentas, y n manifestaciones sin necesidad de pedir permiso.
Estambul, 1 de mayo de , 2025. Fotógrafa: Zeynep Kuray.
La Oficina del Gobernador de Estambul dijo que más de 50 ooo policías fueron desplegados el 1 de mayo. La oficina dijo también que 384 personas fueron detenidas por participar en una manifestación no autorizada. Sin embargo, “manifestación no autorizada” fue un término que inducía a error, según informó Bianet. Según el artículo 34 de la Constitución, «Todos tienen derecho a organizar reuniones manifestaciones no autorizadas sin necesidad de pedir permisos».
El concepto de «manifestación no autorizada» también es una expresión engañosa en el marco de la Constitución y las leyes, y según las decisiones de la Corte Constitucional, manifestaciones pacíficas que no amenacen el orden público deberían estar protegidas, aunque no se notifique a las autoridades. Igualmente, según la ley 2911 sobre reuniones y manifestaciones, aunque los organizadores de manifestaciones tienen la obligación de notificar a las autoridades locales, y no cumplir con eso no significa que la manifestación esté prohibida, informó Bianet.
En 2024, la Policía detuvo a más de 200 personas que intentaron marchar a Taksim. El 30 de abril, Dinushika Dissanayake, subdirectora regional de Amnistía Internacional para Europa, dijo: “Las restricciones a las celebraciones del 1 de mayo en la plaza Taksim se fundamentan en razones espurias de seguridad y orden público y contradicen la resolución de la Corte Constitucional de 2023. Las restricciones deben levantarse urgentemente».
Una imagen lúgubre para los trabajadores
Más allá del asunto de la asamblea pública, el 1 de mayo sirve como doloroso recordatorio del estado de los derechos laborales en Turquía. Según el Consejo de Salud y Seguridad Laboral, consejo local que lucha por condiciones de trabajo y vida seguras y saludables, un total de 1894 trabajadores murieron en Turquía en 2024. Un año antes, la red informó de 1932 muertes que pudo documentar. A marzo de 2025, esa cantidad llegó a 145 muertes. Un rápido vistazo a los datos recopilados por la red, que consiste de trabajadores de diversas profesiones e industries y sus familias, en los últimos diez años, los números anuales nunca son inferiores a mil muertes, y a veces llegan al doble y hasta más. Según defensores de los derechos laborales, muchas de estas muertes fueron totalmente evitables y se originan en una falta de aplicación de normas de seguridad y supervisión regulatoria.
En un país donde el trabajo precario e informal está muy generalizado, esos accidentes fatales son trágicamente comunes. El trabajo también continúa como una plaga en el mercado laboral. Un informe del Sindicato de Trabajadores de la Educación y la Ciencia (Eğitim-İş) reveló que 869 000 niños trabajan en Turquía, y más de medio millón están inscritos en programas para aprendices vocacionales (MESEM) que en la práctica funcionan como fuentes laborales más que como instituciones educativas.
Turquía no tiene un marco laboral integral de protección social para su fuerza laboral. La seguridad laboral, los derechos sindicales, y los beneficios sociales siguen siendo esquivos a millones, sobre todo a trabajadores de temporada, migrantes e indocumentados. Para muchos, trabajar en condiciones de explotación no es cuestión de elección sino de sobrevivencia.
Mitos laborales y tergiversación
Las estadísticas oficial también dan una imagen distorsionada. En su reciente informe, la periodista Ayça Örer muestra discrepancias los datos que publica la institución de estadística estatal y los sindicatos de trabajadores. Örer escribe que, mientras el Instituto de Estadística Turca informa una tasa de empleo oficial en el último trimestre de 2024 del 49.6%, la Confederación de Sindicatos Progresistas de Turquía refuta esta afirmación y se centran en las definiciones de (des)empleo que se usa en Turquía.
Mientras el Instituto de Estadística Turca informa de una tasa de desempleo de cerca del 9%, la Confederación de Sindicatos Progresistas de Turquía y otras plataformas de trabajo independiente sostienen que la tasa de desempleo ampliamente definida, que incluye a quienes buscan empleo, desempleados y quienes están disponibles para trabajar pero no están buscando empleo, era de 28.2% a diciembre de 2024. La situación es particularmente difícil para las jóvenes, su desempleo llega al 46.7%, y solamente una de cinco mujeres tienen empleo a tiempo completo y formal, informó Örer.
Para muchos, el 1 de mayo es solo un día normal de trabajo, como los chatarreros Veysel y Sefer, que hablaron con Örer. “Todos los días, encontramos cajas de metal, clasificamos papel y limpiamos la basura de la ciudad. Somos como las hormigas de Estambul, nadie nos ve, pero nos llevamos la basura”, agrega Sefer. “La gente vive en ruinas de edificios antiguos porque no pueden pagar ni una habitación compartida. Algunos ganas cien liras (2.50 dólares) al día, y pagan 20 000 liras (514 dólares) al mes por un lugar para dormir».
Esas voces casi nunca llegan a los medios, pero son esenciales para entender la imagen completa del trabajo en Turquía, que incluye invisibilidad, explotación y resiliencia.
Este año, el 1 de mayo tuvo lluvia y frío, pero eso no detuvo a la gente de participar en las manifestaciones. Esto reveló la fuerza de los trabajadores de Turquía, y hasta dónde llega la resistencia estatal para una reforma significativa, ya sea en derechos laborales o libertades democráticas. Se profundiza la pobreza, el empleo se reduce, las protecciones se deterioran, y la lucha por visibilidad y dignidad continúa.
Igual que la marcha, con lluvia o policía antidisturbios.