Expresidentes africanos enfrentan la justicia: ¿Ejemplos de buen gobierno o de venganza política?

Macky Sall, expresidente de Senegal (2012-2024). Captura de pantalla del canal de United Nations Global Compact en YouTube.

En África, muchos expresidentes comparecen ante la justicia de sus países, pero ¿el proceso es fruto del buen gobierno o de venganza política?

La mala gestión de los asuntos a los jefes de Estado suele denunciarse en África como problema corriente. Opositores, actores de la sociedad civil, observadores de la vida sociopolítica africana no dejan de llamar la atención a una larga lista de asuntos no resueltos: mal gobierno, desvío de fondos, corrupción, violaciones de derechos humanos, etc. Los presidentes en ejercicio suelen ser intocables durante su mandato, pero su inmunidad acaba una vez que su mandato termina. Para algunos, este periodo corresponde al inicio de procesos penales  sobre la base de denuncias interpuesta en sus países.

Un artículo de Radio France Internationale (RFI) de 2021 analiza a diversos exdirigentes africanos caídos en desgracia tras el fin de su mandato. Esta lista incluye a Yahya Jammeh (expresidente gambiano, 1994-2017), el liberiano Charles Taylor (1997-2003), Omar el-Bashir (expresidente de Sudán, 1989-2019), Jacob Zuma (expresidente de Sudáfrica, 2009-2018), Ahmed Abdallah Sambi de islas Comoras (2006-2011), Hissène Habré, exdirigente chadiano (1982-1990), Blaise Compaoré (expresidente de Burkina Faso, 1987-2014), Laurent Gbagbo (Costa de Marfil, 2000-2011), Mohamed Ould Abdel Aziz (expresidente mauritano, 2009-2019) y hasta Macky Sall (Senegal, 2012-2024).

Ejemplos recientes de dos países –Senegal y Mauritania– ilustran la complejidad de ese proceso que suele ubicarse entre justicia y venganza política en muchos casos.

Algunos se van y enfrentan la justicia

Macky Sall tuvo dos mandatos presidenciales en Senegal, país reconocido como ejemplar en materia de democracia en el continente. Macky contribuyó con el desarrollo de su país, y vivió la experiencia de problemas políticos con Ousmane Sonko, presidente del partido de Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF), su principal opositor y candidato a la presidencia en las elecciones de 2024.

La elección de Bassirou Diomaye Faye, candidato del PASTEF en reemplazo de Sonko y actual presidente de Senegal desde marzo de 2024 es el momento en que se empieza a asumir responsabilidades. El equipo de Faye, con Ousmane Sonko a la cabeza convertido en primer ministro, acusó a Macky de alta traición al Estado senegalés por haber contraído una deuda de 7000 millones de dólares que habría sido disimulada por la administración Macky entre 2019 y 2024. En un artículo publicado en septiembre de 2024, France24 cita varias acusaciones contra Macky: excesos financieros, mala gestión y «desvío de fondos públicos», falsa declaración de deuda y déficit público del país con socios internacionales.

Después de dejar la presidencia, Macky Sall se instaló primero en Marruecos. Fue declarado persona no grata en razón de los pedidos de extradición formuladas por el nuevo gobierno de Dakar en Marruecos en marzo de 2025 en el marco de un acuerdo de extradición entre ambos países. Después se instaló en Costa de Marfil. Pero podría enfrentar el levantamiento de su inmunidad, algo sin precedentes en la historia de la democracia senegalesa. En ese caso, podría quedar expuesto a procesos judiciales.

En enero de 2025, ese fue también el caso de Mouhamadou Ngom, diputado cercano a Macky; de Moustapha Diop y su esposa, Salimata Diop, dos exministros de su primer mandato cuya inmunidad fue levantada en mayo de 2025 en un asuntos de malversación.

Como ejemplos de condenas de expresidentes de otros países, Hayati Fall, senegalés que vive en Estados Unidos, escribió en su cuenta de X:

Francia juzgó y condenó a Sarkozy, Yaya Jammeh va a ser juzgado por sus delitos en Gambia, Abbré fue juzgado y condenado con la ayuda de Macky Sall, pero Macky Sall y sus seguidores creen que van a regresar tranquilos al país para reclamar el voto de los senegaleses.

En Mauritania, Mohamed Ould Abdel Aziz, presidente entre 2009 y 2019, acaba de ver cómo su destino quedaba sellado entre rejas. Tras dos golpes de Estado en 2005 y 2008, fue elegido presidente en 2009 y reelecto en 2014.

Aziz fue obligado a renunciar tras sus dos mandatos, y dejó a su delfín, Mohamed Ould Ghazouani, en el seno del poder para tomar el poder. Pero desde su ascenso a la presidencia, Ghazouani inició maniobras contra su predecesor para investigar su gestión del poder. En 2020, se presentaron acusaciones de corrupción contra seis exministros, que ya están a disposición de las autoridades judiciales. En marzo de 2021, Ould Abdel Aziz fue acusado de lavado de dinero, hechos de corrupción, enriquecimiento ilícito y de delitos económicos. Después de una batalla judicial entre sus abogados y las autoridades judiciales mauritanas, fue condenado en diciembre de 2023 a cinco años de prisión firme por los hechos suscitados, más la confiscación de sus bienes y la suspensión de sus derechos cívicos.

En diciembre de 2023, los abogados de Ould Abdel Aziz condenaron el proceso político y apelaron. En febrero de 2025, la sentencia pronunciada por el procurador señaló 20 años de prisión. La pena fue luego reducida el 14 de mayo de 2025: el expresidente enfrenta ahora una condena de 15 años de prisión firme.

¿Hacia el fin de los mandatos ilimitados?

Numerosos políticos africanos tienen la tendencia a prolongar su mandato indefinidamente al mando de sus países, se ubican a los ojos de todos como líder irremplazable. En mayo de 2025, Deutsche Welle publicó el artículo «Por qué los dirigentes africanos se acercan al poder«, que presenta la lista de varios presidentes africanos que han pasado varios decenios en el poder: Teodoro Obiang Nguema (45 años al mando de Guinea Ecuatorial); Paul Biya (42 años al mando de Camerún); Denis Sassou Nguesso (27 años en el poder); Paul Kagame (25 años en el poder); Faure Gnassingbé (20 años en el poder) y Alassane Ouattara (14 años en el poder Costa de Marfil). Este último, aunque aún no ha expresado su voluntad de aspirar a un  cuarto mandato, sigue siendo un posible candidato para las próximas elecciones presidenciales del país. En 2025, esos jefes de Estado citados siguen en el poder.

Esta tendencia histórica de aferrarse al poder a todo precio y de despreciar la constitución ahora parece verse enfrentada por las sociedades africanas, que se niegan firmar un cheque en blanco a sus líderes elegidos pues el sistema de gobierno actual no cumple con las expectativas de la población y cuestiona la credibilidad de las normas democráticas.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.