Último discurso ante tribunal del preso político ruso Grigory Melkonyants es una «Oda a la alegría»

Captura de pantalla del video de YouTube del juicio de Grigory Melkonyants en el canal ruso de DW en YouTube. Uso legítimo.

En la corte distrital de Basmanny de Moscú, terminó el juicio contra el copresidente del movimiento de observación electoral Golos, Grigory Melkonyants, acusado de organizar el trabajo de una organización “indeseable”. El 14 de mayo, la jueza Evgenia Nikolaeva de la corte distrital de Basmanny lo sentenció a cinco años en una colonia de régimen general. Golos publicó su declaración final, que Global Voices tradujo y editó en aras de la claridad.

Su Señoría, estimados participantes de los procedimientos, estimados amigos.

Hoy es un día alegre para mí. Se acerca la sentencia, nuestro juicio llega a su fin. Ha sido una experiencia cautivante. He escuchado palabras maravillosas, a veces emotivas dichas por personas que se presentaron como testigos; he leído cartas llenas de calidez y recibido tarjetas asombrosas. A veces, parecía una verdadera celebración, como si fuera un invitado de honor en un aniversario, no un procesado.

Hace 21 meses, el 17 de agosto de 2023, empezó un nuevo y cautivador capítulo de mi vida. Desde entonces, he atravesado un registro, un arresto, una instalación de detención temporal, tres centro de detención previa al juicio, doce celdas, más de cien compañeros de celda y 26 audiencias judiciales. Valoro profundamente esta experiencia, llegó con un gran costo. Pero sobre todo, me concedió la oportunidad de recordar mi camino y descubrir mucho sobre un mundo al que no le había prestado suficiente atención.

Ahora he visto cómo la prisión destruye la vida de las personas, les priva de la alegría y, por esto, de felicidad. Pues la alegría de la vida es la verdadera felicidad.

Que no les sorprenda esta palabra, «alegría». Uno podría preguntarse qué alegría puede haber en mi situación, en la oscuridad del confinamiento en prisión, cuando durante meses no ves a tu familia, tus amigos o tus colegas. Es la alegría que viene del hecho de que, al pasar por este juicio, me he vuelto más fuerte y no he perdido mi fe en la causa a la que he dedicado toda mi vida.

Acá encerrado, he conocido a muchas personas con quienes probablemente nunca me hubiera cruzado en mi vida común y corriente, personas con diferentes experiencias de vida, diferentes niveles de educación, y condenados por todos los artículos. Todos los días, debemos encontrar maneras de estar de acuerdo en cómo vivir juntos: cómo organizar tareas en la celda, ya sea ventilarla o no, dónde conseguir un refrigerador o un hervidor. En esencia, todo el tiempo tenemos pequeños referéndums y llegamos a acuerdos.

Lo que me ayuda mucho en prisión es que soy optimista: en cualquier situación, trato de encontrar algo bueno, y lucho por apoyar a otros. En esto, me siento identificado con la heroína de una novela, la huérfana Poliana. Su padre, era un ministro que le enseñó el «juego de la felicidad”, encontrar en todo algo bueno para alegrarse y buscar razones para el optimismo. A partir de ahí, ella enseñaba el juego a quienes la rodeaban. Esto no significa que se deben negar los problemas, sino que se deben buscar maneras de resolverlos y extraer experiencias útiles.

Traten de jugar el “juego de la felicidad”, si lo piensas, cada uno tiene solo el momento presente que estamos viviendo, y no hay otro tiempo en el que la vida sea este momento. Y no importa dónde estés en este momento: en casa o en el exilio, de vacaciones o trabajando, en un apartamento o atascado en el tráfico, en un centro de votación o en la celda de una prisión. Este preciso momento se debe vivir con alegría y un espíritu positivo. Solo existe el ahora, y por eso se llama “presente».

Entonces, para mí, el periodo de prisión ha sido, como persona y como abogado, muy fructífero. He recorrido a la creatividad: empecé a dibujar, a hacer manualidades y artesanías, escribir poesía. He mirado de nuevo a personas, relaciones y procesos.

He empezado a disfrutar más del propio flujo de vida, en el trabajo, en la creatividad, en la libertad intelectual. Una persona puede estar encerrada, pero el pensamiento no se puede encerrar, no se puede detener, no se puede arrebatar. No me pueden quitar mi recorrido, ni me pueden quitar lo que ha sido y lo que queda de mi mundo. Tal vez a alguien le parezca soso, pero sin leyes ni procedimientos claros y significativos, esta clase de sociedad que todos soñamos que es imposible. Pienso en esto constantemente, y estoy seguro de que no estoy solo. Lo que nos une es un sólido impulso de pensar, de reflexionar qué puede hacer mejor al mundo, y el deseo de aportar con nuestra pequeña contribución.

Pero pensemos en la alegría desde otro ángulo. ¿Se puede sentir verdadera alegría de la decepción, de la falsificación, del enjuiciamiento a una persona inocente? ¿Qué alegría puede haber en seguir este caso? Un caso que debió caerse en la etapa preliminar. Un caso que nadie quería abrir, que fue de una agencia a otra. Un caso que no ha avanzado sobre evidencias sino sobre presunciones y la ignorancia de las autoridades que investigan lo básico del derecho civil, administrativo y penal. Un caso que ha tenido ocho investigadores. Esta injusticia —el procesamiento a una persona inocente— es precisamente lo que quita la alegría a quienes están involucrados.

Pero no guardo rencor a nadie. La capacidad de perdonar y soltar lo malo, hasta en situaciones en las que te sientes incapaz de eso, hace del perdón un momento alegre de la vida.

Honorable tribunal:

Los investigadores han elaborado una situación única. Por primera vez en la historia de nuestro país, desean designar como escena de un delito al salón de la Comisión Electoral Central de Rusia, y declarar delincuente a alguien que habló ahí como experto.

Como abogado, no entiendo por qué estoy aquí, y por qué se me acusa en este caso. Y más importante, no entiendo por qué soy yo quien debe probar mi inocencia, en vez de que los investigadores prueben mi inocencia, como establece el artículo 49 de la Constitución de Rusia. Este caso no tiene la propia comisión de un delito. Pero estoy obligado a probar un hecho negativo: que el movimiento Golos no es una subdivisión estructural de la organización internacional Red Europea de Organizaciones de Supervisión Electoral (ENEMO), cuyas actividades han sido consideradas no deseables en Rusia; y demostrar que no organicé las actividades de la Red Europea de Organizaciones de Supervisión Electoral ni hablé en una mesa redonda en la Comisión Electoral Central.

Al final, fueron las autoridades estatales y los necios hechos que ayudaron a probar mi inocencia. Desde la primera respuesta oficial del Ministerio de Justicia de Rusia, se sigue que la Red Europea de Organizaciones de Supervisión Electoral no tiene subdivisiones estructurales en nuestro país. Desde la segunda respuesta del Ministerio de Justicia, está claro que las actividades del movimiento Golos nunca se declararon no deseables. Ni hubo decisiones judiciales ni otras que prohibieran o restringieran las actividades de Golos. Finalmente, el hecho de que la Red Europea de Organizaciones de Supervisión Electoral y Golos son dos organizaciones diferentes queda confirmado por las decisiones de autoridades estatales competentes, que las incluyeron en dos registros diferente: la Red Europea de Organizaciones de Supervisión Electoral está en la lista de organizaciones cuyas actividades fueron consideradas no deseables, y Golos está en el registro de los llamados “agentes extranjeros”.

Resulta que todo el proceso se basa en información infundada y no confiable dada por asalariados, sin valor probatorio, y la subsecuente fabricación de conclusiones que distorsionan el contenido de documentos presentados en el caso.

En este punto, debe tener efecto la garantía constitucional, el principio de que dudas irreconciliables con respecto a la culpabilidad de una persona debe interpretarse a favor del acusado, que inevitablemente debe llevar a una absolución. Resulta que hoy, esas sentencias son apenas el 0.26% de todo el país. Pero eso significa que son posibles, y que no siempre, en un juicio, la corte trabaja por asumir que la culpa es una conclusión inevitable.

¡Amigos!

Soy ciudadano de Rusia. Quiero a mi país, y tengo mis derechos y libertades constitucionales en la mayor estima. Agradezco sinceramente a nuestros antepasados por estos logros que tanto han costado. Ahora, los derechos y libertades pueden parecer un lugar común, pero se perciben muy diferente estando en prisión, y de qué manera tan dura se llega a entender que no basta ganarlas una vez, con sudor y sangre, se deben defender y sostener continuamente.

Es por eso que me alegra mucho trabajar en propuestas para asegurar derechos electorales bajo las condiciones de detención preliminar. Por ejemplo, ¿cómo puede un preso, en condiciones de aislamiento, firmar para apoyar la nominación de un candidato? ¿Cómo se puede hacer una donación a un fondo de campaña? ¿Cómo puede recibir material electoral de los candidatos? ¿Cómo se debe verificar la identidad de un recluso adecuadamente cuando recibe una cédula de votación? ¿Cómo se puede garantizar una votación extraterritorial? ¿Cómo se puede hacer una observación efectiva? Todo esto es críticamente importante porque una persona en detención preliminar conserva todos sus derechos de voto hasta la sentencia y el inicio de su condena. Esto se olvida con frecuencia. En estos meses de atenta observación y reflexión, he logrado encontrar muchas buenas soluciones.

No sé cuánto durará mi encarcelamiento, pero estoy seguro de que tarde o temprano quedaré libre y me reuniré con mis seres queridos y mis amigos. Y esa expectativa llena mi corazón de alegría. Estoy feliz de que, incluso en prisión, puedo hablar con mi madre por teléfono, intercambiar cartas con buenas personas, reunirme con mis abogados  y seguir haciendo el trabajo en el que creo.

Por supuesto, estoy muy preocupado por el destino del movimiento Golos, al que he dedicado 12 años de mi vida. No puedo saber qué le pasará cuando se dé la sentencia. Pero sé que, con el paso de los años, cientos de miles de personas educadas y honestas han pasado a ser observadores electorales. Esos miles de conciudadanos, mientras he estado tras las rejas, no han perdido el tiempo. Han continuado, con gran beneficio para nuestro país, defendiendo los derechos a votar y a dar seguimiento a las elecciones. En este tiempo, ha habido cerca de 9000 campañas electorales en todo Rusia. Es una experiencia única de organización ciudadana, un inspirador ejemplo de virtud cívica. Y me llena de alegría ser parte de esta comunidad.

Están quienes dudan si es posible tener elecciones honestas, que se preguntan si vale la pena participar. Son preguntas justas. En momentos de duda, no se debe olvidar que los seres humanos son imperfectos. y lo mismo pasa con las elecciones. En las elecciones, se nos revelan los defectos humanos contra los que luchamos toda nuestra vida. Cada uno, todos los días, elige entre bondad y crueldad, amor y odio, lealtad y traición, fuerza y debilidad, generosidad y codicia, verdad y falsedad, optimismo y apatía, humildad y orgullo, sinceridad e interés, alegría y desesperanza, compromiso e indiferencia.

Tomar las mejores decisiones —elevar el nivel de honestidad y sentido común— es nuestro camino. Las elecciones no se hacen honestas por sí solas. Las elecciones honestas las hacen personas. Personas felices. Observan. Participan. Se alegran más en la vida, elevan el nivel de honestidad y sentido común, gota a gota, paso a paso, día a día.

Gracias por escucharme con tanta paciencia. Al cerrar, quiero expresar desde el fondo de mi corazón mi gratitud a mi familia, mis defensores, mis colegas y las muchas personas generosas que me apoyan y no me permiten enfrentar la injusticia solo. Para mí, esto significa que lo que he hecho es necesario e importante para las personas, que no ha sido en vano.

¡Muchas gracias!

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